Le regal¨¦ un succionador de cl¨ªtoris a mi madre: ?Se tienen que enterar todas las mujeres de que esto existe?
Al contrario de lo que se pueda pensar, despu¨¦s de la menopausia comienza una etapa ideal para disfrutar del sexo. Sin embargo, mi madre hab¨ªa renunciado a esa parte de su vida.
No es lo habitual, e incluso puede resultar raro, pero yo s¨ª hablo de sexo con mi madre. Quiz¨¢s sea porque no nos llevamos tantos a?os, quiz¨¢s porque nos quedamos solas hace mucho tiempo. Quiz¨¢s porque por todo eso tenemos una relaci¨®n de madre e hija que tambi¨¦n pueden ser amigas. Yo pude hablarle con franqueza de mis primeros rollos, aunque no fueran novios, y ella me cont¨® sus primeros ligues, cuando se anim¨® a volver a la vida despu¨¦s de que mi padre faltara. Pero nunca hab¨ªamos hablado de masturbaci¨®n, y mucho menos de juguetes er¨®ticos. Hasta ahora.
Fue precisamente gracias al ...
No es lo habitual, e incluso puede resultar raro, pero yo s¨ª hablo de sexo con mi madre. Quiz¨¢s sea porque no nos llevamos tantos a?os, quiz¨¢s porque nos quedamos solas hace mucho tiempo. Quiz¨¢s porque por todo eso tenemos una relaci¨®n de madre e hija que tambi¨¦n pueden ser amigas. Yo pude hablarle con franqueza de mis primeros rollos, aunque no fueran novios, y ella me cont¨® sus primeros ligues, cuando se anim¨® a volver a la vida despu¨¦s de que mi padre faltara. Pero nunca hab¨ªamos hablado de masturbaci¨®n, y mucho menos de juguetes er¨®ticos. Hasta ahora.
Fue precisamente gracias al boom medi¨¢tico del Satifyer. Ella no es muy de redes sociales, y aunque el juguete er¨®tico ya era famoso en Instagram, no fue hasta que lo ley¨® en el peri¨®dico que recib¨ª su llamada. ¡°Oye, ?t¨² sabes qu¨¦ es eso del satisfyer?¡±. Pese a la confianza que tenemos, he de decir que me entr¨® la risa nerviosa y culpable. Claro que lo sab¨ªa, y de primera mano. As¨ª que al final confes¨¦ y le relat¨¦ que el famoso succionador de cl¨ªtoris formaba parte de mi vida desde hac¨ªa meses. Y entonces me lo dijo claro: ¡°Pues yo tambi¨¦n quiero uno, pero me da reparo ir yo a comprarlo¡±.
Su actual pareja, cosas de la edad, ya no funciona como antes, y me confes¨® que unas amigas le regalaron de broma unas bolas chinas, pero que desde que ya no tiene tantas relaciones, y con la llegada de la menopausia, su vagina no es la que era. No lubrica igual y todo lo que suponga penetraci¨®n resulta m¨¢s molesto e inc¨®modo.
Los problemas de mi madre no son una excepci¨®n entre las mujeres que han pasado la menopausia. Seg¨²n el estudio ¡°Climaterio y Sexualidad¡±, el 60% de mujeres que antes de la menopausia no presentaban alteraci¨®n de su funci¨®n sexual, posteriormente s¨ª la presentan. Los s¨ªntomas m¨¢s comunes que experimentan son un descenso del deseo sexual, sequedad vaginal, dolor al mantener relaciones e incapacidad para llegar al orgasmo.
Seg¨²n los expertos, esta etapa de abstinencia, al contrario de lo que muchas personas piensan, es un momento ideal para disfrutar del sexo: no hay riesgo de embarazo, la mayor¨ªa de las mujeres conoce bien su cuerpo, ya saben lo que quieren de la vida y suelen tener estabilidad.
El caso es que mi madre se hab¨ªa resignado a la idea de no disfrutar como antes de esa parte de su vida, aunque la buena noticia era que el famoso juguete hab¨ªa conseguido despertar de nuevo su curiosidad y su esperanza. Al final hicimos un pacto: yo le regalaba el Satisfyer, si ella promet¨ªa no dejarlo guardado en un caj¨®n y me contaba que se hab¨ªa tomado en serio la idea de retomar su placer sexual, aunque fuese a solas.
