Karen Carpenter: la tr¨¢gica historia de la primera artista que puso en el mapa la anorexia
En estos d¨ªas la que fuera miembro del d¨²o The Carpenters habr¨ªa cumplido 71 a?os. Su vida estuvo profundamente marcada por la obsesi¨®n por estar siempre perfecta.
Justo cuando Charles Manson hizo trizas lo poco que quedaba del Verano del Amor, Karen Carpenter y su hermano Richard emergieron en una industria que poco ten¨ªa que ver con la escena dominantemente rockera de los a?os setenta. The Carpenters, tal como se llamaba el d¨²o, llegaron incluso a tocar en 1972 en la Casa Blanca tras aceptar una invitaci¨®n del presidente Richard Nixon. Musicalmente eran inofensivos, lo que los llev¨® a ser muy queridos por los medios de comunicaci¨®n m¨¢s conservadores. Triunfaron gracias a temas como (They Long to Be) Close to You,?We¡¯ve Only Just Begun...
Justo cuando Charles Manson hizo trizas lo poco que quedaba del Verano del Amor, Karen Carpenter y su hermano Richard emergieron en una industria que poco ten¨ªa que ver con la escena dominantemente rockera de los a?os setenta. The Carpenters, tal como se llamaba el d¨²o, llegaron incluso a tocar en 1972 en la Casa Blanca tras aceptar una invitaci¨®n del presidente Richard Nixon. Musicalmente eran inofensivos, lo que los llev¨® a ser muy queridos por los medios de comunicaci¨®n m¨¢s conservadores. Triunfaron gracias a temas como (They Long to Be) Close to You,?We¡¯ve Only Just Begun o Rainy Days and Mondays, aunque lo que por entonces pocos sab¨ªan a ciencia cierta es que Karen no solamente estaba luchando contra el fantasma de la fama, sino tambi¨¦n contra s¨ª misma.
En sus primeros a?os de carrera se escond¨ªa detr¨¢s de una bater¨ªa para cantar las canciones compuestas por su hermano. Eso s¨ª, pese a su aparente timidez, nadie pod¨ªa discutir que sobre el escenario se transformaba en una artista de una gran seguridad sobrada de carisma. Pero ese aplomo, en realidad, era inexistente fuera de los focos. Desde bien peque?a sinti¨® que su madre, Agnes, la ninguneaba. Richard era el favorito de la familia, quien se llevaba todos los elogios. Parad¨®jicamente, aun siendo admirada por millones de fans alrededor del mundo, nunca sinti¨® el cari?o y el amor verdadero de la persona que le dio la vida. Hasta sus ¨²ltimos d¨ªas aquello le marc¨® profundamente.
Aunque nunca destac¨® por tener unos kilos de m¨¢s, sus m¨¢s allegados cuentan que una vez se gradu¨® en el instituto empez¨® la dieta Stillman del agua (que se apoya en un consumo excesivo de esta, y por tanto elimina l¨ªquido y no grasa, por lo que los kilos se pueden recuperar f¨¢cilmente). Twiggy era el modelo est¨¦tico que seguir de la ¨¦poca y Karen, como muchas otras, quer¨ªa ganar unas dosis extras de autoestima. Sin embargo, en el verano de 1973, tras ver unas fotograf¨ªas de uno de sus conciertos en el Lago Tahoe, advirti¨® que se le ve¨ªa algo m¨¢s de la cuenta la barriga y, tras ello, no dud¨® en contratar a un entrenador personal y controlar de forma obsesiva todo lo que com¨ªa. El resultado fue que m¨¢s que adelgazar gan¨® masa muscular. Los m¨²sicos que la acompa?aron en sus maratonianas giras, asimismo, tambi¨¦n advirtieron que dejaba probar su comida a todos los que compart¨ªan su mesa y que ella apenas inger¨ªa nada. Sin dudarlo, despidi¨® a su personal trainer y tom¨® la decisi¨®n de llevar las riendas de su propia dieta. Perdi¨® 11 kilos en un abrir y cerrar de ojos.
