Italia cree en la moda global
Max Mara lleva m¨¢s de dos a?os celebrando su 60 aniversario con eventos en todo el mundo. El ¨²ltimo, en Tokio. All¨ª S?Moda ha hablado en exclusiva con Maria Giulia Prezioso Maramotti, tercera generaci¨®n de la familia.
Separar entre trabajo y vida privada, para m¨ª, es imposible. Max Mara es la historia de mi familia?, admite Maria Maria Giulia Prezioso Maramotti en una entrevista concedida en exclusiva a S?Moda, ¨²nico medio espa?ol invitado al desfile de la marca en la capital nipona. Sus palabras y sus gestos muestran una fuerza y un magnetismo poco habituales en una joven de 29 a?os que ha crecido en el seno de una las grandes dinast¨ªas de la moda italiana. Quiz¨¢ porque ella, a diferencia de otras socialit¨¦s, siempre prefiri¨® moverse entre libros de cuentas a ir de fiesta en fiesta. Tam...
Separar entre trabajo y vida privada, para m¨ª, es imposible. Max Mara es la historia de mi familia?, admite Maria Maria Giulia Prezioso Maramotti en una entrevista concedida en exclusiva a S?Moda, ¨²nico medio espa?ol invitado al desfile de la marca en la capital nipona. Sus palabras y sus gestos muestran una fuerza y un magnetismo poco habituales en una joven de 29 a?os que ha crecido en el seno de una las grandes dinast¨ªas de la moda italiana. Quiz¨¢ porque ella, a diferencia de otras socialit¨¦s, siempre prefiri¨® moverse entre libros de cuentas a ir de fiesta en fiesta. Tampoco quiso ser dise?adora. Con nueve a?os, en una redacci¨®n escolar, ya explic¨® que quer¨ªa estudiar Econom¨ªa para unirse a la empresa de sus padres.
Su familia hace hincapi¨¦ en el lema que instaur¨® su abuelo y que siguen reivindicando hoy como uno de los grandes valores de Max Mara, una firma que se construy¨® gracias al trabajo duro y a la idea de que sin esfuerzo no se consigue nada.
Es que es cierto; ?y m¨¢s en los tiempos que corren! Hoy, para tener ¨¦xito, uno tiene que dejarse la piel. Porque nadie regala nada. Mis primos y yo fuimos educados con esos principios. En Italia hay un dicho que dice: ?La primera generaci¨®n de una familia crea la riqueza, la segunda la mantiene y la tercera la destruye?. Pero con nosotros el refr¨¢n no se cumple. Mis padres y mis t¨ªos nunca nos habr¨ªan dado la oportunidad de formar parte de Max Mara si no hubi¨¦ramos afrontado los estudios con ¨¦xito o si no fu¨¦ramos responsables. Yo he empezado desde abajo, como vendedora en una de nuestras tiendas.
Es decir, que en contra de lo que se estila en muchas familias industriales poderosas en Italia, a usted no la sorprendieron con un Porsche en la puerta el d¨ªa que cumpli¨® 18 a?os.
Exacto, ?no pas¨®! Y no es que mis padres sean taca?os, pero s¨ª tienen un excelente sentido com¨²n. Claro que tuvimos un coche ¨Ccomo muchos otros j¨®venes¨C. Pero ?sabe una cosa? A mi familia no le gusta mucho aparentar. Ahora que vivo en Estados Unidos entiendo que esa manera de pensar formar parte de mi cultura europea, porque all¨ª es todo lo contrario.
