Por qu¨¦ las lesbianas tienen m¨¢s orgasmos
A la cabeza en el promedio de orgasmos, con respecto a las mujeres hetero y a las bisexuales; las lesbianas tienen alguna que otra lecci¨®n que darnos en materia de sexo.
Hay otro techo de cristal que las mujeres deber¨ªamos romper aparte del laboral. Me refiero al sexual, que dice que por norma, tenemos menos orgasmos que los hombres. Y al escribirlo me viene la idea de si no habr¨¢ una ¨ªntima relaci¨®n entre ambos, un t¨²nel secreto, una, a¨²n no descubierta, conexi¨®n neuronal con importantes ramificaciones, y que el d¨ªa que consigamos la igualdad laboral y salarial con respecto al sexo contrario, autom¨¢ticamente, lo notaremos en la cama y viceversa. Nuestras vaginas se har¨¢n m¨¢s sensibles, nuestro punto G saldr¨¢ de su escondite y nuestro deseo funcionar¨¢ como u...
Hay otro techo de cristal que las mujeres deber¨ªamos romper aparte del laboral. Me refiero al sexual, que dice que por norma, tenemos menos orgasmos que los hombres. Y al escribirlo me viene la idea de si no habr¨¢ una ¨ªntima relaci¨®n entre ambos, un t¨²nel secreto, una, a¨²n no descubierta, conexi¨®n neuronal con importantes ramificaciones, y que el d¨ªa que consigamos la igualdad laboral y salarial con respecto al sexo contrario, autom¨¢ticamente, lo notaremos en la cama y viceversa. Nuestras vaginas se har¨¢n m¨¢s sensibles, nuestro punto G saldr¨¢ de su escondite y nuestro deseo funcionar¨¢ como un resorte gobernado por un simple mecanismo.
De momento las que m¨¢s han avanzado en esta tarea parecen ser las lesbianas, que son las mujeres que m¨¢s orgasmos tienen de promedio, por encima de las heterosexuales o bisexuales, seg¨²n el prestigioso Kinsey Institute, pero adem¨¢s ¨¦stos no solo son m¨¢s numerosos, sino m¨¢s intensos y placenteros. Un estudio llevado a cabo por esta instituci¨®n y publicado en The Journal of Sexual Medicine, analiz¨® los h¨¢bitos sexuales de cerca de 3.000 personas solteras, con diferentes orientaciones sexuales y que hab¨ªan mantenido relaciones en el ¨²ltimo a?o. Las diferencias entre hombres con orientaciones sexuales diferentes apenas eran significativas. Los heteros confesaban que en un 85% de los casos llegaban al cl¨ªmax, este porcentaje era del 84,7% entre homosexuales y bajaba al 77,6% para los bisexuales. Entre el g¨¦nero femenino, sin embargo, hab¨ªa considerables variaciones. Las mujeres hetero lograban el orgasmo en el 61,6% de sus relaciones, mientras que las homosexuales lo hac¨ªan en el 74,7% y las bisexuales bajaban al 58%. Dos consecuencias hay que sacar de estos datos: los bisexuales no lo tienen nada f¨¢cil y las lesbianas cuentan con una o varias armas secretas, que no solo han sustituido, sino superado al pene. En 1966 Master & Johnson sugirieron, t¨ªmidamente, que las relaciones sexuales entre mujeres produc¨ªan m¨¢s orgasmos que las heterosexuales. Aunque nadie ha indagado m¨¢s al respecto, he aqu¨ª algunas razones por las que las mujeres que aman a otras mujeres est¨¢n m¨¢s familiarizadas con la petite mort.
Relaciones sexuales m¨¢s creativas
Aunque uno no haya tenido nunca sexo ¨Cporque sea a¨²n muy joven o por otras razones¨C, las pel¨ªculas er¨®ticas y, m¨¢s en profundidad, los v¨ªdeos porno ya se han encargado de crear el estereotipo de lo que debe ser una relaci¨®n hetero. Besos, caricias y tocamientos ¨Cen el mejor de los casos¨C, para pasar luego a una larga sesi¨®n de sexo oral, que cuando llega al cunnilingus se reduce a la mitad; para, acto seguido, dar paso a la penetraci¨®n, en diferentes posiciones, hasta llegar a la traca final. ?Podr¨ªamos los heteros visualizar tan claramente lo que ser¨ªa una relaci¨®n l¨¦sbica? Me temo que no, ya que la pregunta m¨¢s habitual que se le hace a una amiga lesbiana, cuando se le empieza a tener algo de confianza, es: ?vosotras qu¨¦ hac¨¦is?
