David Bailey: ¡°Freddie Mercury me lleg¨® a meter la lengua en la boca¡±
El fot¨®grafo expone en la Gagosian de Londres hasta el 30 de marzo las im¨¢genes de la d¨¦cada en la que revolucion¨® la fotograf¨ªa de moda.
Sus fotos definieron la d¨¦cada en la que todo cambi¨®. A lo largo de los a?os sesenta, David Bailey logr¨® revolucionar la fotograf¨ªa de moda sac¨¢ndola del r¨ªgido contexto que la condicionaba y dot¨¢ndola de vida, de riesgo y de juventud. Sus protagonistas dejaron de ser maniqu¨ªes inertes al servicio de las prendas que vest¨ªan y se convirtieron en modelos con personalidad propia. Las im¨¢genes que Bailey firm¨® en aquella ¨¦poca se exponen en la galer¨ªa Gagosian de Londres hasta el 30 de marzo.
En ellas figuran todos los iconos del Swinging London. Fueron, en su mayo...
Sus fotos definieron la d¨¦cada en la que todo cambi¨®. A lo largo de los a?os sesenta, David Bailey logr¨® revolucionar la fotograf¨ªa de moda sac¨¢ndola del r¨ªgido contexto que la condicionaba y dot¨¢ndola de vida, de riesgo y de juventud. Sus protagonistas dejaron de ser maniqu¨ªes inertes al servicio de las prendas que vest¨ªan y se convirtieron en modelos con personalidad propia. Las im¨¢genes que Bailey firm¨® en aquella ¨¦poca se exponen en la galer¨ªa Gagosian de Londres hasta el 30 de marzo.
En ellas figuran todos los iconos del Swinging London. Fueron, en su mayor¨ªa, amigos y amantes del fot¨®grafo: Mick Jagger, Michael Caine, Jane Birkin, David Hockney y dos de sus innumerables conquistas: la modelo Jean Shrimpton, que fue su compa?era entre 1960 y 1964, y la actriz Catherine Deneuve, su esposa entre 1965 y 1967. Este fot¨®grafo socarr¨®n y provocador, todav¨ªa activo a sus 81 a?os, acept¨® recordar esa d¨¦cada en su estudio londinense.
Defina los a?os sesenta con una palabra.
No puedo. Como cualquier otro tiempo, fue una mezcla de cosas buenas y malas. Pero supongo que fue un momento m¨¢s aventurero que el actual¡ Ahora todo es correcci¨®n pol¨ªtica. Es el final del pensamiento. La gente ya no dice lo que piensa, sino lo que se supone que debe pensar. Los sesenta fueron el ¨²ltimo momento antes de que se impusiera lo pol¨ªticamente correcto.
?Los echa de menos?
No, porque no soy nada nost¨¢lgico. Para m¨ª, el presente lo es todo. En el fondo, el Londres de esos a?os es como el Par¨ªs de los veinte o el Berl¨ªn de los treinta. La gente suele idealizar lo que ha dejado de existir.
Siempre ha dicho que se mantuvo a distancia de los excesos de esa d¨¦cada. ?C¨®mo lo consigui¨®?
Vi que hab¨ªa un peligro y decid¨ª ir con cuidado. Las drogas estaban por todas partes, pero yo nunca las tom¨¦. Me deb¨ª de fumar tres porros durante todos los sesenta¡
No debi¨® de ser f¨¢cil, siendo ¨ªntimo de Mick Jagger¡
No crea que en aquel tiempo tomaba tantas drogas. No se las pod¨ªa permitir, eran demasiado caras¡ [risas]. Yo tuve una
vida bastante saludable. Fui vegetariano desde los 12 a?os, porque me daba pena que mataran a los pollos. Mi padre estaba seguro de que era gay. Se pas¨® toda mi infancia grit¨¢ndome: ??Jodido maric¨®n!?.
?Entendi¨® que quisiera dedicarse al arte?
No. No entend¨ªa nada, el pobre. Solo le interesaban la bebida y las mujeres. Mi madre era m¨¢s sensible.
A d¨ªa de hoy, ?es consciente de haber iniciado una revoluci¨®n en la fotograf¨ªa de moda?