Llama la atenci¨®n que su abuelo ¨Cquien fund¨® Max Mara¨C siempre se enorgulleci¨® de ser un simple hombre de negocios en el mundo de la moda y no un creador. Tras d¨¦cadas en las que el culto a los dise?adores de moda ha prevalecido en las firmas, incluso por encima de ellas, hoy su abuelo parece un visionario¡
S¨ª, de hecho, creo que se adelant¨® a su tiempo, m¨¢s que otra gente del sector en Italia. Por muchas razones. Fue un financiero que am¨® la moda y el producto. Sab¨ªa mucho acerca de tejidos, de prendas, de cortes; y no solo ten¨ªa esas aptitudes, sino que quer¨ªa que todos a su alrededor tuvieran ese tipo de conocimientos. Si me preguntas a m¨ª o a mi t¨ªo c¨®mo se monta una chaqueta, te lo podemos explicar, forma parte de nuestro ADN. Pero ¨¦l se preocup¨® por construir los cimientos de una gran empresa. Nadie en mi familia ha tenido la inquietud de dise?ar. Aunque s¨ª trabajamos con el departamento creativo. A m¨ª me encanta charlar con el equipo de dise?o. De hecho, creo que esa interacci¨®n es vital y que debe existir un feed back constante entre la parte m¨¢s dura del negocio y los dise?adores, para mantenerlos con un pie en el suelo y para encontrar el equilibrio perfecto. Esa es la clave de nuestro ¨¦xito.
Final del desfile celebrado en el estadio Ryogoku Kokugikan (Tokio) para conmemorar los 25 a?os de presencia de la firma en Jap¨®n.
Cortes¨ªa de Max Mara.
Y esa filosof¨ªa no ha cambiado a lo largo de todos estos a?os, como el hecho de que, desde sus comienzos, Max Mara nunca haya centrado su estrategia en el nombramiento de un director creativo.
Exacto; y sin embargo, estamos muy al d¨ªa de lo que viene, como cualquier firma de alta gama de moda; y yo personalmente much¨ªsimo. Max Mara siempre ha analizado las tendencias, y si hemos cre¨ªdo que alguna se ajusta a nuestra personalidad, entonces la hemos hecho nuestra, sin forzar nada solo porque se lleve. As¨ª hemos mantenido nuestro car¨¢cter a lo largo de los a?os: el saber hacer trajes, el corte impecable, los tejidos de alta calidad, los abrigos ¨²nicos y, sobre todo, el hecho de ser leales a nuestro consumidor, que busca todo esto en nosotros.
Pese a su juventud, su trayectoria ha sido intensa en el negocio familiar.?
Empec¨¦ como dependienta [en Verona], luego me mud¨¦ a Par¨ªs ¨Cdonde viv¨ª casi dos a?os¨C, y de ah¨ª me fui a Nueva York, donde ya llevo dos a?os como responsable de ventas para Am¨¦rica del Norte.
Con esta perspectiva, supongo que no puede ver la moda de otra forma que no sea como un fen¨®meno global.?
Efectivamente. Cada mercado tiene sus peculiaridades. Por ejemplo, en Am¨¦rica, las mujeres tienen obsesi¨®n con los trajes. Por eso, aunque hay trajes en todas nuestras colecciones, compramos m¨¢s para las tiendas estadounidenses. Pero eso es todo. No producimos nada espec¨ªficamente para ning¨²n mercado. Al fin y al cabo, las mujeres de todo el mundo quieren tener b¨¢sicamente lo mismo. Hoy el consumo es m¨¢s global que nunca. Y aunque el clima es diferente ¨Cseg¨²n la regi¨®n del planeta¨C, tampoco es un factor diferencial. Porque nuestra compradora viaja de un lado a otro. Hoy cuando inviertes enbuena?moda ¨Ccomo un abrigo de Max Mara o una gabardina de Burberry¨C, no lo compras porque lo vayas a utilizar ma?ana, lo quieres porque es una prenda que tiene un valor y la usar¨¢s cuando la necesites. La moda va por otros derroteros; las temporadas tampoco son tan importantes.
La modelo Egle Jezepcikaite.
Cortes¨ªa de Max Mara.
Hablando de moda, en la ¨²ltima?fashion week?de Mil¨¢n las marcas m¨¢s importantes de Italia (rivales hist¨®ricamente) formaron una alianza para reivindicar el liderazgo y la calidad de la moda?made in Italy.?
