Rejina Pyo, un ¨¦xito inesperado
Rejina Pyo es la gran promesa del renovado circuito londinense. Con el apoyo de los t¨®tems del ¡®street style¡¯ y el ¡®e-commerce¡¯, gusta y, sobre todo, vende.
Justificar el ¨¦xito repentino de una etiqueta como una consecuencia exclusiva de una serendipia parece ingenuo. Pero Rejina Pyo asegura que las redes tienen sus propios mecanismos: espont¨¢neos, honestos, inesperados y transformadores. ?Jam¨¢s hemos tenido una estrategia de marketing digital. Ni siquiera hoy tenemos una pol¨ªtica de redes?. Que desde hace un a?o y medio su vestido Greta se haya convertido en uno de los m¨¢s vistos en las fotos de street style responde a la devoci¨®n (sin cheque) de influencers como Kate Foley o Veronika Heilbrunner.
...
Justificar el ¨¦xito repentino de una etiqueta como una consecuencia exclusiva de una serendipia parece ingenuo. Pero Rejina Pyo asegura que las redes tienen sus propios mecanismos: espont¨¢neos, honestos, inesperados y transformadores. ?Jam¨¢s hemos tenido una estrategia de marketing digital. Ni siquiera hoy tenemos una pol¨ªtica de redes?. Que desde hace un a?o y medio su vestido Greta se haya convertido en uno de los m¨¢s vistos en las fotos de street style responde a la devoci¨®n (sin cheque) de influencers como Kate Foley o Veronika Heilbrunner.
?El a?o pasado ¨¦ramos solo mi asistente y yo; ahora somos 10 personas en el equipo. Ha sido un a?o de much¨ªsimos cambios?. Tambi¨¦n en la escena pol¨ªtica. Esta coreana, afincada en Londres desde hace una d¨¦cada, fund¨® su marca en la capital inglesa dos a?os antes del refer¨¦ndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Uni¨®n Europea. ?El proceso de desconexi¨®n es lento. No quiero pensar en ello hasta que llegue el d¨ªa?. Reconoce que hubo momentos de inquietud tras el triunfo del s¨ª. ?Pens¨¦: ¡®Quiz¨¢ deba irme¡¯, o ¡®tal vez me echen¡¯, qui¨¦n sabe. En una sociedad hiperconectada, el Brexit es un paso atr¨¢s que crea muros f¨ªsicos y ps¨ªquicos. En cualquier caso, yo ten¨ªa trabajo en Corea y me mud¨¦ a Inglaterra por una raz¨®n. Quer¨ªa estudiar en Central Saint Martins y ampliar mi visi¨®n del mundo. Si tuviera que irme, me ir¨ªa a otro pa¨ªs de Europa, o bien a Estados Unidos, pero no volver¨ªa a Se¨²l?.
A pesar de las noticias alentadoras que llegan desde Asia, se muestra desconfiada: ?Crec¨ª con la sensaci¨®n constante de que la guerra pod¨ªa estallar ma?ana. Un d¨ªa los mandatarios dan un paso adelante; al siguiente, dos hacia atr¨¢s. No lo vivo como lo venden en la CNN o en la BBC. Las generaciones m¨¢s j¨®venes ni siquiera entienden el motivo de querer ser un pa¨ªs unido. Hemos vivido separados demasiado tiempo?.
Nuevo ciclo de vida
Sus colecciones tienen una clara vocaci¨®n vintage. ?Me gusta pensar que alg¨²n d¨ªa una chica descubrir¨¢ en el armario de su madre una de mis prendas y pensar¨¢: ¡®Es un vestido de 2018, pero me encanta?. Antes de lanzar su marca, ella tambi¨¦n se mov¨ªa entre tiendas de segunda mano en busca de piezas con ese toque especial. ?Hab¨ªa un vac¨ªo en el mercado, entre el segmento del lujo, demasiado caro, y las cadenas low cost, que no ofrecen una calidad ¨®ptima?.
