Barcelona estrena el Museu del Disseny
La Ciudad Condal fusiona sus cuatro colecciones monogr¨¢ficas dedicadas al objeto y las ubica en el Disseny Hub.
Para comprender el origen del Museu del Disseny, que abrir¨¢ sus puertas al p¨²blico el pr¨®ximo 14 de diciembre, hay que remontarse a los a?os 90. Su directora, Pilar V¨¦lez, rememora: ?El arquitecto e intelectual Oriol Bohigas era entonces concejal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona. ?l fue quien puso sobre la mesa que deb¨ªamos fusionar los diferentes museos monogr¨¢ficos de artes del objeto existentes en la Ciudad Condal?.
Sin embargo, fue en 2012 cuando se dio luz verde al proyecto que unifica el Museo de Artes Decorativas (que incluye la colecci¨®n de dise?o industrial) con el ...
Para comprender el origen del Museu del Disseny, que abrir¨¢ sus puertas al p¨²blico el pr¨®ximo 14 de diciembre, hay que remontarse a los a?os 90. Su directora, Pilar V¨¦lez, rememora: ?El arquitecto e intelectual Oriol Bohigas era entonces concejal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona. ?l fue quien puso sobre la mesa que deb¨ªamos fusionar los diferentes museos monogr¨¢ficos de artes del objeto existentes en la Ciudad Condal?.
Sin embargo, fue en 2012 cuando se dio luz verde al proyecto que unifica el Museo de Artes Decorativas (que incluye la colecci¨®n de dise?o industrial) con el de Textil e Indumentaria, el de Cer¨¢mica y el de Artes Gr¨¢ficas, que estaba cerrado al p¨²blico en los ¨²ltimos a?os.
Varios de los modelos antes de ser trasladados a su ubicaci¨®n definitiva. Las piezas proceden de diferentes partes de Europa.
Mirta Rojo
La ubicaci¨®n elegida subraya la vocaci¨®n p¨²blica y cosmopolita de la iniciativa: el Disseny Hub Barcelona (Pla?a de les Gl¨°ries), que se ha convertido en la punta de lanza de un nuevo centro cultural en la capital catalana. El edificio, atravesado por unas enormes escaleras mec¨¢nicas que unen peatonalmente los barrios de Poblenou y El Clot, est¨¢ pr¨®ximo al Auditorio, la Torre Agbar y las universidades. Y su construcci¨®n, planificada por MBM Arquitectes, cost¨® unos 50 millones de euros.
Esp¨ªritu integrador. Unas 70.000 piezas confluyen en esta ambiciosa idea ¨Csolo los traslados han costado un mill¨®n de euros¨C, que quiere ser un referente internacional. El lema es diferenciarse de la concepci¨®n muse¨ªstica cl¨¢sica. ?Yo lo llamo ¡°el redescubrir de las colecciones¡±. No nos hemos limitado a reproducir lo que ya ten¨ªamos, se ha optado por un discurso que interrelaciona unos objetos con otros?, explica V¨¦lez. Adem¨¢s, las muestras (que se renovar¨¢n cada cinco a?os) han salido a concurso de ideas y tienen su propio arquitecto, dise?ador, equipo y cat¨¢logo.
Cors¨¦ de seda y encaje y polis¨®n de crin y fibra vegetal con varillas de metal de fines del siglo XIX.
Mirta Rojo
Hasta febrero no se inaugura la primera exposici¨®n temporal, Dise?o para vivir, que estar¨¢ articulada en torno a esta pregunta: ?Qu¨¦ exige la sociedad al dise?o? ?Unos 100 objetos y proyectos internacionales, relacionados con la salud, la comunicaci¨®n o el entorno geogr¨¢fico, servir¨¢n para reflexionar sobre la utilidad social de esta disciplina?, apostilla la directora.
El siglo XX es la bisagra de la muestra: ?Algunos artistas adquirieron entonces libertad para trabajar en cualquier campo. Muchos se dedicaron a recuperar o cultivar tradiciones antiguas o artes aplicadas con la voluntad de convertirlas en arte con may¨²sculas. Picasso y Mir¨®, muy bien representados en el museo, son el ejemplo perfecto en el caso de la cer¨¢mica ¨Cseg¨²n V¨¦lez¨C, pero tambi¨¦n ocurre algo similar con el grabado y la vestimenta¡
El nuevo museo se ubica en el edificio Disseny Hub de Barcelona.
Mirta Rojo
Figuras en evoluci¨®n. Una de las cuatro secciones permanentes (y quiz¨¢ la que despierta m¨¢s expectaci¨®n) est¨¢ enfocada al cuerpo vestido. Siluetas y moda abarca 465 a?os (del siglo XVI hasta el a?o 2015, pues incluye prendas de la pr¨®xima temporada) y cuenta con 173 piezas de 50 dise?adores: de Charles Frederick Worth a Josep Abril, pasando por Balenciaga, Pedro Rodr¨ªguez o Asunci¨®n Bastida. Tambi¨¦n aqu¨ª se huye del mero orden cronol¨®gico; el leitmotiv es explicar c¨®mo el vestido modifica el f¨ªsico a lo largo de la historia.
