?Puede el ch¨¢ndal blanco de la vicepresidenta colombiana Francia M¨¢rquez poner en vilo a un pa¨ªs?
La osad¨ªa estil¨ªstica de la primera mujer afrodescendiente que llega a este cargo en el pa¨ªs latinoamericano ha desatado una avalancha de cr¨ªticas e indignaci¨®n que revela todos los vetos de clase y de raza que operan diariamente sobre su figura.
Un ch¨¢ndal blanco tiene conmocionado a Colombia. Se trata del atuendo que eligi¨® la vicepresidenta Francia M¨¢rquez para reunirse con el c¨®nsul colombiano en su residencia en El Cairo, Egipto, en la antesala de la participaci¨®n que har¨¢ la pol¨ªtica en la COP27,? donde liderar¨¢ una conferencia sobre cambio clim¨¢tico y justicia racial. Al ver a esta mujer del Pac¨ªfico colombiano que ha llegado de forma hist¨®rica al segundo cargo m¨¢s importante del pa¨ªs vestida en sudadera y reunida con diplom¨¢ticos y pol¨ªticos, muchas im¨¢genes se vienen a la cabeza.
Aparecen, por supuesto, las evocaciones ...
Un ch¨¢ndal blanco tiene conmocionado a Colombia. Se trata del atuendo que eligi¨® la vicepresidenta Francia M¨¢rquez para reunirse con el c¨®nsul colombiano en su residencia en El Cairo, Egipto, en la antesala de la participaci¨®n que har¨¢ la pol¨ªtica en la COP27,? donde liderar¨¢ una conferencia sobre cambio clim¨¢tico y justicia racial. Al ver a esta mujer del Pac¨ªfico colombiano que ha llegado de forma hist¨®rica al segundo cargo m¨¢s importante del pa¨ªs vestida en sudadera y reunida con diplom¨¢ticos y pol¨ªticos, muchas im¨¢genes se vienen a la cabeza.
Aparecen, por supuesto, las evocaciones de Evo Morales y el jersey de lana de alpaca que eligi¨® para su primera gira por Europa como presidente de Bolivia y que desafi¨® todos los c¨¢nones de la elegancia cuando fue fotografiado -sin camisa, ni corbata, solo con su saco-, junto al rey Juan Carlos, de Espa?a. Se vienen a la cabeza tambi¨¦n? im¨¢genes de Hillary Clinton a quien le llovieron cr¨ªticas y rechazos cuando como secretaria de estado durante la administraci¨®n Obama, os¨® romper las expectativas y salir con su pelo sin peinar y apenas recogido con una coleta detr¨¢s. A pesar de las responsabilidades que estaba asumiendo entonces, el pelo descuidado cuestion¨® su idoneidad para el cargo. M¨¢s recientemente, la osad¨ªa estil¨ªstica de Francia M¨¢rquez parece revivir los vilipendios de los que no se salv¨® ni el presidente franc¨¦s Emmanuel Macron, que levant¨® ampollas cuando en un d¨ªa festivo y con barba de unos d¨ªas, quiso salir con sudadera ante las c¨¢maras para dar a entender? que la pol¨ªtica internacional estaba tan revuelta que no hab¨ªa ni tiempo para los artilugios del vestir. La elecci¨®n de Francia M¨¢rquez nos podr¨ªa remitir tambi¨¦n a otros l¨ªderes de la izquierda latinoamericanos como Fidel Castro y? Hugo Ch¨¢vez, que salieron en deportivas y ch¨¢ndal tantas veces que convirtieron el look en la etiqueta m¨¢s digna para asistir a reuniones de estado.
Pero la lectura que ha desatado el ch¨¢ndal de Francia M¨¢rquez y que ha levantado una pol¨¦mica acalorada en Colombia parece ir por otros territorios m¨¢s espinosos que los meros desaf¨ªos a los formalismos elegantes y r¨ªgidos de lo pol¨ªtico. Una de las primeras y m¨¢s cuestionables relaciones que ha suscitado el atuendo tiene que ver con los preuicios asociados a la clase social, que han visto la sudadera como una prenda propia de las clases m¨¢s oprimidas. ¡°Las cr¨ªticas revelan preocupantemente con lo que se vincula una sudadera en Colombia. La asocian al trabajo dom¨¦stico, a los sectores populares y los trabajos del cuidado. Lo que subyace a eso es una etiqueta racista sobre qui¨¦n presta esos servicios en este pa¨ªs. Ah¨ª hay un entramado de raza y clase que se mezcla muy fuertemente en la figura de Francia M¨¢rquez¡±, explica el acad¨¦mico Edward Salazar, autor del libro Estudios de la Moda en Colombia.
