C¨®mo volver a desear sexualmente a la persona con la que llevas muchos a?os de relaci¨®n
Los datos indican que para que una pareja goce de buena salud el sexo debe ser frecuente y satisfactorio. ?Por qu¨¦ entonces nos esforzamos tan poco en seducir cuando la relaci¨®n es larga? Hablamos con expertos sobre c¨®mo acabar con la pereza sexual y mentalizarnos de que a la pareja por muy estable que sea ?hay que seguir lig¨¢ndosela todos los d¨ªas?.
En los ¨²ltimos tiempos, hemos visto algunos ejemplos en la cultura pop y en el mercado que indican que el sexo en las relaciones estables y duraderas tambi¨¦n necesita de grandes dosis de innovaci¨®n. Desde el l¨¢tigo a lo Christian Grey a pensar en compartir el Satisfyer empezamos a tener claro que el sexo, al igual que todo lo dem¨¢s en pareja, hay que trabaj¨¢rselo. Sin embargo, parece que a¨²n hay ciertos ideales rom¨¢ntico...
En los ¨²ltimos tiempos, hemos visto algunos ejemplos en la cultura pop y en el mercado que indican que el sexo en las relaciones estables y duraderas tambi¨¦n necesita de grandes dosis de innovaci¨®n. Desde el l¨¢tigo a lo Christian Grey a pensar en compartir el Satisfyer empezamos a tener claro que el sexo, al igual que todo lo dem¨¢s en pareja, hay que trabaj¨¢rselo. Sin embargo, parece que a¨²n hay ciertos ideales rom¨¢nticos que siguen sobrevolando, sin remedio, a las parejas estables, especialmente las heterosexuales. Uno de ellos es que las ¡°ganas¡± de acostarse juntos siguen apareciendo por arte de magia por muchos a?os que pasen. Y si no, es que algo falla.
Como explica la sex¨®loga Ana Lombard¨ªa esta creencia no es exactamente as¨ª. Hay que tener en cuenta que la atracci¨®n y el deseo por nuestra pareja resultan casi constantes en lo que se conoce como enamoramiento. Pero esa etapa, en realidad, dura solo entre 3 y 16 meses. Despu¨¦s, el sexo, o las ganas de sexo, cambian. Digamos que el deseo no desaparece, pero se esconde, y hay que contar con herramientas para saber c¨®mo encontrarlo. Y no todo el mundo est¨¢ por la labor de ponerse a trabajar en esta tarea. ¡°Los hombres suelen tener mayor tendencia a creer que el sexo debe ser espont¨¢neo y se suelen mostrar m¨¢s reacios que ellas a ¡®preparar¡¯ una cita o un encuentro sexual¡±, explica Lombard¨ªa en su libro Hablando con ellos. La sexualidad de los hombres hetero (Oberon).
Adem¨¢s, como recuerda la sex¨®loga, esta supuesta espontaneidad al principio de la relaci¨®n es tambi¨¦n una ilusi¨®n. ¡°Al comienzo nos mandamos mensajes a todas horas, decidimos vernos en su casa o en la nuestra, avisamos si se han ido nuestros padres o compa?eros de piso, nos afeitamos, nos depilamos¡¡±. En definitiva, la planificaci¨®n del encuentro sexual siempre ha existido, lo que s¨ª es espont¨¢neo, era el juego de la seducci¨®n. Y eso es justo lo que se pierde con los a?os.
No solo la frecuencia con la que nuestra pareja se nos acerca en busca de sexo, sino la calidad de nuestra vida sexual, es algo que preocupa y mucho a los espa?oles. As¨ª se pon¨ªa de manifiesto en el trabajo sociol¨®gico sobre la evoluci¨®n de la pareja en Espa?a, realizado por la Universidad de M¨¢laga y financiado por la Fundaci¨®n BBVA, en el que se desprende que la satisfacci¨®n sexual no era un motivo de ruptura para nuestros antepasados, pero s¨ª lo es para las parejas actuales.
Poniendo sobre la mesa los datos que nos indican la importancia de las relaciones sexuales para la buena salud de una pareja, la pregunta del mill¨®n es por qu¨¦ nos volvemos vagos a la hora de buscar herramientas de seducci¨®n. ¡°A muchas personas les faltan herramientas de seducci¨®n. De hecho, no seducen, sino que proponen directamente el sexo, ya sea con palabras o con acciones¡±, insiste Lombard¨ªa. Y si ya empezamos mal, la satisfacci¨®n sexual no apunta maneras. ¡°Es dif¨ªcil establecer generalidades sobre si son ellos o ellas los que inician los encuentros sexuales. Solemos tener la creencia de que suelen ser ellos los que llevan la iniciativa y tienen m¨¢s deseo sexual, pero en realidad depende m¨¢s de las diferencias individuales que de ser hombre o mujer¡±, a?ade.
Y es que seducir no solo es proponer sexo, sino conseguir que nuestra pareja comparta nuestras ganas de sexo. ¡°Seducir implica conseguir que a tu pareja le apetezca mantener relaciones sexuales cuando, de entrada, no le apetece. Esto implica un proceso de relajar, mostrarse atractivo/a, proponer cosas er¨®ticas que s¨ª que puedan apetecer y que no sean genitales¡¡±, relata Lombard¨ªa.
