Aliens y trajes vaqueros ¡®lis¨¦rgicos¡¯ del legendario Nudie Cohn: el lenguaje secreto que habla el vestuario de¡¯?Nop!¡¯
La conquista extraterrestre del Oeste de ?Nop!, la ¨²ltima de terror afroc¨¦ntrico de Jordan Peele, recupera el legado del sastre ucranio emigrado a California que ide¨® el glam ranchero y termin¨® vistiendo a la realeza del country-rock. Un oportuno huevo de Pascua escondido en una pel¨ªcula repleta de met¨¢foras indumentarias.
Las invasiones extraterrestres ya no se combaten en uniforme militar, pantalones cargo, traje sastre negro impecable o armadura de bruto mec¨¢nico. Ahora, los h¨¦roes de la pel¨ªcula lucen merchandising de sus bandas favoritas, sudaderas promocionales, ropa de trabajo con etiqueta guay (Carhartt, no hay spoiler aqu¨ª), gorras de camionero y desechos de segunda y hasta tercera mano. Cierto que algo de eso tambi¨¦n se hab¨ªa vestido en Mars Attacks! (Tim Burton, 1996) y, sobre todo, Attack The Block (Joe Cornish, 2011), con aquellos chavales de barriada de viviendas...
Las invasiones extraterrestres ya no se combaten en uniforme militar, pantalones cargo, traje sastre negro impecable o armadura de bruto mec¨¢nico. Ahora, los h¨¦roes de la pel¨ªcula lucen merchandising de sus bandas favoritas, sudaderas promocionales, ropa de trabajo con etiqueta guay (Carhartt, no hay spoiler aqu¨ª), gorras de camionero y desechos de segunda y hasta tercera mano. Cierto que algo de eso tambi¨¦n se hab¨ªa vestido en Mars Attacks! (Tim Burton, 1996) y, sobre todo, Attack The Block (Joe Cornish, 2011), con aquellos chavales de barriada de viviendas sociales londinense que despachaban depredadores del espacio exterior en streetwear, pero lo que ha hecho Jordan Peele en ?Nop!, su tercer largometraje como director, es llevar el estudio/retrato de personajes a trav¨¦s de lo que visten al siguiente nivel.
Como Hitchcock eligiendo los bolsos y zapatos de sus g¨¦lidas rubias, el realizador, guionista y antes actor afroamericano tampoco deja costura psicol¨®gica sin rematar merced a unas decisiones indumentarias cargadas de simbolismo. El ranchero negro coleccionista de camisetas de grupos punk-rock de Los ?ngeles que se cubre con trucker hats inestables a la manera del hip hop, subversi¨®n de la cl¨¢sica imagen del vaquero blanco. La hija pr¨®diga que regresa a casa con lo puesto tras probar fortuna en Hollywood y se apa?a el estilismo pillando de aqu¨ª y all¨¢, sea del hermano o de la madre, oda a la herencia familiar tanto como cr¨ªtica al capitalismo textil. El colega providencial que pasa del polo de cadena de tiendas de cacharrer¨ªa electr¨®nica al atav¨ªo metalero, espejo del nihilismo y la precariedad juveniles (Fry¡¯s Electronics, la cadena de marras, existi¨® y arrastraba un controvertido historial de fraudes y abusos cuando cerr¨® el a?o pasado, con la pandemia como excusa). La dise?adora de vestuario Alex Bovaird dispara metaf¨®rico pr¨ºt-¨¤-porter a discreci¨®n, especificado en el guion de la que puede ser la pel¨ªcula con m¨¢s conciencia de moda en lo que va de a?o. Tanta que incluso ha dado lugar a una colecci¨®n c¨¢psula tramada por el actor Daniel Kaluuya, protagonista de la ficci¨®n, y su amigo el dise?ador Jide Osifeso. Camisetas con motivos gr¨¢ficos ad hoc aparte, incluye la broma de la sudadera naranja de El rey escorpi¨®n. Merchandising del merchandising. Todo muy meta, como le gusta a Peele.
S¨ª, hay que estar atento y conocer el percal de antemano para percatarse de esas camisetas de Rage Against The Machine, Earth o Jesus Lizard que cuentan sus propias historias. Por eso se agradecen obviedades como el conjunto de vaquero superstar que defiende el desdichado personaje de Steven Yeun. Ricky Jupe Park es un juguete roto de la televisi¨®n (la industria del entretenimiento devorando a los suyos, otro subtexto) que dirige un parque tem¨¢tico y viste como el jefe de pista de un circo Far West. Su traje rojo con bordados y vivos en contraste de color, completado con sombrero de cowboy blanco, resume el sue?o americano de un emigrante asi¨¢tico de segunda generaci¨®n que ha conocido d¨ªas mejores. ?Todo su mundo se basa en lo que cualquier tipo blanco entiende por Americana?, explica Bovaird en el portal Consequence, exponiendo el fetichismo folcl¨®rico que nutre la m¨ªstica cultural estadounidense. La dise?adora tuvo que convencer a Peele, que no acab¨® de verlo claro hasta que sali¨® la referencia proverbial: el de Jupe es un Nudie Suit, el uniforme de la aristocracia country. Y venga capas de lectura en un (no tan simple) t¨ªtulo de terror.
