La batalla del termostato: ?est¨¢ el aire acondicionado hecho a la medida de los hombres?
La temperatura en el lugar de trabajo no es un asunto banal, ya que puede influir en la productividad, seg¨²n apunta un reciente estudio. Adem¨¢s, en plena emergencia clim¨¢tica cada vez parece m¨¢s absurdo eso de tener sensaci¨®n de fr¨ªo en pleno agosto.
Una de las pocas ventajas de ser freelance o aut¨®nomo y trabajar desde casa, es que uno elige la temperatura de la habitaci¨®n en la que se encuentra y puede abrir y cerrar la ventana a su antojo o encender y apagar el aire acondicionado a voluntad. Mis a?os en redacciones los recuerdo con un excesivo calor en invierno, que empezaba a ser molesto despu¨¦s de comer y que te dejaba la cabeza abotargada hasta que una sal¨ªa a la calle y el aire fresco la despejaba. En verano, sin embargo, llegaba Invernalia y el aire acondicionado convert¨ªa la sala en una estepa siberiana, donde las redacto...
Una de las pocas ventajas de ser freelance o aut¨®nomo y trabajar desde casa, es que uno elige la temperatura de la habitaci¨®n en la que se encuentra y puede abrir y cerrar la ventana a su antojo o encender y apagar el aire acondicionado a voluntad. Mis a?os en redacciones los recuerdo con un excesivo calor en invierno, que empezaba a ser molesto despu¨¦s de comer y que te dejaba la cabeza abotargada hasta que una sal¨ªa a la calle y el aire fresco la despejaba. En verano, sin embargo, llegaba Invernalia y el aire acondicionado convert¨ªa la sala en una estepa siberiana, donde las redactoras deambul¨¢bamos con jers¨¦is, pa?uelos al cuello y calcetines, que a veces nos pon¨ªamos debajo de las sandalias o las flip-flops. Aquello se asemejaba m¨¢s a un campo de refugiados en Serbia que a la redacci¨®n de una revista de moda. Sin embargo, parec¨ªa imposible alcanzar una climatizaci¨®n confortable y con sentido com¨²n, donde no se pasara fr¨ªo en verano y calor en invierno.
En la ¨¦poca estival las oficinas registran lo que ya se conoce como la ¡®batalla del termostato¡¯. Pero las temperaturas, generalmente fr¨ªas (debido al abuso del aire acondicionado), de los lugares de trabajo pueden afectar a la productividad femenina, seg¨²n apunta un estudio reciente, publicado el pasado mayo en la revista Plus One, y del que hac¨ªa eco un art¨ªculo de The New York Times.
En el experimento participaron 543 estudiantes de Berl¨ªn, a los que se les someti¨® a diferentes test durante una hora. Los resultados revelaron que los hombres obten¨ªan mejores notas que las mujeres en matem¨¢ticas y lengua, cuando las pruebas se hac¨ªan en una habitaci¨®n fr¨ªa; pero si ¨¦sta se calentaba, las chicas empezaban a mejorar hasta igualar a sus colegas varones con los n¨²meros y superarlos en los ejercicios de lenguaje. Los investigadores tambi¨¦n se dieron cuenta de que esta mejora de las performances femeninas no solo se deb¨ªa a que hac¨ªan mejor sus problemas, sino a que hac¨ªan m¨¢s en el mismo tiempo. Siempre y cuando la sala estuviera caldeada.
El concepto de ¡®temperatura agradable¡¯ varia dependiendo de cada individuo, de su estado de ¨¢nimo, de sus condiciones f¨ªsicas, de su edad, de su ¨ªndice de masa corporal y del momento vital por el que est¨¦ pasando. A¨²n as¨ª, con todas estas variables, puede afirmarse que la mayor parte de las mujeres son m¨¢s frioleras que los hombres. Seg¨²n Ricardo G¨®mez Huelgas, m¨¦dico internista y presidente de la SEMI (Sociedad Espa?ola de Medicina Interna), ¡°esta idea tiene una base fisiol¨®gica real, y es que las mujeres tienen el metabolismo basal m¨¢s lento que el de los hombres. Producen menos energ¨ªa y para mantener la temperatura interna necesaria (37 ?C) deben cerrar los capilares (vasoconstricci¨®n), lo que deriva en tener las manos y los pies m¨¢s fr¨ªos. El cuerpo femenino tiene menos masa muscular y m¨¢s porcentaje de grasa, aunque est¨¢ muy repartida por todo el cuerpo. Las hormonas tambi¨¦n pueden influir en la sensaci¨®n de fr¨ªo-calor y el hipot¨¢lamo, una regi¨®n del cerebro que regula la temperatura. Se puede decir que las mujeres tienen un sistema termoregulatorio m¨¢s eficiente que el de los varones. Son organismos de bajo consumo porque, aunque producen menos calor, lo conservan mejor y la sensaci¨®n de fr¨ªo que se despierta m¨¢s f¨¢cilmente, contribuye a ello, a abrigarse para no perder energ¨ªa¡±.
