Escuadr¨®n orgasmo: c¨®mo las ¡®celebrities¡¯ se han convertido en las promotoras del autoplacer femenino
El segmento en auge del llamado ¡°wellness sexual¡± adopta estrategias de imagen similares a las de la moda y la cosm¨¦tica, aprovechando que se ha quebrado el tab¨² de la masturbaci¨®n femenina.
Quienes siguen por Instagram a Rosal¨ªa saben que el unboxing de regalos es una parte fundamental de la presencia digital de la cantante catalana. Ahora unas zapatillas, ahora una un bal¨®n de baloncesto, ahora toda la l¨ªnea de maquillaje de Kylie Jenner. A principios de esta semana, Rosal¨ªa incluy¨® en sus stories un regalo que le hab¨ªa enviado Kourtney Kardashian, un simulador de sexo oral de la marca LELO. Tal y como la marca se apresur¨® a informar a los medios, se trata de un juguete er¨®tico de ¨²ltima generaci¨®n ¡°con tecnolog¨ªa PreMotion que a?ade un extra de velocidad y permite que su lengua se mueva con m¨¢s precisi¨®n o firmeza.?Dependiendo de sus gustos o de lo que prefiera cada d¨ªa, Rosal¨ªa podr¨¢ elegir entre 12 patrones de vibraci¨®n para disfrutar de un cunnilingus de lo m¨¢s real e intenso¡±.
Empieza a ser habitual que las marcas de juguetes er¨®ticos env¨ªen mails de promoci¨®n relacionados con famosas igual que lo hacen las de ropa y complementos: igual que sabemos que la Infanta Leonor llev¨® Pretty Ballerinas a un acto institucional, que Dulceida se puso un ba?ador de ?nne Swimwear en sus vacaciones, se nos informa de que Kris Jenner y la propia Kourtney Kardashian son muy del succionador de cl¨ªtoris Sona2 Cruise.
Hace diez, cinco o incluso tres a?os hubiera sido impensable recibir este tipo de informaci¨®n porque a ninguna celebridad con perfil mainstream y muy para todos los p¨²blicos le hubiera interesado demasiado asociar su nombre con el autoplacer y la estimulaci¨®n sexual. Ahora no solo hablan de sus vibradores sino que algunas los fabrican. Esta semana se ha sabido que Lily Allen lanzaba un modelo llamado Liberty junto con la empresa alemana Womanizer, otro producto de la familia de los succionadores con un dise?o ergon¨®mico en rosa y naranja. La cantante mantiene buena relaci¨®n con la marca desde que habl¨® de sus vibradores en sus memorias, publicadas en 2018, y de la buena compa?¨ªa que le hacen cuando va de gira. Tambi¨¦n Dakota Jonhson es co-fundadora y una de las directoras creativas de una marca de bienestar sexual llamada Maude junto con la empresaria ?va Goicoechea. Competir¨¢n en el mercado con una gama cada vez m¨¢s amplia de empresas dedicadas a este sector, entre ellas la que es en parte propiedad de Cara Delevingne, que se llama Lora di Carlo y utiliza en sus vibradores los colores del athleisure caro (verde empolvado, gris antracita, rosa de t¨¦) y en su comunicaci¨®n lenguaje del empoderamiento femenino. La misi¨®n de la marca se expresa en su web casi en t¨¦rminos empresariales: reducir la brecha de orgasmos.
En la edici¨®n brit¨¢nica de Vogue ya hablan de los dildos como el nuevo perfume y de esas asociaciones empresariales entre marca y famosa como una nueva versi¨®n de los contratos con empresas de cosm¨¦tica: no eres nadie en Hollywood si no das la cara por tu cl¨ªtoris.
En realidad, nadie espera ver a, pongamos, Reese Witherspoon a?adiendo un peque?o succionador en tono verde azul beb¨¦ a su gama de lifestyle Draper James porque no concuerda con su imagen de madre y emprendedora que disfruta igual leyendo las memorias de una superviviente que poni¨¦ndose un jersey navide?o y un t¨¦ de jengibre. Pero a nadie podr¨ªa extra?arle que lo haga Gwyneth Paltrow en Goop.
¡°Creo que el riesgo que corren es calculado y? muy escaso. Las marcas buscan a las celebrities porque les da un acceso a un mercado m¨¢s mainstream para normalizar sus productos y ellas se asocian porque les aporta algo. En los ¨²ltimos dos a?os se ha hablado tanto del Satisfyer y del boom de los juguetes sexuales que hemos conseguido que hablar del placer femenino empiece a? ser cool e interesante en lugar de algo que ocultar¡±, comenta Ana Requena Aguilar, periodista y autora del libro Feminismo vibrante (Roca Editorial). All¨ª hace un llamamiento a la desestigmatizaci¨®n del autoplacer femenino. Su libro arranca con una an¨¦cdota que le sucedi¨® hace cosa de a?o y medio, cuando volviendo de un viaje a Par¨ªs que hab¨ªa hecho en compa?¨ªa de su vibrador morado, su maleta se puso a vibrar descaradamente en el carrusel de recogida de maletas. ¡°Me han escrito muchas mujeres cont¨¢ndome cosas parecidas. Nos sigue dando cierto pudor, aunque no s¨¦ c¨®mo reaccionar¨ªa ahora¡±.
