Festivales al estilo brit
Disfraces, herencia musical, trapos, desparrame¡ nadie va de festival como los brit¨¢nicos.
Adem¨¢s de una pinta de cerveza sin espuma y una buena taza de t¨¦ no hay nada que le guste m¨¢s a un brit¨¢nico que un festival de m¨²sica. Los padres llevan a sus hijos peque?os, los adolescentes lo toman como rito de paso, las famosas se quitan sus louboutins para la ocasi¨®n, los pol¨ªticos se hacen all¨ª los enrollados y los hippies veteranos contin¨²an con sus hamburguesas vegetarianas y chai tea. Hasta una firma de lujo como Mulberry quiere verse asociada a esta cultura y public¨® un libro sobre el ya legendario Glastonbur...
Adem¨¢s de una pinta de cerveza sin espuma y una buena taza de t¨¦ no hay nada que le guste m¨¢s a un brit¨¢nico que un festival de m¨²sica. Los padres llevan a sus hijos peque?os, los adolescentes lo toman como rito de paso, las famosas se quitan sus louboutins para la ocasi¨®n, los pol¨ªticos se hacen all¨ª los enrollados y los hippies veteranos contin¨²an con sus hamburguesas vegetarianas y chai tea. Hasta una firma de lujo como Mulberry quiere verse asociada a esta cultura y public¨® un libro sobre el ya legendario Glastonbury.
Desde hace cuarenta a?os son parte de la vida social del pa¨ªs. Hay unos 500 registrados y el n¨²mero crece con convocatorias m¨¢s peque?as y especializadas. Algo parad¨®jico en una naci¨®n siempre al borde del diluvio, aunque haya sabido hacer de sus inconvenientes un punto de diferencia y sus conciertos al aire libre no ser¨ªa lo mismo sin las botas wellies y los barrizales. Pero ?c¨®mo explicar esa querencia de los brit¨¢nicos por los festivales?
Para empezar, es una oportunidad de olvidarse de su proverbial compostura, para desbarrar y liberarse. Cada edici¨®n de Bestival anima a los asistentes a disfrazarse de una tem¨¢tica diferente (la de este a?o es la flora y fauna salvajes) y en general nunca falta alguien disfrazado de Merl¨ªn o chicas normalmente recatadas que se visten como groupies de los setenta.
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Kate Moss en Glastonbury luciendo sus Hunter
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¡°Los festivales brit¨¢nicos sustituyen a las verbenas de los pueblos, son un acto social y cultural establecido y si me apuras tradicional. De ah¨ª el tema de los disfraces, los estandartes, los pic-nics comunales¡¡± explica Gerardo Cart¨®n, jefe de PIAS Spain y asiduo en el circuito festivalero internacional. ¡°Van familias enteras, mientras que en otros pa¨ªses el publico es predominantemente joven. A¨²n recuerdo con l¨¢grimas en los ojos ese momentazo viendo a los Specials en Glasto'10 junto a una familia de skinheads de Coventry en la que los abuelos eran skins originales del 68/69, los padres, hijos del revival que trajo el punk en el 77, y los hijos, de unos quince a?os, portaban orgullosos parches de los Toasters y los Slackers. Insuperable¡±.
Por otra parte, la idea de ir al campo a vivir una experiencia comunal apela a la nostalgia de lo no vivido. A una arcadia de existencia sencilla y tradiciones paganas. Michael Eavis, el granjero organizador de Glastonbury y due?o de las tierras en las que se celebra empez¨® con un concierto gratis, aprovechando el aura m¨ªstica que tiene esa parte del mundo (en el llamado Valle de Avalon confluyen multitud de mitos y leyendas) Tom Hodgkinson, el fundador de la academia defensora de la vaguer¨ªa The Idler Academy considera que los festivales son la oportunidad ¡°de volver a las fiestas populares del Medievo¡± con m¨²sica, baile y desenfreno".
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Gwyneth Paltrow cambia los tacones por botas de agua.
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Por ¨²ltimo, se podr¨ªa decir que es el escaparate de una cultura musical muy arraigada: ¡°Gran Breta?a hist¨®ricamente ha sabido explotar bien el producto, y dedicarle el espacio que merece, creando una industria real en torno a ello. Gracias a esto, la m¨²sica tiene una presencia muy notable en la sociedad, llegando a todos los estratos sociales lo que aqu¨ª denominar¨ªamos como m¨²sica independiente¡± valora Ra¨²l Alonso de La Fonoteca, colectivo para el apoyo y promoci¨®n de la m¨²sica espa?ola. ¡°Por ejemplo un grupo como Portishead en Londres tiene un p¨²blico de todo tipo de gente, mientras que en Madrid el c¨ªrculo es mucho m¨¢s elitista. Si ya esto sucede de por s¨ª de manera aislada, en un festival, donde el elemento festivo adquiere mayor importancia, todo esto se acent¨²a. La aproximaci¨®n a lo popular relativiza la importancia de los grupos a favor del elemento festivo. Ir a un festival en UK es un pretexto m¨¢s para pasarlo bien¡±.
Alexa Chung con su ex, Alex Turner de los Arctic Monkeys en el festival de Reading.
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Y no, no nos hemos olvidado de los trapos. Porque la creciente moda festivalera, a la que las cadenas dedican colecciones enteras, debe mucho a los brit¨¢nicos. Las botas Hunter se hicieron populares despu¨¦s de que Kate Moss las paseara en Glastonbury. Sienna Miller populariz¨® el look boho de cintur¨®n marroqu¨ª y vestido de algod¨®n en la edici¨®n 2004 del mismo festival. Gwyneth Paltrow quiso desprenderse ¨Csin mucho ¨¦xito- de su imagen de princesa WASP asistiendo a los conciertos al aire libre de su marido el l¨ªder de Coldplay Chris Martin. Y cuando Robbie Williams abandon¨® Take That y se hizo el rebelde, se decolor¨® el pelo, se agenci¨® una chaqueta de ch¨¢ndal Adidas y se fue de farra festivalera con los hermanos Gallagher.
Durante los ¨²ltimos a?os se ha impuesto el look tradicionalmente brit¨¢nico de botas Hunter, Barbour y jers¨¦is de lana. Ahora se tiende a un atuendo noventero. Con blusas indias de algod¨®n (como si te hubieras pasado los ¨²ltimos veranos de rave en Goa), prendas tie dye, tops que muestran el ombligo, sudaderas, botas Dr Martens, pulseras y colgantes de plata y rejillas varias. Incluso las colecciones de Isabel Marant parecen reclamar ese esp¨ªritu n¨®mada y ravero.
Sienna Miller, en Glastonbury.
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Este a?o no se celebra Glastonbury porque los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres han acaparado todos los ba?os port¨¢tiles del mercado. Tranquilidad, que algunos quedan para eventos de aforo m¨¢s reducido.
Hay muchas razones para ir a un festival brit¨¢nico. Descubrir la id¨ªlica mansi¨®n en la que tiene lugar Port Eliot, ser exc¨¦ntricamente intelectual en Latitude; ver a Grace Jones en Lovebox o a Rihanna y Florence en Radio 1 Hackney Weekend, ambos en Londres; recordar tiempos grunges con Pearl Jam en la Isla de Wight; arrodillarse ante Bob Dylan y Patti Smith en Hop Farm; darse al hedonismo a escondidas en Secret Garden Party y descubrir el festival sibarita Wilderness, con Wilco, bailes de m¨¢scaras y sesiones de nataci¨®n en riachuelos. La temporada se cierra con el jovial Bestival, que tendr¨¢ una secci¨®n dedicada a Bollywod. Que no se diga.