Mario Vargas Llosa: ?No todo el mundo puede leer a Proust. No es elitismo, es realidad?
Vargas Llosa sale a recibirnos y nos acomoda tras una sala repleta de libros, con el horizonte como pared.
Lo primero que uno piensa cuando va a ir a la casa de un premio Nobel de Literatura es en los libros que ver¨¢ all¨ª. Pero lo ¨²ltimo que se espera es que el ascensor de la calle te deje casi directamente en su biblioteca. Vargas Llosa sale a recibirnos y nos acomoda tras una sala repleta de libros, con el horizonte como pared. El clima marca el inicio de la conversaci¨®n. Mario, que vive en Espa?a, explica que no va a Lima huyendo del invierno madrile?o: ?Aqu¨ª nos reunimos toda la familia por estas fechas?.
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Lo primero que uno piensa cuando va a ir a la casa de un premio Nobel de Literatura es en los libros que ver¨¢ all¨ª. Pero lo ¨²ltimo que se espera es que el ascensor de la calle te deje casi directamente en su biblioteca. Vargas Llosa sale a recibirnos y nos acomoda tras una sala repleta de libros, con el horizonte como pared. El clima marca el inicio de la conversaci¨®n. Mario, que vive en Espa?a, explica que no va a Lima huyendo del invierno madrile?o: ?Aqu¨ª nos reunimos toda la familia por estas fechas?.
Dicen que en su ¨²ltima novela, El h¨¦roe discreto, se ha vuelto optimista.
Es menos pesimista que las anteriores, porque est¨¢ ambientada en el Per¨² de hoy. Refleja que el pa¨ªs est¨¢ bien orientado, progresando. Tenemos una democracia, no una dictadura, y la econom¨ªa est¨¢ funcionando.
?Cu¨¢ndo comenz¨® a tomarse en serio?
Cuando estaba en el colegio trabajaba en un peri¨®dico y, desde entonces, no he dejado de hacerlo. He tenido una vida sin vacaciones, pero no me quejo, porque he hecho lo que me gustaba. Dedicarme a escribir es lo mejor que me ha pasado. Empec¨¦ a tomarme la vida en serio muy pronto, porque tuve que ganar dinero desde joven.
En este ventanal, un mirador de excepci¨®n del rayo verde, el premio Nobel ha situado su escritorio lime?o. Se encuentra contiguo a la biblioteca y a una sala de estar con sof¨¢s para contemplar el atardecer.
Germ¨¢n S¨¢iz
?Y a tomarse demasiado en serio?
Tengo suficiente lucidez como para saber que uno no ha de hacerlo nunca. Mi trabajo cuesta mucho, pero me produce un enorme placer. De toda la gente que he conocido, la m¨¢s infeliz es la que no ha podido dedicarse a lo que le gusta. Siempre me digo que es un gran privilegio poder hacerlo.
Yo pensaba que el motor de su escritura era una insatisfacci¨®n perpetua.
S¨ª, porque si t¨² tienes imaginaci¨®n, deseos y apetitos siempre quieres m¨¢s. Por eso existen la literatura y las actividades creativas. Pero aunque sientas una gran insatisfacci¨®n, si haces algo que te gusta, sientes que est¨¢s tratando de mejorar lo que te rodea, y eso puede ayudar a los dem¨¢s.
?Cu¨¢l es su definici¨®n de cultura?
La dio T. S. Eliot, pero es completamente v¨¢lida: ?Todo aquello que enriquece la vida?. Integra las artes, la literatura, los espect¨¢culos.
?La moda es cultura?
?S¨ª! Depende de c¨®mo la enfrentas. Puede ser algo creativo, que aporta riqueza y que proviene de la sensibilidad y de la imaginaci¨®n. Y tambi¨¦n puede convertirse en un quehacer in¨²til, vanidoso y sin consistencia.
Retratos familiares junto a otros con personajes como Margaret Thatcher.
Germ¨¢n S¨¢iz
Muchos escritores han abordado el tema de la moda sin prejuicios, pero parece que ahora hay m¨¢s. ?Es cierto?
No. Antes ten¨ªa un rinc¨®n muy alejado de las artes, ahora ha hecho su ingreso por la puerta grande. No creo que todos los dise?adores de moda lo merezcan, pero algunos s¨ª. Las modas tambi¨¦n reflejan una sensibilidad que debe expresar los cambios de la sociedad y tienen derecho a figurar en el mundo de la creaci¨®n. Yo no tengo ning¨²n prejuicio, aunque eso no significa que todos los dise?adores sean grandes artistas. Pero no se?alo a ninguno, porque no quiero pelear con el resto [r¨ªe].
?Y qu¨¦ opina de que la moda entre en los museos m¨¢s importantes del mundo?
Que hay una extensi¨®n tal del concepto de cultura que ya todo pasa a serlo, y eso no es verdad. Hay actividades que entraban en el t¨¦rmino y han sido invadidas por la idea de que lo que debe prevalecer es el entretenimiento. La cultura es una extraordinaria diversi¨®n; pero si solo la determina esto, al final se puede banalizar. ?se es el tema de mi ¨²ltimo ensayo, La civilizaci¨®n del espect¨¢culo.
Tambi¨¦n aborda c¨®mo la cultura de masas deja de ser cultura para usted.
Que todas las manifestaciones puedan llegar a todos es una fantas¨ªa democr¨¢tica. No todo el mundo puede leer a Proust. Esto no quiere decir que haya gente que est¨¦ gen¨¦ticamente negada para la cultura, sino que el esfuerzo y la preparaci¨®n, que est¨¢n al alcance de cada persona, hay unos que lo tienen y lo hacen y otros que lo tienen y no lo hacen. Esto no es defender el elitismo, sino la realidad.