Lo cierto es que el auge del Satisfyer, hace ahora poco m¨¢s de un a?o, cuando se convirti¨® en el objeto m¨¢s vendido en el Black Friday de Amazon y focaliz¨® todos los titulares, llev¨® la masturbaci¨®n femenina a lugares donde nunca antes hab¨ªa estado. ¡°De repente, te preguntaba tu padre por ¨¦l, tu madre te dec¨ªa que se hab¨ªa encargado uno y lo hablabas con los compa?eros del trabajo¡±, apunta Requena. Sin embargo, cuando se propuso escribir el libro, no fueron pocos los amigos y conocidos (aunque no llegan a ¡°muestra representativa¡±, dice) que le aconsejaron no escribir sobre este tema o no hacerlo en primera persona. Porque ¡°t¨² que eres una periodista seria¡¡±.
Tampoco vender viradores es todav¨ªa exactamente lo mismo que vender pintalabios. Hasta hace poco, los juguetes sexuales solo aparec¨ªan en las calculadas an¨¦cdotas que las famosas cuentan en las entrevistas de los late nights para humanizarse o como forma de reforzar su marca personal. As¨ª, Jennifer Lawrence le dijo a Conan O¡¯Brien en 2013 que una limpiadora de hotel hab¨ªa encontrado ¡°numerosos tapones anales¡± bajo su cama, pero que ¨¦stos eran parte de un regalo que le hab¨ªan hecho en broma y Kristen Stewart le cont¨® a Jay Leno cuando aun era la cara adolescente de Crep¨²sculo que hab¨ªa aprovechado una visita promocional a Jap¨®n para llevarse ¡°un mont¨®n de juguetes sexuales raros¡±, sin especificar demasiado. Esos relatos aun englobaban este tipo de productos en lo kinky y lo prohibido, no los asociaban necesariamente al autoplacer al feminismo ni hab¨ªan llegado aun al concepto de ¡°sexual wellness¡±, de autocuidado y bienestar sexual. La que m¨¢s se acerc¨® fue Alicia Silverstone, militante vegana, que ya en 2012 promocion¨® un vibrador eco-consciente llamado The Leaf (la hoja), hecho con materiales no t¨®xicos. ¡°Me gusta que tenga un aspecto natural y femenino, como las hojas y las flores, que no da miedo¡±, dijo. Tres a?os m¨¢s tarde, en 2016, Emma Watson se asoci¨® con los creadores de la app OMGYes, que patentaba un m¨¦todo para el perfeccionamiento de la masturbaci¨®n femenina. El discurso ya estaba entonces en el mismo terreno que pisamos hoy, que relaciona el placer con el autocuidado. No es casualidad que los nuevos vibradores, desde el mismo Satisfyer, que es la versi¨®n m¨¢s barata, hasta los sofisticados modelos de LELO o Lora di Carlo tengan un dise?o similar al de la cosm¨¦tica de gama alta o los tratamientos de cabina. ¡°Para esto estamos aqu¨ª, para hacer que nuestras clientas piensen en su sexualidad como en el resto de su salud y bienestar. Sin verg¨¹enza, sin marketing est¨²pido y con una experiencia que no es expl¨ªcita ni invasiva¡±, explica la fundadora de Maude y socia de Dakota Johnson, ?va Goicoechea, en los materiales promocionales de la marca. En su tienda online se venden vibradores sencillos desde los 40 euros pero tambi¨¦n lubricantes, aceites de masaje y sales de ba?o.
La autora de Feminismo vibrante considera ¡°inevitable¡± que el mercado quisiese sacar tajada de la p¨¦rdida del estigma en el placer femenino y cree que ser¨ªa interesante que esta reivindicaci¨®n de lo gozoso fuese acompa?ada tambi¨¦n de una reflexi¨®n feminista global. Pero a la vez pide una tregua de intelectualizaci¨®n y problematizaci¨®n de los juguetes er¨®ticos: ¡°basta ya, ?salgamos del modo autoflagelaci¨®n! Con el Satisfyer se habl¨® muchos sobre sus orgasmos de tres minutos y de si eso beneficia al capitalismo. Al final, los hombres han estado halando de su? masturbaci¨®n y usando revistas, pel¨ªculas y todo tipo de productos. Ellos han alardeando de masturbaci¨®n toda la vida y nadie ha mencionado el capitalismo. De repente, aparece un juguete sexual que nos permite corrernos en un momento y ya est¨¢ el drama capitalista. Que nos dejen jugar, y explorarnos. Bienvenidos sean los juguetes sexuales¡±.
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