La otra ¡®Rebecca¡¯ de Daphne du Maurier: el turbador cuento sobre un mu?eco sexual adelantado a su tiempo
En octubre Netflix estrener¨¢ ¡®Rebecca¡¯, nueva adaptaci¨®n de su novela m¨¢s conocida y superventas, pero fue en ¡®The Doll¡¯ donde mejor explor¨® su inconsciente. ¡°Las mujeres quieren que el amor sea como una novela; los hombres como un relato¡±, dec¨ªa.
Su padre quer¨ªa un ni?o, as¨ª de simple. Ella quer¨ªa a su padre, no sab¨ªa m¨¢s. ?l era un c¨¦lebre actor que sab¨ªa ser cruel y encantador al mismo tiempo. Ella se llamaba a s¨ª misma Eric y se comportaba y vest¨ªa como un ni?o solo para complacerle. Seg¨²n sus bi¨®grafos, ¨¦l, alcoh¨®lico, acabar¨ªa por abusar de ella. Ese era el ni?o que su padre deseaba tanto. Y esa era Daphne du Maurier, la autora de Rebecca y una de las autoras m¨¢s fascinantes del siglo XX por la manera en que utiliz¨® sus propios desequilibrios emocionales para crear los m¨¢s inquietantes thrillers psicol¨®gi...
Su padre quer¨ªa un ni?o, as¨ª de simple. Ella quer¨ªa a su padre, no sab¨ªa m¨¢s. ?l era un c¨¦lebre actor que sab¨ªa ser cruel y encantador al mismo tiempo. Ella se llamaba a s¨ª misma Eric y se comportaba y vest¨ªa como un ni?o solo para complacerle. Seg¨²n sus bi¨®grafos, ¨¦l, alcoh¨®lico, acabar¨ªa por abusar de ella. Ese era el ni?o que su padre deseaba tanto. Y esa era Daphne du Maurier, la autora de Rebecca y una de las autoras m¨¢s fascinantes del siglo XX por la manera en que utiliz¨® sus propios desequilibrios emocionales para crear los m¨¢s inquietantes thrillers psicol¨®gicos que se hayan le¨ªdo jam¨¢s.
La vida es a veces grotesca y malsana. Poco se puede hacer para evitarlo. Su padre se llamaba Gerald du Maurier, un c¨¦lebre actor que interpret¨® al capit¨¢n Garfio en escena cuando J. M. Barrie estren¨® en 1904 Peter Pan. Los ni?os de la obra de teatro, convertida despu¨¦s en novela y en cl¨¢sico absoluto de la literatura infantil, estaban basados en los primos de Daphne, los Davies, con los que Barrie sol¨ªa jugar. Daphne y sus hermanas tambi¨¦n sol¨ªan pasar por ah¨ª. Wendy, al parecer, estar¨ªa incluso inspirada en su hermana mayor, Angelica. ?El capit¨¢n Garfio entonces abus¨® de su hija? ?Convert¨ªa esto a Daphne du Maurier en Peter Pan? Las acusaciones de pedofilia que sufri¨® Barrie en vida podr¨ªan haber llegado de la familia de los chicos solo para desviar las miradas y liberar su propia conciencia.
La escritora nunca dijo nada en sus memorias, pero Helen Taylor, en el libro The Daphne du Maurier Companion afirm¨® que la autora le asegur¨® en 1965 que hab¨ªa tenido ¡°relaciones incestuosas¡± con su padre y que siempre fue un alcoh¨®lico violento. Aquel ni?o que nunca quer¨ªa crecer, en realidad, era una ni?a que tem¨ªa y quer¨ªa a su padre a un tiempo, que se hab¨ªa cambiado de g¨¦nero solo para complacerle, pero que ¨¦ste no parec¨ªa tener suficiente con eso. El mundo conoci¨® a Gerald du Maurier como ese elegante actor, siempre con un cigarrillo en la mano y una sonrisa en los labios, y lo aplaudi¨® y vener¨®. Daphne du Maurier no tuvo m¨¢s remedio que odiar al mundo por eso, porque no pod¨ªa odiar a su padre. En su cabeza, todo era culpa suya, ella era quien lo hab¨ªa provocado.
¡®Rebecca¡¯: el grito de auxilio de una autora atormentada
Netflix est¨¢ a punto de estrenar una nueva adaptaci¨®n de Rebecca, su novela m¨¢s popular, un libro que desde el a?o de su publicaci¨®n, 1938, ha vendido m¨¢s de 4 millones de ejemplares y que cada a?os suma, solo en el mercado anglosaj¨®n, 4.000 copias m¨¢s. La historia es bien conocida, la narradora, una joven sin nombre, se casa con Maximilian de Winter, un rico y misterioso hombre que hace poco perdi¨® a su primera mujer en un tr¨¢gico accidente. Los dos van a vivir a Manderlay, la gran mansi¨®n familiar, donde la doncella, la se?orita Danvers, empezar¨¢ a martirizar a la joven reci¨¦n casada con el recuerdo de su primera se?ora.