En las paredes de su biblioteca cuelgan numerosos retratos del autor hechos por artistas a lo largo de su vida. Sus vol¨²menes favoritos se encuentran m¨¢s cerca del escritorio.
Germ¨¢n S¨¢iz
Pero usted, a veces, es tachado de elitista.
En el pasado hab¨ªa clases que pod¨ªan acceder a ese tipo de conocimiento y sensibilidad y otras que estaban, por razones econ¨®micas, pol¨ªticas o sociales, limitadas. Eso hay que combatirlo y crear una especie de igualdad de oportunidades en el campo de la cultura, pero respetando las jerarqu¨ªas. Si desaparecen, como est¨¢ ocurriendo, quedan los falsos valores.
Entonces, ?ha de existir una ¨¦lite que preserve?
S¨ª, que establezca las jerarqu¨ªas indispensables y no se llegue a la confusi¨®n de no saber qu¨¦ cosa es bella, fea, aut¨¦ntica o imitaci¨®n.
Est¨¢ hablando de generadores de opini¨®n, ?qui¨¦nes son para usted?
La publicidad es un ingrediente fundamental en el ¨¦xito o el fracaso de los productos culturales. Eso se presta a la confusi¨®n m¨¢s espantosa. La desaparici¨®n de la cr¨ªtica es una enorme falta en nuestro tiempo. Y era una gran ayuda para moverse en la oferta cultural, que muchas veces es una selva donde uno se encuentra extraviado. Nadie puede seguir al d¨ªa lo que est¨¢ pasando en todos los campos de la cultura. Pero la cr¨ªtica ha pasado a ser algo muy rudimentario, marginal, porque est¨¢ subordinada a la publicidad. Es una de las grandes carencias de nuestro tiempo.
?Qu¨¦ son las vanguardias para usted actualmente?
Lo que restablece la tradici¨®n perdida. Hace falta recordar que hay una continuidad, que la modernidad separada y divorciada de una tradici¨®n hecha de grandes valores y productos culturales no existe. Restablecer esa tradici¨®n, colocar lo nuevo dentro de ella, es la labor de la vanguardia actual. En la literatura, los mejores escritores de nuestro tiempo est¨¢n retomando el legado de crear personajes de esta ¨¦poca.
Germ¨¢n S¨¢iz
Lo veo muy t¨¦cnico. ?Qu¨¦ le emociona?
Me gustan las ideas. Constituyen un mundo rico, donde vives cosas que no experimentar¨ªas sin esa dimensi¨®n de la cultura. Por ello hay que preocuparse por defender su espacio. Hacen que la gente piense, y eso nos permite progresar.
?Con los a?os, uno pierde la curiosidad por conocer cosas nuevas?
La m¨ªa est¨¢ siempre viva. Cuando descubres que tienes menos tiempo para perder, vas m¨¢s a lo seguro. Por eso ahora releo mucho. Y si un libro no me atrapa a las 30 p¨¢ginas, lo dejo. Eso en el pasado no lo habr¨ªa hecho nunca. Me sent¨ªa obligado a terminarlo.
?Se ha levantado alguna vez de una butaca en un espect¨¢culo?
En el cine. Aunque veo muchos filmes malos, siempre que no sean pretenciosos.
En Espa?a este a?o se han representado dos obras suyas: Kathie y el hipop¨®tamo y El loco de los balcones. ?No ha pensado encarnar a alg¨²n personaje?
He escrito Los cuentos de la peste, inspirada en el Decamer¨®n de Boccaccio, y en enero interpretar¨¦ a uno de los personajes de esa obra.
?Cu¨¢l?
Es un viejo que est¨¢ en ruinas pero ha conservado viva su fantas¨ªa [risas]. No sab¨ªa si me atrever¨ªa a subirme a unas tablas. Mi mujer me amenaz¨® con el divorcio.
?Un d¨ªa dije que me gustaban estos animales adorables y desde entonces me han regalado decenas de ellos?, explica mientras los se?ala por la casa.
Germ¨¢n S¨¢iz
?Est¨¢ al tanto de sus ventas?
Me gustar¨ªa estarlo, pero los editores son muy discretos en esto [risas]. Hacen balances que nunca entiendo, porque son muy aburridos. Pero creo que no puedo quejarme. Es un milagro que nunca me esper¨¦.
?Su estatus de icono cultural no le abre interrogantes sobre su propia identidad?
No creo que sea un icono. En un sentido s¨ª, pero siempre estoy en controversias. Nunca hago la unanimidad en nada. Si algo m¨ªo funciona, tiene cr¨ªticas muy severas y me veo empujado a pol¨¦micas. Me pasa constantemente. Por eso no creo alcanzar el estado de icono cultural.
?Se considera feminista?
Estoy a favor de la defensa de los derechos de la mujer. No soy feminista, soy democr¨¢tico, moderno y liberal. [Mira su reloj]. Desgraciadamente no tengo m¨¢s tiempo para esta entrevista.
Una ¨²ltima pregunta, ?qu¨¦ le inspira la c¨¦lebre frase de S¨®crates: ?Solo s¨¦ que no se nada??
Una verdad. Uno, cuanto m¨¢s sabe, entiende que lo que hay que conocer es tan grande que nunca alcanzar¨¢ siquiera a saber lo esencial. Pero no hay que reprimirse, porque lo que vas aprendiendo, si le das un buen uso, te va a ayudar a enriquecer la vida. No hay que buscar la erudici¨®n ni la cantidad, porque la cultura es calidad. Y as¨ª, creo, es una buena manera de terminar.