As¨ª se dise?a (y discute) el futuro de una ciudad
La conexi¨®n Madrid-Nueva York centra las jornadas del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), donde profesionales que trabajan en ambas urbes nos dan su visi¨®n.
Son ciudades abiertas, universales y resilientes, que han sabido y tenido que reinventarse muchas veces, y lo han hecho apoyadas en la energ¨ªa y creatividad de su sociedad civil?. As¨ª justifica Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga, decano del COAM, la elecci¨®n de Nueva York como invitada de la XIII Semana de la Arquitectura de Madrid. Hasta el 9 de octubre, organizar¨¢n conferencias y visitas a m¨¢s de 100 edificios para acercar la arquitectura a la sociedad.
EVA FRANCH I GILABERT
Desde 2010, dirige la galer¨ªa ...
Son ciudades abiertas, universales y resilientes, que han sabido y tenido que reinventarse muchas veces, y lo han hecho apoyadas en la energ¨ªa y creatividad de su sociedad civil?. As¨ª justifica Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga, decano del COAM, la elecci¨®n de Nueva York como invitada de la XIII Semana de la Arquitectura de Madrid. Hasta el 9 de octubre, organizar¨¢n conferencias y visitas a m¨¢s de 100 edificios para acercar la arquitectura a la sociedad.
EVA FRANCH I GILABERT
Desde 2010, dirige la galer¨ªa Storefront of Art and Architecture en el Soho. ?La proximidad de la arquitectura a nuestros cuerpos hace imposible que esta no tome partido. Es siempre pol¨ªtica y social?, sostiene.
?Cree que los ciudadanos deber¨ªan estar m¨¢s conectados con ella?
La mejor forma de aprender a valorarla es perdi¨¦ndose en una urbe. La ciudadan¨ªa deber¨ªa respetar al arquitecto como al doctor del espacio.
En las jornadas del COAM presenta Cartas a la alcaldesa, donde varios compa?eros de profesi¨®n exponen sus inquietudes urbanas.
Cuando en 2014 Bill de Blasio fue elegido alcalde de Nueva York hab¨ªa la percepci¨®n dentro del nuevo gabinete de que la arquitectura y el dise?o estaban al servicio de la ¨¦lite econ¨®mica y cultural de la ciudad y los turistas, pero que no eran capaces de servir a la mayor¨ªa de los ciudadanos. Esa percepci¨®n, alimentada por los proyectos desarrollados en la ciudad durante la era Bloomberg, fue articulada en los medios. Sent¨ª la responsabilidad de matizar tal percepci¨®n y ampliar el registro de voces en comunicaci¨®n directa con las estructuras del poder pol¨ªtico. Es importante producir una visi¨®n transversal del colectivo de arquitectos y dar m¨¢s espacio a voces que han sido excluidas en las mesas pol¨ªticas y de toma de decisi¨®n.
?Cree que si se escucharan m¨¢s esas reflexiones los pol¨ªticos no se centrar¨ªan solo en los proyectos estrella?
Hay muchos modelos de urbe y diferentes formas de hacer ciudad. El modelo Bilbao, globalmente reconocido como un fen¨®meno de transformaci¨®n a trav¨¦s de un starchitect y un equipamiento cultural ha sido replicado alrededor del mundo con un legado bastante problem¨¢tico, para el arte y la arquitectura y, por supuesto, para las econom¨ªas y comunidades de esas ciudades. La Barcelona de los 80 fue un modelo referencial de participaci¨®n ciudadana con la campa?a Barcelona Posa¡¯t guapa y de visionarismo con el proyecto Ol¨ªmpico, que fue un proyecto de transformaci¨®n metropolitano inimaginable sin el pensamiento estrat¨¦gico de varios arquitectos en colaboraci¨®n con pol¨ªticos. Modelos posteriores intentaron replicar ese proceso, a?adiendo altas dosis de arquitecturas estrella sin contexto. El problema de los modelos es que la mayor de veces no son traspasables y los pol¨ªticos que no tienen un conocimiento cercano a la arquitectura van en busca de modelos ya probados, en vez de desarrollar uno propio.
Su galer¨ªa se centra en el di¨¢logo entre disciplinas como arte, arquitectura y comunicaci¨®n.
La especializaci¨®n se esconde demasiadas veces detr¨¢s de un vac¨ªo de conciencia social y pol¨ªtica. Durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, el desarrollo de espacios disciplinarios altamente espec¨ªficos y la creaci¨®n ¨Cy veneraci¨®n¨C de los expertos, en relaci¨®n a modelos de desarrollo econ¨®mico, ha producido varias crisis. Medioambientales, sociales y pol¨ªticas. La necesidad de devolver o establecer espacios transversales es simplemente una forma de cuestionar las estructuras de poder heredadas. La especializaci¨®n viene demasiadas veces con un cheque de conciencia en blanco.
