Noreena Hertz: ?La clase alta parece estar mejor con la crisis?
Esta economista inglesa lidera el concepto de capitalismo ¨¦tico. Calificada a su pesar como la it girl de la globalizaci¨®n, critica el excesivo poder de las instituciones financieras y pide justicia econ¨®mica y social.
Es una de las pensadoras j¨®venes m¨¢s influyentes y admiradas del mundo. Critica la avaricia empresarial, aunque asegura que ?no tiene nada en contra de la globalizaci¨®n en s¨ª misma?. Mujer prodigio, Noreena Hertz termin¨® la carrera con 19 a?os y a los 23 ya estaba asesorando al Gobierno ruso en sus reformas econ¨®micas. La inglesa es tambi¨¦n una autora de ¨¦xito y una gur¨² que ha sabido anticipar el colapso del sistema financiero. Su trabajo ha sido alabado por todo tipo de personalidades y tanto altos ejecutivos de grandes empresas como pol¨ªticos recurren a ella en busca de asesoramiento por ...
Es una de las pensadoras j¨®venes m¨¢s influyentes y admiradas del mundo. Critica la avaricia empresarial, aunque asegura que ?no tiene nada en contra de la globalizaci¨®n en s¨ª misma?. Mujer prodigio, Noreena Hertz termin¨® la carrera con 19 a?os y a los 23 ya estaba asesorando al Gobierno ruso en sus reformas econ¨®micas. La inglesa es tambi¨¦n una autora de ¨¦xito y una gur¨² que ha sabido anticipar el colapso del sistema financiero. Su trabajo ha sido alabado por todo tipo de personalidades y tanto altos ejecutivos de grandes empresas como pol¨ªticos recurren a ella en busca de asesoramiento por sus ideas visionarias. Mujer comprometida ha inspirado campa?as solidarias, incluida la iniciativa RED liderada por el cantante Bono para luchar contra el sida. A la economista no le faltan cr¨ªticas, pero son muchos m¨¢s quienes recurren a ella en busca de inspiraci¨®n.
?Cree que realmente ha pasado ya lo peor de la crisis? ?Podr¨ªa hacernos una previsi¨®n econ¨®mica mundial para 2014?
Creo que es muy pronto para respirar con alivio. Hay demasiados puntos d¨¦biles, como por ejemplo la elevada tasa de desempleo que Espa?a y otros pa¨ªses europeos est¨¢n sufriendo. Se trata de una bomba de relojer¨ªa con ramificaciones serias para afrontar el pr¨®ximo a?o. Tambi¨¦n tenemos las inminentes elecciones europeas. Creo que deber¨ªamos anticipar muchas m¨¢s pol¨ªticas antieuropeas que pueden tener consecuencias a la hora de alcanzar acuerdos sobre la econom¨ªa. Y fuera del continente hay tensiones geopol¨ªticas que podr¨ªan entrar en erupci¨®n. Todav¨ªa no sabemos qu¨¦ va a ocurrir en Siria, por ejemplo. Por otra parte, tampoco hay una lectura consistente sobre el devenir de la econom¨ªa de EEUU. Los datos recientes han mostrado una evoluci¨®n del desempleo peor de la esperada. Y est¨¢n las negociaciones sobre la deuda entre los republicanos y los dem¨®cratas, que podr¨ªan asustar al mercado. Creo que es demasiado pronto para ser optimistas.
Usted acert¨® a la hora de predecir el colapso de los mercados financieros. ?Qu¨¦ peligros acechan a la econom¨ªa mundial en los pr¨®ximos a?os?
El mundo se mueve muy r¨¢pido, tan r¨¢pido que no merece la pena hacer predicciones a m¨¢s de cinco a?os vista. Algunas de las tensiones vigentes que no se han resuelto pueden llevar a situaciones de inestabilidad como, por ejemplo, la creciente desigualdad entre ricos y pobres. Si no se resuelve el elevado desempleo se puede generar m¨¢s protesta social, y la situaci¨®n podr¨ªa convertirse en una amenaza para la democracia. Existe el peligro de que la gente joven se sienta excluida del sistema pol¨ªtico.
