Noem¨ª L¨®pez Trujillo: ¡°En lugar de pedir pr¨¦stamos para una casa los vamos a pedir para tener hijos¡±
La periodista analiza en ¡®El vientre vac¨ªo¡¯ c¨®mo la precariedad retrasa la decisi¨®n de ser madre y los negocios que rodean el cuerpo de la mujer, de la congelaci¨®n de ¨®vulos a la reproducci¨®n asistida.
El a?o pasado, a punto de llegar a los 30, su vida cambi¨® por completo: una ruptura de pareja, un despido del trabajo. Ninguna certeza en el horizonte. ¡°Esa edad es una frontera simb¨®lica que te hace preguntarte d¨®nde querr¨ªas estar y d¨®nde est¨¢s realmente¡±, explica la periodista Noem¨ª L¨®pez Trujillo. Ahora, a punto de cumplir 31, presenta ...
El a?o pasado, a punto de llegar a los 30, su vida cambi¨® por completo: una ruptura de pareja, un despido del trabajo. Ninguna certeza en el horizonte. ¡°Esa edad es una frontera simb¨®lica que te hace preguntarte d¨®nde querr¨ªas estar y d¨®nde est¨¢s realmente¡±, explica la periodista Noem¨ª L¨®pez Trujillo. Ahora, a punto de cumplir 31, presenta El vientre vac¨ªo (Capit¨¢n Swing), un libro que naci¨® de esa reflexi¨®n y de la lectura de Qui¨¦n quiere ser madre (Alfaguara), novela en la que Silvia Nanclares narraba su decisi¨®n de tener un hijo pasados los 40. ¡°Hay una necesidad de reivindicar que los relatos sobre la maternidad y los cuidados tienen tanta ¨¦pica como el que un hombre vaya a la guerra. Dicen de que el feminismo se ha vuelto una moda. Pues bienvenida sea, porque dentro de esa moda, dentro de que el capital absorbe esos relatos, nosotras estamos abriendo grietas, y me parece necesario¡±, recalca L¨®pez Trujillo.
Para ella, que escribe sobre temas sociales y de g¨¦nero en Newtral.es, la incertidumbre ¨Cecon¨®mica, laboral y personal¨C ¡°dificulta hacer proyectos a largo plazo¡±. Por eso pens¨® un libro que es un retrato generacional y sirve como ¡°un ejercicio de denuncia colectiva y un di¨¢logo con otras mujeres que cuentan sus casos y no hablan solo del deseo de ser madres, sino de la imposibilidad de poder llevar a cabo determinados planes vitales¡±.
Dices que ¡°la precariedad atraviesa nuestros cuerpos¡±. ?Hay una generaci¨®n incapaz de tomar decisiones porque carece de certezas?
La vida no es una certeza. A partir de esa base, tomar decisiones es un proceso dif¨ªcil. Pero ahora est¨¢n desvinculando tu vida de tu futuro; sin saber qu¨¦ va a pasar o si las cosas van a mejorar es muy dif¨ªcil tomar decisiones. No es que no seamos capaces, creo que muchas queremos tomar decisiones, el problema es que no tenemos los amarres para contemplar todas las posibilidades porque no sabemos cu¨¢les son esas posibilidades. Si ni siquiera sabes si vas a tener trabajo dentro de tres meses cuesta hacer proyectos a largo plazo.
La precariedad laboral es uno de los factores que retrasan la decisi¨®n de ser madre. ?Si uno apenas puede preocuparse de s¨ª mismo c¨®mo decide cuidar de otra persona?
Ese es el punto. No hay estructuras que faciliten que podamos cuidar de otras personas. Por eso ironizo con la frase de poner la vida en el centro, cuando en realidad lo que est¨¢ en el centro es el capital, la propia econom¨ªa, y t¨² te adaptas a ese centro y tu vida queda totalmente desplazada, en los m¨¢rgenes. No solo hablo de tener hijos, es que ni siquiera podemos cuidar de las relaciones de amistad, de las de pareja¡ Todo se complica porque hay que dedicarles un tiempo que no tenemos. Cumplo 31 a?os esta semana, mis padres se van haciendo mayores y la estructura ahora mismo no me facilita que si enferman yo el d¨ªa de ma?ana me pueda ocupar de ellos. Los cuidados han sido desplazados de la vida y te sumerges en una din¨¢mica en la que solo puedes pensar en mantener tu trabajo. Pero para qu¨¦. Luego tampoco puedes realizar esos proyectos de vida que quieres. Es vivir en una disonancia entre lo que quieres y lo que puedes o debes hacer. La elecci¨®n propia sobre c¨®mo te has planteado tu vida hoy no tiene cabida.