M? Jes¨²s M¨¦ndez, de 34 a?os y directora de la revista M¨ªraLes, de ocio y cultura l¨¦sbica, conoce dos orientaciones sexuales, ya que hasta los 23 fue hetero y desde entonces se declara lesbiana. ¡°La famosa pregunta de ?C¨®mo os lo mont¨¢is? me la han hecho 500.000 veces¡±, cuenta M? Jes¨²s, ¡°y lo que he comprobado es que las personas ajenas a este mundo desconocen mucho la sexualidad l¨¦sbica. Resulta f¨¢cil imaginarse una relaci¨®n homosexual masculina, porque, al fin de al cabo, all¨ª sigue existiendo el falo, pero nosotras, ?qu¨¦ podemos hacer sin un pene? Por otro lado, el porno hecho para mujeres homosexuales es, por regla general, muy malo. No conozco a casi ninguna lesbiana a la que le guste, simple y llanamente porque est¨¢ hecho a base de c¨®digos para excitar a los hombres y casi siempre aparece al final un personaje masculino¡±.
M¨¦ndez reconoce que su experiencia con los hombres fue satisfactoria, ¡°nunca he tenido problemas para llegar al orgasmo, pero sin lugar a dudas, yo dir¨ªa que las relaciones entre mujeres son m¨¢s creativas, intervienen m¨¢s factores: usamos muchos juguetes, arneses, dildos. Elementos que muchas veces ellos son un poco reacios a utilizar, ya que pueden cuestionar su virilidad. He o¨ªdo muchas veces a mujeres preguntarnos si no echamos de menos la fuerza masculina, ¡°un empotrador¡±, ya que existe la idea falsa de que las relaciones l¨¦sbicas son siempre muy suavecitas, muy tiernas y no es necesariamente as¨ª. Te aseguro que aqu¨ª no falta el sexo duro¡±.
Mayor conocimiento del cuerpo femenino
Estar familiarizados con cierto tipo de maquinaria nos capacita m¨¢s para manejarla, ponerla a punto y hasta corregir peque?os fallos que vayan surgiendo. Es por eso que algunas lesbianas, que antes hab¨ªan tenido relaciones heterosexuales, reconocen que su primer orgasmo lo tuvieron con una mujer. El hecho de que la mayor parte de la relaciones hetero se basen todav¨ªa en la penetraci¨®n y hagan m¨¢s caso a la vagina que al cl¨ªtoris, puede ser una de las causas por las que las lesbianas experimentan m¨¢s el cl¨ªmax, ya que las estad¨ªsticas dicen que no todas las mujeres saben lo que son los orgasmos vaginales.
Si en una relaci¨®n hetero los reyes del mambo son el pene y la vagina, en una l¨¦sbica lo son los cl¨ªtoris, los caminos m¨¢s rectos para llegar al cielo. Salvo honrosas excepciones, la pericia de los hombres a la hora de hacer el cunnilingus, no siempre es la deseada, y no es extra?o que una mujer sepa mejor que teclas tocar ¨Cpuesto que lo ha vivido en sus propias carnes¨C para generar el deseado cortocircuito.
Claro que si para tener relaciones con el otro sexo fuera necesario aprender un nuevo sistema de programaci¨®n, totalmente opuesto al que hemos venido usando con nosotros mismos ¨Cen el caso de que hayamos practicado la masturbaci¨®n y conozcamos a fondo nuestros propios programas¨C, no existir¨ªan los heterosexuales y todo el mundo elegir¨ªa acostarse con su propio sexo, que es el que comparte sus gustos y saberes er¨®ticos. Las mujeres cargamos adem¨¢s con el sambenito de que nuestra sexualidad es m¨¢s compleja, m¨¢s dif¨ªcil que las de los varones y sujeta a m¨¢s variables. Francisca Molero, sex¨®loga, ginec¨®loga, directora del Institut Clinic de Sexolog¨ªa de Barcelona y directora del Instituto Iberoamericano de Sexolog¨ªa, no comparte esa idea. ¡°Yo creo que muy pronto empezaremos a cambiar este concepto¡±, explica Molero, ¡°porque no es correcto y porque los hombres tambi¨¦n tienen sus problemas. Lo que ocurre es que las mujeres siempre han tenido un desconocimiento mayor de su cuerpo y su respuesta sexual. Ocurre tambi¨¦n que cuando una mujer empieza a familiarizarse con ¨¦sta ¨²ltima, gracias a la masturbaci¨®n, aprende un mecanismo determinado, un camino para llegar al cl¨ªmax que repite, ya que es el que le resulta m¨¢s exitoso. Cuando llega el momento de compartir una relaci¨®n sexual pueden ocurrir dos cosas: muchas est¨¢n m¨¢s centradas en dar placer al otro que en ellas mismas, y el segundo problema es que no siempre se sabe delegar, a veces no se deja al otro experimentar y aprender. Es la t¨ªpica frase de: ¡°d¨¦jalo, que tu no sabes¡±, lo que impide que el hombre llegue a familiarizarse con los gustos y preferencias de su partenaire¡±. Recuerdo a mi madre quej¨¢ndose en navidad porque ten¨ªa que hacer ella sola la cena de nochebuena y protestando, tambi¨¦n, cuando le ayud¨¢bamos porque ¡°no hac¨ªamos las cosas como ten¨ªan que hacerse¡±. Ya saben, dejen a sus parejas que practiquen algo de espeleolog¨ªa y tal vez as¨ª se conviertan en expertos en todo tipo de orificios, t¨²neles y cavidades.