No, pero eso me dice alguna gente. Tampoco hice mucho. Solo depur¨¦ el encuadre. Cuando ve¨ªa un ¨¢rbol detr¨¢s de la modelo, lo retiraba del visor. Si tienes a una modelo como Jean Shrimpton, ?para qu¨¦ necesitas un ¨¢rbol?
?No quiso llevar la fotograf¨ªa a lugares nuevos?
Qu¨¦ va, yo solo hac¨ªa fotos. No hab¨ªa nada intelectual en mi trabajo. No era como Cartier-Bresson¡ ?El instant d¨¦cisif? Pero si hac¨ªa 15 carretes por foto¡ ?A qu¨¦ momento decisivo se refer¨ªa?
Por aquel entonces, la fotograf¨ªa de moda era vista como un arte de segunda en una disciplina de segunda¡
S¨ª, todo el mundo era muy esnob al respecto. Pero no la dej¨¦ por eso, sino porque sent¨ª, ya en los setenta, que hab¨ªa hecho todo lo que pod¨ªa y me acab¨¦ aburriendo. Yo creo que existe fotograf¨ªa de moda buena y mala, como sucede con cualquier otro g¨¦nero¡
?A qu¨¦ fot¨®grafos de moda admira?
A muy pocos. A Richard Avedon y a Steven Meisel. Y a Tim Walker, que es mi favorito de todos los de hoy.
?Qu¨¦ debe tener un fot¨®grafo de moda para ser bueno?
Ser homosexual. Eso le permite tener empat¨ªa por las mujeres a las que retrata. Si todo lo que quiere es follarse a la modelo, el resultado no suele ser muy interesante.
Pero usted no es gay y no se le dio mal del todo¡
S¨ª, hay excepciones. Pero todos los grandes fueron homosexuales. Avedon era, en el fondo, gay. Tim es gay. Cecil Beaton fue definitivamente gay.
Sus im¨¢genes de los sesenta no han envejecido nada mal. ?Cu¨¢l es su secreto?
Tiene raz¨®n, el otro d¨ªa pensaba que podr¨ªan haber sido hechas ayer, si sus protagonistas fueran m¨¢s j¨®venes. ?Mi secreto? Evitar los cortes de pelo y los zapatos. Por eso recortaba los retratos a nivel de la frente y por encima de la rodilla¡ [risas].
?Recuerda cu¨¢ndo cogi¨® una c¨¢mara por primera vez?
En las fuerzas a¨¦reas, en Singapur, donde hice el servicio militar a finales de los cincuenta. Me compr¨¦ una Rolleiflex, porque all¨ª eran mucho m¨¢s baratas que en Londres. A¨²n tengo los negativos: fotografi¨¦ paisajes y a mi novia de aquella ¨¦poca, la auxiliar de aviaci¨®n m¨¢s guapa de todo el sureste asi¨¢tico¡
?Cu¨¢l ha sido el mayor cambio que se ha experimentado en la fotograf¨ªa desde entonces?
Sin duda, el paso al digital. Tendr¨ªamos que inventar otro nombre para ese tipo de fotograf¨ªa, porque no tiene nada que ver con la anal¨®gica. Es como un arte na¨ªf para las masas. Solo uso c¨¢maras digitales cuando tengo que ir a lugares peligrosos¡
?Y los selfies?
En realidad, en los sesenta ya hab¨ªa c¨¢maras con peque?os espejos incorporados que permit¨ªan hacerse selfies primitivos. Lo que ha cambiado es que ahora somos todav¨ªa m¨¢s narcisistas que entonces.
Tambi¨¦n ha fotografiado a muchos pol¨ªticos. ?Con cu¨¢les se entendi¨® bien?
Me cae bien Boris Johnson, porque es el m¨¢s divertido. No estoy de acuerdo con todo lo que dice, pero me gusta la gente con sentido del humor. Viniendo del East End, de los barrios m¨¢s duros de Londres, entend¨ª muy pronto que sin el humor no logras sobrevivir en la vida. Es muy dif¨ªcil que alguien te pegue si le haces re¨ªr¡
?En qu¨¦ parte del espectro pol¨ªtico se sit¨²a?
Los de izquierda dicen que soy derechista. Y los de derecha, izquierdista. En realidad, nunca he votado. No le veo sentido¡
?Ni siquiera en el refer¨¦ndum del Brexit?
