?Nos pone el fr¨ªo m¨¢s calientes?
En principio el fr¨ªo y la libido no parecen llevarse muy bien, aunque algunos estudios y estad¨ªsticas demuestran lo contrario.
?Es el sexo friolero o son las bajas temperaturas unas estrechas? Mi historial, en el que abundan las casas sin calefacci¨®n y los inviernos fr¨ªos y lluviosos, me ha hecho constatar, en mis propias carnes, la teor¨ªa evolucionista de que nuestros ancestros hibernaban y que nuestro organismo no est¨¢ especialmente dise?ado para los d¨ªas g¨¦lidos, mucho menos para el sexo en semejante paisaje. La ¨¦poca de celo de la mayor¨ªa de los animales coincide con los meses c¨¢lidos y la especie humana, aunque gracias a los adelantos t¨¦cnicos haya invertido los t¨¦rminos ¨Cahora nos asfixiamos en invierno por la...
?Es el sexo friolero o son las bajas temperaturas unas estrechas? Mi historial, en el que abundan las casas sin calefacci¨®n y los inviernos fr¨ªos y lluviosos, me ha hecho constatar, en mis propias carnes, la teor¨ªa evolucionista de que nuestros ancestros hibernaban y que nuestro organismo no est¨¢ especialmente dise?ado para los d¨ªas g¨¦lidos, mucho menos para el sexo en semejante paisaje. La ¨¦poca de celo de la mayor¨ªa de los animales coincide con los meses c¨¢lidos y la especie humana, aunque gracias a los adelantos t¨¦cnicos haya invertido los t¨¦rminos ¨Cahora nos asfixiamos en invierno por las calefacciones y cogemos resfriados en verano gracias al aire acondicionado¨C, sigue respondiendo a unas leyes ancestrales, que constatan que, biol¨®gicamente, estamos preparados para perder inter¨¦s en el sexo durante el invierno. Para empezar, la falta de luz de los meses m¨¢s fr¨ªos hace que disminuya la producci¨®n de serotonina, una hormona que nos hace sentir bien y que incrementa la libido. En su defecto, nuestro organismo segrega m¨¢s melatonina, una sustancia monjil y recatada, que est¨¢ asociada con el sue?o y con una bajada de los niveles de energ¨ªa. Por si fuera poco, en este estado de semi letargo, el fr¨ªo nos da hambre y contribuye a que ganemos algo de peso ¨Cgrasa para abrigarnos¨C. Seg¨²n un art¨ªculo de Men¡¯s Health, un estudio de la Duke University, en Carolina del Norte, demostr¨® que los kilos de m¨¢s no se llevan bien con la libido y convierten a hombres y mujeres en personas menos aventureras sexualmente. Las bajas temperaturas tambi¨¦n hacen que la piel sea menos sensible. Pero, por si todo esto no bastara para reducir nuestra vida er¨®tica a un iceberg a la deriva, hay muchos individuos que padecen lo que se conoce como trastorno afectivo estacional (TAE), cuyos s¨ªntomas se asemejan a los de la depresi¨®n, pero que desaparecen por arte de magia con la primavera y los d¨ªas m¨¢s largos, y cuyo origen est¨¢ relacionado con la regulaci¨®n de la temperatura corporal y los cambios hormonales.
Existen tambi¨¦n aquellos individuos m¨¢s evolucionados, que se han desprendido ya de su herencia gen¨¦tica y parecen vivir de espaldas a su naturaleza humana. Se les reconoce porque no sienten el fr¨ªo, aunque si y mucho el calor, y pueblan las terrazas al aire libre y sin estufas, que proliferan en pleno enero. No porque fumen, sino porque, como los vampiros, no acusan la temperatura corporal. Tal vez ellos est¨¦n excluidos de esta teor¨ªa, pero lo que no ha conseguido el term¨®metro lo har¨¢ la batamanta, los pijamas de franela y los forros polares, aut¨¦nticos ant¨ªdotos contra la lujuria para estas fechas.
