Pelucas, sombreros y tirabuzones: el significado de la indumentaria de ¡®Unorthodox¡¯
As¨ª son las prendas que visten los jas¨ªdicos que protagonizan la serie de Netflix, f¨¢cilmente reconocibles por sus trajes negros y tirabuzones (ellos) y su vestimenta decorosa acompa?ada de peluca (ellas).
Si existiesen aparatos para detectar lo que a¨²n se considera hipster, pitar¨ªan inevitablemente al llegar a Bedford Avenue, en Williamsburg, Brooklyn. Por medio de su atuendo y estilo de vida tan parodiado, los muchachos y muchachas de la zona ejercen su identidad, ese sustantivo tan peliagudo sobre el que se han escrito millones de caracteres. Pero si seguimos paseando hacia el sur con actitud de flaneurs y llegamos a la paralela Lee Avenue, habremos entrado en las ant¨ªpodas del microcosmos que acabamos de dejar. Nos encontramos en la arteria comercial del barrio jud¨ªo ultraortodoxo o...
Si existiesen aparatos para detectar lo que a¨²n se considera hipster, pitar¨ªan inevitablemente al llegar a Bedford Avenue, en Williamsburg, Brooklyn. Por medio de su atuendo y estilo de vida tan parodiado, los muchachos y muchachas de la zona ejercen su identidad, ese sustantivo tan peliagudo sobre el que se han escrito millones de caracteres. Pero si seguimos paseando hacia el sur con actitud de flaneurs y llegamos a la paralela Lee Avenue, habremos entrado en las ant¨ªpodas del microcosmos que acabamos de dejar. Nos encontramos en la arteria comercial del barrio jud¨ªo ultraortodoxo o jas¨ªdico de Williamsburg, cuna de Esty Shapiro, la protagonista de la serie Poco ortodoxa (Unorthodox) de Netflix. Quiz¨¢ para entonces el detector haya dejado de pitar, a pesar de que las ropas y actitudes pintorescas tambi¨¦n est¨¢n presentes en cualquier esquina.
Los jas¨ªdicos, f¨¢cilmente reconocibles por sus trajes negros y tirabuzones (ellos) y su vestimenta decorosa acompa?ada de peluca (ellas), viven semiaislados del mundo al que por convenci¨®n llamamos ¡°real¡± en sus barrios de Brooklyn, Williamsburg y Borough Park, y solo se acercan a Manhattan para asuntos administrativos, en bastantes casos relacionados con sus negocios, por ejemplo las populares tiendas de imagen y sonido B&H, que regentan desde 1973 y cuyos horarios de apertura son coherentes con el calendario religioso jud¨ªo.
Los porqu¨¦s de su est¨¦tica se encuentran en la necesidad de mantener la tradici¨®n a toda costa. La desaparici¨®n, debida a los pogromos y al nazismo, de gran parte de estos seguidores de la corriente m¨ªstica jud¨ªa fundada por Israel Baal Shem Tov en la Polonia del siglo XVIII, ha llevado a sus descendientes a apegarse f¨¦rreamente a sus se?as identitarias, tanto en costumbres como en vestimenta. Aqu¨ª ofrecemos una gu¨ªa r¨¢pida para descifrar su lenguaje no verbal e iniciarse en su cultura.
Dentro del estilismo capilar de los varones destacan los payot o? tirabuzones a ambos lados de la cabeza. No es que la Tor¨¢ ofrezca consejos e ideas sobre peinados, pero s¨ª marca algunas pautas. Para empezar, el nombre de estas patillas rizadas procede de un vocablo hebreo que significa ?borde? o ?lado?. La interpretaci¨®n y el seguimiento extremos del vers¨ªculo 19:27 del Lev¨ªtico que ordena no redondear ni el borde de la cabellera ni la barba, les impide tanto afeitarse los laterales del pelo como ofrecer una imagen lampi?a al mundo.
No es ning¨²n secreto que llevar la cabeza cubierta es un precepto com¨²n a las religiones monote¨ªstas en sus distintas variantes. En relaci¨®n con ello, el juda¨ªsmo insta a sus feligreses a recordar que Dios est¨¢ siempre por encima de los humanos, de ah¨ª que los hombres luzcan sobre la coronilla la tradicional kip¨¢, ese redondelito de tela que admite, en los ni?os y los practicantes menos rectos, estampados de los Minions y otros personajes de la ficci¨®n animada.
Otro complemento para cubrir cabezas, de lejos confundible con una tarta Sacher, es el enorme sombrero llamado shtreimel que lucen los hombres casados de la comunidad Satmar retratada en la serie.
Se viste en festividades importantes, as¨ª como en las celebraciones semanales del shabat, y, cuando est¨¢ cubierto de pelo de vis¨®n, su precio asciende a varios miles de d¨®lares.
