Sofonisba y Lavinia: las pintoras que el tiempo borr¨® y que el Museo del Prado recupera del olvido
De las 1.700 pinturas que cuelgan en sus paredes, tan solo siete est¨¢n firmadas por mujeres. Ahora prepara una exposici¨®n de dos artistas influyentes en su momento para saldar una deuda hist¨®rica con la pintura femenina.
En la sala 7 del Museo del Prado, rinc¨®n del caravagismo, cuelga la obra Nacimiento de San Juan Bautista de la pintora Artemisa Gentileschi (1593-1654). No se la puede ver siempre: en los ¨²ltimos tiempos, Artemisa ha viajado tanto que es complicado encontrarla en casa. Y es que desde que el feminismo estadounidense de los a?os cincuenta, sesenta y setenta recuperase la obra de muchas artistas olvidadas, Gentileschi se ha revalorizado hasta el punto de ser m¨¢s f¨¢cil verla en exposiciones dedicadas a su figura en lugares como Mil¨¢n o Par¨ªs que en la sala 7 del museo. Adem¨¢s, por cuestio...
En la sala 7 del Museo del Prado, rinc¨®n del caravagismo, cuelga la obra Nacimiento de San Juan Bautista de la pintora Artemisa Gentileschi (1593-1654). No se la puede ver siempre: en los ¨²ltimos tiempos, Artemisa ha viajado tanto que es complicado encontrarla en casa. Y es que desde que el feminismo estadounidense de los a?os cincuenta, sesenta y setenta recuperase la obra de muchas artistas olvidadas, Gentileschi se ha revalorizado hasta el punto de ser m¨¢s f¨¢cil verla en exposiciones dedicadas a su figura en lugares como Mil¨¢n o Par¨ªs que en la sala 7 del museo. Adem¨¢s, por cuestiones de espacio y por la cantidad de piezas pict¨®ricas que alberga el museo en sus almacenes, Artemisa comparte pared ?¨Caltern¨¢ndose seg¨²n ¨¦pocas¨C con el Martirio de San Lorenzo de Valent¨ªn de Boulogne.
La vida y obra de Gentileschi la han convertido en los ¨²ltimos a?os en s¨ªmbolo e icono del movimiento feminista. Que est¨¦ tan ocupada tiene su raz¨®n de ser: superviviente de una violaci¨®n perpetrada por su mentor Agostino Tassi en el estudio de su padre a los 17 a?os, tuvo que soportar un intens¨ªsimo juicio de seis meses de duraci¨®n en el que se puso en duda su versi¨®n de los hechos, adem¨¢s de pasar por una prueba ginecol¨®gica y el sometimiento a torturas para comprobar si variaba su testimonio. Artemisa no cambi¨® jam¨¢s su versi¨®n y Tassi fue declarado culpable. Heredera de Caravaggio, en su obra se perciben las luces y las sombras de ser mujer: en su cuadro Judith decapitando a Holofernes podemos observar la violencia y la sed de venganza de su protagonista degollando al general enemigo y en Susana y los viejos, encontramos a una b¨ªblica Susana asustada y repugnada por los hombres que la acosan, en lugar de mostrarse d¨®cil y coqueta como la representaron otros artistas masculinos. Nacimiento de San Juan Bautista es, sin embargo, una escena ¨ªntima y luminosa en la que tres mujeres cuidan y asean al reci¨¦n nacido.
¡°Artemisa lo cumple todo seg¨²n nuestros par¨¢metros actuales¡±, explica Leticia Ru¨ªz, Jefe del Departamento de Pintura del Renacimiento del Museo del Prado, ¡°desde 1999 hasta 2020, que se va a Londres a una exposici¨®n sobre ella, Artemisa ha estado muy reclamada¡±. Gentileschi es la chica de moda, pero no es la ¨²nica mujer de El Prado: la italiana Sofonisba Anguissola (1535-1625), dama de compa?¨ªa de la reina Isabel de Valois y excelente retratista y la pintora de bodegones flamenca Clara Peeters (1590-1621) son las otras dos artistas femeninas que podemos ver si dedicamos una tarde a pasear por el museo.