Complicidad de g¨¦nero
El grado de satisfacci¨®n que experimentamos con alguien en la cama no solo se debe a su pericia sexual sino tambi¨¦n, especialmente si es una pareja estable, a todas las cosas que pasan fuera de la misma. ?Confiamos en el/ella?, ?nos sentimos a gusto?, ?pensamos que somos alguien importante en su vida?, ?nos tiene en cuenta? Todas estas respuestas tienen un efecto en nuestra mente y en nuestro deseo y cuentan con el poder suficiente para excitarnos o dejarnos fr¨ªos o indiferentes.
En las relaciones l¨¦sbicas existe tambi¨¦n un componente de complicidad de g¨¦nero que crea lazos m¨¢s fuertes. Como reconoce M? Jes¨²s M¨¦ndez, ¡°hay una compenetraci¨®n mayor, la que se produce entre dos mujeres que entienden mejor el universo femenino. Si eres lesbiana, tu pareja es tambi¨¦n tu amiga, tu compa?era y se genera una qu¨ªmica especial. A menudo se habla de que los hombres homosexuales han sufrido, a lo largo de los a?os, persecuci¨®n y en muchos pa¨ªses todav¨ªa la sufren. Las lesbianas, por el contrario, ni siquiera hemos estado consideradas, probablemente porque la gente no pod¨ªa comprender que aquello fuera una relaci¨®n sexual, eran juegos, 'tonter¨ªas' de mujeres. Por otra parte, la idea que existe de los gays es la de hombres divertidos, con muchos amigos y contactos, t¨ªos guapos y exitosos, con buenas carreras, a los que les encanta el arte y que tienen buen gusto. Mientras nosotras seguimos siendo mujeres feas y cabreadas, que compiten con el pene¡±.
Francisca Molero, que atiende en su consulta de sexolog¨ªa a parejas homosexuales de ambos sexos, reconoce que ¡°entre las lesbianas se crea un v¨ªnculo especial que va m¨¢s all¨¢ de la relaci¨®n sexual. Generalmente, tras a?os de convivencia, la rutina se instala en todas las parejas y la vida sexual va perdiendo importancia hasta, en muchos casos, desaparecer. Este es el principio del fin para la mayor¨ªa de las uniones hetero y tambi¨¦n para los gays ¨Cestos ¨²ltimos dan una gran importancia al sexo y a sus capacidades sexuales¨C. Sin embargo, lo que yo he observado es que en las parejas lesbianas el fin de las relaciones sexuales, o el hecho de que ¨¦stas sean cada vez m¨¢s espor¨¢dicas, no acaba necesariamente con la uni¨®n. Muchas de ellas anteponen la parte afectiva a la sexual, y eso es porque se ha creado un fuerte lazo que, a veces, permite atravesar el bache de la inactividad sexual y recuperarla m¨¢s adelante¡±.
Sin miedo al embarazo
La vida reproductiva de muchas mujeres se divide en dos periodos: uno en el que evitan a toda costa quedarse embarazadas y otro en el que, con la misma intensidad, procuran tener hijos. A¨²n cuando la medicina haya avanzado considerablemente en la creaci¨®n de anticonceptivos ¨Clo hubiera hecho mucho m¨¢s si los hombres fueran los que trajeran hijos al mundo¨C, el miedo a los embarazos no deseados es una sombra que planea siempre sobre nuestras cabezas, por herencia gen¨¦tica, por la educaci¨®n recibida y porque ning¨²n anticonceptivo es cien por cien fiable. De ah¨ª que muchas mujeres experimenten una liberaci¨®n cuando la menopausia, a parte de sofocos, cambios bruscos de humor y riesgo de osteoporosis, les aporte tambi¨¦n algo bueno y las libere del yugo de la anticoncepci¨®n.
Las lesbianas no tienen este problema y pueden recurrir a la inseminaci¨®n artificial o a las relaciones heterosexuales si quieren tener descendencia. Pero la falta de ¡°efectos colaterales¡±, propios de las relaciones hetero, hace tambi¨¦n que las mujeres homosexuales se relajen m¨¢s en cuanto a practicar el sexo seguro. Seg¨²n Francisca Molero, ¡°as¨ª como el preservativo es indispensable en las relaciones casuales entre gays y heteros, las lesbianas deber¨ªan usar los parches de l¨¢tex, cuando practican o reciben el sexo oral; pero la realidad es que muy pocas lo hacen, en parte porque no est¨¢n muy bien dise?ados, no tienen sujeci¨®n y se escapan f¨¢cilmente¡±. M? Jes¨²s M¨¦ndez, apunta tambi¨¦n que ¡°se hacen muchas campa?as de sexo seguro para heterosexuales y hombres homosexuales, pero casi ninguna para lesbianas. El sexo l¨¦sbico, en este sentido, es casi invisible¡±.