En colectividades muy conservadoras como la que aparece en Unorthodox y, lamentablemente, en muchas otras de lo m¨¢s variopinto a lo largo del planeta, las mujeres casadas han de comunicar a trav¨¦s de su apariencia que no se encuentran disponibles para la seducci¨®n. De ah¨ª proceden, en el caso de las ultraortodoxas, su estilo recatado en el vestir y sus pelucas, que informan del estado civil de la dama en cuesti¨®n a quien pose sus ojos sobre ella. Como hemos visto en una de las escenas m¨¢s traum¨¢ticas de la serie, a Esty Shapiro le rapan su cabellera ondulada justo despu¨¦s de su boda. Este adi¨®s a la melena es definitivo para todas las mujeres ultraortodoxas cuando contraen matrimonio.
Como estas comunidades se caracterizan por tomarse al pie de la letra cualquier norma, el mandato de ocultar el cabello femenino exige a las mujeres no solo esconderlo sino, adem¨¢s, afeit¨¢rselo y lucir a cambio una cabellera postiza.
Quienes hayan dado en Netflix con la serie israel¨ª Shtisel, que tambi¨¦n retrata la cotidianidad de una familia ultraortodoxa, en este caso de Jerusal¨¦n, se dar¨¢n cuenta de que en ella las mujeres usan turbantes oscuros. Bajo ellos sus cabelleras siguen intactas, al ser las reglas algo menos duras que en la comunidad Satmar de Unorthodox. La propia actriz Shira Haas, que encarna a Esty Shapiro, tiene un papel similar en Shtisel, pero por suerte en esta ¨²ltima su cabellera corre mejor destino.
Sigamos con el repaso de la apariencia externa: al bajar hacia los pies se detecta en las mujeres un lenguaje de medias muy tupidas y zapatos m¨¢s o menos planos, todo acorde con el decoro (?tzniut? en hebreo) que rige su est¨¦tica. Las faldas suelen terminar a media pantorrilla y, aunque sean plisadas, apenas tienen vuelo para evitar que un golpe de viento propicie una escena como la de Marylin Monroe en La tentaci¨®n vive arriba.
La idea que subyace tras esta indumentaria, en las variantes femenina y masculina, es la de no destacar pero, al mismo tiempo, la de resultar totalmente distinguible si se acude a un lugar inadecuado como un bar de copas, donde alguien con ese atuendo ser¨ªa mucho m¨¢s f¨¢cil de reconocer que Wally entre las multitudes que pueblan los libros que protagoniza.
La autoexpresi¨®n por v¨ªa de la ropa no parece tener cabida en el juda¨ªsmo ultraortodoxo, salvo para un ojo muy entrenado capaz de distinguir tipos de alas de sombrero o la disposici¨®n de botonaduras y pliegues en el corte del gab¨¢n masculino, el rekel. De nuevo en las muchas festividades jud¨ªas se suelen usar otros con m¨¢s brillos, los bekishe, originariamente de seda y hoy de poli¨¦ster en su mayor¨ªa.
?Y esos flequitos que asoman bajo las camisas blancas masculinas? Son los tzitzit y forman parte de una especie de poncho interior llamado talit. En su formato grande, el talit es un manto de oraci¨®n blanco con franjas oscuras y flecos que se emplea en la sinagoga. Si alguien vio en 2016 a chicas visti¨¦ndolo en las calles de todo el mundo fue porque H&M comercializ¨® un chal de algod¨®n crema con rayas negras e hilachas similares en los extremos. A causa de su dise?o tuvo que pedir disculpas p¨²blicamente tras las numerosas quejas recibidas.
Si tras leer esto alguien sigue vi¨¦ndole posibilidades a la moda ins¨®lita y recatada de los jas¨ªdicos, coincidir¨¢ en su apreciaci¨®n con la revista Vogue, que en 2015 consider¨® el que look ultraortodoxo hab¨ªa inspirado ?la tendencia m¨¢s sexy del oto?o?, con sus vestidos bajo los que afloran leggings y mangas largas. Al hilo de ello han surgido marcas que intentan vestir con estilo a las mujeres que no quieren que la carne asome. Las principales son Junees, Batsheva y The Frock, todas con sede en Nueva York. Esta ¨²ltima fue fundada por Chaya Chanin y Simi Polonsky, dos hermanas de una comunidad jas¨ªdica australiana que deseaban compaginar el recato con la moda, y que venden online sus creaciones en forma de anchos (y c¨®modos) jers¨¦is y vestidos al mundo secular.
Por ¨²ltimo, y si las ganas de ver de cerca este estilo de vida sin sentir que est¨¢s meti¨¦ndote donde no te llaman fuesen irrefrenables, cuando los viajes vuelvan a ser algo posible se puede reservar plaza en el circuito guiado por el barrio brooklyne?o de Crown Heights que organiza la comunidad jas¨ªdica de los Lubavitch. Cansados de turistas mirones que pasean por su barrio en busca de sabor local, ellos mismos ense?an a los visitantes, previo pago de 59 d¨®lares, los lugares esenciales para la comunidad como la sinagoga separada por sexos, la mikve, donde se celebra el ba?o ritual para las mujeres, y la panader¨ªa en la que se elabora la matz¨¢ o pan ¨¢cimo.