Jesucristo es el mejor novio: as¨ª son ¡°las Kardashian de la Iglesia Cat¨®lica¡±
Un reality sobre mujeres que quieren hacerse monjas divide a la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica en Estados Unidos
A primera vista, el tr¨¢iler de Sisterhood ofrece los t¨ªpicos planos que son el ABC de cualquier programa de telerrealidad: makeovers, conflictos que se resuelven a gritos y mujeres fuera de s¨ª llorando frente a la c¨¢mara. Sin embargo, algunas cosas faltan en este programa que acaba de estrenar Lifetime en Estados Unidos. Para empezar, los hombres. Tampoco hay escenas de desenfreno alcoh¨®lico ni ligues entre el reparto. El ...
A primera vista, el tr¨¢iler de Sisterhood ofrece los t¨ªpicos planos que son el ABC de cualquier programa de telerrealidad: makeovers, conflictos que se resuelven a gritos y mujeres fuera de s¨ª llorando frente a la c¨¢mara. Sin embargo, algunas cosas faltan en este programa que acaba de estrenar Lifetime en Estados Unidos. Para empezar, los hombres. Tampoco hay escenas de desenfreno alcoh¨®lico ni ligues entre el reparto. El reality sigue a un grupo de mujeres veintea?eras durante seis semanas del llamado proceso de ¡°discernimiento¡±, en el que una chica que ya ha escuchado la vocaci¨®n reflexiona sobre si quiere iniciar el noviciado para convertirse en monja.
En el primer cap¨ªtulo, las cinco chicas de veintitantos a?os llegan a uno de los tres conventos que visitar¨¢n mientras dure el programa y cambian su ropa de diario por un uniforme de pre-monja: bailarinas planas, falda hasta la rodilla, camisa de manga corta y diadema. Hasta ah¨ª todo bien. Una de las participantes incluso comenta que la cruz es ¡°dope¡± (molona). El drama llega cuando otra de las chicas, Francesca, descubre que tienen que ir sin maquillaje para ¡°concentrarse en su vida interior¡±, como les explica una de las monjas. Ella asegura, entre sollozos que lo necesita por sus problemas de acn¨¦ y se pregunta ¡°por qu¨¦ quiere Jes¨²s que vaya sin maquillaje¡±. Otra de las chicas sufre un gran trauma tener que estropear su manicura. El programa explota estos momentos, as¨ª como la despedida de una de las chicas de su novio y se recrea en los ambiguos soliloquios de las aspirantes a monjas. Christie, asegura que tiene visiones de Jesucristo en las que ambos ¡°bailan en plan rom¨¢ntico¡± y ¨¦l ¡°como que flirtea¡±. Stacey, tiene un Cristo en su habitaci¨®n que le parece ¡°muy cachas, en plan surfero¡± y casi todas coinciden en la descripci¨®n de Dios como ¡°el mejor novio que puedas tener¡±.
Aun as¨ª, y sorprendentemente, puesto que Lifetime no es precisamente HBO, el programa no ha recibido malas cr¨ªticas. En Media Life aseguran que es ¡°esclarecedor¡± y en Flavorwire encuentran que Sisterhood funciona como ¡°fascinante televisi¨®n¡± y como ¡°proyecto sociol¨®gico amateur¡±.
Las monjas de un convento de St. Louis colgaron esta foto en Twitter de su ¡®quedada¡¯ para ver Sisterhood.
Lo m¨¢s curioso es ver c¨®mo se ha recibido el reality en la Iglesia Cat¨®lica y sobre todo entre las monjas estadounidenses. En muchos casos, organizaron quedadas para ver juntas el primer cap¨ªtulo, que se emiti¨® el pasado d¨ªa 25. Y procedieron a tuitear y bloguear sobre el asunto. La hermana Cynthia escrib¨ªa en la p¨¢gina de las Hermanas de la Misericordia que ¡°ser monja es mucho m¨¢s que dejar de llevar maquillaje¡± y acusa al programa de buscar el sensacionalismo y de no ser la mejor manera de tomar semejante determinaci¨®n vital: ¡°Rezo para que las mujeres del reality puedan encontrar su propio espacio ante Dios para tomar sus decisiones con libertad y con alegr¨ªa¡±. Monica Martin, una franciscana bloguera que lleva la web Habitually Speaking se mostraba bastante m¨¢s entusiasmada. Reconoce que los conventos dan para mucho drama (¡°es un milagro que todav¨ªa no haya habido ning¨²n asesinato¡±, dice una de las monjas en Sisterhood) y aclara alguno de los puntos conflictivos, desde los m¨¢s fr¨ªvolos ¨C¡°s¨ª, las monjas nos depilamos¡±¨C a los m¨¢s delicados: ¡°Es verdad que las Hermanas somos novias de Cristo, per no es una relaci¨®n sexual como las de las parejas casadas. Yo soy muy rom¨¢ntica por naturaleza y he experimentado la sensaci¨®n de caminar hasta el altar hacia mi Amado. Es un recuerdo especial, pero es enteramente plat¨®nico¡±.
Jo Piazza, autora (seglar) del libro If Nuns run the World (Si las monjas gobernasen el mundo), en el que hace una apolog¨ªa del colectivo, ha escrito en The Huffington Post al respecto de Sisterhood que, si bien las religiosas ¡°merecen ser celebrities¡±, convertirse en ¡°las Kardashian de la Iglesia Cat¨®lica¡±, no es la mejor manera. Piazza acusa al programa de perpetuar estereotipos sobre las monjas ¨Cen este caso, las consejeras de las aspirantes¨C como "aguafiestas que dan golpes en los nudillos", por confiscar los iPhones y los polvos compactos de las chicas. "Las monjas que yo conozco usan maquillaje y planchas para el pelo. Visten de manera p¨²dica pero viven en el mundo moderno", dice.
Sisterhood es el ¨²ltimo ejemplo del fil¨®n que ha encontrado la telerrealidad con los temas religiosos. El canal WE lleva ya tres temporadas siguiendo a un d¨²o femenino de g¨®spel de iglesia en iglesia en Mary Mary, GSN emite desde 2012 American Bible Challenge, un concurso en el que tres equipos se enfrentan entre s¨ª para demostrar quien controla m¨¢s de los Evangelios y TLC, el canal que hizo famosa a Honey Boo Boo y que le ha dado al mundo programas como Los diarios de un virgen, No sab¨ªa que estaba embarazada o el inveros¨ªmil Mi extra?a adicci¨®n, tiene en su parrilla Sister Wives, sobre el grup¨²sculo de mormones renegados que aun practica la poligamia y Breaking Amish, que tiene como protagonistas a individuos que han dejado la comunidad amish y se enfrentan a la vida en el siglo XXI.