C¨®mo el Guggenheim cambi¨® la vida de los vascos
Celebramos el 20 aniversario del centro que ha mostrado el poder transformador de la cultura y redefinido una ciudad en plena crisis industrial. Diecisiete vascos analizan c¨®mo un proyecto art¨ªstico puede reinventar la sociedad.
Aquel 18 de octubre de 1997 no llov¨ªa en el Botxo. Pasadas las ocho de la tarde, m¨¢s de 800 invitados vieron c¨®mo el rey Juan Carlos inauguraba el Guggenheim Bilbao. ?Volvemos a abrirnos al mundo y le ofrecemos un lugar de encuentro donde nuestra cultura y la de todos podr¨¢n dialogar, abrazarse y fecundarse?, dijo el entonces lehendakari, Jos¨¦ Antonio Ardanza. Ahora, cuando se cumplen 20 a?os de esa apertura ¨Cart¨ªstica y social¨C reunimos a 17 vascos para hablar sobre el efecto Guggenheim. Sobre ...
Aquel 18 de octubre de 1997 no llov¨ªa en el Botxo. Pasadas las ocho de la tarde, m¨¢s de 800 invitados vieron c¨®mo el rey Juan Carlos inauguraba el Guggenheim Bilbao. ?Volvemos a abrirnos al mundo y le ofrecemos un lugar de encuentro donde nuestra cultura y la de todos podr¨¢n dialogar, abrazarse y fecundarse?, dijo el entonces lehendakari, Jos¨¦ Antonio Ardanza. Ahora, cuando se cumplen 20 a?os de esa apertura ¨Cart¨ªstica y social¨C reunimos a 17 vascos para hablar sobre el efecto Guggenheim. Sobre el poder transformador de la cultura.
Su director general desde que se plante¨® el proyecto en 1992, Juan Ignacio Vidarte, se muestra orgulloso de lo conseguido: ?Ha sido el catalizador de una evoluci¨®n. A la vez un exponente y un motor del cambio, ha contribuido a crear una ciudad m¨¢s abierta y cosmopolita, donde la cultura tiene un papel muy importante?. ?l siempre crey¨® en ese ?sue?o?, pese a los esc¨¦pticos. ??ramos conscientes de que se trataba de una idea disruptiva, que iba a generar antagonismos?. Hoy, las cifras confirman su convicci¨®n: por sus salas han pasado 88 exposiciones temporales, de las que 25 han superado el medio mill¨®n de visitantes (el r¨¦cord, Andy Warhol: Sombras, con 820.618; seguida de Louise Bourgeois. Estructuras de la existencia, con 679.532) y el a?o pasado recibi¨® 1.169.404 visitantes, un 6% m¨¢s que en 2015, aportando 424,6 millones de euros al PIB vasco. Vidarte sintetiza la clave: ?El museo ha sido pionero y ha demostrado que una infraestructura cultural puede ser fundamental en el proceso de transformaci¨®n de una sociedad?.
Porque el Guggenheim ?supuso un antes y un despu¨¦s, fue el final de la adolescencia para una generaci¨®n y el inicio de la toma de decisiones adultas?, afirma la escritora Espido Freire. Su carrera lo atestigua: en 1999, con 25 a?os, se convirti¨® en el Premio Planeta m¨¢s joven. ?Los j¨®venes quer¨ªamos abrirnos al mundo. Exist¨ªa una sensaci¨®n de decadencia, ven¨ªamos de una crispaci¨®n social que ahora hemos olvidado, por suerte. Que el arte permitiera que una ciudad recuperara el orgullo, que no apost¨¢ramos por lo vetusto, sino por algo radicalmente nuevo, ha sido un ejemplo vital. No pod¨ªamos continuar mir¨¢ndonos el ombligo, y la cultura fue determinante; se nutre de apertura de mente?. Meses antes de la inauguraci¨®n, el 20 de junio, Juanma Bajo Ulloa estrenaba Airbag, un taquillazo que rompi¨® esquemas: ?Fue una terapia colectiva, el humor ayud¨® a abrir una puerta para quitar hierro a asuntos delicados: drogas, putas, regionalismos, nacionalismos¡?. El cineasta habla del nacimiento de un nuevo icono: ?A d¨ªa de hoy, el Guggenheim es la catedral de Bilbao, una rara maravilla est¨¦tica, que ha conseguido que la gente tenga una raz¨®n extra para venir?.
