Por qu¨¦ cuesta tanto hablar (relajadamente y sin risitas nerviosas) de sexo
Puede provocar timidez, miedos o activar el talento de la literatura fant¨¢stica; pero es tambi¨¦n un buen bar¨®metro para medir nuestro grado de desinhibici¨®n.
Hay un indicador mucho m¨¢s fiable que el PIB, la inflaci¨®n, la balanza de pagos o el crecimiento de empleo para saber si hemos salido o no de la crisis. Organice una cena con amigos y espere a los postres, cuando la gente se haya ventilado ya unas cuantas botellas de vino. Si la conversaci¨®n deriva hacia el sexo, es posible que estemos saliendo ya del t¨²nel; si, por el contrario, se habla de pol¨ªtica, de la precariedad salarial o del negro futuro de las pensiones, me temo que quedan algunos a?os m¨¢s para remontar el bache o, en el peor de los casos, puede que la situaci¨®n, tan...
Hay un indicador mucho m¨¢s fiable que el PIB, la inflaci¨®n, la balanza de pagos o el crecimiento de empleo para saber si hemos salido o no de la crisis. Organice una cena con amigos y espere a los postres, cuando la gente se haya ventilado ya unas cuantas botellas de vino. Si la conversaci¨®n deriva hacia el sexo, es posible que estemos saliendo ya del t¨²nel; si, por el contrario, se habla de pol¨ªtica, de la precariedad salarial o del negro futuro de las pensiones, me temo que quedan algunos a?os m¨¢s para remontar el bache o, en el peor de los casos, puede que la situaci¨®n, tan ventajosa para algunos, tenga planes de echar ra¨ªces y cronificarse.
Las conversaciones sobre sexo no solo sirven como indicadores microecon¨®micos de andar por casa (casi tan fiables como los otros, a juzgar por su eficacia), sino que dicen mucho de las personas que toman parte en ellas, de la sociedad en la que se vive, del nivel de libertad existente, de la tolerancia hacia comportamientos ajenos y de c¨®mo la sexualidad, esa asignatura que entrar¨ªa dentro del grupo de las ¡®mar¨ªas¡¯ junto con la gimnasia o la religi¨®n, tiene mucho m¨¢s peso en nuestras vidas de lo que imaginamos. Cuando somos adolescentes nos provoca la risa floja y de adultos aprendemos a canalizar esa ¡®incomodidad¡¯ de formas muy diversas que van desde negarse sutilmente a abordar el tema, que curiosamente nunca viene a cuento, a crear un personaje ficticio que se encargue del ¡®trabajo sucio¡¯, generalmente en forma de fantoche con sobrada experiencia en el g¨¦nero de literatura de ficci¨®n.
A nivel social y seg¨²n Carme S¨¢nchez Mart¨ªn, psic¨®loga, sex¨®loga, codirectora del Institut de Sexolog¨ªa de Barcelona y autora de El sexo que queremos las mujeres. Y c¨®mo disfrutarlo (Lectio), ¡°la sexualidad tiene mucho que ver con c¨®mo organizamos una sociedad, porque las c¨¦lulas de las comunidades son las familias y ¨¦stas se organizan entorno a la pareja, al matrimonio. Por eso siempre se ha intentado controlar el sexo desde las religiones o los estados. El matrimonio gay o el poliamor son vistos por muchos con recelo porque ponen en peligro el esquema tradicional de sociedad¡±.
Desde un punto de vista personal, la sexualidad es uno de los ¨¢mbitos que m¨¢s define a una persona y est¨¢ muy relacionada con su ¨¦tica. Las prostitutas deben esconderse porque negocian con el sexo; los banqueros no, aunque las consecuencias de sus actos (preferentes) puedan ser mucho m¨¢s traum¨¢ticas. Pareciera que los pecados relacionados con la carne son todav¨ªa los m¨¢s capitales.