Jam¨¢s le han interesado los vestidos de fiesta que las celebrities se ponen solo una noche para sumar likes en Instagram, un territorio poco ¡®sostenible¡¯ donde repetir todav¨ªa es pecado capital. ?Mi estilo funciona porque no es pomposo. La gente aprecia el enfoque, que es moderno y fresco, pero tambi¨¦n real, f¨¢cil de llevar y c¨®modo. Necesitamos prendas que se adapten a nuestra vida y a nuestra complicada agenda?. La suya incluye un beb¨¦ de apenas 16 meses, cuyo nacimiento coincidi¨® con el boom de la firma.
?C¨®mo es posible conciliar trabajo y familia estando al frente una marca independiente en una industria dominada por grandes grupos? ?Tuve suerte. Lleg¨® en el momento oportuno. El equipo creci¨® a la vez que crec¨ªa la empresa. No podr¨ªa haberlo hecho sola. Aunque reconozco que, minutos despu¨¦s de dar a luz, ya estaba contestando e-mails. En cualquier caso, emprender no es f¨¢cil. En la escuela de moda nadie te ense?a c¨®mo llevar un negocio. La producci¨®n es quiz¨¢ el mayor de los retos. Porque las f¨¢bricas est¨¢n en manos de los grupos de lujo. Y los dise?adores j¨®venes no somos una prioridad. Es importante encontrar f¨¢bricas que est¨¦n dispuestas a aceptar pedidos menores?. Ella produce parte de su colecci¨®n en Corea. ?Tambi¨¦n en Portugal o Espa?a?. En concreto, en Alicante.
Que el pont¨ªfice del comercio online Net-a-Porter haya bendecido la marca es para muchos la raz¨®n que explica que Rejina Pyo tenga tan fieles devotos. ?Son unos socios maravillosos. Pero nosotros tenemos nuestra propia tienda online, donde vendemos tambi¨¦n piezas que los distribuidores o buyers no compran?. Lo m¨¢s curioso es, precisamente, comparar la selecci¨®n que hacen unos y otros. ?Los compradores de Net-a-Porter, por ejemplo, apuestan por los patrones m¨¢s femeninos y sofisticados, casi siempre vestidos. Pero en la colecci¨®n tambi¨¦n tenemos prendas casual o de aire masculino. De hecho, me interesa la est¨¦tica workwear, m¨¢s unisex?.
La ropa de trabajo tiene connotaciones feministas. En los a?os setenta el peto se convirti¨® en s¨ªmbolo de este movimiento, que ahora vuelve a estar presente en las calles. Ese activismo latente corta tambi¨¦n el patr¨®n de las prendas que llevamos hoy. Cada vez son m¨¢s las f¨¦minas que rechazan los preceptos de estilo impuestos por el patriarcado. ?Ha llegado un punto en el que las mujeres no quieren que nadie les diga c¨®mo tienen que vestirse, menos un dise?ador que no entiende ni su cuerpo ni su estilo de vida ni sus valores?, concluye Pyo, que cree que la moda vive una ¨¦poca emocionante. ?La ropa es una forma de independencia. Es tiempo de escuchar a la calle?. El cambio social se mide incluso en la altura del tac¨®n. Aquello de ?para presumir hay que sufrir? es una cantinela que ya nadie tararea. ?La gente prefiere zapatillas o tac¨®n medio, m¨¢s c¨®modo?.
Recuerda c¨®mo de ni?a correteaba arriba y abajo por el sal¨®n de la casa familiar, cargada con telas, en un imaginario atelier. O c¨®mo, a hurtadillas, hojeaba los bocetos de un viejo cuaderno de patrones que hab¨ªa pertenecido a su madre. ?Lo escond¨ªa?, cuenta. No quer¨ªa que fuera dise?adora. ?Hoy las mujeres no dan tanta importancia a las marcas como en los ochenta o los noventa. Cuando yo era adolescente, so?aba con Prada. Me fascinaba el poder que ejerc¨ªa el lujo de Europa en Asia?, describe. Los tiempos han cambiado. Tambi¨¦n las prioridades de los emprendedores. ?No creo en un plan de empresa centrado solo en crecer. No es posible. Y tampoco es sostenible. El planeta tiene recursos limitados?. Tampoco quiere ser un hype, aunque haya quien se empe?e en colgarle el sambenito. ?Mi objetivo es construir una marca duradera¡ y una buena compa?¨ªa en la que la gente quiera trabajar.