La moda se une en favor de un uso sensato
De H&M al grupo de lujo Kering. La industria avanza ante la urgencia de cambiar a un modelo de producci¨®n (y consumo) circular.
Solo el 1% de la ropa se recicla. La cifra es desoladora y frustrante. ??Qu¨¦ estamos haciendo??, se preguntaba Stella McCartney en abril en una entrevista en The Guardian. Cuando apenas unos meses despu¨¦s, en julio, Burberry hizo p¨²blico en su informe anual que hab¨ªa quemado el equivalente a 32 millones de euros en excedentes de temporada para ?proteger su marca?, la indignaci¨®n incendi¨® las redes. Ni activistas ni consumidores est¨¢n dispuestos a tolerar este tipo de pol¨ªticas que, en el clima de emergencia ambiental actual, resultan a todas luces irresponsables e irrespetuosas. El modelo socioecon¨®mico est¨¢ en crisis. ?Vivimos en un sistema lineal: fabricamos, consumimos y desechamos. Necesitamos aprender a respetar los recursos que nos rodean, incluidos aquellos productos susceptibles de convertirse en residuo?, explica Paul Dietzsch, m¨¢nager de la planta de reciclaje de I:CO en Wolfen, antigua RDA, a dos horas de Berl¨ªn.
?Revertir la situaci¨®n es posible, pero requiere el compromiso de toda la industria: marcas, proveedores, agentes de la cadena de producci¨®n y, por supuesto, consumidores. Nuestra responsabilidad es darles las herramientas para que puedan tomar decisiones sensatas?, se?ala Cecilia Br?nnster, gerente de sostenibilidad de H&M. Pese a los casos de ?lavado de imagen verde? ¨Cde firmas que lanzan l¨ªneas org¨¢nicas y, sin embargo, no aplican una pol¨ªtica ¨¦tica global¨C, la campa?a Make Fashion Circular, que present¨® la Fundaci¨®n Ellen MacArthur en la Cumbre de la Moda de Copenhague de 2017, demuestra el firme compromiso de todos los segmentos del sector. Del bajo coste al lujo. ?Trabajamos much¨ªsimo con Inditex. Tambi¨¦n con Stella McCartney, Kering, C&A¡ En sostenibilidad no hay competidores?, dice Br?nnsten.
En 2013, el gigante sueco lanz¨® la primera iniciativa de recogida de ropa usada. Desde entonces, la empresa ha recuperado m¨¢s de 40.000 toneladas de textiles. El objetivo es aumentar cada a?o la cantidad hasta alcanzar un total de 25.000 toneladas al a?o en 2020. En instalaciones como la planta de Wolfen, se decide cu¨¢l es el uso m¨¢s eficiente para cada pieza. Las prendas que a¨²n puedan llevarse, se vender¨¢n como art¨ªculos de segunda mano; los textiles que no puedan ser reutilizados, tendr¨¢n una segunda vida como fibras textiles o compuestos aislantes.
Ver la ropa como un recurso y no como un residuo exige un cambio de mentalidad. ?Reciclar es la ¨²ltima opci¨®n?. De ah¨ª la importancia de educar con campa?as como Take Care, que promueven un mejor uso del guardarropa: ?Remendar en lugar de tirar, limpiar las zapatillas viejas en lugar de comprar un par nuevo?, enumera Br?nnsten. El lema es reutilizar. Un concepto que es la base de la filosof¨ªa del Instituto de Innovaci¨®n de Productos Cradle to Cradle, en favor de una nueva revoluci¨®n industrial que, a diferencia de la anterior, tenga un efecto positivo en el planeta. En palabras de Ellen MacArthur, l¨ªder de pensamiento global sobre econom¨ªa circular, ?en lugar de intentar minimizar el impacto negativo, debemos implantar un nuevo modelo positivo?.
Desbancar al poder establecido ha sido el prop¨®sito de Vivienne Westwood (77 a?os). Esta visionaria inglesa lleva d¨¦cadas alertando sobre la necesidad de frenar el hiperconsumo capitalista: ?Compra menos, elige mejor y haz que duren m¨¢s? nuestras prendas. Cuando a finales de los ochenta, otra inglesa, Katharine Hamnett decidi¨® romper contratos y hacer campa?a por el algod¨®n org¨¢nico, nadie la sigui¨®. Su firma pas¨® de facturar millones a la banca rota. ?Qu¨¦ ha ocurrido? ?Hemos entendido que muchos de los problemas del cambio clim¨¢tico est¨¢n directamente relacionados con los mecanismos de la econom¨ªa lineal?, reconoce. Pero no es la ¨²nica raz¨®n: ?Las pautas de consumo son otras. Las nuevas generaciones valoran la ¨¦tica de una etiqueta a la hora de comprar?. Donar, vender, reparar o alquilar son las salidas m¨¢s populares entre los mil¨¦nicos.
En un futuro cercano solo las empresas que sean sostenibles seguir¨¢n creciendo. ?Es una inversi¨®n a largo plazo; el coste ser¨¢ muy alto para los que no se suban al carro. B¨¢sicamente, dejar¨¢n de ser relevantes?. Todas las miradas est¨¢n puestas en la moda r¨¢pida. La producci¨®n mundial se ha duplicado en los ¨²ltimos 15 a?os y se estima que el 60% de la ropa termina en un vertedero o incineradora en su primer a?o de vida. ?Tenemos la responsabilidad de promover el cambio?, cree Br?nnsten. ?Hemos demostrado que es posible fabricar ropa ¨¦tica de calidad a precios asequibles. Ahora queremos liderar la transformaci¨®n del sistema?. Su compromiso: utilizar materiales 100% de origen sostenible o reciclados en 2030. Un objetivo que es una advertencia para sus proveedores. Pero con la tecnolog¨ªa actual, no todo es reciclable. ?Debemos invertir en innovaci¨®n?. Algo a priori tan sencillo como identificar la composici¨®n de una prenda no siempre es f¨¢cil. ?A veces la informaci¨®n de la etiqueta no es real?, denuncian en I:CO .
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