De c¨®mo Virginia Woolf ayud¨® a salvar el ¡®Guernica¡¯
Su exhibici¨®n en la National Portrait Gallery repasa, a trav¨¦s de fotograf¨ªas y cartas, la vida de la escritora y su implicaci¨®n en salvaguardar una de las obras m¨¢s reconocidas de Picasso.
Es dif¨ªcil separar la vida de todo gran artista de su obra. Las pasionales pinturas de Francis Bacon no pueden entenderse sin conocer las relaciones tormentosas con todos y cada uno de sus amantes. Para comprender el disco Sgt. Pepper¡¯s Lonely Hearts Club Band de Los Beatles hay que entender el esp¨ªritu de una ¨¦poca donde la experimentaci¨®n era una nueva forma de vida. Y para entender la obra de Virginia Woolf, hay que conocer muchos trazos de su vida personal, como su estrecha relaci¨®n con el mundo del arte y en concreto, con el cubismo.
¡°Todos los miembro...
Es dif¨ªcil separar la vida de todo gran artista de su obra. Las pasionales pinturas de Francis Bacon no pueden entenderse sin conocer las relaciones tormentosas con todos y cada uno de sus amantes. Para comprender el disco Sgt. Pepper¡¯s Lonely Hearts Club Band de Los Beatles hay que entender el esp¨ªritu de una ¨¦poca donde la experimentaci¨®n era una nueva forma de vida. Y para entender la obra de Virginia Woolf, hay que conocer muchos trazos de su vida personal, como su estrecha relaci¨®n con el mundo del arte y en concreto, con el cubismo.
¡°Todos los miembros del c¨ªrculo de Bloomsbury ¨C grupo de intelectuales brit¨¢nicos entre los que se encontraban viejos compa?eros de universidad del hermano de la escritora, como el cr¨ªtico de arte Roger Fry o el economista J. M Keynes¨C, especialmente los pintores del grupo, Duncan Grant y la hermana de Virginia, Vanessa Bell, sintieron la influencia de Picasso. De hecho, el estilo de Virginia siempre se ha comparado con el cubismo¡±, explica el profesor Juan Antonio D¨ªaz, especialista en literatura inglesa. La sombra de Virginia Woolf, sin embargo, es tan alargada que muchas de sus historias quedan eclipsadas por su obra y su personalidad, su afici¨®n a los puros, sus comentarios ¨¢cidos o sus amor¨ªos l¨¦sbicos.
La historia de c¨®mo Virginia Woolf tuvo un papel fundamental en salvaguardar el Guernica de Picasso es una de ellas: la exhibici¨®n Virginia Woolf: Art, Life and Vision (hasta el 26 de octubre en la National Portrait Gallery de Londres) nos acerca a su vida personal, construyendo a trav¨¦s de fotograf¨ªas, cartas y objetos, detalles que hasta el momento hab¨ªan permanecido tras esa l¨¢nguida sombra. Uno de los pasajes m¨¢s interesantes del recorrido es sin duda su relaci¨®n con Espa?a.
Los hechos transcurren en 1937, el 26 de abril de ese a?o la Legi¨®n C¨®ndor alemana bombardeaba la poblaci¨®n de Guernica en el Pa¨ªs Vasco. Por encargo del Gobierno de la Rep¨²blica, Pablo Picasso, residente en Par¨ªs, pintaba en tiempo record una de las obras m¨¢s importantes del siglo XX, su Guernica, que fue por primera vez expuesto en el pabell¨®n espa?ol de la Exposici¨®n Internacional de Par¨ªs convirti¨¦ndose en un s¨ªmbolo de la resistencia antifascista. Tras la exposici¨®n en Paris, el Guernica volvi¨® a casa del pintor, nadie pod¨ªa permitir que el cuadro se exhibiese en Espa?a bajo la creciente amenaza franquista. As¨ª, el Guernica, otro exiliado m¨¢s, comenzar¨ªa un largo recorrido convertido ya en s¨ªmbolo de la lucha contra la guerra y el totalitarismo.
Virginia Woolf, retratada por Vanessa Bell.