Los cuidados han sido desplazados de la vida y te sumerges en una din¨¢mica en la que solo puedes pensar en mantener tu trabajo. Pero para qu¨¦. Luego tampoco puedes realizar esos proyectos de vida que quieres
Se ha puesto el trabajo en el centro de la vida.
Ni siquiera lo hemos decidido, es que nos dicen que si no tienes un trabajo no puedes vivir, no puedes acceder a un piso, no puedes mantenerte. Cuando consigues ese trabajo que se supone que va a ser un trampol¨ªn para otras cosas, porque el trabajo es un medio, no es el fin, de pronto te das cuenta de que el trabajo es el fin en s¨ª mismo. Que vives para trabajar y que las cuestiones que te ata?en a ti como individuo no cuentan, porque no forman parte de la estructura, de sostener el Estado del bienestar y pagar los impuestos¡ Para mi generaci¨®n vivir es un constante asumir riesgos, pero si eso te molesta te repiten que otras generaciones antes tambi¨¦n lo han tenido muy dif¨ªcil.
?Por qu¨¦ entonces no retrasaban la maternidad?
Ellas ten¨ªan muchas menos posibilidades, no se planteaban ni siquiera todos los valores posmaterialistas de los que hablo en el libro: darle una vida mejor a mis hijos, una vida en la que emocionalmente est¨¦n mejor¡ Todas esas cuestiones nuestras abuelas y nuestras madres no se las planteaban. Y parece que todo eso se mete bajo el paraguas de ¡°en esta generaci¨®n lo quer¨¦is todo¡±. Y s¨ª, no me parece que haya un punto negativo en quererlo todo.
?Ser madre en una gran ciudad con los actuales precios de los alquileres es una utop¨ªa?
Claro, y no solo por el precio del alquiler, sino por la cuesti¨®n del espacio. M¨¢s dinero implica una maternidad mejor. Queremos que la generaci¨®n venidera tenga un futuro mejor, pero si t¨² est¨¢s estancada y el ascensor social no funciona te planteas ¡®?quiero traer hijos pobres al mundo?¡¯. Pues seguramente no, es hacerles heredar tu precariedad.
?Qu¨¦ supone para la sociedad esa merma de la natalidad? Los hijos son una forma de contribuir a la econom¨ªa, algo que recuerdan hoy en d¨ªa los pol¨ªticos.
Mi visi¨®n no es natalista, de ten¨¦is que posibilitarnos tener hijos para sostener el Estado del bienestar, sino que pienso que habr¨¢ que adaptar el Estado del bienestar a las nuevas formas y estilos de vida y ver de qu¨¦ manera se puede sostener, independientemente de que las mujeres quieran o no tener hijos. Cuando los pol¨ªticos enarbolan ese discurso del invierno demogr¨¢fico?me parece muy incoherente e injusto que apelen a nosotras para que tengamos hijos cuando no nos est¨¢n dando las herramientas, no ya para tener hijos, sino para tener una vida digna. Te das cuenta de que la precariedad es otro sistema hegem¨®nico con el que poder llevar a cabo determinadas pol¨ªticas sobre nuestros cuerpos, como la culpabilidad de no tener hijos. Al final la lectura que haces no es ¡®hay algo estructural que me lo est¨¢ imposibilitando¡¯, sino la culpa propia del ¡®no puedo, no llego, esto es problema m¨ªo, no me atrevo¡¯¡ El cuerpo de las mujeres sigue siendo una herramienta, algo que todav¨ªa sigue al servicio del cuerpo pol¨ªtico.
Compras la idea de que t¨² quieres apostar por tu carrera y por eso congelas tus ¨®vulos. Eso es una ficci¨®n y te enga?an con el proceso, porque ni es barato ni siempre funciona
Tambi¨¦n se entiende como un negocio, dices que m¨¢s del 80% de los tratamientos de reproducci¨®n asistida son en la sanidad privada.