¡°El sexo es la calificaci¨®n m¨¢s temida¡±, recalca Alicia Gallotti, escritora especializada en libros de orientaci¨®n sexual que recientemente a publicado Olivia y el sexo (Grijalbo), una novela en forma de c¨®mic sobre el amor en tiempos de Tinder. ¡°Prueba a decir en una reuni¨®n de amigos que te gusta hacerlo en los aviones, que tienes una pareja abierta o que te va el sadomaso (aunque 50 Sombras de Grey nos haya dado permiso a un acercamiento casero a esta pr¨¢ctica). Autom¨¢ticamente, se te pondr¨¢ una etiqueta y a?os m¨¢s tarde la gente todav¨ªa te recordar¨¢, no como la escritora, abogada o periodista sino como a ¡®la que le pon¨ªa volar¡¯. El sexo es una marca muy potente que tiene que ver con nuestra ¨¦tica, por eso casi nadie se atreve a definirse o a hablar abiertamente sobre su sexualidad, por miedo a ser estigmatizado o malinterpretado¡±.
A¨²n cuando pensemos que la sociedad camina en l¨ªnea recta hacia la p¨¦rdida de prejuicios entorno al sexo, la trayectoria no siempre es lineal. ¡°Y, desde luego, el discurso pol¨ªticamente correcto que muchos hacen cuando se les pone un micr¨®fono delante o cuando expresan sus opiniones en p¨²blico no siempre concuerda con su verdadera ideolog¨ªa. Hace poco trat¨¦ a una paciente con TOC trastorno obsesivo-compulsivo, ya que su psiquiatra se negaba a abordar con ella la vertiente sexual. Muchos m¨¦dicos y psic¨®logos se sienten todav¨ªa cohibidos a la hora de tratar o preguntar a sus pacientes sobre su faceta er¨®tica¡±, afirma Carme.
¡°En este tema avanzamos muy lentamente, por parcelas y por modas¡±, cree Gallotti. ¡°Por ejemplo, no hace mucho que hemos podido empezar a admitir que nos gusta el porno o que vemos pel¨ªculas X, incluso con nuestra pareja. Podemos tambi¨¦n hablar de sexo oral y masturbaci¨®n (sobre todo las mujeres) sin ser tachadas de lagartas, pero en cuanto se mezcla la sexualidad con la infancia la cosa se vuelve m¨¢s peliaguda. Recuerdo que escrib¨ª un libro junto con una amiga que se llamaba C¨®mo hablar con los hijos del sexo, que cre¨® mucha pol¨¦mica. En lugar de dar recetas, la obra abordaba el tema desde una perspectiva m¨¢s abierta e invitaba a los padres a reflexionar sobre su propia sexualidad para no pasarle sus traumas a los hijos¡±.
Diferencias de g¨¦nero
El mundo de la sexualidad es tan subjetivo y sin un modelo de referencia al que mirar para aprender comportamientos, que es el perfecto caldo de cultivo de ideas err¨®neas y mitos. ?stos se perpet¨²an por la falta de honestidad del personal que, como en el parch¨ªs, come uno y cuenta veinte, amparados por el hecho de que es relativamente f¨¢cil crearse un alter ego para los asuntos er¨®ticos. ¡°Es dif¨ªcil hacerse pasar por deportista cuando uno pesa 100 kilos sin embargo, todos podemos ser perfectos amantes y nadie que no se haya acostado con nosotros puede ponerlo en duda¡±, afirma Gallotti.
Pero adem¨¢s, para muchos el sexo sigue estando considerado como algo instintivo, algo que la propia naturaleza se encarga de ense?arnos cuando llega el momento. ¡°?C¨®mo, que no lo has pillado?, entonces va a ser que adem¨¢s de inexperto entre las s¨¢banas te falta un verano¡±.
El imaginario colectivo apuesta tambi¨¦n porque hombres y mujeres se comportan de forma distinta a la hora de hablar de sexo y algo de raz¨®n no le falta. ¡°Las mujeres, cuando est¨¢n entre ellas, tienen menos impedimentos a la hora de hablar de todo lo sentimental que envuelve al sexo, mientras que ellos tienden m¨¢s a frivolizar, a contar la parte divertida o anecd¨®tica del asunto¡±, afirma Gallotti. Sin embargo, no siempre es as¨ª y ahora hay un grupo de chicas que rondan los 30 y tantos que tienen comportamientos m¨¢s ¡®masculinos¡¯. Son las que buscan pareja o relaciones espor¨¢dicas en Tinder y alardean de sus conquistas, de los atributos de sus partenaires y centran mucho las relaciones en el coito¡±.
