La apasionante historia de Rose Bertin, la costurera de Mar¨ªa Antonieta
La reina de Francia convirti¨® a Rose Bertin en su costurera oficial. Nada era demasiado extravagante ni exquisito para ella.
Poco tiempo despu¨¦s de su coronaci¨®n en 1774, Mar¨ªa Antonieta descubri¨® a una joven modista llamada Rose Bertin, reci¨¦n llegada a Par¨ªs, a la que contrat¨® como dise?adora personal. Durante casi dos d¨¦cadas, y con la colaboraci¨®n del peluquero L¨¦onard Auti¨¦, mademoiselle cre¨® atuendos, d¨ªa a d¨ªa m¨¢s exc¨¦ntricos, para la joven soberana, a la que siempre mov¨ªa el deseo expreso de ser la mujer m¨¢s bella y elegante de Francia. Hasta que la Revoluci¨®n y la precipitada muerte de la reina acabaron con la relaci¨®n.
La de Marie-Jeanne Bertin ¨Cquien cambi¨® su nombre de pila por el del...
Poco tiempo despu¨¦s de su coronaci¨®n en 1774, Mar¨ªa Antonieta descubri¨® a una joven modista llamada Rose Bertin, reci¨¦n llegada a Par¨ªs, a la que contrat¨® como dise?adora personal. Durante casi dos d¨¦cadas, y con la colaboraci¨®n del peluquero L¨¦onard Auti¨¦, mademoiselle cre¨® atuendos, d¨ªa a d¨ªa m¨¢s exc¨¦ntricos, para la joven soberana, a la que siempre mov¨ªa el deseo expreso de ser la mujer m¨¢s bella y elegante de Francia. Hasta que la Revoluci¨®n y la precipitada muerte de la reina acabaron con la relaci¨®n.
La de Marie-Jeanne Bertin ¨Cquien cambi¨® su nombre de pila por el delicado Rose¨C fue una carrera incre¨ªble, que la catapult¨® al universo de la alta costura y la convirti¨® en una dise?adora imprescindible entre la flor y nata de la sociedad parisina. Dicen los expertos que su vida solo es comparable a la de la legendaria Coco Chanel. Con 16 a?os, se traslad¨® a Par¨ªs para formarse en lo que le apasionaba: la moda. Las lecciones m¨¢s importantes las adquiri¨® como aprendiza en la boutique Au Trait Galant. Sin embargo, tuvieron que pasar algunos a?os hasta que, con 29, decidi¨® arriesgarse y abrir su propio taller.
Christian Dior Alta Costura o-i 2006
Giovanni Gionnani /WWD
No era m¨¢s que una tiendecita en la rue Saint-Honor¨¦ a la que le dio el nombre algo rimbombante de Au Grand Mogol (en espa?ol, el gran mogol). En ella ofrec¨ªa cofias, casquetes y bonetes, velos de gasa, pa?oletas de encaje y batista, guantes bordados, sedas y muselinas¡ todo lo que pod¨ªa volver loca a una mujer.
El poder de la reina.?La situaci¨®n cambi¨® de repente con la muerte del anciano rey y la coronaci¨®n de Luis XVI y Mar¨ªa Antonieta, quien ya hab¨ªa o¨ªdo hablar de Bertin. El encuentro entre la soberana, la costurera y los atrevidos gustos de ambas dio lugar a los dispares iconos de estilo que no solo determinar¨ªan durante a?os y en toda Europa la moda del rococ¨® tard¨ªo, sino que contribuyeron un tanto a liberar a la mujer de los preceptos del vestir de su tiempo.
Peinado coiffure ¨¤ la Belle-Poule (1778).
Cordon Press
?Qu¨¦ impon¨ªa el estilo? El cors¨¦ segu¨ªa siendo una de las prendas m¨¢s importantes de la ¨¦poca y un elemento fundamental del lujoso vestido de gala denominado?robe ¨¤ la fran?aise. Su estructura, un corselete con una base de acero y barbas de ballena, era responsable del popular (e inc¨®modo) talle de avispa femenino. Igualmente molesto pero imprescindible resultaba el tontillo, una pesada estructura que se afianzaba a la cadera y sobre la que ca¨ªan la falda y las magn¨ªficas colas. S¨ª qued¨® obsoleto el?criarde, un armaz¨®n de mimbre y tela encerada que se llevaba bajo las pesadas faldas de brocado. Diamantes, perlas, encajes, borlas, cintas, plumas: nada era entonces demasiado extravagante, ning¨²n material era excesivamente exquisito.
En la corte, los adornos para la cabeza se volvieron cada vez m¨¢s estrafalarios. A los peinados altos, cardados con a?adidos de pelo natural y crin y engalanados con joyas, plumas y cintas, no tardaron en seguirles los?poufs aux sentiments, surrealistas creaciones fieles a la realidad que se colocaban sobre la cabeza de las mujeres.
Anna Dello Russo asiste al ¡®Ballo in Maschera¡¯ en el Palazzo Pisani Moretta para celebrar la colecci¨®n Dolce&Gabbana Alta Moda
Cordon Press
Dos veces a la semana, la modista plebeya Rose Bertin acud¨ªa a un exclusivo?jour fixe?(d¨ªa de prueba) con la reina¡ y la corte se reconcom¨ªa de celos. As¨ª, en el plazo de pocos a?os, los gastos que se destinaban a vestimenta, joyas y lujos similares se dispararon. Mar¨ªa Antonieta se convirti¨® en una derrochadora y Rose Bertin se hizo de oro.
