El regreso del miri?aque, el armaz¨®n imposible que vuelve para aprisionar el cuerpo de las mujeres
Este armaz¨®n empleado en los atuendos femeninos de mediados del siglo XIX para dar volumen exagerado a las faldas, ha sido recuperado recientemente en los desfiles de alta costura de firmas como Valentino o Dior y empieza a dejar su impronta tambi¨¦n en la alfombra roja
El ¨²ltimo movimiento bumer¨¢n de la moda nos lleva a dar un salto en el tiempo de casi dos siglos hasta ubicarnos a mediados del siglo XIX, cuando las mujeres de occidente parec¨ªan caminar ingr¨¢vidas con sus voluminosas faldas de miri?aque. Aquella estructura r¨ªgida con forma de aros conc¨¦ntricos se situaba debajo de la falda para ahuecar la prenda y dotarla de una dimensi¨®n colosal, como si fuera flotante. Casi doscientos a?os despu¨¦s, firmas como Dior o Valentino acaban recuperar el miri?aque en sus colecciones de alta costura. En su propuesta para primavera-verano 2025, Dior explor¨® las variadas posibilidades del miri?aque con faldas de diferente longitud. En este caso, algunas de las crinolinas (como se denomina tambi¨¦n a este armaz¨®n, si bien algunos expertos difieren de utilizar el t¨¦rmino indistintamente) se confeccionaron en el taller de la maison, pero las m¨¢s espectaculares se realizaron con aros de bamb¨² en colaboraci¨®n con la artista Laure Julien, especializada en este material. La estructura se recubri¨® con tiras de delicadas flores y pasamaner¨ªa de peque?as incrustaciones que colgaban sobre la falda, vista desde fuera como una gran jaula. Ariana Grande apenas ha tardado unos d¨ªas en estrenar una de estas piezas con miri?aque, como pudimos ver en la alfombra roja de los Critics Choice Awards, donde la actriz Hannah Einbinder apost¨® tambi¨¦n por esta silueta con un dise?o a medida de Louis Vuitton. El miri?aque tampoco pas¨® desapercibido en el esperado desfile de Alessandro Michele para Valentino, su debut en la alta costura de la legendaria casa italiana. Las faldas de dimensiones exageradas funcionaron como leitmotiv de la colecci¨®n, bautizada como Vertigineux, con las modelos casi levitando sobre la pasarela ataviadas con estas faldas de gran volumen pero aspecto liviano. Llamativa es igualmente la reinterpretaci¨®n del miri?aque que Jonathan Anderson ha realizado en Loewe.
La espectacularidad de estos ejemplos ha devuelto el foco de atenci¨®n al miri?aque, pero lo cierto es que la prenda nunca ha desaparecido y muchos grandes nombres de la moda han escarbado en los archivos para recuperarla en sus colecciones a lo largo de los a?os. ¡°Los dise?adores de Alta Costura para sus colecciones de pasarela siempre han recurrido a elementos escenogr¨¢ficos y fantasiosos, con el fin de llamar la atenci¨®n y crear efectos teatrales en sus desfiles. Lo mismo ha ocurrido con los historicismos, que se utilizan continuamente en colecciones contempor¨¢neas como inspiraci¨®n y referencia al pasado, como una forma de conectar con el presente¡±, apunta Raquel S¨¢nchez Acedo, una de las responsables de la colecci¨®n de indumentaria hist¨®rica del Museo del Traje de Madrid. Amalia Descalzo, profesora de ISEM Fashion Business School (Universidad de Navarra) rememora que ¡°Dior ya se inspir¨® en 1947 en el miri?aque para crear el New Look. Ahora son referentes hist¨®ricos a los que las firmas recurren con nuevas lecturas¡±. Recordemos que Alexander McQueen sent¨ªa especial fascinaci¨®n por la crinolina y John Galliano la emple¨® en algunos de sus desfiles m¨¢s sonados, como el inolvidable show Princess Lucretia de la primavera-verano 1994, con Kate Moss convertida en una princesa fugitiva que irrump¨ªa en la pasarela arrastrando una falda de miri?aque con varias capas de tejido. Vivienne Westwood, incluso, ide¨® toda una colecci¨®n en torno a esta estructura, dando forma a una prenda h¨ªbrida: una minifalda con crinolina que dio nombre a la colecci¨®n Mini-Crini, perteneciente a la primavera/verano de 1985. Hoy en d¨ªa, el miri?aque se despliega como un recurso f¨¢cil para revestir de teatralidad cualquier look y si bien se emplea en la confecci¨®n de algunos trajes a medida o vestidos de novia, su uso m¨¢s all¨¢ de la pasarela es anecd¨®tico. Sin embargo, hubo una ¨¦poca en la que todas las mujeres buscaban recrear esa silueta artificial y algo pomposa, pero para ello hay que viajar hasta 1856.
