La ¡®peque?a¡¯ alta costura
Cada temporada, la federaci¨®n de la moda parisina invita a dise?adores debutantes a subirse a esta exclusiva pasarela para que demuestren su val¨ªa y asegurar que exista un relevo generacional. Visitamos a cuatro miembros de esta nueva cantera.
La escena se desarrolla en un min¨²sculo showroom del alto Marais, all¨ª donde las tiendas de moda desaparecen, los restaurantes de tendencia se extinguen y las hordas de turistas nunca se aventuran. Rad Hourani, c¨¢mara en mano, da instrucciones a su modelo. ??Perfil derecho! ?Y ahora el izquierdo!?, le ordena con br¨ªo, mientras memoriza cada uno de los vestidos con su aparato. A su lado, su asistente se rompe la cabeza ante una reproducci¨®n a peque?a escala de la sala donde, en menos de 24 horas, debutar¨¢ como dise?ador de alta costura. Peque?os adhesivos circulares de color amarillo...
La escena se desarrolla en un min¨²sculo showroom del alto Marais, all¨ª donde las tiendas de moda desaparecen, los restaurantes de tendencia se extinguen y las hordas de turistas nunca se aventuran. Rad Hourani, c¨¢mara en mano, da instrucciones a su modelo. ??Perfil derecho! ?Y ahora el izquierdo!?, le ordena con br¨ªo, mientras memoriza cada uno de los vestidos con su aparato. A su lado, su asistente se rompe la cabeza ante una reproducci¨®n a peque?a escala de la sala donde, en menos de 24 horas, debutar¨¢ como dise?ador de alta costura. Peque?os adhesivos circulares de color amarillo con los nombres de los invitados se multiplican en todos los rincones del plano. ?Tenemos 950 peticiones, pero solo hay sitio para 100??, dice Hourani, llev¨¢ndose las manos a la cabeza.
Al fondo de la estancia, escu¨¢lidos modelos de ambos sexos ¨Ce id¨¦ntica androginia¨C entran y salen prob¨¢ndose la ropa y los zapatos que lucir¨¢n la ma?ana siguiente. El dise?ador ha colgado en un cartel las instrucciones que sus maniqu¨ªs andantes tendr¨¢n que seguir: ?No balancees los brazos. No cruces las piernas. Camina al ritmo de la m¨²sica. Nunca te detengas?. A estos ensayos generales, en los que se dan los ¨²ltimos ajustes, se les llama fittings en el argot profesional. Y este, a pocas horas de su estreno, ha empezado tarde. ?Estoy agobiado y, encima, medio enfermo. Pero s¨¦ que todo acabar¨¢ saliendo bien?, conf¨ªa Hourani, como si se intentara convencer a s¨ª mismo. No va mal encaminado: el desfile del d¨ªa siguiente lo confirmar¨¢ como una de las revelaciones de la temporada.
Alexis Mabile en el fitting previo al desfile, en su atelier, junto a la Bastilla.
Jorge Monedero
Hourani naci¨® en Jordania hace 30 a?os, creci¨® en Montreal, evolucion¨® en la moda de forma autodidacta y se instal¨® en Par¨ªs en 2007, donde fund¨® una marca de?pr¨ºt-¨¤-porter?vanguardista que no deja indiferente a casi nadie. El dise?ador, que se define como ?un agn¨®stico del g¨¦nero?, propone un vestuario austero y monocromo, en alg¨²n punto entre las prendas asexuadas de la escuela belga de los 90 y el uniforme de una recepcionista de consulta m¨¦dica all¨¢ por 2083. Toda su ropa es unisex y ya est¨¢ presente en un centenar de tiendas de 30 pa¨ªses. As¨ª que no tendr¨ªa que tardar en consolidarse.
El pasado oto?o, Hourani se convirti¨® en uno de los modistos invitados por la c¨¢mara sindical de la alta costura francesa, que dos veces al a?o escoge a un reducido n¨²mero de dise?adores para que exhiban sus colecciones dentro del programa oficial de la semana de la moda. ?Los creadores elegidos se aseguran una visibilidad internacional extremadamente beneficiosa para su marca y consiguen pulsar el acelerador de sus carreras. ?Que qu¨¦ gana el sindicato apoyando a los j¨®venes? Pues asegurarse el relevo, que no es poca cosa?, responde el veterano presidente de la federaci¨®n francesa de la moda, Didier Grumbach. ?Un organismo que no se renueva est¨¢ muerto. Necesitamos que la sangre joven siga circulando por la alta costura si queremos continuar en plena forma?. Esta cantera tiene antecedentes ilustres. Grumbach recuerda que as¨ª empezaron Thierry Mugler, primer invitado en 1992, y Jean-Paul Gaultier, que triunf¨® con su colecci¨®n en 1997. M¨¢s recientemente, el estatus de ?creador invitado? permiti¨® revelar a Felipe Oliveira Baptista o Anne-Val¨¦rie Hash, entre otros nombres de primera fila, adem¨¢s de figuras ascendentes como Alexandre Vauthier y Bouchra Jarrar, que cada vez hacen m¨¢s ruido en la escena francesa e internacional.