Esp¨ªritu multidisciplinar
La palabra ¡®apertura¡¯ es la que todos los entrevistados repiten, junto a ¡®cambio¡¯. El mantra del efecto Guggenheim. ?Fue el momento en el que algo cambi¨® en el Pa¨ªs Vasco?, asegura la presentadora Anne Igartiburu, testigo de ese despertar: ?He conducido galas all¨ª, estuve en la inauguraci¨®n de la exposici¨®n de Armani¡ Estudi¨¦ en Deusto, ve¨ªa avanzar las obras. Es un edificio robusto que surgi¨® de una actitud de esperanza e ilusi¨®n?. Luis Chillida apunta que su padre ?fue uno de los grandes defensores del proyecto?. La primera vez que vio unos bocetos del edificio ¨C24.000 m? con la cubierta ¡®flor de metal¡¯, formada por l¨¢minas de titanio que adquieren matices con los cambios de luz¨C fue en una comida entre Eduardo Chillida y Frank Gehry: ?A¨²n no exist¨ªa y a mi padre ya le parec¨ªa una creaci¨®n art¨ªstica en s¨ª misma. No era un museo neutro para exponer, sino que iba a imponer?. El chef Juan Mari Arzak (tres estrellas Michelin durante 28 a?os en su restaurante de Donostia) realiz¨® una de sus primeras visitas al lugar junto a los Chillida: ?Siempre me ha emocionado visitarlo. Mi hija Marta trabaja aqu¨ª. Es impresionante, cambi¨® Euskadi: empez¨® a llegar gente que luego iba a mi casa a comer. Cre¨® un circuito, y ha revolucionado muchas cosas, incluso el mundo gastron¨®mico?.
El impulsor de la Nueva Cocina Vasca asegura que sus platos ?igual que las obras de arte, deben tener belleza, transmitir?. Por eso aboga por la interacci¨®n con otras disciplinas, algo por lo que el Guggenheim ha apostado desde sus inicios ¨Csu restaurante, Nerua, del chef Josean Alija, tiene una estrella Michelin¨C. Pero no solo con la gastronom¨ªa, tambi¨¦n con la moda. ?Su apertura coincidi¨® con un momento de gran creatividad en la ciudad. Se dec¨ªa ¡®?dise?as o trabajas?¡¯, todo el mundo se dedicaba a esto?, recuerda Miriam Ocariz, que en 1994 lanz¨® su marca y tiene una colecci¨®n propia en la tienda del museo. Para ella, ?fue el motor de una regeneraci¨®n necesaria?, aunque lamenta ?la p¨¦rdida del Bilbao de antes, m¨¢s duro pero con mucho car¨¢cter?. Otro dise?ador, Ion Fiz, habla de ?renacimiento?. Modific¨® ?la forma de ver la arquitectura, la est¨¦tica¡ Fue el camino hacia una ciudad m¨¢s abierta, con luz, porque antes era m¨¢s gris?. ?l conoci¨® sus mecanismos desde dentro: fue? vestidor en un desfile de Paco Rabanne en 1998 y ayudante de vestuario en la exposici¨®n de Armani en 2001. En 2012 celebr¨® all¨ª el d¨¦cimo aniversario de su marca, un hito que repetir¨¢ el 25 de septiembre, dentro de la agenda del 20 aniversario, cuando convertir¨¢ el recinto de nuevo en una pasarela para 45 de sus creaciones con motivo de los 15 a?os de su firma.
La m¨²sica y el cine tambi¨¦n se han colado bajo las placas de titanio: conciertos de Kraftwerk, proyecciones de pel¨ªculas¡ ?La cultura tiene un poder did¨¢ctico y de regeneraci¨®n. Pero estar¨ªa bien que se abriese m¨¢s a la m¨²sica joven, a lo que est¨¢ pasando en zonas como Bilbao La Vieja y Zorrotzaurre?, apunta Cris Lizarraga, del grupo Belako. La fadista Mar¨ªa Berasarte ha llevado all¨ª su m¨²sica. ?Su p¨²blico est¨¢ preparado para todo. Que las artes se mezclen es bueno siempre y cuando el resultado aporte y sea verdad?, asegura. Para ella, que vive entre Lisboa y San Sebasti¨¢n, ?la cultura libera las mentes, y el Guggenheim ha conseguido posicionarnos en el mapa?. Eso es algo que ha notado el surfista Kepa Acero al moverse por el mundo cazando olas. ?Simboliza el cambio a una era tur¨ªstica. Muchos extranjeros con los que he viajado me dicen que es una parada necesaria en sus rutas?.
