La vie en rose, por Loquillo
Sobrevivir al c¨¢ncer de mama con recortes en investigaci¨®n no es una fiesta. Me toca de cerca, porque lo vivo en mi casa y s¨¦ de lo que hablo.
No creo ser el ¨²nico ah¨ªto del empacho de tanto az¨²car rosa. No creo que sea el ¨²nico en decir que ver el c¨¢ncer de mama con unas gafas de color rosa no hace m¨¢s que darle un tono festivo a una enfermedad que es la segunda causa de muerte entre las mujeres. Y que no es precisamente una fiesta.
Me toca de cerca, porque lo vivo en mi casa y s¨¦ de lo que hablo. Habr¨¢ quien piense que ponerse las gafas le va a quitar plomo al asunto, que la enfermedad va a ser m¨¢s leve, que van a sobrevivir con una alegr¨ªa rayana en el delirio. Tal y como est¨¢ la vida, sobrevivir al c¨¢ncer en una socied...
No creo ser el ¨²nico ah¨ªto del empacho de tanto az¨²car rosa. No creo que sea el ¨²nico en decir que ver el c¨¢ncer de mama con unas gafas de color rosa no hace m¨¢s que darle un tono festivo a una enfermedad que es la segunda causa de muerte entre las mujeres. Y que no es precisamente una fiesta.
Me toca de cerca, porque lo vivo en mi casa y s¨¦ de lo que hablo. Habr¨¢ quien piense que ponerse las gafas le va a quitar plomo al asunto, que la enfermedad va a ser m¨¢s leve, que van a sobrevivir con una alegr¨ªa rayana en el delirio. Tal y como est¨¢ la vida, sobrevivir al c¨¢ncer en una sociedad con los derechos diezmados y recortes en investigaci¨®n tampoco es un mambo. Se sobrevive, dir¨¢n, y muchas preguntar¨¢n: ??Y c¨®mo??.
Y habr¨¢ quien piense que se sobrevive ?y ya! Si adem¨¢s te pones las gafas, ?ya est¨¢! Lo puedes ver todo de color rosa. Me pasma la alegr¨ªa con la que se enfrentan las campa?as, que es verdad que hay que coger al toro por los cuernos, porque el toro del c¨¢ncer de mama es bravo y la cogida espectacular. Y ahora que lo pienso el capote del torero es rosa y, en esta fiesta, ellas son todas mujeres. La proporci¨®n de mujeres en la fiesta es la misma que la de los hombres que tenemos c¨¢ncer de mama, pero al espect¨¢culo asistimos todos. Jaleamos a esas mujeres, que llevan con un coraje que a veces no somos capaces de ver en su totalidad su lucha por sobrevivir a la enfermedad y a las secuelas de los tratamientos. Desde la barrera las animamos a que sean felices y coman perdices siempre: ?Han sobrevivido al c¨¢ncer, as¨ª que sean felices, vivan la vida en rosa?; ?S¨²mate al rosa?, dec¨ªa una campa?a, ?Que la vida es una fiesta?, dec¨ªa Jos¨¦ Luis de Villallonga.
Entiendo bien que se celebre la vida, pero en esto del lazo, las gafas, las carreras y la sensibler¨ªa global, hay un dolor real que se oculta y que no se cura con buenos prop¨®sitos y ganas de plantar cara a la enfermedad.
?Podemos ser un poco m¨¢s serios y menos fr¨ªvolos? No hace falta que en un arrebato de solidaridad nos ti?amos el pelo de rosa. De verdad, no hace ninguna falta. Podemos darle la importancia que tiene para que no se confunda esto de tener un c¨¢ncer de mama con tener plaza en el club de campo rosa y salir a correr sin parar de celebrar.
Como en todo, existe una l¨ªnea oficial de la que no nos separamos por temor a descarrilar. La l¨ªnea es seguida por las farmac¨¦uticas, los discursos cient¨ªficos, las marcas y las campa?as solidarias. Las redes arden de fervor rosado. Las siguen las it girls, las famosas con o sin c¨¢ncer y los equipos deportivos. Quien advierte de los riesgos y cura sin tanta agresi¨®n queda relegado a ser pseudomedicina, la alternativa. La paciente que canta las verdades a gritos es una resentida o una pesimista.
Si te mueves, no sales en esta foto; si no te pones las gafas, tal vez veas las cosas como son. No se enga?en, no lo veo todo negro, en mi casa se respira esp¨ªritu de lucha, pero no me negar¨¢n que en realismo vamos algo escasos. Lo estamos viendo cada d¨ªa. Tal vez sea que con sumarnos a un d¨ªa nos vale; con decir a mi hermana, a mi madre o a mi novia le pas¨® y lo pas¨®, nos vale. Nos vale con decirles que tienen un aspecto estupendo.
Nos vale con cantarles las estad¨ªsticas como si les cant¨¢ramos la pedrea del Premio Gordo. Yo creo que son mujeres hechas y derechas (y cada vez m¨¢s j¨®venes), son mujeres valientes, son conscientes, responsables, solidarias. ?Por qu¨¦ entonces las tratamos como si estuvi¨¦ramos en una fiesta infantil con globos y payasos?
Lo que necesitan y necesitamos ¨Ca las que les toca luchar y a los que nos toca acompa?ar¨C es m¨¢s infraestructura y equipos multidisciplinares, empat¨ªa m¨¦dica y medicinas alternativas, menos agresivas. Cuidados para que cuando sobrevivan no se sientan ni culpables ni solas ante una vida ardua. No que nos pasen la mano por el hombro, no que nos bailen la samba una vez al a?o y, al d¨ªa siguiente, a otra cosa, mariposa.