?Por qu¨¦ es tan excitante el sexo en lugares p¨²blicos?
Algunos encuentran m¨¢s estimulante un ascensor, el probador de una tienda o una abarrotada piscina municipal, que una suite en un hotel de lujo. En el sexo, el escenario tambi¨¦n cuenta, y mucho.
La vida es una broma pesada. De j¨®venes, cuando sobran los pretendientes, generalmente no disponemos de un lugar privado donde amortizarlos y cuando por fin conseguimos un trabajo fijo, el banco nos concede la hipoteca o nos alquilamos un piso, el problema empieza a ser conseguir personajes para llenar ese espacio vac¨ªo. Conozco a alguien que ilustra esta teor¨ªa a la perfecci¨®n. Su novio se dedicaba a instalar ventanas de aluminio y se trasladaba en una vieja y oxidada furgoneta, en la que mi amiga pod¨ªa poner en practica el Kamasutra entero en la calle m¨¢s c¨¦ntrica de Madrid. Cuando al fin ...
La vida es una broma pesada. De j¨®venes, cuando sobran los pretendientes, generalmente no disponemos de un lugar privado donde amortizarlos y cuando por fin conseguimos un trabajo fijo, el banco nos concede la hipoteca o nos alquilamos un piso, el problema empieza a ser conseguir personajes para llenar ese espacio vac¨ªo. Conozco a alguien que ilustra esta teor¨ªa a la perfecci¨®n. Su novio se dedicaba a instalar ventanas de aluminio y se trasladaba en una vieja y oxidada furgoneta, en la que mi amiga pod¨ªa poner en practica el Kamasutra entero en la calle m¨¢s c¨¦ntrica de Madrid. Cuando al fin ella dej¨® la casa de sus padres y se alquil¨® un piso, su pareja empez¨® a tener problemas de erecci¨®n.
Si mantener relaciones en lugares p¨²blicos es para algunos una necesidad, al no disponer de sitio propio, para otros es una modalidad m¨¢s de sexualidad que une voyeurismo, exhibicionismo y el riesgo de poder ser pillado in fraganti, lo que a?ade morbo y excitaci¨®n al asunto. Algunos incluso van m¨¢s all¨¢ y tratan de sacar provecho de esta afici¨®n a mont¨¢rselo al aire libre. A los noruegos Tommy Ellingsen y a su novia Leona Johansson, les gustaba dar el espect¨¢culo y se hicieron famosos en su pa¨ªs porque en el a?o 2000 follaron en pleno escenario durante un concierto de rock. Tras el ¨¦xito decidieron fundar Fuck For Forest (FFF) una organizaci¨®n ecologista que recauda dinero produciendo material pornogr¨¢fico ¨Cla mayor¨ªa rodado en espacios naturales- y colg¨¢ndolo en su web. Su creaci¨®n, en 2004, cont¨® con ayuda del gobierno noruego y en sus primeros a?os de vida recaud¨® m¨¢s de 500.000 d¨®lares ¨Cmediante la cuota de sus miembros-¨Cque destinaron a salvar las selvas pluviales del planeta. El problema ahora para FFF es que muchas asociaciones ecol¨®gicas, como el WWF noruego y de los Pa¨ªses Bajos, desaprueban sus m¨¦todos poco convencionales de conseguir financiaci¨®n, por lo que Fuck For Forest se plantea trabajar directamente con las comunidades ind¨ªgenas que habitan estas selvas. ¡°?Salvar el planeta es sexy! o ?Por qu¨¦ no excitarse por una buena causa?¡± son algunos de los slogans que esgrimen estos activistas en contra de la estrechez de miras de sus detractores.
El t¨¦rmino dogging (sexo en luggares p¨²blicos) viene de dog ¨Cperro en ingl¨¦s¨C, y hace referencia al hecho de que estos encantadores animalitos se lo montan en plena calle sin ning¨²n tipo de complejos, aunque hay otra teor¨ªa que dice que sacar a la mascota a pasear es la excusa m¨¢s utilizada para salir de noche a los parques a retozar o ver como otros lo hacen. Si uno es aficionado a esta practica y vive en zonas rurales lo tiene f¨¢cil, aunque la gran ciudad es otra tentaci¨®n para muchos y ofrece numerosos escenarios excitantes: edificios abandonados, cabinas de fotomat¨®n, vagones de metro vac¨ªos a altas horas de la madrugada, ascensores que te suben al cielo, museos poco frecuentados, t¨²neles del terror, cines de sesi¨®n continua¡ El pasado a?o, nada m¨¢s inaugurar The Shard, en Londres, el edificio obra del arquitecto Renzo Piano que ostenta el t¨ªtulo del m¨¢s alto de Europa, un empleado de seguridad encontr¨® un tanga en el ba?o del piso 68, abierto al p¨²blico previo pago de la entrada y con espectaculares vistas.