S¨ª, mi t¨ªo es miembro del comit¨¦ presidencial de la C¨¢mara Nacional de la Moda Italiana. Somos una de las industrias m¨¢s importantes del mundo. El valor del dise?o italiano es indiscutible. Para m¨ª, personalmente, fue muy gratificante ver a tantos emprendedores juntos, me sent¨ª muy orgullosa de mi pa¨ªs.
En los ¨²ltimos a?os hemos asistido a un ascenso y empoderamiento de grandes corporaciones como Kering o LVMH, ?cree que una compa?¨ªa independiente como Max Mara tiene ventajas sobre ellas?
Sin duda. En primer lugar, al ser una empresa familiar, no estamos en bolsa, ni tenemos que reportar a otro consejo que no sea el nuestro. En segundo lugar, todos (en la familia entera) estamos involucrados y compartimos la misma ¨¦tica; y eso es algo que est¨¢ sobre la mesa cuando trabajamos, as¨ª que no hay batallas internas. Y en tercer lugar, somos internacionales. Yo formo parte de la tercera generaci¨®n y hace cinco a?os que no vivo en Italia. Para m¨ª el mercado es el mundo. No hay fronteras, y creamos un lenguaje com¨²n para todos los pa¨ªses en los que estamos como marca.
Su juventud y esa concepci¨®n de su generaci¨®n acerca del mundo global hoy aportan riqueza a una firma que naci¨® en el siglo XX, con otra realidad.?
Para m¨ª, es la clave para sobrevivir en este negocio: tienes que entender las diferencias que cada cultura aporta, pero crear un lenguaje com¨²n. En este evento tenemos 10 oficinas de prensa de todo el mundo con sus invitados, pero todos trabajamos para comunicar los mismos valores de Max Mara.
Llevan 25 a?os en Jap¨®n, ?es una aniversario y una gran celebraci¨®n!?
Nuestra primera tienda en Ghinza [se inaugur¨® en 1995] significa mucho para nosotros. Junto con el desembarco en EE?UU, fueron los dos primeros mercados a los que salimos desde Europa, y los que nos forjaron como marca internacional.?
La modelo Eniko Mihalik, fotografiada por Mario Sorrenti, en la campa?a de oto?o-invierno 2009/2010.
Cortes¨ªa de Max Mara.
Mil¨¢n, Hong Kong, Mosc¨², Tokio¡ Viajar forma hoy parte de su trabajo; pero tambi¨¦n fue muy importante durante los a?os de formaci¨®n. ?He estado en Australia, despu¨¦s en Londres ¨Cdonde trabaj¨¦ un tiempo para el grupo financiero Credit Suisse¨C. De ah¨ª me fui a Par¨ªs, para poder conocer mejor el mercado franc¨¦s. Y tras una breve etapa en Espa?a, me he instalado en Estados Unidos?, enumera Maria Grazia.
De manera que, antes de vivir en Nueva York, pas¨® un tiempo en Barcelona, ?cierto? ?Seis meses! Amo esa ciudad.?
En la Ciudad Condal empec¨¦ a estudiar espa?ol; y me matricul¨¦ en Esade. Ahora vivo en Nueva York y ?me encanta! El trabajo es una parte importante de mi vida; y para m¨ª, estar en la Gran Manzana es un reto personal, una oportunidad para aprender m¨¢s sobre la marca y forjar mi experiencia como responsable de ventas. Tengo un t¨ªtulo en Finanzas, y estoy muy centrada en temas econ¨®micos, pero quiero tener una visi¨®n m¨¢s amplia.
Por eso est¨¢ encantada en Estados Unidos, donde mucha gente comparte esa filosof¨ªa?workaholic.?
?S¨ª! Pero tambi¨¦n me siento muy orgullosa de ser europea, porque tenemos una manera m¨¢s profunda de ver las cosas. Otra cosa graciosa que he descubierto es que para los estadounidenses el?e-mail?lo es todo. No hablan entre ellos si se pueden enviar un correo. Yo soy una persona de tel¨¦fono y los vuelvo locos.
