Metropolitan, el bolso con m¨¢s historia de Carolina Herrera
La dise?adora presenta Metropolitan Insignia Clutch, un bolso-joya con detalles artesanales para conmemorar una velada que fue hist¨®rica.
La noche del 27 de abril de 1981, una de las multitudes mejor vestidas del mundo civilizado hac¨ªa cola a la entrada del Metropolitan Club de Nueva York, un exclusivo club privado ubicado en una mansi¨®n de Manhattan que, en sus noventa a?os de historia, nunca hab¨ªa celebrado un desfile de moda. Aquel era el primero, y su impulsora, Carolina Herrera, se estrenaba como dise?adora ante una audiencia que inclu¨ªa a mitos de la moda como Bill Blass y Diana Vreeland. ?Era una mezcla de prensa, alta sociedad, amigos, compradores importantes y presidentes de tiendas?, recordar¨ªa la dise...
La noche del 27 de abril de 1981, una de las multitudes mejor vestidas del mundo civilizado hac¨ªa cola a la entrada del Metropolitan Club de Nueva York, un exclusivo club privado ubicado en una mansi¨®n de Manhattan que, en sus noventa a?os de historia, nunca hab¨ªa celebrado un desfile de moda. Aquel era el primero, y su impulsora, Carolina Herrera, se estrenaba como dise?adora ante una audiencia que inclu¨ªa a mitos de la moda como Bill Blass y Diana Vreeland. ?Era una mezcla de prensa, alta sociedad, amigos, compradores importantes y presidentes de tiendas?, recordar¨ªa la dise?adora a?os m¨¢s tarde. ?Cuando Steve Rubell [fundador de Studio 54] lleg¨® al club, no llevaba corbata, y hab¨ªa un c¨®digo indumentaria que obligaba a ello, as¨ª que fue a la planta de caballeros de Bergdorf Goodman, se compr¨® una y volvi¨® a entrar?.
El desfile ¨Ccelebrado bajo la mirada atenta de Andy Warhol, Bianca Jagger o Nan Kempner¨C fue todo un ¨¦xito, y sent¨® las bases de la que hoy es una de las casas m¨¢s consolidadas de la moda contempor¨¢nea. Por eso no es de extra?ar que Carolina Herrera haya querido encapsular aquel momento m¨¢gico en un complemento a la altura. Y el resultado es Metropolitan Insignia Clutch, un bolso de mano cargado de detalles y, tambi¨¦n, de elementos que hacen referencia a la historia de la casa de Herrera.
Para empezar, porque el clutch, con su formato de proporciones reducidas y acabados delicados, es compa?ero inseparable de los vestidos de c¨®ctel y de fiesta que hicieron famosa a Carolina Herrera en aquellos fastuosos a?os ochenta. Tambi¨¦n porque su estructura viene delimitada por una pieza met¨¢lica que replica la pulsera con que Carolina Herrera ha querido inaugurar la colecci¨®n insignia, dedicada a conmemorar sus 35 a?os de trayectoria.?Est¨¢ formada por la intersecci¨®n entre las iniciales de la firma CH, y convierte este clutch en un h¨ªbrido entre bolso y joya.
Por supuesto, la exigencia va m¨¢s all¨¢. En una ¨¦poca en que el lujo se ha aproximado cada vez m¨¢s a lo intangible, Carolina Herrera ha defendido siempre la elegancia de lo ¨²nico. O, dicho en sus propias palabras: ?Lo primero que hace a una mujer elegante es la individualidad. No se trata de lo que llevas puesto, sino de c¨®mo lo luces¡±. Herrera tambi¨¦n reivindica el valor material y simb¨®lico de la artesan¨ªa, los materiales de calidad y la producci¨®n de objetos ¨²nicos. Por eso las distintas versiones de Metropolitan Insignia Clutch incorporan t¨¦cnicas y acabados que revelan el cuidado de la mano humana y, al mismo tiempo, rinden homenaje a los interiores del Metropolitan Club, decorado por Stanford White entre 1893 y 1912.
As¨ª, hay una evocaci¨®n de las l¨¢mparas de ara?a en aplicaciones de brillantes cristales, seda pintada que recuerda a los frescos que decoran las b¨®vedas de las estancias, y bordados inspirados en las suntuosas tapicer¨ªas de este templo del lujo neoyorquino situado a medio camino entre La edad de la inocencia y El gran Gatsby.
Tambi¨¦n hay una transposici¨®n fiel de la forma de las balaustradas en bordados realizados a mano por los artesanos que ornamentan los trajes de luces de los toreros. A fin de cuentas, cada detalle cuenta a la hora de aportar un toque de esplendor y de creatividad contempor¨¢nea a la noche, un ¨¢mbito que Carolina Herrera, ahora como en 1981, entiende como un momento perfecto para que cada mujer brille como merece.