Partidarios del fr¨ªo para entrar en calor
Pero la teor¨ªa de que aparcamos el sexo durante el invierno no encaja bien con el hecho de que el 16 de septiembre es el d¨ªa del a?o que m¨¢s personas celebran su aniversario, lo que significa que fueron concebidos en la ¨¦poca hibernal. La navidad con ese c¨®ctel molotov de alcohol, cenas de empresa, prometedora noche de fin de a?o y esp¨ªritu fraternal, podr¨ªa ser una de las razones de este baby boom estacional, as¨ª como del tradicional incremento de la venta de condones y de lencer¨ªa sexy por estas fechas tan se?aladas.
Existe tambi¨¦n un estudio realizado por la marca de juguetes er¨®ticos Lovehoney, que revela que a los hombres les gusta m¨¢s el sexo en invierno. A 114 participantes, todos del g¨¦nero masculino, se les ense?aba, cada tres meses, a lo largo de un a?o, diferentes fotos de mujeres. En unas se les ve¨ªa solo la cara, mientras que otras mostraban todo el cuerpo. Los encuestados deb¨ªan puntuar su grado de excitaci¨®n al ver las im¨¢genes. El resultado fue que los hombres se sent¨ªan m¨¢s excitados en los meses de diciembre, enero y febrero y los que ten¨ªan pareja admit¨ªan que ve¨ªan m¨¢s atractivas a sus mujeres en la estaci¨®n fr¨ªa. El diario ingl¨¦s que publicaba la noticia, The Daily Mail, buscaba explicaciones en el hecho de que en invierno todos nos tapamos m¨¢s, por lo que pueden ser m¨¢s novedosas y excitantes las im¨¢genes de mujeres desnudas o ligeras de ropa; mientras que en verano, acostumbrados a ver cuerpos en la playa, necesitemos m¨¢s est¨ªmulos para que nos entren las ganas. The Daily Beast tambi¨¦n apuntaba, en un art¨ªculo al respecto, que, estad¨ªsticamente, la gente reh¨²ye m¨¢s el sexo por el calor que por el fr¨ªo. Seg¨²n una informe de la marca de preservativos Trojan, titulado Degrees of Pleasure, el 35 % de los consultados reconoc¨ªan hab¨ªan rechazado un revolc¨®n, al menos una vez en su vida, debido a las elevadas temperaturas; mientras solo un 19% de los que intervinieron en la muestra dijeron no por miedo a quedarse helados.
Ya saben, existe la creencia de que el fr¨ªo es siempre m¨¢s f¨¢cil de combatir que el calor ¨Cest¨¢ claro que quienes suscriben esta idea no han vivido en climas h¨²medos¨C, y que dentro de las recetas para descongelarse, la m¨¢s infalible e interesante de todas es la de recurrir al calor humano y permanecer desnudo junto a otra anatom¨ªa desprovista tambi¨¦n de ropa. Los que le encuentren la gracia a jugar bajo las mantas o los edredones ¨Cyo nunca se la he encontrado¨C pueden practicar ahora este deporte de invierno. Pero adem¨¢s, los sex shops proporcionan un mont¨®n de accesorios para evitar la hibernaci¨®n sexual como aceites para masajes, que previamente hay que calentar, lubricantes con efecto calor, o condones de fuego, con lubricante t¨¦rmico, el equivalente a un jersey de lana, pero sin bolas. Sin olvidar, claro est¨¢, la chimenea con toda su carga er¨®tica inmortalizada en miles de pel¨ªculas, en las que los amantes retozan como dios los trajo al mundo junto al fuego y sobre una piel de bisonte, mientras fuera una ventisca amenaza con derribar la caba?a. La chimenea es un lujo que no est¨¢ al alcance de todos, pero no solo por cuestiones econ¨®micas sino medioambientales. Es muy probable que en el imaginario colectivo de los pa¨ªses c¨¢lidos est¨¦ la fantas¨ªa er¨®tica de hac¨¦rselo frente al fuego. Durante una estancia en Brasil comprob¨¦ que el calor no imped¨ªa que muchos paulistas adinerados, lectores de Wallpaper, decoraran sus salones con chimeneas y adem¨¢s las encendieran. El truco estaba en poner el aire acondicionado en modo Ant¨¢rtida para luego agradecer sentarse frente a una hoguera de dise?o.