Estate of Vanessa Bell, courtesy Henrietta Garnett. Photo credit: ? National Trust / Charles Thomas / Cortes¨ªa de la National Portrait Gallery
Ese mismo a?o se celebraba una intensa reuni¨®n en Bloomsbury aunque el grupo de asistentes era reducido: Virginia y Leonard Woolf, Vanessa Bell, su marido y sus hijos Quentin y Julian Bell. El motivo de esta reuni¨®n era persuadir a Julian Bell en su idea de cruzar a Espa?a a trav¨¦s de Francia para servir en la lucha antifascista. Demasiado tarde, el sobrino de Virginia Woolf ya se hab¨ªa enrolado como conductor de ambulancia en nuestro pa¨ªs y ning¨²n argumento le har¨ªa cambiar de opini¨®n. Julian Bell hab¨ªa editado ese mismo a?o una recopilaci¨®n de ensayos titulada We Did Not Fight, un texto pacifista en el que sin embargo admit¨ªa en el pr¨®logo que, a veces, la acci¨®n y la fuerza son absolutamente necesarias: una idea que creci¨® con fuerza en su interior al inicio de la Guerra Civil Espa?ola y la consecuente pol¨ªtica de no intervenci¨®n del gobierno brit¨¢nico. En un intercambio de cartas, Julian Bell acusaba a su t¨ªa Virginia Woolf de ser parte de una generaci¨®n ¡°cuya falta de acci¨®n ha desencadenado en el creciente fascismo¡±, dec¨ªa tambi¨¦n que ¡°era necesario luchar para evitar el desastre¡±.
Tras la partida de Julian Bell hacia Espa?a, la Guerra Civil se convirti¨® en un asunto de inter¨¦s tanto pol¨ªtico como personal en casa de los Woolf, que aparecer¨ªa reflejado en el ensayo pol¨ªtico de car¨¢cter feminista y antifascista Tres Guineas (1938), Virginia Woolf consideraba el fascismo una muestra de la rigidez del patriarcado en la sociedad. La autora escribi¨® Tres Guineas en respuesta a la pregunta de una lectora "?C¨®mo las mujeres, con un papel tan limitado en nuestra sociedad, podemos prevenir la guerra?¡± que ilustr¨®, adem¨¢s, con unas fotograf¨ªas de un peri¨®dico que mostraba a 71 ni?os muertos en un colegio tras una bomba de Franco.
En 1937, Virginia Woolf y Vanessa Bell participaron activamente con el National Joint Committee for Spanish Relief con la intenci¨®n de recaudar fondos para los ni?os vascos refugiados tras el desastre de Guernica, muchos de los cuales quedaron hu¨¦rfanos tras el bombardeo. Para ello hicieron una subasta ben¨¦fica para la que la familia Woolf quer¨ªa contar con la presencia de Pablo Picasso y aunque el pintor no pudo asistir, don¨® uno de sus dibujos que fue subastado para la causa.
Ese mismo a?o Julian Bell fallec¨ªa en Espa?a. Vanessa Bell, tras recibir la noticia, cay¨® en una profunda depresi¨®n. Fue su hermana Virginia, conocedora de primera mano de la enfermedad, quien estar¨ªa a su lado para que la superase. Cartas que han salido a la luz posteriormente demuestran que Virginia Woolf no pudo superar las diferencias de opini¨®n y las peleas que tuvo con su sobrino, que jam¨¢s lograron resolverse. Fue quiz¨¢s por eso que a partir de entonces, su lucha contra los reg¨ªmenes totalitarios se hizo m¨¢s fuerte hasta el punto de aparecer en la lista negra del mism¨ªsimo Adolf Hitler.
El Guernica segu¨ªa, por aquel entonces, siendo un itinerante s¨ªmbolo de protesta contra la guerra. Fue de nuevo el National Joint Committee for Spanish Relief, entre cuyos patrocinadores se encontraban una vez m¨¢s los Woolf y los Bell, quienes permitieron que en octubre de 1938 el Guernica y otras 67 piezas firmadas por el pintor espa?ol viajaran a Londres para una exposici¨®n especial en New Burlington Galleries, aunque la exhibici¨®n fue un aut¨¦ntico fracaso de p¨²blico considerando la fama del pintor en aquella ¨¦poca (tan s¨®lo unas tres mil personas se dejaron caer por all¨ª), se consider¨® m¨¢s un movimiento estrat¨¦gico teniendo en cuenta los acontecimientos que por aquel entonces estaban sucediendo en nuestro pa¨ªs: hab¨ªa que mover el Guernica, alejarlo no ya s¨®lo de Espa?a, sino de cualquier r¨¦gimen totalitario.
Virginia Woolf, considerada por algunos expertos 'la escritora cubista', tuvo m¨¢s relaci¨®n con el movimiento art¨ªstico del que pod¨ªamos intuir hasta ahora por sus libros y m¨¢s relaci¨®n con Espa?a que los tres viajes que realiz¨® y que despu¨¦s relat¨® en sus diarios.
Londres tambi¨¦n tiene un pedazo de Guernica, se trata de Mujer que llora, en la Tate Modern, inspirada tambi¨¦n por el terrible bombardeo y en el que se puede apreciar a Dora Maar, la amante de Picasso en 1937, con la cara desencajada al visualizar, como podemos ver en sus pupilas, los aviones acerc¨¢ndose.
Virginia Woolf con T. S. Eliot, fotografiados por Lady Ottoline Morrell en 1924.
National Portrait Gallery, London