Marianne: la verdadera y triste historia de la mujer que lo dio todo por Leonard Cohen
Una historia de amor que casi acaba en suicidio. El festival In-Edit estrena ¡®Marianne & Leonard: Words of Love¡¯, el documental que aporta nuevas capas de realidad y sufrimiento al romance irrepetible entre Marianne Ihlsen y el artista canadiense.
Ni se la encontr¨® Leonard Cohen llorando desamparada por la calle?ni fue ¨¦l, precisamente, el leg¨ªtimo procurador de cuidados que nos quisieron vender (si entendemos este ¨¢mbito como algo m¨¢s que aportar dinero enviado por telegramas). En realidad todo fue al rev¨¦s. ...
Ni se la encontr¨® Leonard Cohen llorando desamparada por la calle?ni fue ¨¦l, precisamente, el leg¨ªtimo procurador de cuidados que nos quisieron vender (si entendemos este ¨¢mbito como algo m¨¢s que aportar dinero enviado por telegramas). En realidad todo fue al rev¨¦s. La verdadera historia de Marianne Ihlen, reducida a la figura de musa y amante del canadiense, escond¨ªa capas de desamparo emocional y fue bastante m¨¢s agridulce que esa f¨¢bula m¨ªstica de amor libre y equilibrio c¨®smico que nos hab¨ªan contado. As¨ª lo aclaran la multitud de testimonios del entorno de estos dos amantes y grabaciones de los dos implicados que nutren el documental Marianne & Leonard: Words of Love,?una cinta que estrena en Espa?a el festival In-Edit dirigida por Nick Broomfield, documentalista de otros proyectos como?Whitney: Can I Be Me o?Kurt and Courtney, y amigo ¨ªntimo de Ihlen. La investigaci¨®n, adem¨¢s de narrar la historia de amor irrepetible entre el canadiense y la noruega, desmonta involuntariamente la utop¨ªa de igualdad de la revoluci¨®n sexual de los sesenta y revela nuevos detalles y realidades de un romance que fascin¨® al mundo.
Marianne & Leonard certifica todo aquello que ya conoc¨ªamos: que los dos se amaron y respetaron de una forma poco convencional durante a?os (??ramos dos refugiados que hu¨ªamos de nuestras vidas y nos encontramos cara a cara?, cuenta ella en la cinta) y que su relaci¨®n fue ¨²nica hasta la muerte de ambos. En la cinta, Marianne no reniega de la felicidad y asegura que los suyos fueron ?a?os muy buenos?, ?fabulosos?, en los que ?nos ba?¨¢bamos bajo el sol, hac¨ªamos el amor, beb¨ªamos y discut¨ªamos?; pero tambi¨¦n relata c¨®mo tuvo que irse al Reino Unido a abortar sola, c¨®mo lleg¨® a pensar en el suicidio en diversas ocasiones por no saber convivir con las m¨²ltiples conquistas del artista ¨Centre ellas, Janis Joplin, mientras conviv¨ªan juntos en el Chelsea Hotel (?quer¨ªa encerrarlo en una jaula y lanzar la llave, no lo pod¨ªa soportar?)¨C o por qu¨¦ aguant¨® estoicamente la expulsi¨®n de su casa en Hidra (Grecia) cuando la nueva pareja de Cohen, Suzanne, se plant¨® sin previo aviso en la isla cargada de maletas y urgiendo a su salida inmediata.
El mundo sab¨ªa de Marianne Ihlen porque Cohen siempre la recordaba con cari?o en entrevistas e interludios de conciertos desde los inicios de su relaci¨®n. Tambi¨¦n era de dominio p¨²blico que a ella le dedic¨® e inspir¨® escritos como?Beautiful Losers, as¨ª como un buen pu?ado de cl¨¢sicos de su repertorio:?So Long Marianne,?Hey, That¡¯s No Way to Say Goodbye,?Bird on?the Wire. La transformaci¨®n en mito rom¨¢ntico definitivo lleg¨® cuando Ihlen falleci¨® de leucemia en julio de 2016 a los 81 a?os y la carta de despedida de Cohen ¨Cque leyeron en el lecho de muerte de la noruega poco antes de que falleciera, como se comprueba en el documental¨C tuvo un impacto global sin precedentes: las sentidas palabras del canadiense se viralizaron en medios de todo el planeta, encumbrando a la categor¨ªa de leyenda a este irrepetible romance. Una sentida despedida que propici¨® que la correspondencia in¨¦dita entre ambos se haya llegado?a subastar este mismo a?o llegando a alcanzar los 775.000 euros:
¡°Bien, Marianne, hemos llegado a este tiempo en que somos tan viejos que nuestros cuerpos se caen a pedazos; pienso que te seguir¨¦ muy pronto. Que sepas que estoy tan cerca de ti que, si extiendes tu mano, creo que podr¨¢s tocar la m¨ªa. Ya sabes que siempre te he amado por tu belleza y tu sabidur¨ªa pero no necesito extenderme sobre eso ya que t¨² lo sabes todo. Solo quiero desearte un buen viaje. Adi¨®s, vieja amiga. Todo el amor, te ver¨¦ por el camino.¡±
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Adem¨¢s de aportar un archivo documental sobre este preciso (y precioso) momento epistolar de despedida, una de las val¨ªas de?Words of Love?reside en el hecho de poner el foco en la vida y sentimientos de esa obtusa figura que es la musa. Poder acercarse a la afectada para descubrir en primera persona las implicaciones emocionales de las mujeres que han vivido entregadas para ?elevar? el esp¨ªritu de los artistas ¨Cel propio director, que tambi¨¦n mantuvo un romance intermitente con ella, aclara que Ihlen fue el motor inspiracional de su carrera y de otros cantantes¨C. Esta es la historia de un flechazo que fue instant¨¢neo en la isla de Hidra en los sesenta, pero tambi¨¦n de todo lo que pasa cuando te enamoras de un hombre que, como el propio Cohen se define, es ?un ego¨ªsta que se pasa la vida escapando? y que ?hac¨ªa sufrir a qui¨¦n me rodeaba porque siempre consegu¨ªa huir?. Ella estaba casada con un hombre de car¨¢cter violento y ten¨ªa un hijo con ¨¦l, pero por aquel entonces los matrimonios eran abiertos y en aquella id¨ªlica isla plagada de artistas, el ¨¢cido y el speed corr¨ªan con el mismo desenfreno que las promesas de amor libre. ?All¨ª todo el mundo era artista, pero yo no era escultora, ni pintora ni artista. Yo era una artista de la vida, vivir era mi arte?, apunta sobre su funci¨®n en aquella comuna de artistas refugiados al sol griego.