Volviendo a Max Mara, aunque ustedes no han destacado por dar relevancia a sus dise?adores m¨¢s all¨¢ de la marca, s¨ª hay profesionales muy famosos que han trabajado para ustedes, como Karl Lagerfeld y Jean Charles de Castelbajac; pero hay un nombre de los 80, la dise?adora Anne Marie Beretta, que podr¨ªa haber sido clave en su estilo, ?fue as¨ª?
S¨ª, dej¨® una gran huella. Yo la recuerdo porque estuvo con nosotros hasta finales de los 90. De ni?a, cuando iba a la oficina, siempre la ve¨ªa ah¨ª dise?ando. Le debemos mucho. Ella interpret¨® el traje con maestr¨ªa, con un estilo un tanto masculino, pero siempre muy confortable. Creo que era muy moderna. Hace un par de a?os que hay una vuelta a esos valores: el buen tejido, la comodidad¡ Esa era la base para Beretta. El hecho de que fuera una mujer tambi¨¦n fue importante. Siempre hemos seleccionado a nuestros dise?adores de la misma manera. Miramos qui¨¦n est¨¢ en el mercado y escogemos a aquella persona que creemos que encaja con nuestra filosof¨ªa.
En el backstage, Laura Lusuardi, directora de Moda de Max Mara, analiza la colecci¨®n. Se uni¨® al grupo en 1964.
S Moda
?Hay alg¨²n dise?ador o marca que admire??
S¨ª. Me encanta Proenza Schouler. Y la ¨²ltima colecci¨®n de Prada fue maravillosa, creo que es una firma incre¨ªble, ?la manera en que Miucca interpreta a la mujer es tan contempor¨¢nea e interesante! Y tambi¨¦n me decanto por los creadores franceses; la?maison?Balenciaga, por ejemplo, o Givenchy. Hay algunas piezas de las colecciones que me divierten y que vestir¨ªa. ?Y tengo pasi¨®n por los zapatos!
?Cu¨¢ntos tiene??
Soy?shopaholic. Cuando salgo a comprar, ?no tengo l¨ªmite! Aunque las botas de Max Mara son las mejores [risas]; pero tendr¨¦ unos 100 que me acompa?an a todas las mudanzas que hago, lo confieso.
Otras pasiones confesables¡?
Navegar [tiene un velero]. Es mi manera de conectarme con la naturaleza y entronca con mi idea de no tener fronteras. No hay nada como navegar por el Mediterr¨¢neo. Hace un par de a?os en Menorca fue maravilloso, pero normalmente salgo al mar en Cerde?a. En un barco me siento realmente yo, descalza, con mis shorts cortados, con el pelo salvaje (probablemente sin champ¨² durante las dos semanas que dure la traves¨ªa) y saco ese lado m¨ªo indomable. Tambi¨¦n me gusta la cocina, ?soy italiana!
?Qu¨¦ hace para relajarse en Manhattan??
Soy deportista, me encanta la bici y, a veces, cojo el tren y me voy al norte del estado. Tambi¨¦n me gusta disfrutar de la ciudad; voy al cine y, como vivo en Chelsea, muchas veces me doy una vuelta por las galer¨ªas de arte y, por la noche, siempre hay un restaurante al que ir o invito a mis amigos, porque como he dicho antes, me gusta cocinar. Tengo un grupo reducido de amigas con las que he conectado. Todas hacemos cosas diferentes, una es decoradora, otra est¨¢ en el mundo de los negocios¡ Y a veces salimos por la noche, vamos a clubs.
Y cuando sale, ?puede evitar fijarse en c¨®mo va vestida la gente?
Absolutamente no. No puedo parar. Pero no pasa nada. Tengo un trabajo maravilloso, la moda, que me apasiona y forma parte de mi vida.
La modelo Maggie Rizer, fotografiada por Richard Avedon para la campa?a oto?o-invierno 1998/1999 de Max Mara.
Cortes¨ªa de Max Mara.