?No discuten, no necesitan comer y no se cansan?: as¨ª crece el negocio de las supermodelos virtuales
Los avatares protagonizan campa?as y firman con agencias de modelos. Los humanos compran ropa virtual que no se puede tocar pero s¨ª llevar en Instagram. La moda hace negocio con las empresas de videojuegos¡?d¨®nde queda la frontera entre lo f¨ªsico y lo intangible?
El a?o pasado, miles de j¨®venes siguieron la pelea v¨ªa Instagram de dos influencers: Bermuda, de clase alta, gustos cl¨¢sicos y simpat¨ªa hacia Donald Trump, repart¨ªa en cada post odio hacia Miquela, de ascendencia latina, adicta a la moda urbana y activista por los derechos raciales. Bermuda acab¨® hackeando el perfil de Miquela (que, de aquellas, ya superaba el mill¨®n de seguidores) y, al parecer, tuvo un l¨ªo con su hermano Blawko. Puro culebr¨®n instagramero. Pero la trama se complica...
El a?o pasado, miles de j¨®venes siguieron la pelea v¨ªa Instagram de dos influencers: Bermuda, de clase alta, gustos cl¨¢sicos y simpat¨ªa hacia Donald Trump, repart¨ªa en cada post odio hacia Miquela, de ascendencia latina, adicta a la moda urbana y activista por los derechos raciales. Bermuda acab¨® hackeando el perfil de Miquela (que, de aquellas, ya superaba el mill¨®n de seguidores) y, al parecer, tuvo un l¨ªo con su hermano Blawko. Puro culebr¨®n instagramero. Pero la trama se complica si tenemos en cuenta que ni Bermunda, ni Miquela ni Blawko son reales; son tres avatares creados, adem¨¢s, por la misma empresa, Brud, una compa?¨ªa de inteligencia artificial con sede en Los ?ngeles.
Miquela, a punto de alcanzar los dos millones de followers, ya es toda una celebridad en la moda. Se hizo famosa fuera de su nicho digital cuando protagoniz¨® un pol¨¦mico beso con Bella Hadid para la campa?a de Calvin Klein del pasado oto?o. Ahora graba discos, ejerce de reportera oficial en Coachella, su cara aparece en las vallas publicitarias de Times Square y es ¨ªntima de Rosal¨ªa (que, hasta donde sabemos, es de carne y hueso).
Hace tiempo que estas influencers ¡®irreales¡¯ irrumpieron en las redes sociales. Trabajan codo a codo con marcas: Miquela le ha llevado el instagram a Prada, Nonoouri, una blogger generada por ordenador con pinta de mu?eca Bratz, ha sido portada de Madame Figaro junto a Carine Roitfeld e Imma, un avatar chino de pelo rosa, es el nuevo rostro de la firma de zapatillas Onitsuka Tiger. Pero ellas solo son la punta del iceberg de un movimiento que ha borrado definitivamente las fronteras entre realidad y ficci¨®n. O mejor dicho, entre la realidad anal¨®gica y la digital.
Han pasado seis a?os desde que Marc Jacobs dise?ara el vestuario de la gira de Hatsune Miku, una estrella del pop japonesa generada por ordenador. Miku se cas¨® el pasado noviembre con un japon¨¦s de carne y hueso, Akihiko Kondo. No consta d¨®nde se conocieron. Quiz¨¢ en una de las cada vez m¨¢s numerosas aplicaciones que te permiten tener citas con avatares o personajes de anime. La madre de Kondo, en cualquier caso, no quiso ir a la boda.
¡°No discuten, no necesitan comer y no se cansan¡±, contaba a la CNN Philip Jay, un ex fot¨®grafo de la revista Playboy que hoy es el cofundador de Irmaz Models, una agencia de modelos generadas por ordenador. Su lema: ¡°Creamos rostros que encajan¡±.
No es la ¨²nica. Quiz¨¢ la agencia que m¨¢s se est¨¢ lucrando con las modelos irreales es The Diigitals. La fund¨® Cameron James Wilson, otro fot¨®grafo, y cuenta entre sus filas con la que es, a d¨ªa de hoy, la top digital m¨¢s demandada por la industria: Shudu, una escultural mujer africana que ha protagonizado fashion films en Vogue, en Cosmopolitan y apareci¨® en la campa?a de Balmain el oto?o pasado junto a dos amigas tambi¨¦n virtuales: Margo y Zhi. Su alter ego en la vida real, Naomi Campbell, es una de sus? seguidoras.
El mercado de las modelos e influencers digitales podr¨ªa parecer un mero divertimento. Otra de las excentricidades que la industria de la moda utiliza para reforzar su aura vanguardista y pintoresca. No es as¨ª. Si alguien dudaba de la capacidad de estos avatares para influir en el consumo y el deseo de los humanos, ah¨ª va un prueba irrefutable: las marcas est¨¢n creando colecciones digitales y la gente las est¨¢ comprado. S¨ª, ropa que se ve, pero no se toca.
El lujo lleva unos a?os invirtiendo en videojuegos. Poco a poco se van dando cuenta de que el dinero est¨¢ en una realidad simulada que a muchos les importa m¨¢s que la real. Los ¨²ltimos en hacerlo han sido Moschino, que han firmado un contrato de colaboraci¨®n para vestir a los Sims. Con m¨¢s de ochenta millones de jugadores, la visibilidad de la marca italiana se amplifica exponencialmente.
Fortnite, que tiene 250 millones de jugadores en todo el mundo, gana 300 millones de d¨®lares al mes vendiendo elementos est¨¦ticos para personalizar el avatar. Hasta Nike tiene modelos de zapatillas a la venta solo en el juego, es decir, que solo se pueden vestir virtualmente.
Pero la incursi¨®n de la moda en las interfaces no se queda solo en el ¨¢mbito de los videojuegos. La pasada primavera, la start up danesa The Fabricant vendi¨® un vestido digital por unos ocho mil euros, una pieza semitransparente que juega con el movimiento y los vol¨²menes y que su due?o solo puede ponerse en sus fotos de Instagram.
Hay opciones m¨¢s baratas: la marca Carlings, famosa por sus ch¨¢ndales para millenials, tiene una l¨ªnea, ¡®Neo-EX¡¯ de prendas digitales que oscilan entre los 10 y los treinta euros. Si te gusta una chaqueta, por ejemplo, env¨ªas una foto a la marca y ellos la manipulan hasta devolver tu imagen con ella puesta. La respuesta ha sido tan buena que ya est¨¢n preparando la segunda colecci¨®n virtual. Teniendo en cuenta, adem¨¢s, que los influencers y los aspirantes a influencer compran ropa para fotografiarla una sola vez, esta opci¨®n, al menos, es bastante m¨¢s sostenible.
Aunque si hay un mercado al que el simulacro le puede beneficiar es, sin duda, el de las zapatillas. Muchos no tienen el dinero ni la informaci¨®n suficiente como para llegar a los ¨²ltimos lanzamientos antes de que se agoten. As¨ª que RTFKT, un e commerce especializado en sneakers, vender¨¢ los car¨ªsimos modelos exclusivos en f¨ªsico y los m¨¢s asequibles en digital. La diferencia, en foto, es m¨ªnima. Y en 2019, la foto es lo que importa. ?Acabaremos idolatrando y queri¨¦ndonos parecer a avatares? Es posible. ?Vestiremos con ropa b¨¢sica y ahorraremos para comprar prendas de lujo que solo podrmeos lucir en fotos? Probablemente.