?Qu¨¦ pasar¨ªa si los hombres tuvieran la regla?
Menstruar con orgullo es la ¨²ltima consigna. Nos planteamos c¨®mo ser¨ªa el mundo y el sexo si los hombres tuvieran el periodo.
Menstruar con orgullo parece ser la ¨²ltima consigna. Las mujeres sangramos cada mes, manchamos las s¨¢banas, las bragas y hasta los pantalones y la regla nos afecta para bien ¨Ces una suerte de limpieza y renovaci¨®n corporal- y para mal ¨Cnos vuelve m¨¢s sensibles, irascibles, emotivas; pero tambi¨¦n m¨¢s creativas e intuitivas¨C. Y no solo no hay nada de malo en ello, sino que la menstruaci¨®n podr¨ªa pasar a ser un estandarte de todo lo que encierra la femineidad, el hecho de ser mujer y tener el poder y la decisi¨®n de crear una vida.
?ltimamente en los medios se habla cada vez m¨¢s de esos...
Menstruar con orgullo parece ser la ¨²ltima consigna. Las mujeres sangramos cada mes, manchamos las s¨¢banas, las bragas y hasta los pantalones y la regla nos afecta para bien ¨Ces una suerte de limpieza y renovaci¨®n corporal- y para mal ¨Cnos vuelve m¨¢s sensibles, irascibles, emotivas; pero tambi¨¦n m¨¢s creativas e intuitivas¨C. Y no solo no hay nada de malo en ello, sino que la menstruaci¨®n podr¨ªa pasar a ser un estandarte de todo lo que encierra la femineidad, el hecho de ser mujer y tener el poder y la decisi¨®n de crear una vida.
?ltimamente en los medios se habla cada vez m¨¢s de esos d¨ªas para los que se han inventado un mont¨®n de eufemismos y nombres tontos, y en los que los hombres buscan la explicaci¨®n para todo tipo de comportamientos inexplicables, incluidos los suyos, o disputas conyugales. La pasada edici¨®n de la marat¨®n de Londres, Kiran Gandhi, de 26 a?os y bater¨ªa de MIA, corri¨® con la regla sin usar tamp¨®n ni compresa y acab¨® con una mancha de sangre entre las piernas. ?La raz¨®n? Quer¨ªa crear conciencia de que no todas las mujeres tienen acceso a este tipo de productos higi¨¦nicos y de que el periodo no es algo de lo que haya que avergonzarse; mientras la tenista Heather Watson, en un ejercicio de sinceridad, achacaba a la regla su derrota en el open de Australia. La artista paquistan¨ª Rupi Kaur, que vive en Toronto, decidi¨® un d¨ªa hacerse una serie de fotos que titulo Period, en las que aparece en el momento de sangrado de su ciclo menstrual. Una de ellas, en la que se ve la imagen de una joven de espaldas, tumbada en una cama y con una mancha de sangre en sus pantalones, se hizo viral gracias a que Instagram la censur¨® por violar la pol¨ªtica de la empresa; aunque posteriormente la autoriz¨® de nuevo, argumentando que la hab¨ªa borrado accidentalmente.
La menstruaci¨®n no es esa se?ora antip¨¢tica, vestida de rojo, que se presenta cada mes para fastidiarnos, como esbozaba hace tiempo un anuncio de compresas. La menstruaci¨®n exige algo m¨¢s de respeto, o al menos eso es lo que pretende Chella Quint, con su iniciativa Period Positive Project, que trata de que los medios de comunicaci¨®n aborden el tema desde una perspectiva menos negativa y machista. Algo parecido al fin del documental La luna en ti, de Diana Fabi¨¤nov¨¢, que profundiza sobre los mitos, creencias e ideas que todav¨ªa perviven respecto a esta funci¨®n fisiol¨®gica de la mujer. La cinta empieza con una reportera que aborda a los hombres en plena calle, pregunt¨¢ndoles que les sugiere la palabra menstruaci¨®n. La mayor¨ªa ponen cara de asco o la relacionan con algo desagradable, sucio o ¡°inapropiado¡±. Diana cree que menstruar es una realidad inc¨®moda que se vive con verg¨¹enza, por eso las mujeres todav¨ªa esconden su material sanitario cuando se dirigen al ba?o mientras caminan por la oficina, el bar o el restaurante. Algunas, como cuenta el documental, incluso utilizan doble protecci¨®n ¨Ctamp¨®n y compresa¨C para evitar ¡°desastres¡±.
