Gu¨ªa de lectura feminista para el oto?o
De Gloria Steinem a Roxane Gay, la rentr¨¦e editorial confirma que existe un boom del libro concienciado.
Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que los textos feministas se publicaban solo en editoriales especializadas y muy centradas en lo acad¨¦mico como Horas y Horas, que hacen una labor clave pero no lo ten¨ªan, ni lo tienen, f¨¢cil para llegar a los expositores lucidos en las librer¨ªas ni a la cobertura en art¨ªculos como ¨¦ste. Pero este oto?o, los cat¨¢logos de todo tipo de sellos, de independientes a multinacionales, est¨¢n impregnados de teor¨ªa y, sobre todo, de experiencia feminista. ?Se trata de una toma de conciencia colecti...
Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que los textos feministas se publicaban solo en editoriales especializadas y muy centradas en lo acad¨¦mico como Horas y Horas, que hacen una labor clave pero no lo ten¨ªan, ni lo tienen, f¨¢cil para llegar a los expositores lucidos en las librer¨ªas ni a la cobertura en art¨ªculos como ¨¦ste. Pero este oto?o, los cat¨¢logos de todo tipo de sellos, de independientes a multinacionales, est¨¢n impregnados de teor¨ªa y, sobre todo, de experiencia feminista. ?Se trata de una toma de conciencia colectiva o es que ha llegado la comodificaci¨®n del feminismo al sector editorial? Dice Andi Zeisler en su reciente We were feminists once que a estas alturas ¡°no puedes sacudir un tamp¨®n sin dar con algo o alguien que presume de feminista, en lugares en los que definitivamente no te lo esperar¨ªas: pintau?as, ropa interior, bebidas energ¨¦ticas, aspiradoras¡±. No parece muy justo de decir eso, por ejemplo, sobre un libro de Gloria Steinem, una hist¨®rica del movimiento que en 1963 ya estaba haciendo periodismo gonzo, trabajando como conejita de Playboy, para poder contarlo en clave antipatriarcal. Pero no deja de ser curioso que su editora espa?ola, Ana S. Pareja, diera con el t¨ªtulo que ahora publica Alpha Decay precisamente en la lista de lecturas que public¨® la actriz Emma Watson. ¡°En esa lista hab¨ªa libros de otras autoras que me interesaban, pero aunque hab¨ªa o¨ªdo hablar de Steinem nunca hab¨ªa le¨ªdo ninguno de sus libros. Ped¨ª el libro a los agentes, lo le¨ª y qued¨¦ completamente subyugada¡±, dice.
Daniel Moreno, editor de Capit¨¢n Swing, publica este oto?o a dos voces muy respetadas y medi¨¢ticas, Rebecca Solnit y Roxane Gay, pero no se atreve a hablar de boom editorial. ¡°Ojal¨¢. Por desgracia, la prensa cultural m¨¢s masculinizante todav¨ªa se hace poco eco de estos libros, pero por suerte hay una gran red paralela que enseguida mueve estos t¨ªtulos por el boca/red¡±. ?Y venden? ¡°Depende del t¨ªtulo, pero por lo general funcionan bien porque hay un p¨²blico fiel, atento, preocupado y cr¨ªtico¡±. Quiz¨¢ el ¨¦xito de ventas de libros como C¨®mo ser mujer, de Caitlin Moran (Anagrama) ha puesto a los sellos a buscar a su feminista irreverente. Seg¨²n Pareja, ¡°es indiscutible que el feminismo como idea, como concepto, est¨¢ de moda. Mientras no se simplifique y frivolice con un asunto tan serio, creo que es positivo que se publiquen m¨¢s libros sobre el tema, que s se promueva el trabajo de m¨¢s mujeres feministas¡±. Sea lo que sea, hay mucho que leer:
Mi vida en la carretera, Gloria Steinem (Alpha Decay).
La abuela del feminismo medi¨¢tico vivi¨® una infancia n¨®mada, con un padre vendedor ambulante que montaba a la familia en su coche cada oto?o en tiempos de la Gran Depresi¨®n. Y aquello le convirti¨® para siempre en lo que se dice un culo de mal asiento. A los 20 pas¨® dos a?os viajando por la India y despu¨¦s esa man¨ªa suya de no estarse quieta (y el perfil p¨²blico que sostiene desde hace casi seis d¨¦cadas) la ha puesto siempre en lugares interesantes: escuch¨® a Martin Luther King en la marcha de Washington, estuvo en en la Casa Blanca el d¨ªa que Kennedy sali¨® para Dallas, acompa?¨® a Geraldine Ferraro cuando ¨¦sta fue la primera candidata a vicepresidenta y justo se encontraba en Florida cuando se plante¨® el empate entre Bush y Gore. Todos los libros de memorias necesitan algo de pol¨¦mica y tensi¨®n y ¨¦ste tambi¨¦n las tiene, a pesar de ser un texto tan constructivo. Steinem dedica algunas p¨¢ginas a sus piques con Betty Friedan, la autora de La m¨ªstica femenina, y para denunciar la condescendencia de la intelligentsia de los 60 y 70, encarnada en autores como Gay Talese y Saul Bellow. El libro est¨¢ dedicado al doctor que le procur¨® un aborto cuando ten¨ªa 22 a?os y que le hizo prometer que har¨ªa lo que quisiera con su vida. Lo cumpli¨®.