La historia de Artemisa tiene gancho y, a d¨ªa de hoy, por fin se reconoce su figura e importancia. Sin embargo, existen nuevas corrientes que quieren reivindicarla sin tener presente en todo momento su violaci¨®n a los 17 a?os, como no siempre ?¨Cni para todo¨C tenemos presente que Caravaggio mat¨® a un hombre o que Munch pas¨® por centros de salud mental para explicar el grosso de su obra. Porque, aunque los hechos sean los hechos y sepamos que Artemisa fue violada y aunque podamos observar la sed de venganza de su Judith, no podemos afirmar que la artista pintase ese cuadro pensando en lo que a ella le sucedi¨®. Esa revictimizaci¨®n constante de la artista puede ser un s¨ªntoma de observar su vida y su obra con ojos actuales y de reducirla a un ¨²nico suceso para tratar de contextualizarlo todo: quiz¨¢s Artemisa solo quer¨ªa pintar como hac¨ªan los hombres y quiz¨¢s, si pudo hacerlo, es porque no era ni mucho menos la ¨²nica mujer que cogi¨® unos pinceles. Gentileschi tuvo antecesoras y predecesoras y, si queremos hacer una buena cronolog¨ªa para rescatar a todas las mujeres artistas, es importante poner en valor sus referentes.
Sofonisba y Lavinia: dos formas distintas de entender y servirse de la pintura
Leticia Ru¨ªz es tambi¨¦n la comisaria de la pr¨®xima exposici¨®n Historia de dos pintoras: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana, donde se busca recorrer la vida de dos mujeres artistas completamente diferentes a trav¨¦s de su obra. Sofonisba y Lavinia tienen puntos en com¨²n: ambas tuvieron ¨¦xito en su ¨¦poca y a trav¨¦s de su trabajo consiguieron alcanzar cierta fama, especialmente en Italia, sin embargo, tras su muerte, sus figuras se fueron diluyendo y, aunque en su pa¨ªs natal siempre quedase alg¨²n recuerdo, en el resto del mundo apenas aparec¨ªan como notas al margen de los libros de historia del arte.
Pero en poco m¨¢s se parecen estas dos mujeres y esto es algo que la nueva exposici¨®n quiere que tengamos presente: ¡°Sofonisba es el gran mito de mujer artista y sirvi¨® como paraguas para todas aquellas que vinieron despu¨¦s, ya que representaba la referencia ¡®digna¡¯ de mujer artista, aunque ella nunca pretendi¨® serlo, sino que se sirvi¨® de la pintura en una campa?a de promoci¨®n liderada por su padre para ocupar un lugar social importante¡±, nos cuenta Leticia Ru¨ªz. Anguissola ven¨ªa de una familia de arist¨®cratas venida a menos en Cremona, cuyo padre tuvo la ¡®mala fortuna¡¯ de tener seis hijas y un solo hijo en una ¨¦poca en la que tener hijas significaba tener que darles una dote para casarse e incluso para entrar en un convento. Sofonisba ten¨ªa un talento art¨ªstico brillante, as¨ª que utiliz¨® la pintura para convertirse en la dama de la corte m¨¢s importante del momento: la corte de Felipe II. Sus capacidades, en este caso, le servir¨ªan para mejorar socialmente tanto su figura como la de su familia.
Lavinia Fontana (1552-1614) ser¨ªa el polo opuesto: ¡°Hija de un pintor, como Artemisa, cumpl¨ªa con el perfil de la mayor¨ªa amplia de mujeres artistas: Fontana se form¨® en el ¨¢mbito familiar porque trascender lo dom¨¦stico era peligroso para el honor, la virtud y la decencia de las mujeres de la ¨¦poca, pero ella dio un paso m¨¢s all¨¢, porque fue la primera mujer que abri¨® un estudio propio¡±, explica la comisaria de la exposici¨®n. Fontana fue un caso fuera de lo com¨²n para la ¨¦poca, tanto en el espacio de lo p¨²blico como en lo privado: su padre valoraba tanto su talento que, cuando le empez¨® a flaquear la salud y tuvo que buscar irremediablemente un marido para su hija, estipul¨® en el contrato matrimonial que marido y mujer deb¨ªan vivir en la casa del padre para que Lavinia Fontana pudiera seguir haciendo uso de su taller. No solo eso, sino que, tras la muerte del padre, toda la familia Fontana ?¨Cella, su marido y los once hijos que tuvieron¨C siguieron viviendo de las habilidades pict¨®ricas de Lavinia mientras que su marido se quedaba en casa cuidando de los ni?os, ocup¨¢ndose de las tareas dom¨¦sticas y ejerciendo de ayudante de su mujer. ¡°Por lo que nos dice alguna cr¨®nica, el marido de Fontana fue objeto de escarnio y de burla por ocupar un papel que incluso, a d¨ªa de hoy, muchos hombres se niegan a ocupar: el de reconocer la val¨ªa de su esposa y estar de soporte para ella¡±, nos cuenta Leticia Ru¨ªz.
