Ellas son mayor¨ªa, pero cobran menos: la brecha salarial tambi¨¦n existe en el mundo influencer
Varios estudios confirman que el mundo de los prescriptores digitales es como cualquier otro ¨¢mbito laboral: la raza y el g¨¦nero importan a la hora de pagar las colaboraciones. Solo el ¨¢mbito de la moda se escapa de esta desigualdad.
Hace un par de a?os, la?revista Wired se preguntaba por qu¨¦?en el entorno de la celebridad digital, a las mujeres se las llamaba ¡°influencers¡± y, sin embargo, los hombres eran ¡°creadores de contenido¡±. Daba igual el ¨¢mbito. Desde el a¨²n sexista sector del videojuego, donde los gamers masculinos tienen m¨¢s repercusi¨®n, hasta la moda, donde las mujeres son m¨¢s numerosas y en la que, sin embargo, tal y como se razonaba en dicho art¨ªculo ¡°a ellas se las ve como parte del producto, porque se exponen en cada image...
Hace un par de a?os, la?revista Wired se preguntaba por qu¨¦?en el entorno de la celebridad digital, a las mujeres se las llamaba ¡°influencers¡± y, sin embargo, los hombres eran ¡°creadores de contenido¡±. Daba igual el ¨¢mbito. Desde el a¨²n sexista sector del videojuego, donde los gamers masculinos tienen m¨¢s repercusi¨®n, hasta la moda, donde las mujeres son m¨¢s numerosas y en la que, sin embargo, tal y como se razonaba en dicho art¨ªculo ¡°a ellas se las ve como parte del producto, porque se exponen en cada imagen; a ellos, como creadores, porque no solo se retratan a s¨ª mismos: ¡®crean contenido¡¯ con bodegones o paisajes¡±. Puede que la palabra influencer, tan denostada en los ¨²ltimos tiempos, sea considerada demasiado fr¨ªvola para seg¨²n que prescriptores. Pero, m¨¢s all¨¢ de eso, esta misma estructura que a¨²n opera en la sociedad en general y en la mayor¨ªa de los entornos laborales en particular: el trabajo de las mujeres tiene menos valor que el de los hombres, algo que en este caso concreto se contempla en el significado mismo de influir (pasivo) y producir (activo).
Durante estos ¨²ltimos a?os, distintas agencias de marketing digital han querido averiguar si esta diferencia de apelativos se traduc¨ªa en una distinci¨®n real. La respuesta, desgraciadamente, es s¨ª: el primer estudio, en 2019, realizado por la plataforma HypeAuditor (una herramienta para encontrar prescriptores digitales a trav¨¦s de inteligencia artificial) concluy¨® que los influencers masculinos ganaban un 7% m¨¢s. Se les pregunt¨® a m¨¢s de 1.600 influencers de ambos g¨¦neros y audiencia variada (de 20.000 a 1 mill¨®n) y se apreci¨® que esta brecha de g¨¦nero se agrandaba a medida que crec¨ªa el n¨²mero de seguidores. Los m¨¢s famosos recib¨ªan, de media, 2.500 euros por post publicado en Instagram; ellas, 2.200.
Con los a?os, la diferencia no se ha acortado: el estudio de 2021 realizado por Izea, una de las agencias de marketing de influencers m¨¢s conocidas, revelaba que, en algunos casos, el a?o pasado, los prescriptores masculinos ganaron de media cerca de 2.800 euros por post, un 30% m¨¢s que ellas. En el mismo estudio se detalla que las mujeres han recibido el 85% de los patrocinios, sin embargo, sus tarifas son menores.
Cuando se trata de celebridades digitales no cauc¨¢sicas, la diferencia, seg¨²n este mismo estudio, puede llegar a ser hasta diez veces menor. ¡°Cre¨¦ mi p¨¢gina por pura frustraci¨®n. Quer¨ªa que se viera c¨®mo funciona este mercado de verdad¡±, contaba recientemente la ejecutiva de marketing digital Adesuwa Ayaji a la revista Bustle. Durante el ¨²ltimo a?o, su cuenta de Instagram @influencerpaygap (ahora inactiva) ha publicado mensajes de influencers denunciando las injusticias de su trabajo: de una tiktoker negra con 300.000 seguidores a la que se pretend¨ªa pagar 20 euros por v¨ªdeo a mujeres discapacitadas a las que la marca quer¨ªa remunera ¡°en visibilidad¡±.
Puede que el mundo de los prescriptores digitales se vea desde fuera como un ¨¢mbito en el que abundan los regalos, el dinero y las jornadas laborales reducidas. Pero es tan patriarcal y poco diverso como cualquier otro ¨¢mbito laboral ¡°con la agravante de que aqu¨ª las tarifas no est¨¢n fijadas. Algunos tienen un manager que negocia por ellos, otros no, y al final juegan en su contra cuestiones como la inseguridad o la necesidad de tener colaboraciones¡±, concede un especialista en marketing digital que prefiere no revelar su nombre. Los datos le dan la raz¨®n; el 78% de los influencers se siente inseguro poniendo precio a sus colaboraciones, seg¨²n otro informe publicado hace dos meses por la agencia Sevensix.
Seg¨²n publicaba The Guardian,?el pasado invierno, en la lista de los gamers mejor pagados del mundo la primera mujer, Sasha Scarlett Hosting, est¨¢ en el n¨²mero 367. Solo dos m¨¢s, Xiao Meng ¡°Liooon¡± Li y Katherine ¡°Mystik¡± Gunn alcanzan ganancias de seis cifras anuales. En Twitch, de los 100 jugadores que m¨¢s beneficios acumulan, solo tres son mujeres.
La moda es quiz¨¢ el ¨²nico ¨¢mbito que se escapa a la desigualdad econ¨®mica, principalmente porque ellas son mayor¨ªa (y porque este ¨¢mbito ha sido tradicional y culturalmente ¡®cosa de mujeres¡¯): ¡°Muchos influencers de moda masculinos tienen una base de seguidores femenina¡±, explica un ejecutivo de cuentas de una agencia de marcas de moda. ¡°Eso cambia mucho las cosas, porque, aunque suele ser al contrario, a ellos no les suelen seguir por aspiraci¨®n, sino por su f¨ªsico o porque les gusta su contenido¡±, comenta. Eso s¨ª, aunque ellas cobren m¨¢s (porque, en esencia, son m¨¢s famosas), ¡°ellos son m¨¢s decididos negociando¡±.
Pero la cuesti¨®n, adem¨¢s de econ¨®mica, es estructural. En la publicidad tradicional, de acuerdo a un estudio reciente, muchas marcas siguen siendo reticentes a retratar mujeres en ¨¢mbitos profesionales y se amparan en roles tradicionales para reconfortar al consumidor. Poco se puede hacer si de los miles inputs visuales que recibimos cada d¨ªa inconscientemente, la mayor¨ªa siguen perpetuando esos prejuicios que les convierten a ellos en ¡°generadora de contenido¡± y a ellas en ¡°meras influenciadoras de opini¨®n¡±