Juegos Ol¨ªmpicos gastron¨®micos
¡°Si jugar en casa es un soporte emocional para el deportista, ?comer tambi¨¦n lo es?¡±
Una t¨®rrida ma?ana de un domingo de agosto de 2003, el mundo amanec¨ªa con una portada del dominical de The New York Times protagonizada por un joven Ferran Adri¨¤ y un titular que rezaba ¡°The Nueva Nouvelle Cuisine: How Spain became the New France¡±. Aquella frase pon¨ªa fin a un statu quo nunca antes cuestionado: que la hegemon¨ªa gastron¨®mica era, y siempre ser¨ªa, propiedad de los franceses. Hace tiempo que Francia perdi¨® su plaza absolutista en el olimpo culinario: en la ¨²ltima lista de los mejores cocineros del mundo (publicada por The World¡¯s 50 Best) la representaci¨®n francesa no llegaba hasta la posici¨®n 21 con Anne-Sophie Pic, y Espa?a sigue liderando la lista de los mejores restaurantes del mundo con Disfrutar y Asador Etxebarri, y Francia en el tercer puesto con Table, del cocinero Bruno Verjus.
El dato arroja cierta luz sobre el lugar renovado que ocupan otras nacionalidades en el plano de la gastronom¨ªa global, pero hay que tener en cuenta que estos reconocimientos hacen referencia a la labor culinaria que los premiados llevan a cabo desde sus restaurantes, lo que no necesariamente tiene que ver con el papel que la gastronom¨ªa juega en el imaginario social de sus pa¨ªses. Y es ah¨ª donde reside el matiz que posiciona a los galos en un lugar diferente al resto: en Francia, la comida no es solo cultura, es algo m¨¢s: es ADN¡ y con las Olimpiadas, Francia ha encontrado la perfecta ocasi¨®n para record¨¢rselo al mundo.
Era de esperar que la vertiente gastron¨®mica del evento deportivo no fuese a jugar un papel insulso (ning¨²n aspecto de la comida en Francia es insulso), pero de ah¨ª a construir el restaurante m¨¢s grande del mundo dentro de la villa ol¨ªmpica, hay un trecho que los franceses no han querido contemplar: la cantina ol¨ªmpica tendr¨¢ la capacidad de dar de comer a 3.500 personas al tiempo, y estar¨¢ abierta las 24 horas para satisfacer las necesidades alimenticias de los deportistas de ¨¦lite que se hospedan en la villa. As¨ª, los franceses empiezan con un oro ganado: el de ¡°Restaurante m¨¢s grande del mundo¡±. Algunos se preguntar¨¢n si puede otorgarse a un pabell¨®n deportivo en el que se sirve comida el t¨ªtulo de restaurante. Pero no es un pabell¨®n cualquiera: all¨ª estar¨¢n cocinando los mejores chefs de Francia (estrellas Michelin incluidas), un 80% del producto utilizado ser¨¢ local y el pabell¨®n cuenta con una boulangerie para hornear las baguettes y los cruasanes que se sirvan en el desayuno (?oler a cruas¨¢n antes de competir no aumenta la frecuencia cardiaca?).
El tipo de cocina girar¨¢ en torno a cuatro bloques: cocina francesa, asi¨¢tica, afro-caribe?a y un ¨²ltimo gen¨¦rico, ¡°cocina del mundo¡±. Esto me lleva a pensar que si jugar en casa supone un soporte emocional para quien compite, ?no lo es tambi¨¦n comer c¨®mo en casa? Est¨¢ claro que una propuesta gastron¨®mica cualitativa beneficiar¨¢ al total de los deportistas, pero yendo un poco m¨¢s all¨¢ me pregunto: ?es posible impactar en los resultados deportivos en base a la creaci¨®n de los platos? ?Puede llegar a influir en la fortaleza mental de, por ejemplo, un atleta africano, el haber tenido acceso a un plato que le haya hecho sentir c¨®mo en casa, frente a quien no ha visto representada su nacionalidad en el men¨²? ?Es posible influir en los resultados con una propuesta gastron¨®mica que resulte m¨¢s ventajosa para unos que para otros? ?Es la comida una ventaja competitiva? Se le atribuye a Napole¨®n la siguiente afirmaci¨®n: ¡°Los ej¨¦rcitos marchan sobre sus est¨®magos¡±. ?Se aplica esto a los ej¨¦rcitos ol¨ªmpicos? Pronto lo sabremos.
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