Ese calent¨®n s¨²bito y global por ¡®Los Bridgerton¡¯ tiene todo el sentido en 2021
En el a?o de la distancia social, ?c¨®mo no iba a triunfar una trama er¨®tica festiva entre Jane Austen y Anatom¨ªa de Grey donde los hombres son el puro objeto de deseo?
?La cuchara uf uf uf?
?Ay que lleg¨® la cuchara ay dios m¨ªo y ella mir¨¢ndolo ay que me lo como to yo?
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?Ay que lleg¨® la cuchara ay dios m¨ªo y ella mir¨¢ndolo ay que me lo como to yo?
?Daphne mirando embobada c¨®mo Simon chupa la cuchara alskdkdkdk vaya mood?
Nadie imagin¨® que una cucharita de plata podr¨ªa generar tantos suspiros como tuits (y an¨¢lisis) subidos de tono. Un hombre lamiendo los restos de helado de un cubierto a c¨¢mara lenta en nuestra televisi¨®n e Internet descarrila del calent¨®n. La cucharita,?uf uf uf.
Ten¨ªa que pasar. Especialmente despu¨¦s de 2020 y especialmente con una serie como Los Bridgerton,?el fen¨®meno de Netflix con aviso para navegantes al incluirse el sello de producci¨®n de Shonda Rhimes (aka Shondaland), la reina del placer culpable televisivo. Aqu¨ª no hay t¨¦rmino medio: all¨ª donde los puristas ven a una Jane Austen de garraf¨®n repleta de anacronismos, otros aplauden ante la oportunidad de pegarse un atrac¨®n er¨®tico festivo televisivo por sus atajos, ataj¨ªsimos, en el arte del cortejo y el cotilleo. Como ver una mezcla de Gossip Girl y Anatom¨ªa de Grey,?pero en la Regencia brit¨¢nica y bas¨¢ndose en las novelas de Julia Quinn ¨Chay nueve publicadas hasta la fecha, tenemos Bridgerton para rato¨C.
Con embarazos prematrimoniales, romances clandestinos y j¨®venes feministas renegando de su destino, la serie pone el foco en una historia de amor interracial entre un duque con daddy issues?¨Caunque se ha confirmado que no estar¨¢ en al segunda temporada, ojo a Reg¨¦ Jean Page, dispuesto a arrebatar a Paul Mescal (Connell, de Gente Normal) el t¨ªtulo de nuevo novio televisivo de Internet¨C y una audaz arist¨®crata, Daphne Bridgerton ¨Cimpagables las reacciones de Phoebe Dynevor cada vez que contempla y asume los m¨²sculos del duque de Hastings¨C.?Los Bridgerton no escatima en flirteo ni en el atrezzo de fiestas en las que los violinistas tocan temas de Billie Eilish o Ariana Grande?(Shondaland viendo las converse de Maria Antonieta de Sofia Coppola y subiendo la apuesta de la selecci¨®n musical de Dickinson), en el espect¨¢culo de m¨¢s ?1700! trajes de ¨¦poca (inventada) o con las excentricidades que rodean a una reina negra aficionada a esnifar sustancias.?Todo es exceso con frenes¨ª en una era de contenci¨®n moral, justo lo que necesit¨¢bamos despu¨¦s de un 2020 arrollador an¨ªmicamente.
En?Los Bridgerton hay mucho sexo, pero no como en aquel festival de topless femenino a lo Juego de Tronos.?Aqu¨ª el aut¨¦ntico objeto de deseo son los hombres. El term¨®metro de la sensualidad lo mide la mirada de Daphne: son sus fantas¨ªas y aspiraciones el hilo conductor. La lujuria se articula a trav¨¦s de su personaje, es su mirada la que se recrea en esa cucharilla, en un arremangamiento de camisa en la distancia, en una mano roz¨¢ndose en secreto en un pasillo. Es Daphne, y no ning¨²n hombre, quien establece qu¨¦ es digno de ser gozado y sexualizado.
C¨®mo no iba a funcionar y calentar al personal todo es flirteo de ¨¦poca en la era de la distancia social. 2020 fue el a?o en el que, como bien satiriza Amy Collier,?ligar se convirti¨® en la trama de una novela de Jane Austen. O como ella resume en su lista, vivimos, al igual que Mr. Darcy y Lizzie en unos d¨ªas en los que ?los modales y costumbres, basados en el deber moral hacia la sociedad, dictar¨¢n las interacciones/ habr¨¢ t¨¦ en alg¨²n momento del encuentro /todo el pueblo se sentir¨¢ comprometido con nuestros comportamientos/ habr¨¢ chismorreos sobre qu¨¦ es y qu¨¦ no es aceptable y qui¨¦n ha violado las convenciones sociales/ el decoro y el contacto visual y los gestos sutiles jugar¨¢n un papel importante?. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Tambi¨¦n en 2021.