¡°Los estereotipos de g¨¦nero est¨¢n siempre presentes en las conversaciones sobre sexo en las que participan hombres y mujeres¡±, apunta Carme S¨¢nchez, ¡°y es otra de las barreras que impiden que la gente se sincere o que hable abiertamente de sus preferencias. A ellos les cuesta reconocer que son sensibles, que tambi¨¦n tienen miedos e inseguridades y ellas temen no encajar en el modelo de mujer feminista-independiente-que disfruta de su cuerpo y su sexualidad. Otro elemento que a?ade m¨¢s confusi¨®n a la ya reinante¡±.
Las conversaciones sobre estas cuestiones ser¨ªan m¨¢s relajadas y menos fantasiosas si tuvi¨¦ramos en cuenta que hablar de sexo no implica desnudarnos metaf¨®ricamente ante la audiencia, ni contar nuestras relaciones de forma pormenorizada. Es algo as¨ª como hablar de pol¨ªtica en la Espa?a de 2018. Muy pocos est¨¢n dispuestos a confesar a qui¨¦n votaron en las pasadas elecciones, casi nadie se atreve ya con el tema de Catalu?a, por conflictivo, y hasta dejar entrever determinadas opiniones puede tener serias consecuencias (conozco a una fisioterapeuta que dej¨® de hablar de pol¨ªtica con sus clientes porque algunos, contrarios a sus ideas, no volvieron). ¡°Yo dir¨ªa que hay tres niveles de conversaci¨®n cuando tratamos el tema del sexo¡±, sugiere S¨¢nchez, ¡°uno consistir¨ªa en filosofar sobre el asunto, tocando temas y cuestiones pero sin entrar en detalles personales, otro en el que la gente se implica m¨¢s y puede contar alguna experiencia propia y un tercero, que es el que se tiene con la pareja¡±.
Modernos confesores
Fluctuando entre estos niveles de intercambio de informaci¨®n, hay siempre una necesidad de intimidad, de sincerarse con alguien neutral al margen de la pareja y es cuando aparece la figura del ¡®confesor¡¯, al que contar las inquietudes m¨¢s secretas. En los tiempos de Franco estaba el consultorio de Elena Francis, hoy est¨¢ el sex¨®logo, el amigo ¨ªntimo o la dependienta de la sex shop, por poner algunos ejemplos. Alicia Gallotti, como escritora de tem¨¢tica sexual, recibe numerosos emails de gente an¨®nima, con problemas que no se atreven a contar a conocidos. ¡°La preocupaci¨®n fundamental de ellas es la falta de orgasmos o la dificultad para acceder a ellos (algo que muy pocas mujeres confiesan a sus amigas). Ellos est¨¢n m¨¢s interesados en recetas sencillas tipo c¨®mo convencer a la pareja para que acceda a tener sexo anal o cu¨¢les son las mejores posturas para que ella disfrute m¨¢s durante el coito¡±.
Los amigos/as muy ¨ªntimos es otro recurso, aunque no siempre el m¨¢s adecuado porque seg¨²n Carme S¨¢nchez, ¡°la sexualidad es algo muy subjetivo y cada uno la experimenta de distinta forma, de tal manera que lo que le funciona a uno puede que a otro no. Adem¨¢s, muchas veces este tipo de confidencias no hacen sino ahondar en los m¨²ltiples malentendidos entorno al sexo¡±.
Un confesonario al que muchos recurren en busca de remedios es el sex shop. Seg¨²n Claudia Marcos, due?a de La Maleta Roja (Palma de Mallorca), su conclusi¨®n general, si tuviera que resumirla en una frase es: ¡°ahora se tiene m¨¢s sexo pero se hace menos el amor y la gente viene en busca de recetas, casi milagrosas, para paliar sus problemas que a veces m¨¢s que sexuales son existenciales. Lo m¨¢s solicitado en ambos sexos es ¡®algo para que me entren las ganas¡¯. Muchas mujeres confiesan su dificultad para llegar al cl¨ªmax y muy pocos hombres reconocen tener problemas serios en la cama, aunque se dejan aconsejar cuando buscan un vibrador para su pareja. En los tupper sex que organizo y en los que, generalmente, las chicas ya se conocen se habla m¨¢s abiertamente de cosas que se han probado o experiencias personales. Un poco en la din¨¢mica de competir a ver quien es la m¨¢s desinhibida; pero en los talleres, donde los grupos no se conocen, la gente es todav¨ªa muy t¨ªmida a la hora de abordar el inquietante tema del sexo¡±.