Nico, Lou Reed y Warhol: el ¡®m¨¦nage ¨¤ trois¡¯ m¨¢s tortuoso del rock
La biograf¨ªa ¡®Lou Reed, Una Vida¡¯, de Anthony DeCurtis, desentra?a la relaci¨®n del tr¨ªo, que fue de todo menos afable mientras coincidieron en The Velvet Underground.
Cuando la artista y cineasta Barbara Rubin a finales de 1965 fue a ver un concierto de The Velvet Underground en el Caf¨¦ Bizarre de Nueva York no lo hizo sola. Andy Warhol le acompa?¨®. Por entonces, la banda liderada por Lou Reed y John Cale tocaba seis d¨ªas a la semana a cambio de comida y nada de dinero. Bob Dylan o Brian Jones de The Rolling Stones ya se hab¨ªan dejado caer por The Factory. Pero no fue hasta esa misma noche que Warhol, deseoso de diversificar sus tent¨¢culos y adentrarse por derecho propio en el arte popular del rock¡¯n¡¯roll, ...
Cuando la artista y cineasta Barbara Rubin a finales de 1965 fue a ver un concierto de The Velvet Underground en el Caf¨¦ Bizarre de Nueva York no lo hizo sola. Andy Warhol le acompa?¨®. Por entonces, la banda liderada por Lou Reed y John Cale tocaba seis d¨ªas a la semana a cambio de comida y nada de dinero. Bob Dylan o Brian Jones de The Rolling Stones ya se hab¨ªan dejado caer por The Factory. Pero no fue hasta esa misma noche que Warhol, deseoso de diversificar sus tent¨¢culos y adentrarse por derecho propio en el arte popular del rock¡¯n¡¯roll, vio en la banda una posible aliada para sus intereses. Cierto es que en un principio se mostr¨® algo reticente a la hora de estrechar lazos con el grupo, pero tras la insistencia de Paul Morrissey (su mano derecha tras las c¨¢maras) accedi¨® y, adem¨¢s, pas¨® a convertirse en su m¨¢nager.
Tal como Anthony DeCurtis cuenta en la biograf¨ªa Lou Reed. Una Vida (publicada en espa?ol por Libros C¨²pula), Reed se movi¨® como pez en el agua por las entra?as de The Factory; un lugar en el que, m¨¢s all¨¢ de la leyenda, todo el mundo compet¨ªa por la atenci¨®n y la aprobaci¨®n del siempre callado y pasivo Warhol. Mientras Tennessee Williams, Judy Garland o Rudolf Nur¨¦yev se dejaban ver por el estudio, Warhol pintaba, Morrissey filmaba y la Velvet contaba con un espacio f¨ªsico en el que ensayar. Hasta aqu¨ª todo bien. Sin embargo, poco tiempo despu¨¦s de que el icono del pop art les apadrinara, una rubia alemana de 1,78 metros que trabajaba como modelo y hab¨ªa hasta formado parte del reparto de La Dolce Vita de Fellini se cruz¨® en su camino. Nico entra en escena.
Warhol y Morrissey, nada m¨¢s conocerla, vieron en su fr¨ªa presencia la vocalista principal ideal para la Velvet, un halo de glamour que personificaba la dicotom¨ªa perfecta entre sus integrantes y las sucias e irreverentes letras de sus canciones. Aunque hab¨ªa hecho sus pinitos como cantante no ten¨ªa precisamente una voz prodigiosa. Su sola presencia, la est¨¦tica por la est¨¦tica, fue el motivo de su fichaje. Como era de esperar, la decisi¨®n unilateral de Warhol y Morrissey de convertirla en la estrella del grupo fue una afrenta para el resto de los miembros y, sobre todo, para Reed, quien desde el primer momento movi¨® sus hilos para acotar su rol. Dicen que tuvo un affaire con ella, pero lo que s¨ª que qued¨® m¨¢s que demostrado es que el m¨²sico se rebel¨® tras la decisi¨®n de Warhol al sentenciar que la alemana no cantar¨ªa todas las canciones, sino ¨²nicamente aquellas que considerara apropiadas. Nico, por su parte, respondi¨® al boicot afirmando p¨²blicamente que la hostilidad contra ella ven¨ªa dada por el resentimiento que como jud¨ªo Reed sent¨ªa por los alemanes. Seg¨²n el autor del libro, al llegar tarde a un ensayo, Nico ningune¨® un saludo de Reed y dijo ¡°no puedo hacer el amor con jud¨ªos nunca m¨¢s¡±.
