El inesperado retorno de la faja: c¨®mo y por qu¨¦ esta prenda arrasa entre las j¨®venes
La ropa interior reductora ha duplicado sus ventas en el ¨²ltimo a?o. Mientras unos hablan de vuelta al pasado, otros ven en las nuevas prendas moldeadoras una herramienta de empoderamiento
Kim Kardashian viv¨ªa frustrada por la falta de fajas en el mercado que se ci?eran (nunca mejor dicho) a sus expectativas. Seg¨²n su storytelling, cortaba las partes que le funcionaban y las cos¨ªa a otras hasta alcanzar la faja perfecta. Por eso cre¨® Skims, una firma de ropa moldeadora que en solo cinco d¨ªas le report¨® dos millones de d¨®lares en beneficios y fallos en su tienda online por avalancha de visitas.
El poder pres...
Kim Kardashian viv¨ªa frustrada por la falta de fajas en el mercado que se ci?eran (nunca mejor dicho) a sus expectativas. Seg¨²n su storytelling, cortaba las partes que le funcionaban y las cos¨ªa a otras hasta alcanzar la faja perfecta. Por eso cre¨® Skims, una firma de ropa moldeadora que en solo cinco d¨ªas le report¨® dos millones de d¨®lares en beneficios y fallos en su tienda online por avalancha de visitas.
El poder prescriptor de Kim est¨¢ m¨¢s que demostrado, pero lo cierto es que la celebrity no ha inventado una tendencia, solo ha sabido aprovecharla: seg¨²n la plataforma de datos Lyst, las b¨²squedas de ropa moldeadora han subido nada menos que un 137% en este ¨²ltimo a?o. Y seg¨²n la consultora de tendencias en compras digitales Editd, este nicho de mercado es el que m¨¢s ha ganado en popularidad frente a otras l¨ªneas de lencer¨ªa. ?Los estilos favoritos son los pantalones de cintura alta, las braguitas reductoras y los bodies de manga larga?, explican en su web. Tambi¨¦n hablan del auge de la ropa interior ¡®nude¡¯ o color carne que, al parecer, ha aumentado sus ventas un 52% en los ¨²ltimos dos a?os. Mientras Victoria¡¯s Secret y su imaginario de lencer¨ªa sexy y poco funcional est¨¢n casi en la bancarrota, crece la ropa interior reductora, aunque su est¨¦tica poco tenga que ver con las fajas de anta?o. Marcas como Heist, Everlane, Savage Fenty (la l¨ªnea lencera de Rihanna) o la propia Skims, ofrecen prendas reductoras con un tallaje amplio (hasta la 4XL) y en distintos tonos nude, para ilustrar la diversidad real del llamado ¡®color carne¡¯.
¡°Ya no se trata de fingir que llevas dos tallas menos, sino de moldear las formas naturales¡±, contaba al New York Times Liliana Mann, creadora de una de estas nuevas firmas, R¨¦ve Rouge. Hace menos de una d¨¦cada, Sara Blakely se convirti¨® en la mujer m¨¢s joven en entrar en la lista de millonarios de Forbes gracias a Spanx, el emporio de ropa reductora favorito de las celebridades. Fue entonces cuando muchas l¨ªderes de opini¨®n confesaban utilizar fajas en las alfombras rojas, en sus apariciones televisivas o incluso en su d¨ªa a d¨ªa. El tab¨² con respecto a este tipo de productos ha ido poco a poco desapareciendo y hoy las redes sociales est¨¢n llenas de orgullosas usuarias.
Sin embargo, en tiempos de diversidad en t¨¦rminos de tallaje y de movimientos en pro de la aceptaci¨®n del cuerpo, no deja de resultar chocante que las prendas reductoras est¨¦n viviendo un renovado momento de gloria. Por un lado, el mensaje que lanzan las empresas que las comercializan es empoderador (¡°se trata de sentirse bien en nuestra piel¡±, clama Kim Kardashian¡±) y las clientas que est¨¢n orgullosas de su uso y lo ilustran a golpe de Instagram hablan, casi en pleno, de no esconderse, de apropiarse de una herramienta, la faja, antes considerada opresora. Por el otro, no deja de ser una prenda inc¨®moda y pensada para modificar las formas naturales y ocultar ¡®defectos¡¯.
¡°La ropa reductora es antifeminista, ?verdad?¡±, con este eslogan ir¨®nico la marca Heist, que fabrica este tipo de productos, quiso abrir debate en las redes sociales. ¡°Muchos nos comentaron que para ellos esta industria perpet¨²a la idea del cuerpo perfecto. Para nosotros, es una elecci¨®n personal, pero para, ser sinceros, tampoco creemos que sea un acto feminista¡±, opinaba sin tapujos la vicepresidenta de la marca, Fiona Fairhurst, en el diario The Guardian.
No hay que olvidar que el cors¨¦ naci¨® no solo para cumplir con un canon de belleza femenino dif¨ªcil de satisfacer, tambi¨¦n, como relata el soci¨®logo Thorstein Veblen en su ¡®Teor¨ªa de la clase ociosa¡¯, esta prenda, junto al miri?aque o la crinolina, hac¨ªa casi imposible el movimiento de sus portadoras, de tal forma que era tambi¨¦n s¨ªmbolo de estatus: si una mujer no pod¨ªa moverse es porque no lo necesitaba, o lo que es lo mismo, su marido pose¨ªa tanto dinero que las prendas que ella llevaba deb¨ªan significar ocio como sin¨®nimo de inactividad.
La ropa reductora sustituy¨® en el siglo XX al cors¨¦ como m¨¦todo m¨¢s funcional y confortable de constre?ir el cuerpo femenino. Hab¨ªa mayor libertad de movimientos, pero la opresi¨®n, f¨ªsica y cultural, segu¨ªa ah¨ª. Curiosamente, su regreso a los armarios coincide con una tendencia vista en los desfiles de la pr¨®xima temporada: las faldas ampulosas conjugadas con la cintura estrecha, es decir, la vuelta del miri?aque en versi¨®n suavizada y de la silueta reloj de arena. Puede que el mensaje sea otro, pero la forma es la misma. Habr¨¢ que esperar para comprobar si es una vuelta al pasado, un giro ir¨®nico o ambas cosas a la vez.