La ecuaci¨®n para la temperatura ideal
?En el a?o 2015, la revista Nature public¨® otro estudio al respecto titulado Energy consumption in buildings and female demand (El consumo de energ¨ªa en los edificios y la demanda femenina). El trabajo dejaba patente que la ecuaci¨®n por la que muchos edificios de Europa y EEUU se reg¨ªan para alcanzar la ¡®temperatura ¨®ptima¡¯ databa de un modelo desarrollado en los a?os 60 (Fanger¡¯s Thermal Comfort Equation). Este sistema ten¨ªa en cuenta diferentes variables como la temperatura y velocidad del aire, la humedad atmosf¨¦rica y el metabolismo humano (cu¨¢nto tardamos en generar calor). Solo que el prototipo para esta ¨²ltima estimaci¨®n era un var¨®n de 40 a?os y 70 kilos de peso.
¡°En muchos edificios hay un despilfarro de energ¨ªa (aire acondicionado) porque la temperatura est¨¢ndar se ha fijado pensando en el metabolismo masculino¡±, afirmaba Boris Kingma, coautor del estudio y biof¨ªsico del Maastricht University Medical Center, en Holanda. ¡°Si se tuviera m¨¢s en cuenta la demanda termal de todas las personas que est¨¢n dentro, se podr¨ªa cambiar este modelo y gastar menos energ¨ªa, lo que supondr¨ªa menos emisiones de di¨®xido de carbono¡±.
Arcadio Garc¨ªa, secretario t¨¦cnico de la Asociaci¨®n T¨¦cnica Espa?ola de Climatizaci¨®n y Refrigeraci¨®n (ATECYR), se?ala que ¡°ese modelo est¨¢ ya obsoleto y la mayor¨ªa de las empresas se rigen ahora por otros par¨¢metros de seguridad y bienestar, donde se contemplan los metabolismos masculinos y femeninos de edades comprendidas entre los 25 y los 55 a?os. Esto lo recoge el Reglamento de Instalaciones T¨¦rmicas en los Edificios (RITE), que se aprob¨® en 2007 y se modific¨® en el 2013. Esta normativa obliga a cumplir una serie de protocolos destinados a que la gente que comparte un mismo lugar de trabajo o espacio p¨²blico se sienta lo m¨¢s confortable posible. Hay dispuestas tambi¨¦n unas distancias entre los aparatos de aire acondicionado y las personas, para evitar el hecho de que a alguien le caiga encima un chorro de aire fr¨ªo constantemente, y unas regulaciones para su correcto mantenimiento y limpieza. La tecnolog¨ªa en sistemas de climatizaci¨®n ha avanzado mucho en los ¨²ltimos 30-40 a?os. Si se cumplen las normas y se dise?an y se utilizan adecuadamente estos sistemas no deber¨ªa haber ning¨²n problema. El reto ahora en esta industria va m¨¢s por el camino de ahorrar energ¨ªa y ser cada vez m¨¢s ecol¨®gica, porque el confort y el hecho de obtener la temperatura ideal ya se ha conseguido. Otra cosa es que la gente siga con aparatos obsoletos o que no haga un uso adecuado de ellos¡±, afirma este t¨¦cnico.
Desgraciadamente, el mundo feliz de la climatizaci¨®n, que ya es posible tecnol¨®gicamente, no ha llegado todav¨ªa a muchas empresas o transportes p¨²blicos. ?Alguien se atreve a ir al cine en verano sin una chaqueta (a veces har¨ªa falta una manta)? ?Qui¨¦n no ha vuelto tras un vuelo largo con un catarro debido a un exceso de aire acondicionado en la cabina, y cu¨¢ndo ha pedido que lo bajaran le han contestado que no se puede regular?, ?por qu¨¦ en verano la gente que va en autob¨²s rechaza el asiento junto a la ventanilla y prefiere el de pasillo, no ser¨¢ porque en el primero el chorro de aire fr¨ªo le cae justo en la yugular?, ?no es cierto que la mayor¨ªa de las mujeres guardan en verano, en su puesto de trabajo, una chaqueta (y m¨¢s cosas) para protegerse del fr¨ªo?