Otra muestra del desprecio de Reed a Nico se encuentra en su insistencia de hacer llamar al grupo The Velvet Underground and Nico, subrayando su papel secundario y, de paso, record¨¢ndole que no era un miembro oficial. A Warhol esta lucha por el liderazgo no le hizo ni pizca de gracia. Muestra de ello es que en tras un concierto en la Universidad de Rutgers el 9 de marzo de 1966, enmarcado dentro de la gira-performance Up-Tight, a ella le pagaron cien d¨®lares, la cifra que el resto de los componentes tuvieron que dividirse. El siguiente paso de Warhol estaba claro: la Velvet, aprovechando que empezaba a acrecentar su reputaci¨®n, ten¨ªa que pasar por un estudio de grabaci¨®n para registrar su primer ¨¢lbum.
Los problemas no tardaron en llegar. Nico quer¨ªa cantar todos los temas y Reed no quer¨ªa que entonara ninguno. Al final ¨¦l accedi¨® a que la alemana interpretara las mismas canciones que hac¨ªa en los directos: All Tomorrow¡¯s Parties, I¡¯ll Be Your Mirror y Femme Fatale. Quienes estuvieron presentes en las grabaciones dicen que la banda se asegur¨® de que ella cantara sus partes lo m¨¢s c¨®moda posible. No obstante, una vez terminada su funci¨®n, y por expreso deseo de Reed, ella abandonaba el estudio. El siguiente contratiempo vino cuando Reed se neg¨® a firmar un primer contrato discogr¨¢fico con Verve/MGM. La versi¨®n original estipulaba que las ganancias de la banda se las deb¨ªan dar a Warhol y Morrissey, a lo que el m¨²sico no accedi¨®, exigi¨® cobrar el dinero de forma directa y dar un porcentaje a ambos en calidad de representantes. Warhol se enoj¨® y lo tom¨® como una ofensa personal. Su relaci¨®n seguir¨ªa, pero las primeras taras ya eran m¨¢s que visibles. El ¨¢lbum, pese a su ic¨®nica y f¨¢lica portada, no fue precisamente un ¨¦xito de ventas. Pero eso no quita que The Velvet Underground and Nico, en aquellos tiempos en los que a un artista o a una banda s¨®lo se les med¨ªa por los hits que generaban, sentara las bases de lo que tiempo despu¨¦s se har¨ªa llamar rock alternativo.
Warhol, una vez empez¨® a ganar m¨¢s dinero con sus pel¨ªculas que con la m¨²sica, empez¨® a perder inter¨¦s en la Velvet. Por su parte, Reed empez¨® a ambicionar una carrera que no implicara ser el sat¨¦lite de nada o nadie. Cuando, a finales de mayo de 1967, Nico lleg¨® tarde a un concierto en el Boston Tea Party, la banda se neg¨® a que subiera al escenario. Ese fue su fin en el grupo, s¨ª, pero no fue un impedimento para que Reed tocara la guitarra o coescribiera algunos de los temas de su ¨¢lbum de debut Chelsea Girl publicado ese mismo a?o. Era simple y llanamente una cuesti¨®n de negocios. Y, es m¨¢s, para sorpresa de todos, cuando ¨¦l mismo y John Cale ya no formaban parte de la Velvet, el 29 de enero de 1972 realizaron un hist¨®rico concierto en la sala Bataclan de Par¨ªs junto a Nico. Fue la ¨²ltima vez que pudo verse sobre el escenario a ambos.
?Y qu¨¦ hay de Warhol? Tras la publicaci¨®n de The Velvet Underground and Nico sus diferencias no hicieron m¨¢s que ir en aumento. Reed le despidi¨® como representante porque sab¨ªa perfectamente que su destino estaba m¨¢s all¨¢ de los c¨ªrculos arty. Aspiraba a mucho m¨¢s y a ir por libre. A pesar de que Reed siempre habl¨® bien de ¨¦l, principalmente porque sin su protecci¨®n y apoyo ninguna de las l¨ªneas precedentes hubiese tenido sentido, Warhol nunca le perdon¨® que tardara semanas en llamarle al hospital cuando en junio de 1978 la escritora Valerie Solanas le dispar¨® a quemarropa mientras hablaba por tel¨¦fono en The Factory. Otra historia que bien merece ser contada con detenimiento en otro momento.