En aquella etiqueta de la pin-up sentada en la valla del corral (como la maja, vestida o desnuda) echando el lazo que dibuja Nudie¡¯s en el aire caben todos los clich¨¦s que la cultura pop asocia a la est¨¦tica del salvaje Oeste. Una mitolog¨ªa que el creador del Nudie Suit cultiv¨® de ni?o, viendo pel¨ªculas de indios y vaqueros en el cine de Kiev donde trabajaba su madre. Sorpresa, o no: esa extravagancia cowboy que une en estilo y sin iron¨ªas a una naci¨®n forjada en la conquista a plomo y plata fue obra de un inmigrante ucranio, Nuta Kotlyarenko, renombrado Nudie Cohn cuando desembarc¨® en la isla de Ellis con 11 a?os, en 1913. La historia oficial dice que estuvo dando tumbos, de Nueva York a Minnesota, emple¨¢ndose como limpiabotas y boxeador, code¨¢ndose con g¨¢ngsteres, carne de gran novela americana, hasta que se cas¨® con Helen Bobbie Kruger en 1934. En plena Dust Bowl, el matrimonio dej¨® el emprobrecido y polvoriento Medio Oeste, volvi¨® a Nueva York y, aprovechando la precoz formaci¨®n de Cohn como aprendiz de sastre en su pa¨ªs de origen, abri¨® Nudie¡¯s for The Ladies, taller de corseter¨ªa para starlettes y cabareteras. Menos de una d¨¦cada despu¨¦s ya estaba instalado en Los ?ngeles. Go West. Y, a partir de ah¨ª, la leyenda.
M¨¢s madera genuinamente americana: Nudie Cohn cre¨® la marca definitiva del estilo cowboy en el garaje de su casa (con una m¨¢quina de coser comprada con el dinero que le prest¨® el bluesman Tex Williams). Hollywood era entonces la meca para medrar en el negocio del vestir, como ya hab¨ªan demostrado el sastre chicano William Arenas y, en especial, el ruso Sy Devore, que ven¨ªa de triunfar en Broadway y manejaba una clientela entre la que se contaban el Rat Pack de Sinatra y la mayor¨ªa de los caballeros de la edad de oro del sistema de estudios cinematogr¨¢ficos. El ucranio bati¨® a sus rivales derivando el traje al territorio de sus sue?os, las chaquetas m¨¢s largas, los pantalones m¨¢s estrechos, las camisas con canes¨²s y pu?os caprichosos. Y luego la fantas¨ªa de bordados multicolores, apliques de pedrer¨ªa y cristal, flecos y cenefas que ser¨ªan su firma desde 1947, cuando inaugur¨® Nudie¡¯s Rodeo Tailors en la esquina de Victory Boulevard con la avenida Vineland. Lo que sali¨® de all¨ª durante las cuatro d¨¦cadas siguientes no solo es parte de la historia del rock y la m¨²sica country-western, sino tambi¨¦n de la identidad indumentaria estadounidense y, claro, de la propia moda.
El conjunto blanco recamado con pentagramas y notas musicales negros que hizo a¨²n m¨¢s legendario a Hank Williams un a?o antes de morir, en 1953. La torera y el pantal¨®n mostaza adornados con guitarras con los que Little Jimmy Dickens se present¨® en el Grand Ole Opry de Nashville. El traje de lam¨¦ verde con motivos indios de Rex Allen y el de lam¨¦ dorado con solapas y cenefas plateadas que Elvis Presley luci¨® en la portada de su cuarto recopilatorio, 50.000.000 Elvis Fans Can¡¯t Be Wrong (el llamado traje de los 10.000 d¨®lares, que en realidad cost¨® 2.500; una idea de su m¨¢nager, Colonel Parker, concebido en 1957 para su ?chico de oro? y que el rey del rock detestaba). La locura bordada en hojas de marihuana, amapolas opi¨¢ceas, p¨ªldoras y desnudos femeninos con la que el malogrado Gram Parsons y sus Flying Burrito Brothers lograron que se hablara m¨¢s de sus atuendos que del disco con el que debutaron y para cuya cubierta hab¨ªan sido dise?ados (The Gilded Palace of Sin, 1969). ?Tener un Nudie Suit era un rito de iniciaci¨®n y una demostraci¨®n de orgullo?, explicaba Jamie Lee Nudie, nieta del creador, en una entrevista en 2016. Y a?ad¨ªa, yendo m¨¢s all¨¢: ?Siempre he mantenido que la historia de Nudie deber¨ªa ser parte de la educaci¨®n de las nuevas generaciones. Es el ejemplo de que cualquiera puede salir de la nada trabajando duro y siendo creativo, viviendo su propia versi¨®n del sue?o americano?.