En ese s¨ª que vot¨¦, pero a favor de marcharnos. No por la inmigraci¨®n ni nada de eso, sino porque no quiero que nos gobierne Alemania. Al final, tampoco habr¨¢ mucha diferencia. Por lo menos, para m¨ª. Pase lo que pase, yo seguir¨¦ haciendo fotograf¨ªas¡
En los ochenta trabaj¨® para Donald Trump. Cu¨¦ntenos. ?Se llevaron bien?
Me contrat¨® para que hiciera seis o siete anuncios para su compa?¨ªa de aviones. Nos ca¨ªmos bien, pero nunca pens¨¦ que llegar¨ªa a ser presidente de Estados Unidos. Le pegaba m¨¢s ser presidente de una compa?¨ªa. Pero tal vez su pa¨ªs se haya acabado convirtiendo en una compa?¨ªa¡ Donald Trump siempre me trat¨® bien. Y yo juzgo a la gente seg¨²n como me trata.
Alguna vez ha dicho que, para definir su lenguaje visual, se inspir¨® en pintores como Picasso y Bacon.
Bueno, mucho m¨¢s en Picasso. A Bacon no lo conoc¨ª hasta que me intent¨® ligar en un bar del Soho¡
?Y tuvo ¨¦xito?
No¡ [risas]. Yo era un chico bastante guapo y ten¨ªa ¨¦xito con los gays. Una vez, Freddie Mercury me lleg¨® a meter la lengua en la boca. Pero volvamos a su pregunta¡
Le preguntaba por sus influencias, pero ya no tiene importancia¡
En realidad, mi m¨¦todo es muy sencillo. Me paso una hora hablando con la persona que tengo que retratar. Y luego hago la foto en escasos minutos. Si la haces en fr¨ªo, el retratado no est¨¢ c¨®modo. Yo prefiero hablar y hacer preguntas. Por ejemplo, a estas alturas de la conversaci¨®n ya tengo mucha informaci¨®n sobre usted. Ahora ser¨ªa el momento de pasar al retrato.
Si alguien le cae mal, ?se nota en el resultado?
S¨ª, pero nunca es premeditado. Tina Brown, la gran editora de Vanity Fair y The New Yorker, me sol¨ªa decir: ?Ese tipo es arrogante. Haz que lo parezca en la foto?. Yo soy incapaz de trabajar as¨ª. Tina es la mejor editora con quien he trabajado, aunque no supiera mucho de fotograf¨ªa.
?Y Anna Wintour?
Con Anna es diferente, porque todo se decide en su despacho, antes de la sesi¨®n fotogr¨¢fica. Pero me cae bien. Es una gran editora o, por lo menos, sol¨ªa serlo. Si no trabajo con ellos es solo porque no les gustar¨ªa el resultado final. Sencillamente no ser¨ªa lo que esperan de antemano¡
?La belleza jodi¨® el socialismo?, dijo una vez. ?A qu¨¦ se refer¨ªa?
A que la belleza es injusta. Si se presentan a una entrevista de trabajo, por ejemplo, una chica guap¨ªsima y otra muy fea, y ambas tienen exactamente los mismos t¨ªtulos, contrataran a la guapa, sin que tenga nada de sexual. La belleza impide que todos seamos iguales.
Dice que nunca le gust¨® la pel¨ªcula Blow up, que Michelangelo Antonioni rod¨® inspir¨¢ndose en usted¡
No s¨¦ c¨®mo vio todas esas cosas en m¨ª, porque no lo conoc¨ª hasta pocos a?os antes de su muerte. Me gusta la premisa de la pel¨ªcula, que uno crea que ha visto algo aunque no sea as¨ª, porque de eso va la fotograf¨ªa. Pero nada m¨¢s¡
?No se ve reflejado en el personaje?
No. Antonioni se equivoc¨® al escoger a David Hemmings, que no era de clase trabajadora. Debi¨® elegir a Terence Stamp.
El personaje tambi¨¦n era muy mujeriego. En eso s¨ª acert¨®, ?o no?
Me gustaban las mujeres, s¨ª. Pero eran ellas las que me seduc¨ªan a m¨ª. Todo sol¨ªa empezar con una bonita amistad. Con Jean [Shrimpton] fuimos amigos durante tres meses antes de hacer nada. ?C¨®mo vas a acostarte con alguien a quien no conoces? Nunca he entendido que la gente haga eso. Si eso es lo que buscas, vete a ver a una prostituta¡