El canadiense, que lleg¨® huyendo de Montreal junto a una amiga aburrido del ambiente aburguesado jud¨ªo en el que se hab¨ªa criado, se qued¨® prendado de la noruega. La cinta desmitifica el encuentro de una fr¨¢gil Marianne llorando sola por la isla ¨Cfue ella la que se encontr¨® con Cohen, camino del s¨²per con una cesta de la compra, y le invit¨® a tomar algo con sus amigos artistas en una terraza¨C.??El primer a?o en Hidra ¨¦l no hac¨ªa m¨¢s que escribir y escribir. Yo corr¨ªa a su encuentro, hac¨ªa la compra y le tra¨ªa comida. Era su musa griega, as¨ª que me sentaba a sus pies?, cuenta. Entre ingestas de ¨¢cido y arrumacos, Cohen viv¨ªa cuatro meses al a?o en Hidra y volv¨ªa a Norteam¨¦rica el resto del tiempo para?inspirarse? y promocionar sus libros. ?Marianne se lo hac¨ªa todo. Le tra¨ªa cestas con fruta y agua mientras ¨¦l ten¨ªa fiebre. Leonard iba de ¨¢cido y de speed casi siempre y entr¨® en una especie de locura. Ella ¡®sujetaba al hombre¡¯ para que pudiese escribir esas p¨¢ginas?, explica en la cinta Aviva Layton, la que fuese mujer del editor de Cohen en Canad¨¢.
??Conoces a alg¨²n poeta que haya sido un marido espl¨¦ndido??
?Los poetas no son buenos maridos. ?Conoces a alg¨²n poeta, director o artista que haya sido un marido espl¨¦ndido?, apunta en un momento del documental Aviva Layton, antecediendo el drama que estaba por llegar. La conquista de los escenarios como m¨²sico fue el golpe mortal de la relaci¨®n. Judy Collins, la artista que anim¨® a Cohen a cantar y coger la guitarra, rememora c¨®mo Marianne le acus¨® de explotar la burbuja hippy creada en Grecia: ??ramos muy felices en Hidra. T¨² grabaste esas canciones con ¨¦l y arruinaste mi vida?. As¨ª lo sinti¨®. Marianne dej¨® la isla para acompa?ar a Leonard en Estados Unidos y Montreal, pero las cosas no fueron nada bien. ?Un aut¨¦ntico desastre?, resume Aviva Layton: ?La iron¨ªa es que un hombre como ¨¦l era el hombre que toda mujer quiere tener. Pero nadie pod¨ªa ser su due?a. Los poetas son criaturas elusivas?.
Cohen aclara en grabaciones que en aquella ¨¦poca ?ten¨ªa un apetito muy grande por la compa?¨ªa de mujeres y por la expresi¨®n sexual amistosa?. Marianne no pod¨ªa convivir con esa escena de shows repletos de mujeres (Leonard lleg¨® a estar en una gira 23 noches seguidas de ¨¢cido) y con los continuos escarceos de Cohen. ?Esto es lo que te pasa por por elegir al hombre guapo y ver c¨®mo todas las chicas lo desean. Estuve a punto de suicidarme, me destroz¨®?, explica la propia Marianne.
Tras seguirle por varias ciudades, la relaci¨®n empez¨® a flojear. Marianne intern¨® a su hijo en el extranjero varios a?os mientras viajaba y volvi¨® a Hidra hasta que la nueva pareja de Leonard, Suzanne, se present¨® en su casa y la ech¨®. Volvi¨® a Oslo y se convirti¨® en lo que siempre hab¨ªa querido su madre: una secretaria con una familia ordinaria. Se volvi¨® a casar y cuid¨® de los hijos de su nuevo marido. ?Generosa? y ?amable? pese a los desencuentros, como todos insisten en recordarla en el filme, sigui¨® manteniendo una correspondencia puntual y buena relaci¨®n con Cohen. Cuando ¨¦l volvi¨® a subirse a los escenarios en 2009 porque su m¨¢nager le hab¨ªa dejado sin blanca, Leonard le regal¨® dos asientos en primera fila en su concierto de Oslo. El documental la muestra feliz y salud¨¢ndole con ilusi¨®n desde la grada.
Poco antes de morir, Marianne pidi¨® a su amigo?Jan Christian Mollestad que avisara a Cohen: ??Puedes dec¨ªrselo a Leonard? ?Podr¨¢s traer una c¨¢mara??. El mensaje de su antiguo amante lleg¨® al d¨ªa siguiente. Ella sonr¨ªo satisfecha al escucharlo. Tres meses despu¨¦s, ¨¦l seguir¨ªa el mismo camino.