Sorda, monja y v¨ªctima de Freud: la fascinante historia real de la madre del Duque de Edimburgo
La vida de la princesa Alicia de Battenberg da sentido a aquello de que la realidad supera con creces a la ficci¨®n.
Naci¨® sorda, le fue diagnosticada esquizofrenia, encerrada en un sanatorio, rescat¨® a jud¨ªos de los nazis (pese a que sus hijas estaban casadas con figuras prominentes del Partido Nacionalsocialista) y fund¨® su propia orden religiosa: la vida de la princesa Alicia de Battenberg da sentido a aquello de que la realidad supera con creces a la ficci¨®n. La madre del pr¨ªncipe Felipe de Edimburgo, que aparece por primera vez en la tercera temporada de The Crown, podr¨ªa ser protagonista de un...
Naci¨® sorda, le fue diagnosticada esquizofrenia, encerrada en un sanatorio, rescat¨® a jud¨ªos de los nazis (pese a que sus hijas estaban casadas con figuras prominentes del Partido Nacionalsocialista) y fund¨® su propia orden religiosa: la vida de la princesa Alicia de Battenberg da sentido a aquello de que la realidad supera con creces a la ficci¨®n. La madre del pr¨ªncipe Felipe de Edimburgo, que aparece por primera vez en la tercera temporada de The Crown, podr¨ªa ser protagonista de una serie propia.
El cuarto episodio de la tercera temporada de Netflix ahonda en los traumas y las inseguridades del marido de Isabel II y en la complicada relaci¨®n que manten¨ªa con su madre, interpretada en pantalla por la actriz Jane Lapotaire. Con ciertas licencias creativas, la ficci¨®n rescata a esta figura desconocida cuando intenta vender un broche de zafiros en Atenas para obtener fondos para su congregaci¨®n. Tras el golpe militar de 1967 en Grecia, Alicia de Battenberg se traslada al londinense palacio de Buckingham, a una peque?a buhardilla en la que acaba compartiendo confidencias y cigarrillos con su nieta la princesa Ana. ¡°Dirig¨ªa una orden religiosa y siempre estaba buscando fondos. Vendi¨® la mayor parte de sus posesiones y, en tiempos de guerra, cedi¨® sus raciones de comida a los hu¨¦rfanos o a cualquiera que lo necesitara¡±, explica el historiador Hugo Vickers en The Crown Dissected. ¡°S¨ª que se traslad¨® a vivir al palacio de Buckingham en 1967. Pero no se la instal¨® en una habitaci¨®n triste como en The Crown, sino en un espacioso apartamento con vistas en la primera planta. Es cierto que estuvo unida a la princesa Ana, con la que desarroll¨® una relaci¨®n muy personal¡±. Sin embargo, no es verdad que protagonizara un reportaje en The Guardian. ¡°Es rid¨ªculo. Era una persona muy privada. No dio entrevistas. Era tan reservada que destruy¨® todas sus cartas y, cuando muri¨®, solo dej¨® tres vestidos¡±, dice el historiador en The Times.
La princesa Alicia de Battenberg naci¨® sorda en 1885, en el castillo de Windsor y en presencia de su bisabuela, la reina Victoria. Se cas¨® con solo 18 a?os con el pr¨ªncipe Andr¨¦s de Grecia y Dinamarca y juntos tuvieron cinco ni?os: cuatro hijas y un var¨®n, Felipe, que se convertir¨ªa en consorte de Isabel II de Inglaterra. Cuando Felipe era a¨²n un infante se exiliaron de Grecia y poco tiempo despu¨¦s la familia se desvaneci¨®: el duque de Edimburgo se form¨® en internados en Inglaterra y Escocia, el padre se instal¨® por su cuenta en Montecarlo y a Alicia se le diagnostic¨® esquizofrenia paranoide y fue internada en un sanatorio en Suiza. Para complicar las reuniones familiares,?las cuatro hijas se casaron con nobles alemanes, algunos de ellos fervorosos partidarios del movimiento nacionalsocialista, mientras que el hijo sirvi¨® en el bando contrario, en la Marina Real Brit¨¢nica.
Pero antes de la guerra, la suegra de la reina Isabel tuvo que sufrir en sus carnes los experimentos de Sigmund Freud. Como contaba un documental de 2012, el padre del psicoan¨¢lisis diagnostic¨® que todos los problemas de la princesa se deb¨ªan a sus niveles de hormonas y a su ¡°frustraci¨®n sexual¡± y le recet¨® que se le aplicaran rayos X sobre los ovarios para acelerar la menopausia. El tratamiento fue un fracaso y solo le proporcion¨® secuelas de por vida. Escap¨® del sanatorio para regresar a Grecia, donde fund¨® una orden ortodoxa de monjas. Como en una tragedia griega, solo se reuni¨® de nuevo con su familia en 1937, cuando todos asistieron al funeral de su hija Cecilia, que falleci¨® en un accidente a¨¦reo junto a su marido y dos de sus hijos.
Escribe Rebecca Cope en Tatler que durante la II Guerra Mundial la princesa trabaj¨® para la Cruz Roja. Ten¨ªa experiencia: en la guerra de los Balcanes ya hab¨ªa actuado como enfermera, asistiendo en cirug¨ªas y ayudando en hospitales de campa?a. Lleg¨® a esconder a una familia jud¨ªa que a?os antes, en 1913, hab¨ªa ayudado a escapar a miembros de la casa real griega. A partir de este momento se volc¨® en el trabajo social y en acciones humanitarias que desarrolla con su congregaci¨®n de monjas: la hermandad cristiana de Marta y Mar¨ªa. Profundamente espiritual y religiosa, se interes¨® por diferentes doctrinas a lo largo de toda su vida. Asisti¨® a la boda real de su hijo y a la coronaci¨®n de Isabel II en 1953. Eso s¨ª, a esta ¨²ltima acudi¨® ya vistiendo los h¨¢bitos. Con las pocas joyas que no hab¨ªa vendido en los a?os cuarenta, fabric¨® el anillo de compromiso que Felipe utiliz¨® para pedir la mano a Isabel.
La princesa de Battenberg se exili¨® de Grecia por segunda vez en 1967 y ya s¨ª se instal¨® con su hijo y su nuera en el palacio real hasta su muerte dos a?os despu¨¦s, en 1969.