Pero, ?qu¨¦ ocurrir¨ªa si los hombres tuviesen la regla? La periodista, escritora y feminista norteamericana, Gloria Steinem, se hizo esta misma pregunta en el ensayo If men could menstruate, que public¨® en 1978 en la revista Ms Magazine, y que sigue de rabiosa actualidad. En esta s¨¢tira con tintes de ciencia ficci¨®n, Steinem imagina un mundo en el que solo los varones, y no las mujeres, tienen sus cinco d¨ªas rojos, en los que presumen sobre la duraci¨®n y la intensidad de su sangrado; en el que la primera regla se celebra por todo lo alto como el comienzo de la hombr¨ªa, donde los ¨²tiles sanitarios para esas fechas son gratuitos y donde el congreso funda el Instituto Nacional de la Dismenorrea, para intentar poner fin a esas peque?as molestias que a veces acompa?an a la regla. Y en esta utop¨ªa Steinem contin¨²a. ¡°Los ?militares, los pol¨ªticos de derechas y los fundamentalistas religiosos citar¨ªan la menstruaci¨®n como prueba de que solo los hombres pueden entrar en el ej¨¦rcito (tienes que derramar sangre para hacer que luego corra la sangre), ocupar un cargo pol¨ªtico (?ser¨ªan las mujeres agresivas sin el estable ciclo gobernado por el planeta Marte?), ser sacerdotes (?podr¨ªa una mujer dar su sangre por nuestros pecados?) o rabinos (sin la eliminaci¨®n mensual de las impurezas, las mujeres ser¨ªan impuras)¡±. Y sobre todo, cuenta Steinem en su art¨ªculo, ¡°los hombres convencer¨ªan a las mujeres de que las relaciones sexuales durante esos d¨ªas son m¨¢s placenteras y satisfactorias¡±.
Llegados a este punto, muchos hombres se apresurar¨¢n a se?alar que son precisamente las mujeres las que evitan el sexo durante el periodo. Cierto, pero tambi¨¦n cabe preguntarse si las razones de esto hay que buscarlas en las molestias o dolores que la regla produce en algunas mujeres, o en los tab¨²es, creencias y prohibiciones que rodean este hecho anat¨®mico y que se resisten a morir. No hay m¨¢s que ver los anuncios de compresas o tampones para darse cuenta de que la menstruaci¨®n es todav¨ªa algo engorroso, unos d¨ªas que queremos que pasen lo m¨¢s r¨¢pido posible. Algo que, por encima de todo, nunca debe traspasar al mundo exterior. ?C¨®mo para ponerse a practicar el sexo!
La sex¨®loga y psic¨®loga Ana Sierra, con consulta en la Fundaci¨®n Sauce, en Madrid, cuenta como las cuatro fases que hay dentro del ciclo menstrual, y que corresponden a las fluctuaciones hormonales, influyen en la intensidad del deseo, en el estado de ¨¢nimo, la afectividad y las relaciones sociales. ¡°Tras el sangrado, viene el inicio de un nuevo ciclo. Generalmente nos sentimos m¨¢s abiertas, joviales y con una sexualidad m¨¢s activa. En la segunda semana, la de la ovulaci¨®n, nos relacionamos m¨¢s, nos gusta hacer m¨¢s vida social e incluso hay estudios que demuestran que tendemos a vestirnos con m¨¢s escotes o minifaldas. Esta ¨¦poca es la m¨¢s f¨¦rtil. La siguiente semana, que coincidir¨ªa con la del s¨ªndrome pre menstrual, nos encontramos m¨¢s sensibles, nos apetece m¨¢s la introspecci¨®n, replegarnos sobre nosotras mismas, cuidarnos. Es una etapa de mayor creatividad y fantas¨ªa y puede haber m¨¢s sue?os er¨®ticos. La cuarta fase es la del sangrado o la menstruaci¨®n, en la que se expulsan las paredes del endometrio, puesto que el ¨®vulo no ha sido fecundado. Este proceso fisiol¨®gico conlleva tambi¨¦n una limpieza, una depuraci¨®n y la mujer puede vivirla desde el punto de vista sexual de dos maneras distintas. Con muy poco deseo, o con un incremento del mismo. La falsa creencia de que no pod¨ªa quedarse embarazada ¨Cexiste una posibilidad, aunque peque?a de que esto ocurra¨C ha hecho que muchas mujeres disfrutaran m¨¢s del sexo en estos d¨ªas. Para muchas de nuestras madres o abuelas era una ¨¦poca de libertad, sin consecuencias indeseadas¡±, cuenta Ana Sierra.
