N¨¦lida Pi?¨®n: ?El machismo es antidemocr¨¢tico?
N¨¦lida Pi?¨®n, a trav¨¦s de sus palabras ¨Cque la han convertido en dama de la literatura brasile?a¨C, combate el machismo, la barbarie y la falta de humanidad
?Todav¨ªa busco los ojos de mi abuelo Daniel?, afirma la escritora (R¨ªo de Janeiro, 1937), primera mujer en presidir la Academia Brasile?a de las Letras (1996) y premio Pr¨ªncipe de Asturias (2005). ?Eran de un azul tan profundo que a¨²n no di con una r¨¦plica de su mirada?. A ¨¦l le debe su nombre, N¨¦lida, que es un anagrama. ?Me llevaba a restaurantes y me ense?¨® a comer. Me dec¨ªa: ?Si no te gusta, devu¨¦lvelo?. Mi sentimiento de rechazar lo que no te gusta, lo que te humilla, lo que afecta a tu est¨¦tica viene de ¨¦l?.
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?Todav¨ªa busco los ojos de mi abuelo Daniel?, afirma la escritora (R¨ªo de Janeiro, 1937), primera mujer en presidir la Academia Brasile?a de las Letras (1996) y premio Pr¨ªncipe de Asturias (2005). ?Eran de un azul tan profundo que a¨²n no di con una r¨¦plica de su mirada?. A ¨¦l le debe su nombre, N¨¦lida, que es un anagrama. ?Me llevaba a restaurantes y me ense?¨® a comer. Me dec¨ªa: ?Si no te gusta, devu¨¦lvelo?. Mi sentimiento de rechazar lo que no te gusta, lo que te humilla, lo que afecta a tu est¨¦tica viene de ¨¦l?.
Su padre impuls¨® su pasi¨®n por la literatura. ?Abri¨® una cuenta en una gran librer¨ªa. En ella pod¨ªa comprar lo que quisiera sin ser fiscalizada?. Son las dos figuras que la ayudaron a construir su conciencia feminista. ?El machismo hay que combatirlo, porque es voluntarioso, es insidioso y es antidemocr¨¢tico. El machista tambi¨¦n es una v¨ªctima, se autoinmola, pues se ha privado durante la historia del afecto de amar a los hijos?, nos cuenta.
Esta caracter¨ªstica no la tienen, ni la tuvieron, los hombres que la rodean. ?Mi padre, a los 15 a?os, me mandaba flores los domingos, todav¨ªa guardo alguna de sus tarjetas. Era galante, y de ¨¦l hered¨¦ esa cualidad, que tiene una dimensi¨®n moral. T¨² legitimas la existencia del otro a trav¨¦s de ella. Una galanter¨ªa de peso, que mide la oportunidad de las palabras?. Tambi¨¦n en el vestir. ?La moda marca un tiempo, establece normas sociales. No es una vanidad tonta. Pero nunca debe suponer la renuncia de tu cuerpo ni debe golpear al esp¨ªritu?.
El primer relato de su ¨²ltimo libro, La camisa del marido (Alfaguara), ?habla de una mujer con una violencia tremenda, que no da importancia a los hijos, que los prepara para que se conviertan en Abel y Ca¨ªn. El amor cimenta la vida, y su ausencia no la comprendo ni la perdono?. Porque, hablando del indulto, opina que es algo extraordinario. ?Pero no siempre es justo, no se puede ser condescendiente con ¨¦l. Hay que agotar la furia que te conduce al perd¨®n pero no al olvido?. Una afirmaci¨®n que viene de una creyente. ?Soy laica, aunque creo en Dios. El m¨ªo es un Dios que no me ordena, no capitanea mi conciencia, que es producto de N¨¦lida Pi?¨®n. No temo a la vida ni al despu¨¦s de ella. Yo analizo y no acepto vaticinios ni condenas. Soy due?a de mi conciencia, algo que no es f¨¢cil.