?La crisis ha cambiado el mundo a mejor o a peor? ?Cree que hemos aprendido algo?
La crisis ha dado de lleno en la clase media y trabajadora. Ha afectado fundamentalmente a la parte baja de la sociedad. La clase alta, sin embargo, parece estar incluso mejor. No, no creo que se haya aprendido mucho con la crisis.
Usted afirma que el capitalismo ¨¦tico es posible. ?Qu¨¦ significa realmente este concepto?
Hay cr¨ªticos del capitalismo que dicen que este no es compatible con la ¨¦tica. Yo no creo que sea necesariamente verdad. En las d¨¦cadas de los 80 y 90 se puso en pr¨¢ctica una forma de capitalismo en ciertas partes del mundo, el de Thatcher o Reagan por ejemplo, que fue despiadado. Los gobiernos se apartaron y dejaron que los mercados gobernaran sin vigilarlos, sin regular la situaci¨®n. Pero existen otras formas. El escandinavo, por ejemplo, tiene la redistribuci¨®n como parte de su raz¨®n de ser. Y Adam Smith, el gran fil¨®sofo y defensor del mercado libre, tambi¨¦n reclam¨® la necesidad de que exista, prioritariamente, una ¨¦tica y una moral, adem¨¢s de un guardi¨¢n que vele por ¨¦l. Es decir, el Estado debe jugar un papel supervisor para controlar a las grandes compa?¨ªas.
Eso no quiere decir que el capitalismo no funcione¡
Yo creo que en t¨¦rminos de innovaci¨®n es un buen sistema, en el sentido de que logra que las empresas creen, investiguen y desarrollen. Si dejamos toda esa labor al mercado, entonces la ¨²nica motivaci¨®n son los beneficios a corto plazo, en vez de los intereses del negocio o la sociedad a largo plazo. Pero cada vez hay m¨¢s altos ejecutivos y pol¨ªticos que se est¨¢n dando cuenta de que ese sistema de corto plazo no va en inter¨¦s de nadie. Hay un capitalismo que piensa en c¨®mo se producen los bienes, en el impacto social y medioambiental de los costes de producci¨®n y en las ventajas para el negocio a largo plazo. Algo que tambi¨¦n demandan cada vez m¨¢s los consumidores. Pero existe otra clave para el capitalismo ¨¦tico en este nuevo mundo de la supertransparencia en el que operan las compa?¨ªas ahora.
?Se refiere a los medios sociales?
S¨ª. Vivimos en un mundo en el que cualquiera puede convertirse en periodista y donde la verdad ya no se puede decorar o distorsionar. Los medios sociales est¨¢n creado un contexto muy diferente en el que operar, y por eso hay compa?¨ªas de todo tipo, desde Unilever a Target, que est¨¢n viendo la transparencia y la sostenibilidad como atributos clave para el ¨¦xito. Esto, por supuesto, no significa que los gobiernos puedan descansar. Parte de la raz¨®n por la que las empresas se encaminan en esa direcci¨®n es que creen que la regulaci¨®n se endurecer¨¢ en estas ¨¢reas. Yo creo que los gobiernos deben seguir lanzando advertencias cre¨ªbles que muevan el mercado en esa direcci¨®n.
?Cree que las tendencias de consumo cambiar¨¢n despu¨¦s de la crisis?
Ya hay cambios interesantes. Est¨¢ aumentando la econom¨ªa compartida. El concepto de colaborar en vez de comprar est¨¢ en auge en algunos sectores. Por ejemplo, en vez de pagar un hotel hay quien se queda en el apartamento de un tercero. Tambi¨¦n hay quien en vez de vender en eBay regala sus cosas. No sabemos qu¨¦ modelo perdurar¨¢, pero ser¨¢ muy interesante analizar su evoluci¨®n.
?Cree que es posible lograr un consumo responsable? ?Que los usuarios estar¨¢n dispuestos a pagar precios m¨¢s altos por productos que tienen un menor impacto ambiental o social?
