Monica Vitti, la ?rubia leg¨ªtima? que visti¨® el existencialismo burgu¨¦s
La actriz italiana, fallecida el pasado martes a los 90 a?os, nunca ha sido ese tipo de icono de estilo que t¨² te imaginas.
Una noche, dos mujeres enfrentadas. Hay un hombre (un marido) de por medio, pero no es el caso. Aqu¨ª lo importante es el vestido. Una ¡®petite robe noir¡¯ o ¡®little black dress¡¯, seg¨²n la terminolog¨ªa acu?ada para la prenda, en ambas. El cuerpo esculpido hasta la rodilla, los tirantes espagueti rebeldes, la espalda desnuda, todo promesas sexuales. En un momento de extra?a intimidad, cuando la una acompa?a a la otra a su habitaci¨®n para que se recomponga tras un aguacero liberador (?Cuando te lava la lluvia, est¨¢s limpia?, que cantaba Stevie Nicks), las rivales se encuentran de repente c¨®mplices....
Una noche, dos mujeres enfrentadas. Hay un hombre (un marido) de por medio, pero no es el caso. Aqu¨ª lo importante es el vestido. Una ¡®petite robe noir¡¯ o ¡®little black dress¡¯, seg¨²n la terminolog¨ªa acu?ada para la prenda, en ambas. El cuerpo esculpido hasta la rodilla, los tirantes espagueti rebeldes, la espalda desnuda, todo promesas sexuales. En un momento de extra?a intimidad, cuando la una acompa?a a la otra a su habitaci¨®n para que se recomponga tras un aguacero liberador (?Cuando te lava la lluvia, est¨¢s limpia?, que cantaba Stevie Nicks), las rivales se encuentran de repente c¨®mplices. ?Ni siquiera tengo celos de ti?, le dice la otra a la una. El armisticio femenino es un escueto vestido negro.
No hay m¨¢s cambios de vestuario en ¡®La notte¡¯ (1961), descontando el traje de estampado floral con el que aparece Jeanne Moreau al principio de la pel¨ªcula, que transcurre apenas durante unas horas, las que van de la visita a un amigo moribundo en el hospital a la defunci¨®n del amor entre el matrimonio protagonista (¨¦l, Marcello Mastroianni) al final de una noche de fiesta. Las de la actriz francesa son sendas creaciones de Elvira Leonardi Bouyeure, de fama Biki, sobre todo como ¡®couturier¡¯ de cabecera de Maria Callas. Por su parte, lo ¨²nico que luce Monica Vitti a lo largo del metraje lo firma Valentino: un modelo de c¨®ctel en crep¨¦ negro, la falda escalonada de volantes en diagonal que coinciden en un peque?o lazo a la cintura, en contraste con la simplicidad casi lencera del de su antagonista. Fue un encargo expreso de Michelangelo Antonioni, psic¨®logo como pocos de sus personajes: impecables por fuera, fatal por dentro.
?No hay otro director italiano con tama?a comprensi¨®n y sensibilidad para la moda como Michelangelo Antonioni?, escribe Eugenia Paulicelli en ¡®Italian Style: Fashion and Film to the Early Cinema to Digital Age¡¯ (Bloomsbury, 2016). La semi¨®loga, profesora de literatura y estudios de g¨¦nero del Queens College de la Universidad de Nueva York, le atribuye la primera representaci¨®n cinematogr¨¢fica de la nueva identidad femenina de su pa¨ªs tras la Segunda Guerra Mundial. ?Una mujer completamente diferente a la figura mediterr¨¢nea, que arrastra una neurosis y un sufrimiento nunca antes mencionados. Un malestar que expresa en los detalles, en todo su lenguaje visual, incluida la ropa?, expone, refiriendo a Monica Vitti como estilosa encarnaci¨®n de esa psique. La conocemos en ¡®L¡¯avventura¡¯ (1960) como una burguesita que a¨²n no sabe qui¨¦n es ni lo que quiere, tanto que algunas de sus decisiones indumentarias resultan rid¨ªculas. La reconocemos en ¡®La notte¡¯, oscuro pero ingenuo, torpe objeto de deseo. Y por fin la vemos desmoronarse, confusa, incapaz, en ¡®L¡¯eclisse¡¯ (1962), casi siempre de blanco, tr¨¢gicamente aferrada a su bolso Bamb¨² de Gucci. Los tres t¨ªtulos conforman la llamada ¡®trilog¨ªa de la incomunicaci¨®n¡¯ del cineasta de Ferrara. Los tres los encabeza Vitti. La Vitti, musa del hast¨ªo moderno.
Antonioni sol¨ªa mostrar a su actriz fetiche de espaldas. No era misoginia, solo la ilustraci¨®n de un vac¨ªo existencial. Una mujer mirando el abismo. Por eso el aire ausente que le gan¨® el apelativo de la Greta Garbo italiana (el astigmatismo de su mirada ayudaba), subrayado por la escrupulosa elecci¨®n de vestuario a cargo del que entonces tambi¨¦n era su pareja sentimental. El alcance de Vitti como icono de estilo viene de ah¨ª. Todo lo que se recuerda y ensalza de ella a efectos de moda es lo que llevaban los personajes que interpret¨® para Antonioni, incluida la enlutada pelirroja del ?Me duele el pelo? de ¡®El desierto rojo¡¯ (1964), pen¨²ltimo filme juntos (el ¨²ltimo, de 1981, no cuenta porque es un psicodrama rom¨¢ntico hist¨®rico, adaptaci¨®n de ¡®El ¨¢guila de dos cabezas¡¯ de Cocteau). Hay una raz¨®n para ello: el no tan inesperado giro hacia la comedia de una genuina c¨®mica.