Los hombres me explican cosas. Rebecca Solnit (Capit¨¢n Swing)
Un d¨ªa, la escritora Rebecca Solnit y su amiga estaban en una fiesta algo inc¨®moda en una caba?a pija de Aspen, Colorado. El anfitri¨®n le pregunt¨® a que se dedicaba, como quien se muestra educado con un ni?o de siete a?os, y ella farfull¨® algo sobre su libro m¨¢s reciente, en torno al pionero de la fotograf¨ªa Eadweard Muybridge. ¡°Ah, muy bien, ?hab¨ªa o¨ªdo hablar Solnit sobre el otro libro, mucho m¨¢s importante que se acababa de publicar sobre Muybridge?¡±. Tan seguro lo dijo, que ella pens¨® que realmente se le hab¨ªa escapado ese otro libro en el mercado. Hasta cuatro veces tuvo que decir su amiga ¡°es su libro¡± para que el anfitri¨®n lo escuchase, pero ni eso le fren¨® para seguir hablando sobre el tema, dando lecciones. As¨ª naci¨® un concepto, el mansplaining que hoy ha entrado en el l¨¦xico moderno (para desesperaci¨®n de libertarias retr¨®gradas): la costumbre de ciertos hombres a creerse m¨¢s capacitados para explicar algo de manera condescendiente y paternalista, debido a una mezcla de ignorancia y exceso de arrogancia. Antes de que alguien diga ¡°privilegio blanco¡± o alguna de las otras palabras de moda en internet, ¨¦ste no es un problema s¨®lo de autoras publicadas que van a fiestas en Aspen. Como dice Solnit, la credibilidad es un arma b¨¢sica de supervivencia, necesaria, por ejemplo, cuando una mujer denuncia una agresi¨®n sexual. En su colecci¨®n de ensayos, habla de esto, de Virgina Woolf, de la importancia de caminar, del discurso del odio en las redes sociales y de otros temas de los que el se?or de la fiesta seguramente sabe m¨¢s.
Mala feminista, Roxane Gay (Capit¨¢n Swing).
En noviembre se publica en Espa?a este texto que, como el de Solnit, tambi¨¦n ha dado lugar a un neologismo: mala feminista es alguien que, como Gay, lee revistas de moda y ve realities de busca de pareja a la vez que denuncia, por ejemplo, el bajo porcentaje de autoras rese?adas en las publicaciones literarias. Durante a?os, Gay no se sinti¨® cercana al feminismo porque lo consideraba un asunto de mujeres blancas y heterosexuales. En su libro de ensayos habla de esta interseccionalidad necesaria, de la pol¨ªtica de su sobrepeso (tiene un libro pendiente sobre el tema, varias veces anunciado), del abuso sexual que sufri¨® de ni?a y, ehem, de Las gemelas de Sweet Valley (es fan). En Twitter, Gay se ha convertido en una voz clave a la que ese acude en busca de cordura e ingenio pero cuando se le dan mucho m¨¢s de 140 caracteres, se disfruta m¨¢s.
Madres arrepentidas, Orna Donath. (Reservoir Books). Este no es libro sobre feminismo como los anteriores pero s¨ª es un libro feminista, a decir de la propia autora, una soci¨®loga israel¨ª que ha causado un airado debate en su pa¨ªs y en Alemania al romper el ¨²ltimo tab¨²: la idea de que una mujer pueda arrepentirse de haber tenido hijos. Quien espere un panfleto incendiario en la l¨ªnea facilona de algunos discursos interneteros (ese titular hashtag por el que ha optado la edici¨®n espa?ola no ayuda) se encontrar¨¢ en realidad con algo mucho mejor, un texto acad¨¦mico y muy mesurado, porque lo que hizo Donath es formular preguntas dif¨ªciles a decenas de mujeres que confiesan ese arrepentimiento. Todas ellas, adem¨¢s, viven en Israel, un pa¨ªs donde el natalismo es una cuesti¨®n de estado y que tiene la media de nacimientos m¨¢s alta de los pa¨ªses desarrollados, de m¨¢s de tres hijos por mujer. Por muy distante que uno se encuentre de sus sensaciones, es imposible no empatizar con algunos de sus testimonios y entender hasta qu¨¦ punto algunas mujeres tienen hijos por inercia, en busca de la paz social.
Mam¨¢, quiero ser feminista. Carmen G. De la Cueva (Lumen) Tambi¨¦n en noviembre llegar¨¢ a las librer¨ªas este ¨¢lbum ilustrado de la periodista espa?ola que comanda la comunidad La Tribu de Frida. Estar¨¢ bien leer una memoria de toma de conciencia feminista que no empieza en Omaha, Nebraska (lugar de origen de Roxane Gay) sino en un pueblo andaluz. La autora da las gracias a Pipi Calzaslargas, a Virginia Woolf, a Chantal Maillard, a Anne Sexton, a Virginie Despentes, a Lis¨ªstrata, a Ant¨ªgona y todas las f¨¦minas que la han llevado hasta aqu¨ª, con ayuda de los dibujos de Mar Hern¨¢ndez, Malota.