Igor Yebra nos cuenta c¨®mo le impact¨® leer la noticia de la inauguraci¨®n en S¨ªdney, donde entonces formaba parte del Australian Ballet: ?Fue una apertura general a todo. Antes ibas por la calle en Bilbao y cuando alguien hablaba otro idioma te dabas la vuelta para ver qui¨¦n era. A d¨ªa de hoy es lo normal. Me llen¨® de orgullo que sali¨¦ramos en el otro lado del mundo abriendo las noticias y que no fuera por un hecho de terrorismo, fue un shock?.
En julio, se hab¨ªa producido la gran movilizaci¨®n social tras el asesinato del concejal del PP de Ermua Miguel ?ngel Blanco. Borja S¨¦mper, entonces en el Ayuntamiento de Ir¨²n y ahora portavoz popular en el Parlamento Vasco, dice que ?ETA ten¨ªa absolutamente agotada, cabreada y hastiada a la sociedad vasca, que necesitaba ox¨ªgeno y aire fresco; hab¨ªa que cambiar una din¨¢mica terrible para presentarse ante el mundo como un lugar moderno?. Eso, afirma, coincidi¨® con la llegada del museo. ?El efecto Guggenheim es de puertas afuera y adentro. Ha tenido un poder transformador de la imagen de Euskadi hacia el exterior, ayudando a convertirlo en un lugar que visitar y ha cambiado mentalidades, porque el arte contempor¨¢neo obliga a pensar, a reflexionar, consigue derribar barreras?.
Videoartistas como Bill Viola o Pipilotti Rist; pintores como Cy Twombly o Jean-Michel Basquiat¡ Todos han tenido cabida en el buque de titanio erigido donde una vez estuvieron los Astilleros Euskalduna. La actriz B¨¢rbara Goenaga intenta no perderse esas citas. Las de Andy Warhol y David Hockney figuran entre sus favoritas. ?He ido a muchas con mi padre [el pintor Juan Luis Goenaga]. El arte tiene que estar siempre al principio de todo, lo necesitamos; por eso es muy positivo que una ciudad se haya visto favorecida gracias a un museo, resulta esperanzador?.
Lo local como global
Para Miguel Zugaza, que ha vuelto a la direcci¨®n del Museo de Bellas Artes de Bilbao tras 15 a?os al frente del Prado, ?con el Guggenheim, la ciudad invent¨® un concepto, demostr¨® que m¨¢s que imitar los modelos de otras deber¨ªamos inventarlos?. Conjugar car¨¢cter propio y proyecci¨®n global: ?Frente a la estandarizaci¨®n de los modelos cada vez se aprecia m¨¢s el acento local, lo singular?. La artista Erlea Maneros Zabala coincide en que este hito cultural ?ha posibilitado exponer al Pa¨ªs Vasco a un p¨²blico m¨¢s amplio?. Cuando abri¨® sus puertas ella estudiaba en Glasgow; ahora reside en Los ?ngeles. Le pareci¨® ?una soluci¨®n arriesgada a la hora de resolver los problemas despu¨¦s del desmantelamiento industrial y, en t¨¦rminos culturales, interesante observar a una instituci¨®n estadounidense posicionarse en relaci¨®n a un contexto tan opuesto a sus ra¨ªces?. El escultor Pello Irazu, que en marzo tuvo en el museo la retrospectiva Panorama, viv¨ªa en Nueva York en el 97. Desde all¨ª observ¨® la mutaci¨®n: ?Es una especie de faro. Ha ayudado a reorientar una sociedad volcada en la industria hacia un nuevo modelo?. Considera dif¨ªcil replicar su f¨®rmula. ?Ha permitido que el mundo tenga otra mirada sobre nosotros; y para ello han tenido que coincidir circunstancias muy espec¨ªficas?.
?ngel Gabilondo, exministro socialista de Educaci¨®n, matiza que ?no supuso exactamente un inicio, sino que fue m¨¢s bien la comprensi¨®n de que nunca se deja de recomenzar?. Un motor ¨Cy espejo¨C del cambio. Porque ?la cultura es legado y creaci¨®n, memoria y generaci¨®n. En ella se sustenta lo que una sociedad es y quiere ser. El Guggenheim no es un simple recinto para contener lo que ya sucede, sino un espacio abierto que a su vez abre nuevos espacios y formas de vida?.