La dise?adora Demulder Ferrant da los ¨²ltimos retoques a su pieza estrella: una americana de neopreno estampado.
Jorge Monedero
Cada uno de los candidatos a desfilar como miembro invitado debe conseguir el apoyo de una de las 19 marcas asociadas a la c¨¢mara sindical. Un respaldo supuestamente confidencial, aunque no es dif¨ªcil que trascienda. ?A m¨ª me apadrin¨® Sidney Toledano, director general de Dior Couture?, confiesa Hourani. ?Es un proceso complejo, parecido a lo que ser¨ªan unas elecciones. Si no cuentas con un padrino que crea en ti, no tienes mucho que hacer?. Conseguido el apadrinamiento, se anima a cada aspirante a presentar una propuesta visual y una carta de motivaci¨®n ante el consejo de direcci¨®n. Tras la presentaci¨®n, los delegados votan a puerta cerrada si el postulante merece una oportunidad. Si obtiene mayor¨ªa, quedar¨¢ incluido en el programa oficial. Si no, tendr¨¢ la posibilidad de volver a intentarlo de nuevo. ?Ser elegido es muy complicado. Lo habitual es que les digamos que no. Hay que demostrar ser enormemente creativo y a la vez ajustarse a los imperativos de la costura, a unos m¨ªnimos de calidad y savoir faire?, reconoce Grumbach. ?De las 10 o 15 peticiones que solemos recibir cada temporada, aceptamos una o ninguna. Pero hay excepciones, como este a?o, que lo han conseguido cuatro a la vez?.
No todos los invitados son perfectos desconocidos, ni tampoco debutantes imberbes sin ninguna trayectoria a sus espaldas. Por ejemplo, otro de los nombres escogidos en la presentaci¨®n de la alta costura para la primavera-verano 2013 ha sido el de Herv¨¦ L. Leroux, antiguo responsable de la marca Herv¨¦ L¨¦ger, quien ha protagonizado un regreso por la puerta grande con una docena de virtuosos vestidos que, en los d¨ªas previos a su desfile, despertaron admiraci¨®n en los escaparates de Colette. Tambi¨¦n es el caso de Beatrice Demulder Ferrant, con una larga experiencia en la moda a sus espaldas, iniciada a principios de los noventa. Despu¨¦s de diez a?os junto a su antiguo socio, Mario Lefranc, la modista ha decidido emprender el vuelo en solitario. Asegura que el apoyo de la federaci¨®n ha resultado fundamental para impulsar su nuevo proyecto. ?Sin la denominaci¨®n alta costura, te resulta imposible diferenciarte de las dem¨¢s marcas en el mercado internacional. En especial, funciona muy bien en Estados Unidos y en China, donde logras destacar por encima de cualquier otro creador. En Europa es simb¨®licamente importante, aunque no se traduce necesariamente en ventas?, reconoc¨ªa Demulder Ferrant en la v¨ªspera del desfile. Confiesa que su calificaci¨®n se produjo con relativa facilidad. ?Los miembros del consejo de direcci¨®n ya conoc¨ªan de sobra mi trabajo. Y adem¨¢s cont¨¦ con un padrino como Alber Elbaz, de Lanvin, y eso siempre ayuda?.
Unas horas m¨¢s tarde, sobre la pasarela, Demulder Ferrant acabar¨ªa llamando la atenci¨®n por sus experimentos con materiales como el neopreno, declinado en prendas tan improbables como un traje de chaqueta, o su reinvenci¨®n del estampado damasco como?leit motiv?en un vestuario pensado para ejecutivas agresivas. ?Mis dise?os est¨¢n dirigidos a mujeres de ¨¦xito que no quieren renunciar a la funcionalidad, pero que tampoco quieren vestirse como un hombre. Esa historia de sufrir para estar guapa ya no me interesa. La moda ya no puede traducirse en una chica vestida bell¨ªsima pero que no puede caminar?, sostiene la dise?adora, cuyos vestidos luci¨® Marion Cotillard hace unos a?os. Ahora se dedica a vender?pr¨ºt-¨¤-porter?de gama alta, a precios que van ?de los 500 euros a los 20.000?.
El modisto Zuhair Murad frente a los vestidos dorados de su colecci¨®n.