Cuando la pregunta est¨¢ formulada as¨ª, la respuesta probablemente es no, pero con el tiempo cada vez veremos m¨¢s compa?¨ªas con productos cuidadosos con el medioambiente o la sociedad por el mismo precio. Entonces, s¨ª ser¨¢ posible. Los consumidores lo demandan cada vez m¨¢s. Un estudio realizado por KPMG en EEUU mostr¨® que el 70% de los compradores de la generaci¨®n X o Y, j¨®venes menores de 30 a?os, tiene en cuenta el factor social o el medio ambiente cuando compra. Esto hace referencia, especialmente, a bienes caros. Ah¨ª es precisamente donde hay margen. En el lujo no se compite con las camisetas que se producen en Bangladesh.
Usted lleva a?os insistiendo en la importancia de que las empresas sean ¨¦ticamente responsables. ?Qu¨¦ hubiera ocurrido si la hubieran escuchado hace diez a?os?
Creo que algunas s¨ª que han escuchado. Hay muchas compa?¨ªas que est¨¢n haciendo esfuerzos por producir alimentos m¨¢s sanos o por cuidar el medioambiente. Que lo hagan o no depende de dos factores. Por un lado, de la personalidad del l¨ªder de la compa?¨ªa y de si quiere dejar un legado m¨¢s positivo que ayude a la compa?¨ªa a cambiar. En otros casos sencillamente se teme la presi¨®n del consumidor o una regulaci¨®n dura.
En el pasado defendi¨® que las multinacionales tienen m¨¢s influencia en la vida de los ciudadanos que los gobiernos. ?Ha cambiado esto?
No creo que dejar nuestro destino en manos de los pol¨ªticos sea mejor que dejarlo en manos de las empresas. Los pol¨ªticos tienen poder por un espacio de tiempo muy corto y luego se van. Las compa?¨ªas pretenden perdurar mucho m¨¢s tiempo. Por ello, si las ¨²ltimas deciden tomar parte a la hora de definir el futuro, pueden hacerlo de una forma m¨¢s efectiva que los pol¨ªticos que entran y salen. Tambi¨¦n hemos visto en estos tiempos duros que es muy dif¨ªcil conseguir acuerdos internacionales en regulaci¨®n e incluso en asuntos necesarios para resolver la situaci¨®n econ¨®mica europea. La clave es reconocer el poder de las empresas, acotar los aspectos negativos o peligrosos de su poder y potenciar lo positivo. Permitir que innoven y alcancen soluciones donde los gobiernos no pueden llegar. Es, probablemente, la ¨²nica manera correcta para avanzar. Hemos visto c¨®mo se ha comprado a los bancos. Claramente ten¨ªan mucho poder y creo que tendr¨¢n que ser parte de la soluci¨®n.
Ha avisado tambi¨¦n muchas veces sobre lo problem¨¢tico que es que se ignoren las necesidades sociales.
S¨ª, todos las ignoran. Y si es una realidad que afecta tanto a las empresas como a los gobiernos existe un problema. Siendo realista, la ¨²nica manera de que las compa?¨ªas no lo hagan es que haya un beneficio que vean reflejado en sus resultados. Y esto no va a ocurrir en todos los sectores. La industria del tabaco no va a cuidar las necesidades sociales. Por eso se necesita que los gobiernos les impongan fuertes cargas fiscales que al menos ayuden a generar beneficios para resolver los problemas sanitarios que generen.
A usted se le ha calificado a menudo como la it girl de la antiglobalizaci¨®n. ?Le molesta?
Bueno, es que yo nunca he sido antiglobalizaci¨®n. Ser¨ªa raro serlo en un mundo en el que este proceso es inevitable, y ni siquiera negativo en s¨ª mismo. Yo estaba en contra de un tipo de globalizaci¨®n que permit¨ªa a las empresas e instituciones financieras globales lograr sus objetivos a costa de los ciudadanos. Era una cr¨ªtica concreta. Tampoco soy antiempresa. Tengo problemas con las cosas negativas que hacen algunas compa?¨ªas, pero creo que el sector empresarial tambi¨¦n puede ser parte de la soluci¨®n. Todo depende de c¨®mo se hacen las cosas y creo que los gobiernos tienen un papel importante.
?Cu¨¢l ser¨ªa, entonces, una definici¨®n m¨¢s exacta para usted?
Uy, qu¨¦ pregunta m¨¢s dif¨ªcil¡