?Las fronteras no tienen sentido en su sector?
La arquitectura del siglo XX y XXI ha sido uno de los motores del proyecto imperialista neoliberal a escala global. Las fronteras simbolizan uno de los objetos con mayores cargas y connotaciones negativas, pero es muy importante entender e identificar las diferencias y protegerlas.
Algunos de sus proyectos recuerdan el pasado de la ciudad (SoHo Memory Project) y otros planean el futuro (Sharing Models: Manhattanisms). ?Hay que tener en cuenta uno al plantear el otro?
Absolutamente. Se puede innovar sin conocer el pasado, pero uno no ser¨¢ consciente de las implicaciones ideol¨®gicas, pol¨ªticas y sociales de tal innovaci¨®n si no conoce su bagaje hist¨®rico. El pasado es consciencia armada.
ANDR?S JAQUE
?Nueva York no es una ciudad, sino un gran acumulador de formas de vida. Para nosotros intervenir en ella es intervenir sus redes de interacci¨®n y sus procesos?, asegura Andr¨¦s. Su Oficina de Innovaci¨®n Pol¨ªtica est¨¢ presente all¨ª y en la capital, donde ha dise?ado proyectos como los Escaravox, esas grandes cubiertas m¨®viles polivalentes que han articulado la plaza del Matadero.
?Ya no tienen sentido las fronteras en el mundo de la arquitectura, las redes son ahora transnacionales?
Vivo a caballo entre Madrid y Nueva York. Es la conexi¨®n transoce¨¢nica m¨¢s directa. Puedo salir de una reuni¨®n a las 7 de la tarde en Nueva York y asistir a las 11 de la ma?ana una cita en Madrid. En los 80, las oficinas de arquitectura explotaban su relaci¨®n privilegiada con un entorno local, con Oporto o Los ?ngeles, por ejemplo. Ahora, los contextos transnacionales son los espacios en los que nuestro trabajo, y el de muchos colegas, toma sentido.
En el plano arquitect¨®nico, ?qu¨¦ le puede ense?ar una ciudad a la otra?
Madrid vive un momento de redefinici¨®n muy emocionante, podr¨ªa convertirse en la ciudad m¨¢s viva y ¨¢gil de Europa, pero este momento se expresa todav¨ªa muy t¨ªmidamente en sus din¨¢micas, en su morfolog¨ªa, o en la capacidad de la ciudad para poner en valor el capital social y las sensibilidades que atesora. En Nueva York no existe la par¨¢lisis. All¨ª la arquitectura es una fuerza que confirma y convoca esfuerzos y prioridades. La ciudad es en s¨ª misma un actor en los procesos de cambio.
?Deber¨ªan las administraciones consultar m¨¢s sus planes urban¨ªsticos con los vecinos? El Ayuntamiento de Madrid ha planteado una consulta sobre el futuro de la plaza de Espa?a, y en Nueva York el High Line fue impulsado por un colectivo ciudadano.
Las consultas puntuales no tienen por qu¨¦ estar mal, pero una ciudad como Madrid puede aspirar a ser gobernada de manera continua y duradera desde la transparencia, la participaci¨®n y el enrolamiento inclusivo. Estamos ahora trabajando una transformaci¨®n del edificio del Centro de Arte Dos de Mayo en M¨®stoles. Sin duda, Madrid se beneficiar¨ªa much¨ªsimo de potenciar el enorme capital social y cultural de su periferia. Porque para m¨ª lo importante no es ahora poner el foco una vez m¨¢s en el centro de la ciudad, sino revisar todo el tejido de vivienda y espacios verdes construido en los sesenta y setenta en torno a la M-30, creo que es ah¨ª donde esta el verdadero potencial cultural, social y econ¨®mico.
Su concepci¨®n de la arquitectura se basa en que ¨¦sta es pol¨ªtica.
Tiene siempre efectos pol¨ªticos: crea jerarqu¨ªas y potencia que sea probable que ocurran determinadas cosas, y que otras sean imposibles o, al menos, improbables.
?Qu¨¦ marcar¨¢ las ciudades en el futuro?
El cambio clim¨¢tico, las relaciones inter-especie o la fluidez de g¨¦nero no son ya tema de discusi¨®n, sino el entorno pol¨ªtico, cultural y est¨¦tico que habitamos en este momento. El medio ambiente ya no es el fondo pintoresco que vemos confortablemente desde la comodidad de nuestra casa, sino una fuerza que introduce riesgo e incertidumbre en d¨ªa a d¨ªa a una escala incontrolable. Este cambio en nuestra forma de relacionarnos con lo natural lo cambia todo, y deja obsoletas formas de entender la arquitectura que hace 10 a?os poca gente discut¨ªa.