Hasta hace poco, se cre¨ªa que la inspiraci¨®n de la novela ven¨ªa de la relaci¨®n que el marido de Daphne du Maurier mantuvo con la bella y elegante Jan Ricardo antes de que ellos se casaran. El sentimiento de que su marido, el teniente general Frederick ¡®Boy¡¯ Browning, todav¨ªa pudiese estar enamorado de esta primera relaci¨®n la persegu¨ªa en sue?os. Y el resultado fue Rebecca. Sin embargo, es conocido por todos que la pareja siempre tuvo vidas paralelas y a pesar del cari?o por compartir tres hijas, su relaci¨®n era m¨¢s bien fr¨ªa y distante. ?Es posible que una relaci¨®n as¨ª despertase la clase de celos que despierta la novela?
Nadie que haya le¨ªdo el libro o visto la adaptaci¨®n f¨ªlmica que hizo Hitchcock puede creer que la obra hable de celos. La obra habla de obsesi¨®n, de perversi¨®n y de superar el propio pasado. Maurier siempre asegur¨® que una de las inspiraciones para la novela fue su padre. Si ese fuese el caso, la lectura psicol¨®gica que se desprende del libro es de mayor calado y convierte a Rebecca en una absoluta obra maestra. Daphne du Maurier ser¨ªa la ingenua narradora, esa joven que ni siquiera se atreve a darse un nombre, porque ha suplantado a su madre en el coraz¨®n de su padre. Su traici¨®n la ha matado, en cierto sentido. Llega a Manderlay, la propia casa de su madre, como si ¨¦sta estuviese muerta, y la hace suya. La ama de llaves, la se?ora Danvers, mirar¨ªa con horror esta depravaci¨®n y ser¨ªa la ¨²nica en defender la memoria de su madre. ?Es posible que Rebecca solo sea un grito de auxilio por la verg¨¹enza que sent¨ªa du Maurier a causa de la relaci¨®n incestuosa con su padre?
Todos los libros de la autora, aut¨¦ntico best seller en los a?os cuarenta y cincuenta, podr¨ªan leerse como gritos de auxilio. En La posada Jamaica habla de la brutalidad dom¨¦stica y la violencia en un mundo dominado por los hombres y sus deseos. En Mi prima Rachel habla de c¨®mo es imposible odiar a una persona fascinante y que es dificil¨ªsimo no perdonar y rendirse ante sus encantos. En Perdidos en el tiempo habla de extra?os viajes en el tiempo para escapar, ?de qu¨¦? La relaci¨®n con su padre estar¨¢ en todas sus novelas, de una forma y otra. ¡°Los hombres son m¨¢s simples de lo que te imaginas, mi querida ni?a. Pero lo que pasa por las torturadas y retorcidas mentes de las mujeres dejar¨ªa estupefacto a cualquiera¡±, escribir¨¢ du Maurier.
En 1934 morir¨¢ su padre. Ella se negar¨¢ a ir al entierro. No puede, la verg¨¹enza todav¨ªa la atenaza y a¨²n siente vivo su fantasma. En su lugar escribir¨ªa su biograf¨ªa titulada: Gerald: un retrato. Ah¨ª no habla de su relaci¨®n con su padre y tampoco ajusta cuentas. Lo que hace es m¨¢s cruel. Describe al hombre que todo el mundo quiere ver, lo deshumaniza por completo, lo convierte en una broma. Mata al monstruo no al desenmascararlo, sino al enterrarlo para siempre en el olvido. Eso se lo guardar¨¢ muy dentro y empezar¨¢ a escribir Rebecca para exorcizar sus demonios.
¡®The doll¡¯: historia de una obsesi¨®n
La autora asegurar¨¢ que: ¡°Las mujeres quieren que el amor sea como una novela; los hombres como un relato¡±. Ella afirmar¨¢ tambi¨¦n que es su ¡°fuerza masculina¡± la que le impulsar¨¢ a escribir. No es extra?o, entonces, que sus cuentos sean mejores incluso que sus novelas. A sus ojos, sigue siendo ese ni?o que quer¨ªa su padre. Dentro de sus cuentos, que incluyen Los p¨¢jaros?o B¨¦same otra vez, forastero, destaca uno que permanec¨ªa in¨¦dito hasta que una admiradora lo descubri¨® en 2011. Se trata de The Doll (el mu?eco) y habla, otra vez, de una historia de celos y obsesi¨®n a partir de la existencia de un juguete sexual. El cuento nos presenta a Rebecca, otra vez una mujer llamada Rebecca, en este caso una mujer hermosa y seductora, ¡°pero casi como un elfo, una especie de ni?o¡±. Est¨¢ claro que Rebecca es el alter ego de la autora. ¡°No me enga?o, s¨¦ que nunca me hubiese amado, nunca podr¨ªa amar a ning¨²n hombre¡±, dice el narrador. Est¨¢ claro que Maurier sab¨ªa de sobra su incapacidad de amar a ning¨²n hombre. Hab¨ªa amado a su padre solo para convertirlo en monstruo. No lo quer¨ªa repetir. No, no pod¨ªa amar a un hombre, ?pero a un mu?eco?