Dentro del grupo de mujeres que ven la botella medio llena y que piensan que la menstruaci¨®n es un momento para el sexo est¨¢ Sara Gottfried, autora de The Hormone Cure, libro en el que cuenta como durante los d¨ªas sangrientos, los niveles de testosterona suben al igual que los de estr¨®genos, lo que hace que una se caliente m¨¢s f¨¢cilmente. Adem¨¢s, a?ade esta autora, ¡°para muchas mujeres la idea de hacer algo prohibido ¨Cno olvidemos que muchas religiones y tradiciones desaconsejan el sexo en la menstruaci¨®n¨C o no convencional puede resultar a¨²n m¨¢s excitante¡±.
La sangre act¨²a tambi¨¦n de lubricante y facilita la penetraci¨®n, aunque la forma de lubricar no sea exactamente la misma que en condiciones normales. Recuerdo que ten¨ªa un novio que dec¨ªa que penetrar a una mujer durante su regla era como meter el pene en una bolsa de higadillos. Pero si la sensaci¨®n es demasiado acuosa, lo que hace que se pierda contacto y sensibilidad; siempre se puede recurrir al sexo oral, anal o a las mil y una formas de satisfacerse sexualmente. ¡°Para aquellas mujeres que tengan molestias o dolores con la regla¡±, apunta Ana Sierra, ¡°el orgasmo act¨²a como un analg¨¦sico natural al liberar oxitocinas, dopaminas y endorfinas; ayuda a soltar la tensi¨®n y a reducir el dolor, y los movimientos del sexo pueden hacer que se expulse antes la sangre. El ¨²nico inconveniente de seguir manteniendo la actividad sexual durante la menstruaci¨®n es que la posibilidad de contagio es mayor al haber dos v¨ªas: sangre y semen, sin contar con que el c¨¦rvix est¨¢ m¨¢s abierto en esos d¨ªas lo que lo hace m¨¢s vulnerable a contagios. El preservativo es la mejor arma para evitar este riesgo¡±, apunta Sierra.
Una amiga partidaria de no desaprovechar ninguna oportunidad por causa de la regla, aunque s¨ª de utilizarla como excusa cuando era necesario, me confes¨® que descubri¨® muchas posturas, espacios y juegos sexuales gracias a su menstruaci¨®n. Muchas de las veces en un intento por evitar que su cama acabara convertida en una pieza m¨¢s del set de rodaje de La Matanza de Texas. La ducha era uno de sus lugares favoritos y se hizo tambi¨¦n con unas s¨¢banas de l¨¢tex, que utilizaba a modo de mantel de hule, de muy f¨¢cil limpieza.
No crean, tambi¨¦n hay hombres que aman a las mujeres en sus d¨ªas rojos. De hecho, tienen nombre y todo y se les conoce como los Blood Hounds. Existe tambi¨¦n un fetichismo llamado menstruofilia o menofilia, en el que el hombre heterosexual siente un impulso o inclinaci¨®n sexual hacia las mujeres que est¨¢n menstruando y se excita visualizando cosas relacionadas con el periodo, como compresas o tampones usados. Aunque muchos varones no ponen objeciones a la hora de penetrar a una mujer que tiene la regla, son menos los dispuestos a practicar con ella el sexo oral. El libro de Hunter S. Thompson, creador e icono del periodismo gonzo, Hell Angels, A Strange and Terrible Saga (1966), cuenta como una de las pruebas que todo aspirante a Hell Angel ten¨ªa que realizar para entrar en el grupo era la de practicar el sexo oral a una mujer que tuviese la regla, ya que se consideraba un acto tan depravado que solo un ¨¢ngel del infierno pod¨ªa hacerlo.