El refugiado sirio que salv¨® el vestido de novia de una canadiense
Pocas horas antes de la boda, la cremallera del vestido de Jo Dudu se rompi¨®. El destino quiso que un modisto refugiado acogido por sus vecinos salvara su d¨ªa.
Una cremallera rota en un d¨ªa cualquiera es un engorro. Una cremallera rota en un vestido de novia el d¨ªa de la boda es el apocalipsis. Lo de Las Troyanas, un chiste comparado con esa papeleta el d¨ªa del s¨ª, quiero. Esto lo puede afirmar Jo Du, una canadiense que se cas¨® hace unos pocos d¨ªas?en una casa alquilada para la ocasi¨®n en Ontario. A falta de horas de que comenzase la ceremonia y rodeada por sus damas de honor, familiares y la fot¨®grafa oficial del enlace, vio c¨®mo se romp¨ªa la cremallera de su vestido. Ninguno de los presentes sab¨ªa como arreglarla. Era domingo, no ...
Una cremallera rota en un d¨ªa cualquiera es un engorro. Una cremallera rota en un vestido de novia el d¨ªa de la boda es el apocalipsis. Lo de Las Troyanas, un chiste comparado con esa papeleta el d¨ªa del s¨ª, quiero. Esto lo puede afirmar Jo Du, una canadiense que se cas¨® hace unos pocos d¨ªas?en una casa alquilada para la ocasi¨®n en Ontario. A falta de horas de que comenzase la ceremonia y rodeada por sus damas de honor, familiares y la fot¨®grafa oficial del enlace, vio c¨®mo se romp¨ªa la cremallera de su vestido. Ninguno de los presentes sab¨ªa como arreglarla. Era domingo, no ve¨ªan forma de contactar con una modista o modisto en festivo e hicieron lo que hubiese hecho cualquiera. Llamar al vecino pidiendo auxilio.
Fue la fot¨®grafa, Lindsay Coultier, la que vio la puerta del garaje abierta y aconsej¨® ir a pedir unas tenazas peque?as. All¨ª result¨® que el vecino, David Hobson, estaba acogiendo a una familia de refugiados sirios y ¨¦ste les coment¨® que el padre de sus hu¨¦spedes, Ibrahim Halil Dudu, era modisto y ejerci¨® como tal durante 28 a?os en Aleppo, hasta que tuvo que huir de la guerra y pedir refugio en Canad¨¢. Halil Dudu, pese a no hablar una palabra de ingl¨¦s, asegur¨® que si segu¨ªan sin tener suerte con lo de arreglar el vestido, ¨¦l podr¨ªa ayudarles. As¨ª lo explic¨® la dama de honor al volver de la operaci¨®n rescate. A los pocos minutos, tal y como ha relatado la fot¨®grafa en su p¨¢gina de Facebook, Ibrahim apareci¨® en casa de Jo junto a su hijo y el traductor de Google listo para ayudar a reparar la cremallera.
?Cada fin de semana tomo fotograf¨ªas de gente en el d¨ªa m¨¢s feliz de su vida, y hoy un hombre que ha visto lo peor que puede pasar en este mundo se ha ofrecido a ayudarnos y ha venido al rescate?, apuntaba en una actualizaci¨®n que se ha viralizado gracias a que medios como The Guardian han recogido su historia. Coultier nos apunta por email estar totalmente ?abrumada? por el impacto medi¨¢tico de sus fotos y su historia y a?ade que se siente ?orgullosa? de ?la energ¨ªa positiva y el respeto que la familia Dudu y los refugiados sirios tienen en Canad¨¢. ?Toda esa energ¨ªa positiva merece los miles de mails y llamadas!?.
Lo que podr¨ªa quedarse en la an¨¦cdota emotiva viralizable del d¨ªa por los medios de comunicaci¨®n, sirve para humanizar medi¨¢ticamente a los huidos de la guerra. En plena campa?a presidencial, el hijo de Donald Trump ha comparado a los refugiados con ?golosinas envenadas? y en Europa, con la mayor¨ªa de pa¨ªses sin cumplir las pol¨ªticas de acogida pactadas (en Espa?a, a finales de abril, solo se hab¨ªan acogido a 18 huidos), los discursos de los partidos x¨¦nofobos cobran fuerza insistendo en dibujar una ?Europa para los europeos?.
La fot¨®grafa, en este sentido, agradece haber nacido en un pa¨ªs como el suyo (Justin Trudeau acogi¨® a 26.921 refugiados en solo seis meses. Espa?a, insistimos, a 18). ?Siempre sent¨ª que me hab¨ªa tocado la loter¨ªa por haber nacido aqu¨ª. F¨¢cilmente podr¨ªa haber nacido en Siria y ser una de esas familias lidiando con esta crisis. Me siento bendecida y privilegiada por vivir en Canad¨¢ y creo que es importante recordar que otros canadienses, americanos y otros pa¨ªses afortunados tampoco tienen que cambiar mucho para poder cambiar la vida de otra persona?, apunta. A todos esos partidos que venden el discurso racista y de puertas cerradas Coulton les advierte: ?vuestro miedo no es v¨¢lido. El odio no mueve al cambio, solo el amor puede hacerlo. Si amamos a nuestros vecinos de la forma en la que el sr. Dudu comparti¨® su amor con sus vecinos, el mundo ser¨¢ un sitio mejor?.