Francia M¨¢rquez naci¨® en el departamento del Cauca, en una zona al sur del pa¨ªs hist¨®ricamente olvidada por el Estado. Es una mujer sencilla, que se hizo l¨ªder de su comunidad para luchar contra la miner¨ªa que socava la seguridad de su territorio. Fue empleada dom¨¦stica y tambi¨¦n estudi¨® derecho para poder llevar sus luchas a otros lugares de representatividad pol¨ªtica. Su voz se hizo tan potente que recibi¨® el Premio Goldman, una especie de premio Nobel en temas medioambientales y ha sido una de las mujeres m¨¢s votadas en la historia pol¨ªtica de Colombia, y, sin embargo, una sudadera blanca la emparenta, seg¨²n sus detractores en redes, m¨¢s directamente con los dignos trabajos dom¨¦sticos que con los de la pol¨ªtica. ¡°Cuando eres una mujer negra llegando a estos lugares de toma de decisi¨®n y de poder, parece que no pudieras relajarte, ir informal o c¨®moda, porque lo que se espera es que demuestres, a trav¨¦s de todo lo que sea simb¨®lico, que t¨² est¨¢s haciendo un doble esfuerzo, porque est¨¢s en un lugar que no deber¨ªa ser ocupado por ti¡±, asegura, por su parte, Carolina Rodr¨ªgez escritora colombiana, creadora del podcast Manifesto cimarr¨®n,? donde aborda temas sobre racialidad y resistencia. ¡°Este esc¨¢ndalo habla mucho del racismo sist¨¦mico en el pa¨ªs, de los prejuicios de la mujer en la pol¨ªtica y, sobre todo, de la mujer negra en la pol¨ªtica, que tiene que parecer laboriosa, esforzada, elegante, sofisticada siempre¡±.
En realidad, con su decisi¨®n de comodidad, Francia M¨¢rquez ha levantado una verdadera afrenta a esa idea de ¡°respetabilidad¡±, que la profesora de la Universidad de Georgetown, Nadia E. Brown, en su libro ¡®Sister Style¡¯ ha planteado como una estrategia de ¡°supervivencia¡± para las personas afrodescendientes. Desde los a?os 60, cuando la comunidad afro en Estados Unidos, con Mart¨ªn Luther King a la cabeza, lider¨® todos los movimientos por la defensa de sus derechos, las mujeres y los hombres empezaron a vestir trajes elegantes: ellos siempre de corbata y ellas con faldas en forma de A, tacones y guantes, porque no era lo mismo que un polic¨ªa golpeara a alguien que iba en vaqueros que a alguien que iba de traje.
As¨ª las cosas, la imagen de M¨¢rquez fotografiada en ch¨¢ndal, en la residencia del c¨®nsul, a puertas de una de las grandes cumbres pol¨ªticas del momento, es realmente una declaraci¨®n de no miedo, de merecimiento, de alejarse de los trajes que han protegido a su comunidad y de vincularse quiz¨¢s con uno de los trajes m¨¢s estigmatizados para las personas afrodescendientes. Por que s¨ª, parece imposible pasar por alto el valor pol¨ªtico de haber elegido, justo para su primera primera gran aparici¨®n internacional, una sudadera con capucha, que ha sido la responsable de que cientos de j¨®venes afrodescendientes hayan sido estigmatizados injustamente por la polic¨ªa como posibles delincuentes. ¡°Esta pol¨¦mica muestra adem¨¢s la folclorizaci¨®n de la propia Francia. Siempre se espera que est¨¦ vestida con telas africanas y telas del Pac¨ªfico y si se sale de ese c¨®digo ¨¦tnico en su vestimenta no est¨¢ atendiendo al discurso de ¡°as¨ª se ven las mujeres negras en el poder¡±. Ella rompe estereotipos y muestra en muchos niveles que las mujeres negras tienen m¨²ltiples dimensiones y son complejas a trav¨¦s de su ropa, de sus actitudes, a trav¨¦s de todo lo que la compone a ella como ser humano y como figura pol¨ªtica¡±, a?ade Carolina Rodr¨ªgez.
¡°Cada persona es libre de encontrar su lugar. Francia, por ejemplo, no lleva turbante, y la mayor¨ªa de mujeres del Pac¨ªfico lo llevan, pero s¨ª lleva su pelo afro rizado natural o trenzado. Hay personas negras que no quieren tener una identidad esquematizada en lo? racial y no pasa nada. Si ella se pone un vestido sin se?as de identidad, ella sigue siendo lo que es, una mujer negra, lideresa, una voz del territorio en cuerpo de mujer¡±, sentencia por su parte Jenny de la Torre C¨®rdoba, doctora en estudios de g¨¦nero y mujer decisiva en procesos de reconocimiento ¨¦tnico en la constituci¨®n colombiana de 1991. La sudadera de la vicepresidenta colombiana no es m¨¢s que una sudadera, que seguramente us¨® despu¨¦s de un extenuante viaje a Egipto sin m¨¢s pretensi¨®n que sentirse c¨®moda y, aunque parezca una acci¨®n desafiante, ella y todas las mujeres pol¨ªticas deber¨ªan tener cada vez plena autonom¨ªa sobre lo que hacen con su cuerpo y con su vestido.