A pocas semanas de la apertura, sus comisarias, Teresa Bastardes y Silvia Ventosa, abren a S?Moda las puertas del almac¨¦n y el taller donde se preparan las prendas. Tambi¨¦n el espacio donde el visitante podr¨¢ realizar un recorrido por las diferentes acciones de la vestimenta de las diversas partes del cuerpo: alargar, ampliar, reducir, destapar¡
La continua b¨²squeda e incorporaci¨®n de nuevas piezas forma parte del concepto del Museu del Disseny. Arriba, la t¨²nica Delphos de Mariano Fortuny (1909) y un vestido de Manuel Pertegaz (a?os 50).
Mirta Rojo
?Nos interesa el punto de vista de los materiales, que pueden ser r¨ªgidos o flexibles, las t¨¦cnicas de corte y confecci¨®n, y tambi¨¦n las estructuras interiores, que hemos sacado para mostrar al p¨²blico?, dice Ventosa. De hecho, este anexo compuesto de cors¨¦s, miri?aques, polisones y sujetadores es la estrella de la muestra y el secreto mejor guardado. ?En el mundo, hay muy pocas colecciones tan completas y bien conservadas como ¨¦sta?, dice V¨¦lez. En ella conviven un sost¨¦n de croch¨¦ de los a?os 30 con cotillas del siglo XIX.
?Es muy ¨²til para explicar lo artificial de la moda?, a?ade Ventosa. Algunos visitantes se sorprender¨¢n al descubrir el papel que tuvieron estas prendas interiores. ?El miri?aque, por ejemplo, fue una innovaci¨®n tecnol¨®gica que supuso en cierto modo una liberaci¨®n, porque permiti¨® a la mujer prescindir de una pesada y antihigi¨¦nica superposici¨®n de enaguas para lograr el volumen tan de moda. Pretend¨ªamos demostrar lo absurdas y arbitrarias que pueden llegar a ser estas agresiones?, comenta Bastardes. Las razones (morales, est¨¦ticas, sociales, culturales y econ¨®micas) est¨¢n impl¨ªcitas, y el espectador se confronta a su propia imagen gracias a un interesante juego de espejos.
La directora del museo, Pilar V¨¦lez, destaca la visi¨®n integradora de las colecciones.
Mirta Rojo
El objetivo, seg¨²n Ventosa, era ?trasladar que la moda y la percepci¨®n del cuerpo son sanos, pero no han de ser obsesivos. Esto nos da armas para defendernos de los efectos de la publicidad o los c¨¢nones de belleza imperantes?. La exposici¨®n se cierra con una reflexi¨®n del dise?ador japon¨¦s Yohji Yamamoto: ?En ella se pregunta si con la importancia que est¨¢n tomando las operaciones de est¨¦tica, el tatuaje, el ejercicio y la dieta, en el futuro necesitaremos vestidos?, dice Ventosa.
Regreso al futuro. Descubrir todas las piezas mezcladas, en la antesala de la exposici¨®n, propicia divertidas confusiones acerca de su posible contemporaneidad. Es un juego que han querido trasladar las responsables al p¨²blico. En las vitrinas, distribuidas en 10 espacios y 700 metros cuadrados, conviven los protagonistas (vestidos de la ¨¦poca que corresponden a una determinada silueta) con dise?os de nuestro tiempo que recuerden de alguna manera a los de entonces. ?Esto ¨²ltimo es una cuesti¨®n formal, no algo cient¨ªfico. Aunque la concepci¨®n y los tejidos sean diferentes, se repiten elementos. Esto nos ayuda a comprender la moda del pasado y tambi¨¦n la actual?, comentan ambas.
Vestido de novia (1905-1907) de Carolina Montagne.
Mirta Rojo
?Una de las ense?anzas que pueden extraerse? Los procesos de modificaci¨®n del cuerpo son c¨ªclicos, y los periodos de compresi¨®n mucho m¨¢s largos que los de liberaci¨®n. ?Nuestro discurso da comienzo en el XVI, que es cuando se inicia el sistema de la moda, por as¨ª decirlo, ya que es cuando empiezan a crearse las t¨¦cnicas de patronaje?, apunta Ventosa. ?Hasta la Revoluci¨®n Francesa, la figura (especialmente la de la mujer, aunque tambi¨¦n la del hombre) se comprime, de forma violenta incluso. Despu¨¦s, Napol¨¦on hace quemar por decreto las prendas compresoras. Esta fase dura 15 a?os. El XIX contraataca con la proliferaci¨®n de los cors¨¦s y con mucho volumen a base de miri?aques, lo cual permanece hasta los a?os 20. En esta d¨¦cada, la ruptura parece llegar para quedarse, pero tampoco es as¨ª. Se da una regresi¨®n hasta los a?os 60, cuando llegan los hippies y la quema del sujetador?, explica.
En algo coinciden las dos: cuanto m¨¢s nos acercamos al presente, m¨¢s dif¨ªcil resulta el an¨¢lisis. ?Nuestra conclusi¨®n es que la cotilla f¨ªsica (el cors¨¦), se convierte en una cotilla mental. Es lo que ocurre cuando te ofrecen un segundo plato de paella y dices que no, aunque te apetezca mucho. Est¨¢s comprimiendo el cuerpo?, remata Ventosa.
Las comisarias Teresa Bastardes y Silvia Ventosa.
Mirta Rojo
La muestra cuenta con cinco piezas de Pedro Rodr¨ªguez, como este vestido (1940-1950).
Mirta Rojo
Un dise?o de 1820 que ha sido restaurado para el espacio 1789-1825 Vestido y revoluci¨®n. El cuerpo se libera
Mirta Rojo