Hacerlo bajo la luz de la chimenea, una de las grandes fantas¨ªas del invierno.
Everett Collection
?Para hacer bien el amor hay que venir al sur?
Desde luego no para los que sienten la atracci¨®n de la psicrofilia, y que solo pueden obtener orgasmos sintiendo frio u observan do a otras personas temblando por las bajas temperaturas, gente que sin duda pasar¨¢ sus vacaciones en Siberia, Groenlandia o Canad¨¢. Una vez m¨¢s, las estad¨ªsticas desmienten, parcialmente, la fama de ¡°calientes¡± que tenemos muchos pa¨ªses el sur. Por ejemplo, seg¨²n el ¨²ltimo informe D¨²rex, de 2013, San Petersburgo es la ciudad del mundo donde se tienen m¨¢s relaciones sexuales; seguida de La Habana, Roma, Sevilla, T¨¢nger, Estambul, Par¨ªs, Nueva York, Londres y Berl¨ªn. Mientras Islandia es el pa¨ªs m¨¢s precoz para perder la virginidad, seg¨²n el Atlas mondial des sexualit¨¦s. Libert¨¦s, plaisirs et interdits, (Autrement, 2013) un libro realizado por las ge¨®grafas francesas Nadine Cattan y St¨¦phane Leroy.
Los pa¨ªses n¨®rdicos, desgraciadamente, aparecen tambi¨¦n a la cabeza en los porcentajes de violencia de g¨¦nero. Seg¨²n la Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE (FRA), quien ha hecho un informe al respecto en sus pa¨ªses miembros, los ¨ªndices m¨¢s altos de este tipo de problema se registran en Dinamarca (52 % de las mujeres la han sufrido), Finlandia (47%) y Holanda (45%). Claro que no solo hablamos de agresiones f¨ªsicas sino tambi¨¦n de humillaciones en p¨²blico, chistes o comentarios obscenos, entre otras cosas. A la pregunta de por qu¨¦ estos pa¨ªses, tan igualitarios en materia de g¨¦nero, encabezan estos rankings, la FRA sugiere en su informe que, una raz¨®n podr¨ªa ser precisamente esa igualdad, que lleva a las mujeres a admitir abiertamente sus problemas y a denunciarlos.
Pero si hablamos de geograf¨ªas fr¨ªas en las que sus habitantes parecen sentirse bastante calientes, no podemos dejar de hablar de Suecia y su contribuci¨®n a la liberaci¨®n sexual. Como cuenta Erika Lust en Por qu¨¦ las suecas son un mito er¨®tico (Editorial Occidente, 2011), la contestaci¨®n a la pregunta que titula este libro reside, b¨¢sicamente, en el cine. Pel¨ªculas como Un verano con M¨®nica (1953) de Ingmar Bergman, hicieron que ¡°Suecia se empezara a ver como la sede mundial del libertinaje, una suerte de nueva Gomorra cuyas mujeres practicaban sexo antes del matrimonio y otras aberraciones b¨ªblicas¡±. Son muchos los que piensan que los suecos no estaban tan liberados como parec¨ªa, solo que sus cineastas se atrevieron a mostrar m¨¢s de lo aceptable, en aquel momento, en t¨ªtulos como Soy curiosa (1968) o el documental Ur K?rlekens Sprak (1969), que trataba el sexo de forma informativa, con t¨¦cnicas y escenas expl¨ªcitas. Aunque seguramente, muchos camareros de la Costa del Sol, ya jubilados, podr¨ªan confirmar, por propia experiencia, que los climas fr¨ªos producen seres calientes, aunque solo sea por compensaci¨®n t¨¦rmica.