A todos les escandalizaba que, desde el inicio de su relaci¨®n,?mademoiselle?tuviera acceso pr¨¢cticamente libre a la soberana. Para colmo, la dise?adora mostraba abiertamente que no trabaja para ella, sino con ella. En los pasillos de Versalles la tildaban de arrogante, desp¨®tica e insolente. Pero la envidia y la rivalidad solo aumentaron su reputaci¨®n.
La puerta de Au Grand Mogol no tard¨® en colgar el letrero de ?Proveedora de la corte?. Pero lo que ser¨ªa ¨²nico por siempre jam¨¢s es el halagador honor que le confiri¨® Mar¨ªa Antonieta, de manera extraoficial, definiendo a la ?divina Bertin? como su?ministre des modes?(ministra de la moda).
Christian Dior Alta Costura o-i 2007
Cordon Press
Un cargo de renombre mundial pues, a pesar de que los precios aumentaron desmesuradamente y sus gustos eran motivo de controversia, comenzaron a lloverle encargos de Rusia, Suecia, Austria, Inglaterra¡ ?Que los productores franceses de lino, crep¨¦ y gasa solo pod¨ªan obtener sus tiros de un ancho normalizado? Bertin recurr¨ªa sin demora a Escocia para pedir medidas distintas, provocando el malestar entre los distribuidores franceses. Estos incluso llegaron a escribirle a su soberana con una petici¨®n: que?mademoiselle?volviera a comprar m¨¢s g¨¦nero nacional.
Y lleg¨® la sencillez.?La dise?adora no se dejaba presionar. Estaba segura de contar con el respaldo real. Sobre todo, desde que Mar¨ªa Antonieta se retiraba cada vez con mayor frecuencia a su Peque?o Trian¨®n, un palacete privado en Versalles donde llevaba una sencilla vida rural que, por supuesto, requer¨ªa vestidos nuevos. Fue cuando Rose Bertin cre¨® la moda?¨¤ la Trianon: en lugar de pesados brocados, vaporosa muselina; en vez de ce?idas ballenas y tontillos, cintas flojas y pa?oletas; y los peinados pomposos se cambiaron por juveniles bucles y sinuosos sombreros de paja?¨¤ la Gainsborough. Todo en delicados tonos pastel, azul celeste, rosa empolvado y?cheveu de la reine, un dorado suave que se supone reflejaba el color del cabello de la soberana, reemplazando las oscuras tonalidades del Antiguo R¨¦gimen.
Christian Lacroix Alta Costura o-i 2008
Giovanni Gionnani /WWD
En la primavera de 1789, despu¨¦s de adquirir dos palacios en la ciudad, la ambiciosa empresaria dio otro impulso a sus negocios instalando Au Grand Mogol, con su sal¨®n de moda ampliado y sus 30 empleados, en la rue de Richelieu. Poco parec¨ªan interesarle a ella los levantamientos en las calles de Par¨ªs, como tampoco despert¨® su inter¨¦s la toma de la Bastilla el 14 de julio. Pero los acontecimientos se precipitaron: en octubre, la familia real fue obligada a trasladarse de Versalles a Par¨ªs. Los primeros nobles abandonaron el pa¨ªs. Y si en 1789 Rose Bertin se embols¨® 46.088 libras, tres a?os despu¨¦s la cantidad ser¨ªa tan solo de 17.120 libras. Aun as¨ª, incluso cuando la reina fue arrestada tras un intento fallido de huida, esta sigui¨® recibiendo env¨ªos y visitas de la que ya se hab¨ªa convertido en su confidente. Sin embargo, en febrero de 1793,?mademoisellehizo los ba¨²les para poner rumbo al exilio. Porque, aunque los revolucionarios no le expropiaron Au Grand Mogol, hac¨ªa tiempo que ten¨ªan puesta la mira en la millonaria Bertin, quien acab¨® reuni¨¦ndose finalmente con buena parte de su antigua clientela en Londres, donde continu¨® trabajando de manera m¨¢s modesta.
Ocho meses despu¨¦s, Mar¨ªa Antonieta fue decapitada en Par¨ªs. Para su ejecuci¨®n, la reina del estilo luci¨® un sencillo vestido blanco, una cofia de lino, medias negras y zapatos de seda color ciruela. Su modista regres¨® en 1795 a la patria, donde un sobrino hab¨ªa mantenido a flote los talleres. Pero ella, con 48 a?os, no termin¨® de encajar en el nuevo mundo. En 1813, ya a los 66 a?os, mor¨ªa en su mansi¨®n. En 1814, cuando Luis XVIII (cu?ado de Mar¨ªa Antonieta) se hizo cargo de la regencia, dicen que la familia real mand¨® llamar en el acto a la ?ministra de la moda? y que, al saber de su fallecimiento, llor¨® la p¨¦rdida de la ?divina Bertin?.
Christian Lacroix Alta Costura o-i 2006
Giovanni Gionnani /WWD
Con sombrero y velo de seda, cinco a?os antes de su ejecuci¨®n.
Cordon Press