El miri?aque, s¨ªmbolo del romanticismo
Desde siempre, la mujer ha tratado de modificar su silueta vali¨¦ndose de la moda para as¨ª adaptarse a los gustos y convenciones de la ¨¦poca. Antes del miri?aque, existieron otras prendas todav¨ªa m¨¢s aparatosas con las que se lograba abombar la falda, por ejemplo el denominado verdugado del siglo XV o el guardainfante de los siglos XVI y XVII, el armaz¨®n que llevaban Las Meninas en la archiconocida obra de Vel¨¢zquez. Sin olvidar el popular tontillo, muy arraigado en el siglo XVIII. Durante el XIX, ¡°la tendencia en la moda femenina, desde aproximadamente 1830 hasta la d¨¦cada de 1860, es de una silueta amplia con faldas de mucho vuelo, que crean mucho volumen en las caderas, con la intenci¨®n de hacer que la cintura parezca m¨¢s estrecha. La cintura estrecha o cintura de avispa ha sido durante mucho tiempo el ideal femenino al que aspirar, y la mayor estrechez se consigue por un lado constri?endo el torso (a trav¨¦s de cors¨¦s o corpi?os muy ajustados) y por otro lado haciendo que las faldas tengan mucho volumen¡±, explica S¨¢nchez. En este contexto, la creaci¨®n del miri?aque data del a?o 1856, seg¨²n el Museo del Traje, y en esos a?os y en la d¨¦cada posterior se populariz¨® a lo grande para terminar por casi desaparecer hacia finales de los setenta con la llegada del polis¨®n, una estructura que ahuecaba la falda en su parte trasera en lugar de en las caderas. ¡°El miri?aque representa el periodo m¨¢s ic¨®nico de la moda del romanticismo. Estuvo reinando casi treinta a?os y fue uno de los principales protagonistas de las revistas de moda del momento¡±, aclara Descalzo.
El miri?aque estaba formado por una estructura de varillas flexibles de acero dispuesta en forma de aros cuyo tama?o se iba estrechando desde el bajo de la falda hasta la zona de la cintura. Estos aros se un¨ªan entre s¨ª a trav¨¦s de bandas verticales de tela. En Francia y en Europa en general, una de las grandes precursoras del uso del miri?aque fue Eugenia de Montijo, esposa de Napole¨®n III y un nombre muy vinculado al mundo de la moda, tal y como refleja su documentada amistad con Charles Frederick Worth, considerado el padre de la alta costura. En Espa?a, la monarca Isabel II no recel¨® de la moda. No obstante, a diferencia de otras prendas reservadas para los bolsillos m¨¢s pudientes, el miri?aque tuvo un alcance transversal y fue empleado por mujeres de todas las clases sociales. Eso s¨ª, como en todo, hab¨ªa opciones mejor y peor confeccionadas. Esa relativa uniformidad en el vestir desat¨® el descontento en algunos sectores, como reflejan algunas ilustraciones de la ¨¦poca en las que se pone de manifiesto el clasismo del momento.
¡°La crinolina fue una estructura al alcance de todas las clases sociales, por eso se hizo tan popular. Las modistas en sus talleres no paraban de confeccionar estas prendas, ya que antes lo hac¨ªa el ¡®tontillero¡¯ (es el nombre que aparece en la documentaci¨®n de la ¨¦poca, era el artesano que hac¨ªa tontillos, cotillas y cors¨¦s). Todas esas r¨ªgidas estructuras que aprisionaban el cuerpo de las mujeres nobles y de la realeza¡±, profundiza Sandra Ant¨²nez L¨®pez, entre otras cosas, investigadora especializada en la historia del trabajo en la realeza, centr¨¢ndose en la apariencia de las reinas y en el estudio de las particularidades de los distintos vestidos y ropas que compon¨ªan los guardarropas femeninos.
Lo complicado de caminar o desplazarse con una falda r¨ªgida y enorme, una prenda en las ant¨ªpodas de lo funcional, era solo uno de los aspectos negativos de esta moda imposible. El miri?aque acapar¨® titulares por otro motivo mucho m¨¢s t¨¦trico y es que aquel armaz¨®n tan poco pr¨¢ctico ocupaba un gran espacio y en ocasiones propiciaba que las mujeres sufrieran percances al quemarse por accidente la prenda (muchas veces, al situarse cerca de una chimenea), de la que era muy dif¨ªcil desprenderse. De hecho, se cifran en miles las muertes de mujeres a causa de miri?aques incendiados. Por ejemplo, las hermanastras mayores del escritor Oscar Wilde, Emily de 24 a?os y Mary de 22, fallecieron en 1871 en un baile por este motivo cuando la falda de una de ellas ardi¨® y la envolvi¨® en llamas. Su hermana trat¨® de ayudarla pero corri¨® la misma suerte. El viraje de la pasarela hacia una moda poca funcional alcanza sin duda una nueva fase con el miri?aque.