La ¨²ltima frontera, por Javier Calvo
Comparado con la Ant¨¢rtida, el ?rtico es para aficionados, poco menos que Benidorm con abrigos y gorros
Por poco probable que parezca, acaba de empezar una serie de televisi¨®n que es interesante. Se titula Fortitude, la emite la cadena Sky y lo que la hace interesante, entre otras cosas, es el hecho de que cuenta la investigaci¨®n de un asesinato en un enclave ¨¢rtico, y lo cuenta con un realismo que no suele verse en televisi¨®n.
Para quienes no lo hayan pensado nunca, el ?rtico es el pr¨®ximo lugar que nuestra especie va a colonizar. De momento viven all¨ª solamente cuatro millones de personas (repartidos entre Rusia, Groenlandia, Canad¨¢, Alaska y Escandinavia), muchas de ellas ...
Por poco probable que parezca, acaba de empezar una serie de televisi¨®n que es interesante. Se titula Fortitude, la emite la cadena Sky y lo que la hace interesante, entre otras cosas, es el hecho de que cuenta la investigaci¨®n de un asesinato en un enclave ¨¢rtico, y lo cuenta con un realismo que no suele verse en televisi¨®n.
Para quienes no lo hayan pensado nunca, el ?rtico es el pr¨®ximo lugar que nuestra especie va a colonizar. De momento viven all¨ª solamente cuatro millones de personas (repartidos entre Rusia, Groenlandia, Canad¨¢, Alaska y Escandinavia), muchas de ellas en las circunstancias extremas del permafrost (lugares que nunca se deshielan).
Fortitude no solamente plasma maravillosamente la belleza extraterrestre del lugar y sus tremendas condiciones de vida, sino tambi¨¦n c¨®mo el ?rtico est¨¢ cambiando. Gracias al calentamiento global est¨¢ empezado a desarrollar una industria tur¨ªstica y tambi¨¦n a atraer a colonos de todo el mundo.
?Qu¨¦ clase de gente vive en el ?rtico? Est¨¢n las tribus nativas, claro, pero la gran mayor¨ªa de esos cuatro millones ha emigrado all¨ª, bien para trabajar en la miner¨ªa y la industria del petr¨®leo, bien en proyectos cient¨ªficos y medioambientales o para trabajar en los servicios incipientes que requiere el turismo.
Fortitude retrata muy bien el estereotipo de persona que ha emigrado en las ¨²ltimas d¨¦cadas al ?rtico. Gente huyendo de su pasado, expulsados por sus comunidades, socialmente inadaptada o simplemente dispuesta a trabajar duro en un lugar donde todav¨ªa existe esa oportunidad.
Se trata, y eso es lo fascinante, del perfil tradicional del colono, en un mundo descabelladamente superpoblado donde ya no hay m¨¢s frontera por explorar que los casquetes de hielo. Un lugar donde no sale el sol, acechan los espejismos y los ni?os hacen ?truco o trato? en Halloween con escolta armada para protegerse de los osos polares.
Ah¨ª est¨¢ otra de las maravillas de la serie: que plasma una idea de lo inexplorado que ya desapareci¨® del mundo. De hecho, el enclave de Fortitude no existe, algo que los guionistas pueden hacer porque est¨¢ supuestamente situado en un espacio que en el imaginario colectivo permanece en blanco.
El ?rtico (y la Ant¨¢rtida) es el ¨²ltimo espacio que se corresponde con el Terra Incognita de los mapas medievales. No olvidemos que muchos grupos paganos actuales sit¨²an una de las entradas al infierno en Islandia, mientras que los partidarios de la teor¨ªa de la Tierra Hueca (un grupo quiz¨¢s no muy numeroso, pero no por ello menos merecedor de respeto) creen que por el polo norte se entra al centro de la Tierra.
Fortitude me recuerda poderosamente al legendario documental de Werner Herzog, Encuentros en el fin del mundo, sobre la vida cotidiana de la (exigua) poblaci¨®n de la Ant¨¢rtida. Comparado con la Ant¨¢rtida, el ?rtico es para aficionados, poco menos que Benidorm con abrigos y gorros.
La poblaci¨®n permanente de la Ant¨¢rtida, donde todav¨ªa no se puede perforar para sacar petr¨®leo, es cero, aunque puede llegar a 5.000 individuos en verano. Solamente hay un pu?ado de campamentos cient¨ªficos, una iglesia ortodoxa y en 1978 naci¨® el primer humano nativo, un argentino (?). Desde entonces han nacido 11 personas en la Ant¨¢rtida.
Deliciosamente sarc¨¢stico, el documental de Herzog retrata perfectamente la locura y la rareza de esos hombres y mujeres que han decidido irse a vivir al lugar m¨¢s inh¨®spito de la Tierra. Son dos horas de risas ir¨®nicas y algo macabras, m¨¢s todav¨ªa si pensamos que nuestros hijos o nietos, de seguir as¨ª la cosa, pueden muy bien acabar all¨ª.