Por lo visto mi madre tiene acceso vip al orgasmo porque entre el mensaje de Whatsapp, muerta de la risa dici¨¦ndome que lo iba a estrenar, y su audio sobre la cr¨®nica, no llegaron a pasar diez minutos. Al principio cre¨ªa que me iba a decir que no hab¨ªa sido capaz de apa?arse. Ella nunca ha tenido un juguete, ni nada parecido, y mi mente sesgada pensaba que le iba a resultar fr¨ªo y extra?o. Nada m¨¢s lejos de la realidad.
¡°Al principio ha sido un poco raro, la sensaci¨®n no es de succionar, es como una vibraci¨®n, ?no?, pero agradable. S¨ª, al principio es as¨ª como pues agradable, pero luego en seguida¡¡±. No solo lleg¨® al orgasmo una vez, sino que ha podido repetir sin problemas. En su cr¨®nica me lo cont¨® muy sorprendida. Ella siempre ha sido de las de diferenciar entre ¡°orgasmos de cl¨ªtoris y de vagina¡±, y de darle m¨¢s importancia al segundo. Por mucho que yo le he explicado que las terminaciones nerviosas, al final, son las mismas. Ahora todo ha cobrado un nuevo sentido para ella, que nunca hab¨ªa prestado especial atenci¨®n a ese bot¨®n m¨¢gico.
Me cont¨® que, de hecho, ella en pareja tardaba bastante m¨¢s en llegar al cl¨ªmax. Que muchas veces no llegaba. Que pocas veces pudo repetir. ¡°?Y resulta que era tan sencillo como estimular directamente ah¨ª? Toda una vida obsesionada con meter, y resulta que esa no era la clave del asunto¡±, dec¨ªa entusiasmada. Al final le mand¨¦ unos emoticonos de la flamenca y de los fuegos artificiales y dej¨¦ la conversaci¨®n, tampoco hac¨ªa falta profundizar. Pero ella volvi¨® a sacar el tema en nuestra siguiente tarde a solas.
¡°Hay que hacer algo con esto, se tienen que enterar todas las mujeres¡±. A m¨ª me dio por re¨ªrme y le dije que hay muy pocas mujeres que no se hayan enterado de que hay un succionador de cl¨ªtoris que consigue que llegues al orgasmo f¨¢cil y r¨¢pido. Pero ella me contest¨® muy seria: ¡°Las mujeres de tu edad s¨ª, las de la m¨ªa no, y creo que para las mujeres de mi edad podr¨ªa ser una revoluci¨®n mayor que para las de la tuya¡±.
No pude evitar entrar en el debate generacional de siempre, pues me suele rondar la cabeza la idea de que parece que estamos mucho m¨¢s liberadas, pero que en realidad no lo estemos tanto, y las mujeres, en cuesti¨®n de sexualidad y pareja, seguimos tropezando con las piedras de siempre. En seguida, ella me corrigi¨®. ¡°No lo entiendes, muchas mujeres, cuando la sexualidad en pareja ya no es lo mismo, se han divorciado o han enviudado, renuncian, se resignan, y tienen que saber que existen alternativas, que el placer no entiende de edad, y que tener un juguete es algo normal, que es necesario ese placer ego¨ªsta¡±.
Lo dijo tan seria que entiendo que la historia de mi madre es la de muchas madres, y que aunque hay muchos problemas m¨¢s importantes en el mundo, claro est¨¢, este es uno del que poco se habla. Que cuando se habla de menopausia se habla de sofocos, que cuando se habla de sexo en la tercera edad, se habla de pareja, pero no se habla de masturbaci¨®n femenina despu¨¦s de los sesenta. Que ese sigue siendo un tab¨², como otros muchos, que quiz¨¢s tambi¨¦n es hora de empezar a romper.
Por eso, aunque pensaba dejar en el caj¨®n esta historia, lo mismo que mi primer juguete er¨®tico, decid¨ª que quiz¨¢s no estaba dem¨¢s contarla. Porque quiz¨¢s muchas madres volver¨¢n a recuperar una parte clave de su identidad femenina si este a?o encuentran un Satisfyer debajo del ¨¢rbol de navidad, en su cumplea?os o por el d¨ªa de la madre. Porque nunca es tarde para desterrar falsos mitos, y abrirse a nuevas experiencias. Pueden surgir gratas sorpresas.
* C. V. es periodista y ha decidido firmar esta historia solo con iniciales para proteger la intimidad de su madre.