En 1975 nadie pod¨ªa ignorar que hab¨ªa un grave problema. Con apenas 40 kilos, f¨ªsica y mentalmente estaba exhausta. En los conciertos que ofreci¨® en Las Vegas muchos seguidores pensaron que padec¨ªa alg¨²n tipo de c¨¢ncer, pero nada m¨¢s lejos de la realidad: a pesar de que pocos estaban familiarizados en aquel momento con los trastornos de las conductas alimentarias, verdaderamente Karen fue una de las primeras figuras p¨²blicas en padecer anorexia nerviosa. Durante una semana ingres¨® en el Hospital?Monte?Sina¨ª de Nueva York y, dada su debilidad, The Carpenters se vieron obligados a cancelar la gira europea de aquel mismo a?o. Aquello no fue m¨¢s que un parche porque, desde entonces, Karen nunca volver¨ªa a ser la misma de antes de convertirse en una estrella.
Aprovechando que su hermano se hallaba en un centro de desintoxicaci¨®n para erradicar su adicci¨®n a los sedantes en general, y al Quaalude en particular, Karen en 1979 se encerr¨® en un estudio para grabar su primer ¨¢lbum en solitario. El disco hom¨®nimo se alejaba sonoramente de lo que anteriormente hab¨ªa hecho con The Carpenters, por lo que su sello, A&M, decidi¨® no editarlo. De hecho, hasta 1996 permaneci¨® oculto. Aquel varapalo art¨ªstico, que por no contar ni cont¨® con la aprobaci¨®n del propio Richard, le hizo refugiarse en el amor. Despu¨¦s de varias relaciones espor¨¢dicas previas, en junio de 1980 conoci¨® a un hombre llamado Tom Burris, quien trabajaba en una inmobiliaria. Dos meses m¨¢s tarde, tan pronto como en agosto, se cas¨® con ¨¦l.
La boda no fue tan feliz como aparentaba de cara a la galer¨ªa. El mayor sue?o de Karen era formar su propia familia, pero dos d¨ªas antes de dar el ¡®s¨ª, quiero¡¯, Tom le confes¨® que se hab¨ªa sometido a una vasectom¨ªa. Desolada por el hecho de no poder tener descendencia, de inmediato llam¨® a Agnes para comunicarle que no iba a haber ninguna ceremonia. La respuesta de su madre ejemplifica la relaci¨®n que manten¨ªan: le dijo que no pod¨ªa cambiar de parecer porque las invitaciones ya hab¨ªan sido enviadas y hab¨ªa corrido con parte de los gastos.
La vida junto a Tom, como era de esperar, fue de todo menos pl¨¢cida. ?l no solamente se aprovech¨® de la cuenta bancaria de la artista, sino que adem¨¢s en m¨¢s de una ocasi¨®n lleg¨® a decirle que era ¡°un saco de huesos¡±. Escasas semanas antes de pedirle el divorcio, Karen, con solo 36 kilos, y su hermano llegaron en octubre de 1981 al aeropuerto londinense de Heathrow para promocionar el ¨¢lbum Made in America. En una entrevista televisada en la BBC, la periodista Sue Lawley le pregunt¨® acerca de los rumores de su anorexia. En el v¨ªdeo, que puede verse en YouTube, se aprecia claramente cu¨¢n inc¨®moda estaba Karen ante las preguntas. ¡°Realmente no creo que debamos estar hablando de la p¨¦rdida de peso. No estamos aqu¨ª para eso¡±, se apresur¨® a replicar Richard. Por mucho que lo intentaran ocultar, la realidad ya era m¨¢s que visible.
Algo menos de un a?o y medio despu¨¦s de ese momento, el 4 de febrero de 1983, Agnes encontr¨® el cad¨¢ver de Karen en el piso de arriba del domicilio familiar. Ten¨ªa 32 a?os y, seg¨²n la autopsia, falleci¨® de una insuficiencia card¨ªaca originada por su enfermedad. Tambi¨¦n se encontr¨® en su sangre restos de jarabe de ipecacuana, un medicamento que induce al v¨®mito en casos de sobredosis o envenenamiento. Cierto es que meses antes de su tr¨¢gico final estuvo bajo tratamiento con el doctor Steven Levenkron, un psicoterapeuta conocido por sus investigaciones sobre la anorexia nerviosa, y que hasta ingres¨® en el hospital Lenox Hill de Manhattan, donde subi¨® de peso y le invadi¨® la esperanza de ganar poco a poco su propia batalla. En aquellos ilusionantes d¨ªas su familia apenas estuvo en contacto con ella.