El misterio de la protagonista arranca as¨ª. Ella es violinista, una extraordinaria artista rescatada de un viejo caf¨¦ de Par¨ªs. En una fiesta, le piden que toque y mientras lo hace, el narrador queda extasiado. El placer que siente, dice, es de otro mundo. No es dif¨ªcil ver un s¨ªmil del sexo. ?l le cuenta lo abrumado que ha quedado tras escucharla y ella le confiesa que ¡°solo he tocado para ti. Quer¨ªa ver c¨®mo era tocar para un hombre¡±. El hombre no entiende lo que quiere decir. ¡°Es que solo utilizas tu don para satisfacerte a ti misma¡±, le pregunta y ella le contesta que, hasta ahora, s¨ª. El cuento, como se ve, es una oda a la masturbaci¨®n y al sexo como una de las bellas artes.
Du Maurier escribi¨® el relato con tan solo 20 a?os, pero no es una obra primeriza, sino que sintetiza a la perfecci¨®n una desaz¨®n profunda. ¡°Es posible querer tanto a alguien que te da un inconmensurable placer hacerle da?o¡±, preguntar¨¢ Rebecca al narrador, que quedar¨¢ anonadado ante la pregunta. Acto seguido, le presentar¨¢ por primera vez al mu?eco, ¡°un ni?o de apenas 16 a?os con aspecto de s¨¢tiro¡±. La idea del amor perverso sigue persigui¨¦ndola. Rebecca empezar¨¢ a seducir al narrador delante del mu?eco ante el disgusto del protagonista.
No es extra?o que el cuento no se conociera hasta hace casi una d¨¦cada. Estaba dentro de una antolog¨ªa titulada Editors rejects, es decir, cuentos rechazados por los editores. En 1937 no era habitual hablar de juguetes sexuales, sobre todo de una forma en que son capaces de sustituir por completo a los afectos humanos. Est¨¢ claro que du Maurier siente tanta verg¨¹enza que transforma el incesto en fetichismo y proyecta en el mu?eco la figura de su padre. El mu?eco no permite que Rebecca pueda tener una relaci¨®n normal con el protagonista. Otra vez parece que hable de celos, pero de lo ¨²nico que habla es de verg¨¹enza.
La escena final es devastadora. El protagonista corre a la habitaci¨®n donde Rebecca guarda al mu?eco y los ve juntos. Ella le mira y con frialdad le grita: ¡°Y t¨² esperas que te quiera. No ves que no puedo, ?no puedo! ?C¨®mo puedo preocuparme por ti o por cualquier otro hombre! Vete, d¨¦jame sola. Te odio. Os odio a todos. No te necesito. No te quiero¡±. Es la propia Daphne du Maurier quien dice estas palabras y solo tiene 20 a?os. No puede querer a ning¨²n hombre. En realidad, tampoco puede querer a ninguna mujer. Su padre ha convertido eso en imposible.
Historias sin finales felices
En los a?os cuarenta y cincuenta muchos cr¨ªticos llaman rom¨¢ntica a la escritura de du Maurier. Esto le saca de sus casillas. En sus historias no hay finales felices, ni siquiera hay romance, solo hay perversi¨®n, debilidad y verg¨¹enza. El amor solo es una manta que oculta todo lo s¨®rdido y prohibido. Sus bi¨®grafos hablar¨¢n de su relaci¨®n con otras mujeres, pero siempre ser¨¢n circunstanciales, lugares de refugio. Est¨¢ la actriz Gertrude Lawrence, en la que ve una versi¨®n femenina de su padre. Sus encendidas cartas son una muestra de la ¨²nica manera en que du Maurier puede amar, como una marea alta que lo destroza todo. Tambi¨¦n se le atribuir¨¢ una relaci¨®n con la mujer de su editor americano, Ellen Doubleday, pero en esta ocasi¨®n ¨¦sta la rechazar¨¢.
Siempre tuvo fama de esquiva. No daba entrevistas y viv¨ªa pr¨¢cticamente recluida. Los que la conoc¨ªan bien aseguraban que era una persona c¨¢lida y con sentido del humor. Muy pocos la conocer¨¢n bien. Ella no podr¨¢ conocer bien a nadie. La verg¨¹enza permanece.
La nueva adaptaci¨®n de la BBC de Rebecca, que aqu¨ª emitir¨¢ Netflix y estrenar¨¢ en octube, promete dar nueva vida a la cl¨¢sica novela de du Maurier. Lily James ser¨¢ la joven esposa atosigada por el recuerdo de Rebecca de Winter. Maximilian de Winter ser¨¢ Arnie Hammer y la se?ora Danvers Kristin Scott Thomas. Veremos si sus creadores se atrever¨¢n a ir tan lejos y dejar claro que de lo que realmente habla la novela es de lo que pasa a una ni?a v¨ªctima de abusos.