La obra de Lavinia Fontana, como su vida, tambi¨¦n se sali¨® de lo com¨²n: en la pr¨®xima exposici¨®n podremos ver incluso desnudos, algo casi impensable para la ¨¦poca puesto que las mujeres no pod¨ªan recibir lecciones de anatom¨ªa de desnudos reales ya que se consideraba indecoroso e inapropiado. Por esta raz¨®n muchas artistas pintaron sobre todo bodegones y retratos. En este sentido, Fontana hizo la misma carrera que pudo hacer cualquier hombre de la ¨¦poca: ¡°Lavinia pint¨® cuadros de grandes formatos, retratos, cuadros de historia, cuadros de altar de grandes dimensiones, pintura religiosa de peque?o formato y desnudos, incluso desnudos de gran atrevimiento¡±, explica la comisaria.
Recuperar a mujeres artistas a veces resulta complicado debido a la falsa atribuci¨®n de algunas de sus obras, este fue el caso de Anguissola durante muchos a?os: ¡°Algunos de los retratos que tenemos de Sofonisba Anguissola durante mucho tiempo han estado atribuidos a Alonso S¨¢nchez Coello, que era el retratista oficial, mientras que el papel que ella ocupaba en la corte era el de dama de Isabel de Valois¡±, explica Leticia Ru¨ªz. De nuevo, hay que entender el contexto hist¨®rico: ser dama de la corte era todo un honor y, aunque Sofonisba hubiese sido requerida por sus dotes pict¨®ricas para ense?ar a Isabel de Valois, no pod¨ªa recibir un estipendio por ocuparse de pintar y, de hecho, hubiese sido incluso una afrenta para una mujer de su posici¨®n.
Se sabe, sin embargo, que Sofonisba continu¨® pintando y envi¨® algunos retratos cuando todav¨ªa se encontraba en Espa?a, lo cual hizo que cosechase una fama que le valdr¨ªa un nombre de regreso a su pa¨ªs natal: ¡°Tras su muerte, poco a poco todo eso se pierde, no tanto en Italia, pero s¨ª en Espa?a, donde Sofonisba no hab¨ªa firmado nada¡±, explica Leticia Ru¨ªz. No fue hasta los a?os cuarenta del siglo pasado cuando varios estudiosos espa?oles se?alaron que algunos de los retratos atribuidos a Coello ten¨ªan un estilo pict¨®rico distinto y, vali¨¦ndose de datos y de cr¨®nicas de la ¨¦poca, comenzaron a pensar que aquellas obras pertenec¨ªan en realidad a Sofonisba Anguissola.
La cronolog¨ªa de las mujeres artistas: una deuda de museos y universidades
Reivindicar a las artistas que los museos olvidaron en sus almacenes y las universidades no incluyeron en sus temarios es casi una deuda por saldar para quienes ahora tienen el poder de redescubr¨ªrnoslas desde las instituciones. En los ¨²ltimos tiempos, ha habido un inter¨¦s creciente por conocer ¨Cy reconocer¨C la historia de mujeres del pasado que se valieron de las artes para posicionarse casi al mismo nivel que sus coet¨¢neos masculinos pero, como bien explica Leticia Ru¨ªz, no se trata solamente de mostrar a ¡°se?oras que pintaron¡±, sino de contextualizarlas de la misma manera que se ha hecho con los artistas masculinos y ponerlas en valor como artistas diferentes entre s¨ª, no como anomal¨ªas, para no meterlas en una nota a pie de p¨¢gina que explique que tambi¨¦n algunas mujeres se pusieron ante un lienzo.
¡°Recuperar las obras de muchas mujeres es una reflexi¨®n colectiva¡±, explica la comisaria de la exposici¨®n, ¡°y es una labor necesaria que se debe hacer por parte de los museos y las universidades¡±. Hace a?os, figuras como Artemisa Gentileschi, Sofonisba Anguissola o Lavinia Fontana ni siquiera aparec¨ªan en los libros de Historia del Arte, m¨¢s all¨¢: ni siquiera se explicaba que hubo mujeres, aunque fueran pocas, que se dedicaron a la pintura. Hoy todav¨ªa cuesta encontrarlas. Siempre existir¨¢ la cr¨ªtica de que ahora se est¨¢ pecando de sobrerrepresentaci¨®n o de exceso, pero teniendo en cuenta los a?os de olvido, de falsas atribuciones y de reposo en los almacenes de grandes museos nacionales, tan solo les est¨¢n cediendo el espacio que les era merecido.
La exposici¨®n Historia de dos pintoras: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana se inaugura el pr¨®ximo 22 de octubre en el Museo del Prado.