Paulicelli cuenta que, en ¡®L¡¯avventura¡¯, Vitti se impuso a la dise?adora de vestuario, Adriana Barselli, y al propio Antonioni al escoger para cierto momento un traje de chaqueta negro con estampado de lunares blancos, que la sacaba del moderno ¡®glamour¡¯ de su papel. Drama en el rodaje. La actriz admitir¨ªa m¨¢s tarde que lo hizo porque quer¨ªa demostrar que pod¨ªa ?meter un poco de comedia en la escena?. La c¨¦lebre r¨¦plica que da como hero¨ªna de ese delirio pop que es la ¡®Modesty Blaise, superagente femenina¡¯ de Joseph Losey (1966) cuando la pillan en un renuncio, bien hubiera podido escribirla, burlona, ella misma:
¨CModesty, ?ad¨®nde fuiste la otra tarde cuando dijiste que ibas a Balenciaga?
¨C?A Christian Dior!
Hay constancia de la relaci¨®n de amistad entre la actriz y la casa francesa, a cuyos desfiles acud¨ªa puntual precisamente desde 1966, justo el a?o en que Stanley Donen estren¨® ¡®Arabesco¡¯, con una Sophia Loren en plan esp¨ªa ex¨®tica vestida por Marc Bohan. En comparaci¨®n, la m¨¢s ¨¦ticamente dudosa Modesty Blaise de Monica Vitti luc¨ªa casi par¨®dica con las extravagancias ¡®¨¤ la Cardin¡¯ y ¡®¨¤ la Courr¨¨ges¡¯ creadas por la veterana dise?adora de vestuario brit¨¢nica Beatrice Dawson (tambi¨¦n es verdad que el suyo era un personaje de c¨®mic). Como descacharrante pastiche ¡®kitsch¡¯, no tiene precio. Y Vitti abogaba por eso. ?Hacer re¨ªr a la gente es maravilloso. Descubrir c¨®mo conseguirlo es como descubrir que eres hija de un rey?, dec¨ªa en una entrevista en el diario ¡®La Stampa¡¯, en 1993. En 1968, gan¨® el premio a la mejor interpretaci¨®n femenina en el Festival de Cine de San Sebasti¨¢n por ¡®La ragazza con la pistola¡¯, una comedia de Mario Monicelli. Su papel de vengativa joven siciliana en el Swinging London ha tenido todos los boletos para inspirar cualquier colecci¨®n de Dolce & Gabbana, que sin embargo prefirieron volver al t¨®pico estil¨ªstico del neorrealismo cuando contrataron a Madonna como su trasunto en la campa?a primavera/verano 2010. La moda siempre ha preferido a la burguesa existencialista en blanco y negro. Que se lo pregunten a Miuccia Prada.
?Viste tu sexualidad como si fuera un atrevido lienzo emocional?, proclamaba la ya extinta Man Repeller hace unos a?os, instando a sus lectoras a replicar las ¡®reglas de estilo¡¯ de la italiana. Lo primero, claro, pasar por el peluquero para encargar un flequillo ?fren¨¦tico? y, despu¨¦s, cargar la mirada con delineador l¨ªquido. ??Miau!?, apostillaba sin verg¨¹enza el otrora influyente sitio web. Es posible que para las cosas del ¡®get the look¡¯, Monica Vitti (Maria Luisa Ceciarelli en el registro civil) haya quedado sobre todo como una media melena rubia, de corte ¡®bob¡¯, mejor revuelta por sus manos o el viento, y unos enso?adores ojos azules enmarcados con trazo felino. ?No s¨¦ si soy guapa. Siempre he sido diferente. Demasiado alta, demasiado delgada. Mi pelo era importante, y quiz¨¢ mis ojos y mis piernas no estaban mal. Por suerte, la cuesti¨®n nunca me ha supuesto problema alguno?, concedi¨® una vez la actriz y fugaz realizadora, que empez¨® en el doblaje entrenada en la Academia Nacional de Arte Dram¨¢tico de Roma por el genio de Sergio Tofano: ?Tengo la voz grave, siempre me tocaba hacer de fulana?. Lo que nunca fue es ¡®sex-symbol¡¯. La mirada masculina jam¨¢s consigui¨® imponerse sobre ella. En cierta ocasi¨®n, un periodista quiso buscarle las cosquillas y, tras fracasar en el intento, termin¨® pregunt¨¢ndole c¨®mo se describir¨ªa. ?Si me pusieran una pistola en la cabeza, cumplir¨ªa, y comenzar¨ªa describi¨¦ndome as¨ª: soy rubia leg¨ªtima?, respondi¨®. Ni un pelo de tonta.