Coincide en esta idea Silvia P¨¦rez, terapeuta de parejas.?¡°Las parejas en consulta a menudo me dicen: ¡®?no tendr¨¢s una c¨¢mara en nuestra habitaci¨®n?¡¯ Porque ¡®adivino¡¯ exactamente como son sus relaciones sexuales: por la noche, en la cama, primero hay besos, despu¨¦s tocamientos y m¨¢s tarde penetraci¨®n que acaba cuando ¨¦l eyacula, ella a veces (solo a veces) llega al orgasmo antes que ¨¦l.?
El problema de repetir este patr¨®n es que, si no nos resulta satisfactorio, acabamos por rehuirlo. Y no solo rehuimos el sexo, sino cualquier se?al que indique que puede haber sexo. ¡°Una situaci¨®n que se repite constantemente es aquella en la que un miembro de la pareja se acerca a besar al otro y a acariciarle con intenci¨®n de tener sexo y ¨¦l, si no tiene ganas, rechaza el beso y las caricias por evitar que la cosa vaya a m¨¢s¡±. Esto supone que cada vez que surge un beso o una caricia, aunque sea sin intenci¨®n de tener sexo, tambi¨¦n se acabe rehuyendo, creando una distancia f¨ªsica en la pareja, que puede ser m¨¢s preocupante que el hecho de tener menos relaciones sexuales.
No obstante, un estudio de la Universidad de Utah (Estados Unidos), publicado en ¡®Social Psychology and Personality Science¡¯ , revelaba que la ¡°sensaci¨®n de lejan¨ªa¡± con nuestra pareja era uno de los principales motivos de ruptura.
Aprender a seducir m¨¢s que a proponer
¡°Se cree, err¨®neamente, que puedes dejar de seducir a tu pareja una vez que ya se ha convertido en estable, sin embargo, siempre hay que seducir. No puedo tener sexo siempre que quiero, por mucho que sea con mi pareja de siempre, si previamente no ha habido un juego de seducci¨®n. Algo muy importante para mantener viva la llama es sorprender. A nadie le gusta que le cuenten la misma pel¨ªcula una y otra vez¡±, deja claro la terapeuta Silvia P¨¦rez.
Pero sorprender, nos sorprendemos poco, incluso en cosas que podr¨ªan parecer sencillas. Por ejemplo, seg¨²n otra encuesta realizada en esta ocasi¨®n por la marca de juguetes We Vibe en colaboraci¨®n con Appinio en 2021, los hombres se masturban, de media 140 veces al a?o en Espa?a, las mujeres 53 veces. Pese a ello, solo el 9 por ciento dec¨ªa masturbarse con su pareja. Algo que podr¨ªa ser una forma de innovar y avivar la relaci¨®n. ?Por qu¨¦ hacemos por separado algo que podr¨ªamos hacer juntos?
¡°Debemos recordar que, cuando estamos en una relaci¨®n, la disponibilidad no debe darse por sentada. Es decir, no nos creamos que nuestra pareja va a estar siempre ah¨ª, pase lo que pase, y que va a seguir sinti¨¦ndose atra¨ªda por nosotros, independientemente de lo que hagamos. La seducci¨®n debe darse a diario. Hay que ligarse a la pareja todos los d¨ªas, o al menos muchos d¨ªas¡±, relata tambi¨¦n Lombard¨ªa.
Pero, ?c¨®mo seducir en una pareja estable, que ya se sabe todos nuestros trucos? ¡°Mi propuesta ir¨ªa encaminada a cambiar las din¨¢micas y patrones establecidos en los encuentros sexuales, para que un beso subido de tono?o un gesto lascivo no impliquen necesariamente nada m¨¢s¡±, propone la sex¨®loga. ¡°Si conseguimos que un encuentro sexual sea completo y satisfactorio simplemente por darnos unos besos apasionados o un ¡®magreo¡¯ por encima de la ropa, ser¨¢ mucho m¨¢s probable que el deseo aparezca con m¨¢s frecuencia y mayor facilidad¡±, afirma.
Por su parte, P¨¦rez apunta a salir del sentido del tacto, y proponer formas de reconectar con otros sentidos. Y proponerlas en el sentido estricto de la palabra. Y es que otro de los grandes problemas de las parejas estables es que damos por sentado que el otro debe saber, porque s¨ª, lo que queremos y cu¨¢ndo lo queremos. Y esto no es as¨ª, a no ser que contemos con un lector de mentes. Nada de falsos mitos del estilo ¡°si te lo tengo que pedir, ya no lo quiero¡±.
As¨ª, P¨¦rez plantea un juego en el que propongamos cinco deseos sexuales para proponer sexo saliendo del tacto. Por ejemplo, con la vista, hacer un striptease; con el o¨ªdo, que nos lean un relato er¨®tico; con el gusto, que nos preparen una cena sexy; ?y con el olfato, algo tan simple como sorprendernos con un nuevo perfume.