?De los harapos a la pedrer¨ªa y a la riqueza?, sol¨ªa repetir el sastre ucranio, que calz¨® botas desparejadas hasta su muerte, en 1984, recordatorio de sus muy humildes or¨ªgenes, cuando ni pod¨ªa comprar zapatos. Se entiende que hiciera de su existencia un continuado alarde de ostentaci¨®n, exuberancia y lujo en cuanto toc¨® el ¨¦xito, elevado al delirio en su colecci¨®n de coches, los Nudie Cars, tan maqueados como los trajes que confeccionaba. Su negocio le sobrevivi¨® 10 a?os, defendido por la esposa (fallecida en 2006) y la nieta, que a¨²n mantiene la llama en el Nudie¡¯s Custom Java, una coffee-shop en el valle de Santa Clarita donde despacha camisetas y bolsas de tela ilustradas con el logo de la pin-up vaquera. Ya puede estar contenta Jamie Lee, porque a su abuelo le honran hoy precisamente los j¨®venes ¨ªdolos del pop y el rock, de Miley Cyrus a Post Malone, que encargan sus versiones del Nudie Suit a revivalistas del estilo rhinestone cowboy como Kathie Sever, dise?adora de la marca Fort Lonesome con sede en Austin; Jerry Atwood, art¨ªfice de Union Western Wear en Indiana, o las angelinas Jenny Lewis y Judith Rothman, de fama Pierce¡¯s RoseCut. El de ?Nop!, seg¨²n revela Alex Bovaird, se hizo en un atelier de Texas, con expertas bordadoras que dieron forma al platillo volante (ojo ah¨ª) que se adivina en la espalda de la chaqueta. Tambi¨¦n podr¨ªa haber sido un Gucci de Alessandro Michele, o un Jeremy Scott, pero no.
Con todo, el verdadero continuador del legado Nudie no es otro que Manuel Cuevas. Manuel a secas en los anales del vestir country-rock y leg¨ªtimo heredero de Cohn, para el que ejerci¨® de jefe de dise?o durante 14 a?os y del que fue breve yerno (estuvo casado con Barbara, la ¨²nica hija del ucranio). De hecho, muchas de las claves estil¨ªsticas de Nudie¡¯s Rodeo Tailors fueron en realidad hallazgos de este sastre mexicano de Michoac¨¢n licenciado en Psicolog¨ªa, que cruz¨® la frontera a mediados de los a?os cincuenta al volante de un descapotable blanco. Se lo rifaron en cuanto pis¨® Los ?ngeles. Sy Devore, con el que trabaj¨® un par de a?os, llor¨® cuando le dijo que se iba. Manuel, en fin, fue el responsable de vestir a Elvis con monos blancos y a Johnny Cash de riguroso traje negro, de ponerle flecos a Neil Young y bordarles rosas, ducho en labores de hilo y aguja, a Loretta Lynn y Dolly Parton. Aunque no eran dise?o suyo, las chaquetas de Sgt. Pepper¡¯s las hizo ¨¦l (o eso se atribuye ¨¦l mismo), igual que el vaquero de James Dean en Gigante, que confeccion¨® a instancias de Edith Head. A sus 89 a?os, sigue atendiendo a su c¨¦lebre clientela en Manuel American Designs, la tienda-taller en Nashville a la que peregrinan Keith Richards, Jack White o Brandon Flowers cada vez que necesitan un traje para brillar. Hasta Lady Gaga tuvo que ir all¨ª a que le tomara las medidas cuando se empe?¨® en lucir Manuel en 2016, momento Joanne.
En ?Nop!, un vaquero impostado de ascendencia coreana se aferra al ideal americano vistiendo un Nudie Suit, la fantas¨ªa estil¨ªstica de un sastre ucranio en la tierra de las oportunidades, mientras se afana en hacer negocio con una entidad llegada de otro de mundo. Menuda met¨¢fora. Que no se les escape: al fin y al cabo, la conquista del Oeste siempre fue cosa de aliens.