El cuerpo de la mujer se ve como un negocio porque la maternidad es un trabajo. El capital ha sido muy inteligente y nunca se ha reconocido que la maternidad o el embarazo sean trabajos, pero como sabe que lo son los han acabado rentabilizando.
?Por eso la congelaci¨®n de ¨®vulos ha pasado de ser un tema del que casi no se hablaba a convertirse en central en las conversaciones de las mujeres de entre 30 y 40 a?os?
No s¨¦ si es central para nosotras o si han hecho que sea central. Es la ¨²nica soluci¨®n que nos est¨¢n dando a un problema. Cuando te dicen que a cambio de dinero puedes comprar tranquilidad y congelar el presente, mantener la juventud que sabes inevitable que acabe, lo que te est¨¢n diciendo es ¡®a cambio de dinero postergamos tu juventud biol¨®gica para cuando puedas ser madre porque sabemos que ahora no puedes¡¯. Es la ¨²nica soluci¨®n que tenemos.
?Se ha creado esa necesidad?
La necesidad existe porque la decisi¨®n de ser madre se aplaza porque por la estructura econ¨®mica y laboral no te puedes permitir tener hijos. Cuando no llegas a fin de mes no te vas a embarcar en ese proyecto. Y adem¨¢s, laboralmente no quieres que te penalicen, hay una invitaci¨®n soterrada todo el rato a que aplaces tu maternidad y t¨² quieres poner una soluci¨®n a eso. Las empresas privadas han visto que lo pueden rentabilizar. Saben que la mayor¨ªa de las mujeres, o muchas, siguen queriendo tener hijos, por las razones que sea, as¨ª que dan una soluci¨®n a corto plazo. Que ni siquiera es una soluci¨®n, porque en realidad qui¨¦n me asegura a m¨ª que aunque me congele ahora los ¨®vulos dentro de seis u ocho a?os los vaya a poder utilizar, que mi situaci¨®n vaya a mejorar para dar ese paso¡ Al final lo que est¨¢s comprando es una ficci¨®n de la juventud aplazada. Compras la idea de que t¨² quieres apostar por tu carrera y por eso congelas tus ¨®vulos. Eso es una ficci¨®n y te enga?an un poco con el proceso, porque ni es barato ni siempre funciona. Te venden la idea de preoc¨²pate por el ahora que el futuro queda muy lejos.
?Esto conlleva a que la maternidad en el futuro ser¨¢ algo a lo que solo puedan tener acceso personas acomodadas?
Totalmente. Si esto se mantiene as¨ª la brecha ya no va a ser solo de g¨¦nero, sino que va a ser de clase, porque no todo el mundo se va a poder permitir el costear esos tratamientos, y el intentarlo una y otra vez. Porque lo que las cl¨ªnicas de reproducci¨®n asistida te venden es como una falacia probabil¨ªstica brutal: cuanta m¨¢s veces lo intentes, m¨¢s posibilidad de ¨¦xito hay. Es como tirar una moneda, si la tiro cien veces voy a tener m¨¢s posibilidades de que salga cara que si la tiro una. ?Qui¨¦n se puede permitir eso? No quiero ponerme dist¨®pica, pero en lugar de pedir pr¨¦stamos para la hipoteca de una casa vamos a pedir pr¨¦stamos para tener hijos. Es algo que en la l¨®gica del mercado funciona muy bien, pero a nivel ¨¦tico, y sobre todo a nivel de cuesti¨®n de clase, me parece absolutamente terrible.
?De qui¨¦n tendr¨ªan que partir las soluciones y cu¨¢les ser¨ªan?
Yo quiero reformular el debate, que no sea solamente sobre el invierno demogr¨¢fico, sino qu¨¦ ha pasado para llegar a esta situaci¨®n. Por supuesto, se podr¨ªa empezar por las guarder¨ªas gratuitas de 0 a 3 a?os, porque en la infancia es cuando se agravan m¨¢s las diferencias de clase, contratos u obligaciones a las empresas mucho m¨¢s contundentes para que no se pueda despedir a una embarazada, el acceso a la vivienda, el facilitar la emancipaci¨®n¡ Pero todo esto me suena un poco a vac¨ªo, los partidos pol¨ªticos no lo ponen en el centro, no lo concretan. Lo m¨ªo es un retrato de lo que est¨¢ pasando y ellos tienen que pensar c¨®mo solucionar el problema de la precariedad.