La diplomacia de las princesas
Los segundos espadas de algunas monarqu¨ªas han institucionalizado su labor para adaptarse a los nuevos tiempos.
En una ¨¦poca en la que se tiende a cuestionar el sistema imperante los cambios siempre se reciben con gran expectaci¨®n. Sin embargo, hay ciertas estructuras que parecen narcotizadas de por vida, como las monarqu¨ªas, que la mayor¨ªa de las veces reaccionan cuando alguien les atiza un coscorr¨®n. Eso es precisamente lo que sucede en nuestro pa¨ªs desde 2011, cuando la Corona se vio obligada cambiar la horchata y la sangre azul por algo de olfato.
Un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n en e...
En una ¨¦poca en la que se tiende a cuestionar el sistema imperante los cambios siempre se reciben con gran expectaci¨®n. Sin embargo, hay ciertas estructuras que parecen narcotizadas de por vida, como las monarqu¨ªas, que la mayor¨ªa de las veces reaccionan cuando alguien les atiza un coscorr¨®n. Eso es precisamente lo que sucede en nuestro pa¨ªs desde 2011, cuando la Corona se vio obligada cambiar la horchata y la sangre azul por algo de olfato.
Un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n en el propio seno de la familia real y ciertas a?oranzas coloniales obligaron, esta vez s¨ª, a tomar medidas. ?Resultado? La adopci¨®n de pautas de transparencia y austeridad, as¨ª como la limitaci¨®n de las labores de representaci¨®n a cuatro figuras clave: los reyes de Espa?a y los pr¨ªncipes de Asturias. Esto ¨²ltimo fue lo que motiv¨® que los palmeros de turno afirmaran que la Casa Real suscrib¨ªa una tendencia dominante en muchas monarqu¨ªas. Pero la realidad confirma la excepcionalidad de la nueva situaci¨®n espa?ola, ya que los actores de reparto en reinos y principados como el ingl¨¦s o el monegasco gozan de un protagonismo que muchas veces se traduce en grandes labores diplom¨¢ticas.
Si bien los juicios sumar¨ªsimos sobre el sentido de las casas que representan corresponden a otros foros, parece interesante ver en qu¨¦ medida resultan ¨²tiles estos personajes secundarios en la acci¨®n exterior de sus pa¨ªses. Ventajas, si las hubiera, que otros modelos de gobierno no podr¨ªan explotar. Luis Gordillo, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Deusto, asegura en declaraciones a S Moda que ?las monarqu¨ªas permiten relaciones m¨¢s estables?. De esa manera, ?el n¨²mero de contactos y relaciones que se pueden entablar aumenta exponencialmente, respecto de, por ejemplo, un primer ministro o un presidente que puede tener el mandato limitado?.
Las rep¨²blicas, por su parte, intentan suplir esa actividad de otra forma. Ignacio Molina, profesor de Ciencia Pol¨ªtica y Relaciones Internacionales de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, explica que ?en los estados sin monarqu¨ªa se trabaja a trav¨¦s de instituciones como la Alliance Fran?aise o la Korea Fundation, o con personalidades de la cultura y el deporte como Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez para Colombia o Roger Federer para Suiza?. De todas formas, a?ade que ?en ninguno de esos casos se consigue la identificaci¨®n de conjunto tan personal y efectiva que s¨ª se establece entre los royals y sus pa¨ªses?.
Los herederos de las monarqu¨ªas europeas, juntos en la recepci¨®n que organizaron Guillermo y M¨¢xima de Holanda en la primavera de este a?o.
Casa Real
En este sentido destacan la labor que desde hace tiempo llevan a cabo el pr¨ªncipe de Gales y la duquesa de Cornualles ?herederos al trono ingl¨¦s?, los duques de Cambridge ?herederos de los herederos al trono ingl¨¦s? y el pr¨ªncipe Enrique. El campo de trabajo de los primeros se desarrolla mayoritariamente a nivel dom¨¦stico, mientras que los segundos cuentan con una gran acogida en la escena internacional. Con la juventud como principal arma para la conquista, su popularidad en pa¨ªses aliados del Reino Unido ha adquirido cotas desconocidas para sus antecesores. El pr¨ªncipe Enrique, por su parte, tras agotar una hoja de ruta salpicada de esc¨¢ndalos, ha resurgido como un ¨²til embajador para los Estados Unidos gracias al polo.
A miles de kil¨®metros de all¨ª, el emirato de Catar ?que en castellano pierde la graf¨ªa original Qatar?, consciente de que sus recursos naturales acabar¨¢n extingui¨¦ndose alg¨²n d¨ªa, ha optado por reforzar su papel como potencia regional ampliando su influencia y estrechando lazos comerciales y culturales con pa¨ªses que hasta hace poco ni siquiera sab¨ªan de su existencia. La adquisisci¨®n de inmuebles en localizaciones estrat¨¦gicas, su papel como mediador en los conflictos libio y sirio, as¨ª como su labor de mecenazgo revelan un plan perfectamente trazado para asegurar el poder de cara al futuro. Aqu¨ª destaca el papel que desempe?a una de las tres esposas del jeque, Mozah bint Nasser, como embajadora para los pa¨ªses occidentales y los estados asi¨¢ticos no isl¨¢micos. Es presidenta de la Qatar Foundation ?probablemente la instituci¨®n cultural m¨¢s influyente del mundo?, un tent¨¢culo a trav¨¦s del cual Catar desarrolla toda su actividad no pol¨ªtica.
Y en nuestro pa¨ªs, los pr¨ªncipes de Asturias hacen lo que les dejan. Despu¨¦s de bregar con las haza?as del rey y los tejemanejes del duque de Palma, su labor pasa casi tan inadvertida como una gota de lluvia en mitad de una tormenta. Los premios Pr¨ªncipe de Asturias y la presencia en tomas de posesi¨®n de mandatarios latinoamericanos figuran como las actividades m¨¢s radiadas en los medios de comunicaci¨®n. Ya sea por prudencia o por inacci¨®n, su trabajo no recibe la atenci¨®n que otros representantes extranjeros obtienen. Lo que est¨¢ claro es que todos los personajes de las monarqu¨ªas del siglo XXI tienen la opci¨®n de integrarse en los aparatos diplom¨¢ticos con ¨¦xito. Que lo hagan o no es una cuesti¨®n de voluntad.
La reina Sof¨ªa y los pr¨ªncipes de Asturias reciben a la jequesa de Catar en su ¨²ltima visita a Espa?a.
Cordon Press