Alice Milliat, la remadora que desafi¨® al COI para que las mujeres pudieran ir a los Juegos Ol¨ªmpicos
Se enfrent¨® a Pierre de Coubertin y en 1922 cre¨® los Juegos Ol¨ªmpicos Femeninos. Gracias a su presi¨®n, en 1928 las atletas fueron admitidas en los Juegos de ?msterdam y ella se convirti¨® en la primera mujer en un jurado ol¨ªmpico.
A Alice Milliat los hombres le explicaban cosas. Le dec¨ªan que las mujeres no eran buenas deportistas, que no pod¨ªan participar en los Juegos Ol¨ªmpicos. Pero ella hizo o¨ªdos sordos y luch¨® para demostrar que no ten¨ªan raz¨®n. De esa forma, cambi¨® la historia del olimpismo. Naci¨® en Nantes (Francia) en 1884, un a?o bisiesto. Sus padres regentaban un colmado en el centro de esta ciudad atravesada por el Loira, donde unas cuantas d¨¦cadas antes, en 1828, hab¨ªa nacido otro visionario, Julio Verne. Pero Alice Milliat no imagin¨® viajes submarinos o al centro de la Tierra, sino algo igual de impensable...
A Alice Milliat los hombres le explicaban cosas. Le dec¨ªan que las mujeres no eran buenas deportistas, que no pod¨ªan participar en los Juegos Ol¨ªmpicos. Pero ella hizo o¨ªdos sordos y luch¨® para demostrar que no ten¨ªan raz¨®n. De esa forma, cambi¨® la historia del olimpismo. Naci¨® en Nantes (Francia) en 1884, un a?o bisiesto. Sus padres regentaban un colmado en el centro de esta ciudad atravesada por el Loira, donde unas cuantas d¨¦cadas antes, en 1828, hab¨ªa nacido otro visionario, Julio Verne. Pero Alice Milliat no imagin¨® viajes submarinos o al centro de la Tierra, sino algo igual de impensable en aquel momento: la igualdad de mujeres y hombres en el ¨¢mbito deportivo.
¡°La desigualdad existe desde los inicios de la pr¨¢ctica deportiva. En el siglo XIX, el deporte moderno fue creado por hombres para hombres, sin dejar espacio a las mujeres. Al principio, militares y burgueses eran quienes lo practicaban, y su prop¨®sito era mostrar virilidad y masculinidad. Las mujeres siempre eran excluidas: su ¨²nico papel era condecorar a los ganadores. Los hombres las ve¨ªan como ¡®gallinas ponedoras¡¯, cuyo ¨²nico prop¨®sito era dar a luz¡±, explica Laetitia Usse, de la Fundaci¨®n Alice Milliat, creada en Par¨ªs en 2016 para impulsar el deporte femenino y que con su nombre recuerda a esta pionera. Milliat estudi¨® para ser maestra y a los 20 a?os se cas¨® y se fue a vivir a Londres con el comercial Joseph Milliat, que falleci¨® solo cuatro a?os despu¨¦s. Desde ni?a hab¨ªa practicado con destreza distintos deportes, fue nadadora y jugadora de hockey, y en la ciudad del T¨¢mesis se entren¨® como remadora. Tambi¨¦n aprend¨ªa idiomas con facilidad ¨Clleg¨® a hablar siete¨C, algo que la ayud¨® a conseguir lo que se convirti¨® su objetivo vital: impulsar el deporte femenino.
En 1894 el bar¨®n Pierre de Coubertin hab¨ªa creado el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI), y dos a?os despu¨¦s se celebraron en Atenas los primeros Juegos Ol¨ªmpicos de la era moderna. Corr¨ªa 1915 cuando Milliat se alz¨® como la primera presidenta del club deportivo femenino franc¨¦s F¨¦mina Sport; organiz¨® la primera carrera campo a trav¨¦s para mujeres y tambi¨¦n competiciones futbol¨ªsticas. Ella misma bati¨® r¨¦cords deportivos: fue la primera mujer en recorrer remando 80 kil¨®metros en el Sena en menos de 12 horas. ¡°Su objetivo era que las mujeres pudieran participar plenamente en todos los deportes y que todas las deportistas se implicaran en ello¡±, subraya Usse. Por eso, a?ade, ¡°Milliat se convirti¨® en la portavoz de la causa de las mujeres en el mundo deportivo y eso perturb¨® el orden reinante, hasta el punto de inquietar a Pierre de Coubertin¡±.