El doctor G¨®mez Huelga reconoce que ¡°muchos catarros o afecciones de las v¨ªas respiratorias que se cogen en verano responden a las bajas temperaturas de algunas oficinas o lugares p¨²blicos, donde se abusa del aire acondicionado. El exceso de fr¨ªo puede producir tambi¨¦n contracturas musculares o cefaleas. Sin contar con que, si no se limpian adecuadamente estos aparatos, pueden acumular virus y bacterias como la legionella¡±. La sensaci¨®n de fr¨ªo continuada aumenta el apetito, ya que el cuerpo pierde calor¨ªas y necesita reponerlas¡± afirma este m¨¦dico internista.
Pasar calor tampoco es aconsejable y, adem¨¢s de convertir al trabajo en una tarea tit¨¢nica, seg¨²n G¨®mez Huelga, ¡°se pierde agilidad mental y, en ambientes muy secos, las mucosas nasales y los ojos pueden resecarse en exceso¡±.
Ir al trabajo en agosto, con traje y corbata
El uniforme masculino para ir al trabajo, requerido en muchas empresas (especialmente si el cargo es importante), puede ser otra de las causas por las que la temperatura en verano, en la oficina, es siempre tirando a fr¨ªa. Trabajar en una sucursal de banco en Sevilla, en agosto, con traje y corbata, solo es soportable con grandes dosis de aire acondicionado en vena. ?No ser¨ªa m¨¢s l¨®gico y beneficioso para el medioambiente que invent¨¢ramos un dress code laboral m¨¢s a tono con la meteorolog¨ªa y la emergencia clim¨¢tica?
Seg¨²n Pedro Mansilla Viedma, soci¨®logo, periodista y experto en moda, que imparte clases en el Centro Superior de Dise?o y Moda de Madrid, adem¨¢s de en otros lugares, ¡°eso ya est¨¢ inventado y regulado. En invierno se lleva un traje de lana y en verano de algod¨®n, lino o seda. La sastrer¨ªa inglesa ya invent¨® f¨®rmulas para seguir siendo elegante a temperaturas t¨®rridas. Sin contar con que en la mayor¨ªa de los trabajos se puede ir con camisa de manga corta y sin corbata¡±.
Sin embargo, todav¨ªa est¨¢ lejos el d¨ªa en que veamos a altos ejecutivos en camiseta, porque la moda sirve para algo m¨¢s que para tapar la desnudez. ¡°Adem¨¢s de refugio contra la adversidad clim¨¢tica, la vestimenta ha servido como instrumento de pudor o de conquista sexual (para acentuar los encantos) y, sobre todo, para demostrar nuestro estatus de forma casi pornogr¨¢fica¡±, apunta Mansilla, ¡°despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial nos vestimos como lo que somos o queremos ser, y la ropa se asocia a la profesi¨®n. No se viste igual un artista que un banquero¡±.
¡°Hay un componente irracional en la moda y la marca es la forma m¨¢s obvia de demostrar al mundo que somos exquisitos. Si no, no comprar¨ªamos un Rolex, o llevar¨ªamos uno falso que cuesta 30.000 euros menos¡±, contin¨²a Mansilla, ¡°por eso muchos restaurantes exigen que se entre con corbata, para asegurar que su clientela tiene un cierto nivel. En Teor¨ªa de la clase ociosa, Thorstein Veblen observa las reglas tan estructuradas que las sociedades de finales del siglo XIX ten¨ªan para distinguir a las clases altas del resto. Como por ejemplo, ir de blanco impecable en verano, lo que a veces entra?aba poder cambiarse hasta 2 y 3 veces al d¨ªa. O los cuellos blancos y dem¨¢s detalles, que diferenciaban a los que ten¨ªan que ganarse el pan con el sudor de su frente y los que no. Todo en aras de saberse reconocidos por aquellos que son de su clase¡±, concluye este experto en moda.
La asociaci¨®n de lo elegante, lo cool, al fr¨ªo es cada vez m¨¢s patente en zonas vip, reservados o clase business de los aviones, donde el termostato del aire acondicionado se baja como sin¨®nimo de glamour y exclusividad. Idea probablemente extra¨ªda de un clasismo geogr¨¢fico, donde los pa¨ªses ricos est¨¢n al norte y los pobres al sur. Sudar es el pecado del nuevo milenio y hay, incluso, operaciones que te extraen las gl¨¢ndulas sudor¨ªparas para acabar de forma tajante y definitiva con la hiperhidrosis, o sudoraci¨®n excesiva. El sudor siempre ha tenido una connotaci¨®n sexual y el fr¨ªo ha sido su ant¨ªdoto m¨¢s puritano.