Jorge Monedero
Pero el estatus de invitado no solo ofrece una gran visibilidad. Tambi¨¦n puede desembocar en una propuesta oficial para convertirse en miembro permanente de la c¨¢mara. Cuando una marca es invitada durante cinco temporadas ¨Cno necesariamente sucesivas¨C, el organismo plantea que se convierta en integrante fijo. Siempre que el ministerio franc¨¦s de Industria, del que depende desde 1945, apruebe esta concesi¨®n. Esta temporada, dos marcas han recibido el benepl¨¢cito del ministro Arnaud Montebourg. La primera, un cl¨¢sico contempor¨¢neo: Maison Martin Margiela. Y la segunda, la l¨ªnea de alta costura de Alexis Mabille, eterna joven promesa de la escena local, que empez¨® como asistente de John Galliano y Hedi Slimane en Dior cuando no sumaba ni 20 a?os.
Con los 35 reci¨¦n cumplidos, Mabille acaba de desfilar por primera vez como miembro, con todas las de la ley. ?Es como cuando te dejan ir al patio de los mayores en el colegio?, explicaba el dise?ador la tarde anterior al desfile, mientras su madre, reci¨¦n llegada de Lyon, le pasaba un alfiler para que diera los ¨²ltimos retoques a sus vestidos. ?No ten¨ªa intenci¨®n de hacer costura. Fueron las propias clientas quienes me lo pidieron. No nos enga?emos, lo que hace vivir a una marca es el?pr¨ºt-¨¤-porter. Pero la tradici¨®n de la alta costura es muy francesa y te ayuda a posicionarte en el mercado?, explica Mabille mientras se aleja de su l¨¢nguida modelo, como quien observa un cuadro de lejos. ?Est¨¢ bien, pasamos a la siguiente?, sentencia.
Tres d¨ªas m¨¢s tarde, en el otro extremo de Par¨ªs, el creador liban¨¦s Zuhair Murad tambi¨¦n da las ¨²ltimas puntadas a la veintena de vestidos que supondr¨¢n su debut en la alta costura. A los 42 a?os, no es precisamente un novel. Su buen hacer ha sido ratificado por Beyonc¨¦, Jennifer Lopez, Shakira, Miley Cyrus, Taylor Swift y Kristen Stewart. Pese a su fuerte presencia medi¨¢tica y al ¨¦xito comercial de sus modelos, la c¨¢mara sindical lo rechaz¨® en repetidas ocasiones antes de darle el s¨ª el oto?o pasado. ?No me acuerdo ni de las veces que me han dicho que no?, esquiva el dise?ador, mientras da un primer vistazo a una colecci¨®n llena de dorados, plumas y otros faustos. ?La suya es una apuesta un tanto particular, que no siempre se ha entendido entre los miembros del consejo sindical?, justifica Didier Grumbach. ?Pero, con los a?os, ha mejorado y su apuesta se ha ido refinando. Es algo que la c¨¢mara valora, as¨ª como su presencia en los medios?, reconoce. Murad lo considera un honor, pero tambi¨¦n una responsabilidad. ?Siento que es el fin de un largo proceso, tras una d¨¦cada en la que creo haber demostrado lo que val¨ªa. Ahora tengo que estar a la altura?, reconoce.
Es el resultado de seis meses de trabajo durante los que el dise?ador se ve obligado a invertir cantidades astron¨®micas. Todos reconocen que lo normal es perder dinero. Josep Font, que desfil¨® en Par¨ªs como invitado entre 2008 y 2010, descubri¨® el coste que supone presentar una colecci¨®n en Par¨ªs en una entrevista para el?New York Times: cerca de 120.000 euros. Sin embargo, conserva un recuerdo positivo. ?Desfilar all¨ª es una experiencia irrepetible. Te permite dar rienda suelta a tu creatividad sin tener en cuenta los dictados comerciales?, afirma Font, actualmente director creativo de DelPozo. ?Ning¨²n recuerdo negativo? ?Tal vez la presi¨®n y el esfuerzo que supone trabajar en el?pr¨ºt-¨¤-porter?al mismo tiempo que en la alta costura?, admite. La c¨¢mara reconoce que, tras unos a?os en este escaparate de lujo, son muchos los que se marchan. ?No siempre se pueden asumir los costes?, reconoce Grumbach. Pero todos contribuyen a mantener viva esa invenci¨®n francesa que Jean-Baptiste Colbert, el c¨¦lebre ministro de Luis XIV, consider¨® ?tan importante para Francia como las minas de oro lo son para Espa?a?. No se equivocaba del todo. En este pa¨ªs de?grandeur?menguante, la alta costura no es un asunto banal, sino un componente fundamental ¨Cjunto a la gastronom¨ªa y el resto del sector del lujo¨C para seguir irradiando su?soft power?sobre el resto del planeta.