Como recuerdan la periodista de TVE especializada en olimpismo y deporte femenino Paloma del R¨ªo y Juan Manuel Surroca en su reciente libro M¨¢s que ol¨ªmpicas (C¨²pula), ¡°el sacrificado papel de la mujer en la Primera Guerra Mundial aval¨® la tesis de Milliat de que, si estas eran aptas para las duras tareas en las f¨¢bricas mientras los hombres combat¨ªan a muerte en el frente, tambi¨¦n estaban capacitadas para competir deportivamente, y no entend¨ªa la oposici¨®n del COI a su presencia en los Juegos Ol¨ªmpicos¡±. Y ah¨ª fue cuando Alice Milliat decidi¨® marcar sus propias reglas: en 1922 instituy¨® en Par¨ªs los Juegos Ol¨ªmpicos Femeninos, su respuesta a la cerraz¨®n del COI. En 1926 volvieron a celebrarse en Suiza, y fueron un ¨¦xito de participaci¨®n y de asistencia. Eso demostr¨® que s¨ª hab¨ªa inter¨¦s por el deporte femenino, pero Milliat continu¨® encontr¨¢ndose con la oposici¨®n de los gerifaltes de la ¨¦poca. Usse recuerda que ¡°para los hombres era inconcebible que una mujer pudiera estar a la altura de practicar un deporte, pensaban que no estaban preparadas, que eran demasiado d¨¦biles¡±, y precisa que el famoso Pierre de Coubertin ¡°consideraba que las mujeres no ten¨ªan cabida en el ¨¢mbito deportivo, en 1925 dijo: ¡®Una Olimpiada femenina ser¨ªa poco pr¨¢ctica, falta de inter¨¦s, sin atractivos e impropia. El h¨¦roe ol¨ªmpico real, en mi opini¨®n, es el hombre adulto. Los Juegos Ol¨ªmpicos deber¨ªan ser solo para hombres, el papel de las mujeres deber¨ªa ser, principalmente, coronar a los ganadores¡±.
Solo tres a?os despu¨¦s De Coubertin vio c¨®mo sus palabras eran enterradas por una nueva realidad: en los Juegos Ol¨ªmpicos de ?msterdam de 1928 las mujeres fueron incluidas en cuatro pruebas atl¨¦ticas. Tuvo que ver la presi¨®n de la Asociaci¨®n Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), que tem¨ªa la consolidaci¨®n de unos Juegos femeninos y negoci¨® con Milliat los t¨¦rminos del acuerdo. En aquel momento, Milliat, que ten¨ªa 44 a?os, logr¨® un nuevo hito: se convirti¨® en la primera mujer en formar parte de un jurado ol¨ªmpico. Se sent¨® a la mesa de los hombres ¨Ctambi¨¦n en sentido literal, una imagen en blanco y negro recuerda aquel momento¨C y tuvo un poder de decisi¨®n que dio un giro a la historia ol¨ªmpica. ¡°Pero en 1932 no form¨® ya parte de los jurados y Francia envi¨® solo a dos mujeres a Los ?ngeles. Milliat cay¨® en el olvido. Viuda y sin hijos, muri¨® an¨®nimamente el 19 de mayo de 1957, a los 73 a?os¡±, lamenta Uss¨¦.
Su legado, ignorado durante d¨¦cadas, es reivindicado ahora. La fundaci¨®n que lleva su nombre impulsa el deporte femenino, sigue la estela marcada por Milliat: ¡°Nacimos para dar una respuesta a las desigualdades, para mejorar asuntos como la cobertura medi¨¢tica del deporte femenino, amateur o profesional, porque todav¨ªa queda un largo camino por delante y es necesario dar a conocer a referentes para millones de chicas j¨®venes¡±. Para ampliar su acci¨®n al ¨¢mbito europeo, forman parte del programa Erasmus+Sport, y trabajan para cambiar cifras y porcentajes en competiciones y presencia informativa. Eso mismo ha llevado a Paloma del R¨ªo a reivindicarla en su libro, junto a otras pioneras del deporte femenino, como Charlotte Cooper o Lottie Dod. Para la periodista, Milliat es un referente cuya historia debe contarse y estudiarse: ¡°Ella fue una mujer pionera, valiente, que se plant¨® ante Pierre de Coubertin y reivindic¨® el papel de la mujer en el mundo del deporte, y lo hizo creando unos Juegos paralelos, con gran chanza e iron¨ªa del COI de ese momento, que pensaba que iban a ser un desastre, y ocurri¨® todo lo contrario. Si no se hubiera integrado a las mujeres seguramente hubieran seguido los Juegos femeninos en paralelo, la historia hubiera sido distinta. Y eso hubiera sido algo bastante incongruente para los valores que predicaba el COI¡±.