Para muchos, la altura es un ingrediente a a?adir en este c¨®ctel afrodis¨ªaco. Sting y su mujer Trudie son aficionados a los servicios de un bar en el Meatpacking District de Nueva York, concretamente el del hotel The Standard, ubicado en la terraza y con incre¨ªbles vistas al r¨ªo. Sin duda, los beneficios del tantra son los culpables de que esta pareja con dos hijos y 20 a?os de matrimonio siga teniendo todav¨ªa estos calentones.
Algunos famosos adeptos a esta practica son ya de todos conocidos por la consecuencia de sus actos como Hugh Grant y su affaire con la prostituta Divine Brown o George Michael y su afici¨®n por los urinarios p¨²blicos, pero casi todos habr¨ªamos puesto la mano en el fuego por Dustin Hoffman y, sin embargo, el actor norteamericano declar¨® en el 2004 a la edici¨®n inglesa de GQ que tuvo tambi¨¦n su fase salvaje, y recordaba un episodio memorable en la cabina del disc-jockey en un famoso night club de Nueva York. Al menos se resguardaron un poco, en mi adolescencia las parejas follaban en la parte oscura de la discoteca de mi pueblo, Magnolia, sin mucho pudor y sin ser eso el Studio 54. Pero la mejor an¨¦cdota que recuerdo al respecto ocurri¨® en una 'party' de la academia de ingl¨¦s a la que asist¨ª durante mi estancia en Londres. Era un baile de disfraces y un compa?ero de clase se visti¨® de Reina Madre con ropas que compr¨® en una charity shop. Mi amigo lig¨® ese d¨ªa con una chica que iba de Margaret Tatcher y esta acab¨® practic¨¢ndole una felaci¨®n en el jard¨ªn. Imaginen la escena para cualquiera que, casualmente, pasase por all¨ª: Maggie se la come a la Reina Madre, que en realidad es un hombre, en un parque p¨²blico.
Entre las reglas para practicar dogging hay una esencial que dice que si te pillan hay que tener preparada una buena excusa. En este caso la tan manida: ¡°Tranquilo, no es lo que parece¡±, resulta la m¨¢s adecuada.
Tal vez sea la crisis, los problemas de la vivienda o la precariedad lo que ha hecho que el dogging se ponga de moda, especialmente en el Reino Unido, EEUU y Canad¨¢, organizado gracias a Internet y las redes sociales. Existen grupos y p¨¢ginas web ¨Ccomo dogging-spain.com¨C donde los partidarios de estas practicas pueden intercambiar impresiones, ver v¨ªdeos y obtener informaci¨®n sobre lugares donde llevar a cabo sus fantas¨ªas. Lo normal es tener un coche y citarse en un parque o zona lejos del gran p¨²blico. Los hay que van a practicar sexo y ser vistos, mientras otros van solo a mirar, aunque tambi¨¦n puede haber intercambios de pareja y participaci¨®n del p¨²blico y existe todo un c¨®digo de se?ales. Encender las luces interiores y exteriores del coche de forma intermitente sirve para informar al mundo que uno es dogger; si una pareja deja encendida la luz interior del auto es que desean ser observados; entreabrir una ventanilla es una invitaci¨®n a acercarse, e incluso tocar, y abrir una puerta es el c¨®digo que dice: adelante, pod¨¦is participar.?
El coche es el sitio por excelencia para este tipo de practicas porque ofrece seguridad y resguardo contra las inclemencias del tiempo, pero sigue manteniendo el nivel de exposici¨®n deseado. La p¨¢gina web sobre autos Jalopnik, hizo recientemente una encuesta sobre el mejor utilitario para practicar el sexo, importante criterio a tener en cuenta a la hora de comprar uno. Los cinco primeros son: Chevrolet El Camino, el Papam¨®vil ¨Csu alto techo brinda enormes posibilidades¨C, Ford Crow Victoria, Honda Element ¨Cuna camioneta que se trasforma en una gran cama- y Aston Martin DB5.
La necesidad agudiza el ingenio, y una larga trayectoria de habitaciones de alquiler y caseros mojigatos hacen que al final la gente le coja afici¨®n al dogging. Durante muchos a?os he vivido en un piso compartido en el que la due?a impon¨ªa unas estrictas prohibiciones. La primera era no traer hombres ni animales a casa. Yo hombres llev¨¦ pocos, animales bastantes.
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