Soledad Lorenzo, fuera de lo com¨²n
Cada rinc¨®n de su casa habla de una vida apasionante, repleta de an¨¦ctodas y personajes incre¨ªbles. Su galer¨ªa de arte cumple 25 a?os.
He tenido la suerte de crecer en una familia muy culta que ha vivido la intelectualidad con mucha naturalidad, sobriedad y con largas sobremesas y discusiones. La cultura formaba parte de nuestra vida y en los malos tiempos ah¨ª estaban los libros y los cuadros para refugiarse?. Gracias a esta infancia despierta la conciencia de Soledad, que asiste a tertulias y exposiciones sin entender muy bien qu¨¦ era lo que pasaba pero intuyendo que era algo importante. Vol¨® joven, se cas¨® a los 21 a?os y se fue a vivir con su marido a Londres.
?Sol¨ªa comprar revistas extranjeras pero al llegar a...
He tenido la suerte de crecer en una familia muy culta que ha vivido la intelectualidad con mucha naturalidad, sobriedad y con largas sobremesas y discusiones. La cultura formaba parte de nuestra vida y en los malos tiempos ah¨ª estaban los libros y los cuadros para refugiarse?. Gracias a esta infancia despierta la conciencia de Soledad, que asiste a tertulias y exposiciones sin entender muy bien qu¨¦ era lo que pasaba pero intuyendo que era algo importante. Vol¨® joven, se cas¨® a los 21 a?os y se fue a vivir con su marido a Londres.
?Sol¨ªa comprar revistas extranjeras pero al llegar a la capital brit¨¢nica en los a?os 60 me di cuenta de que all¨ª estaba realmente la moda. Fue el momento ¨¢lgido de esa ciudad y tuve la suerte de vivir en ella durante 11 a?os?. De su estancia londinense conserva las joyas de su armario y recuerdos fant¨¢sticos imborrables. ?MTi generaci¨®n llevaba combinaci¨®n, braguita y faja para que no se moviera el culo. Hasta que lleg¨® Mary Quant y dijo: ¡°?Fuera sost¨¦n y fuera todo!¡±. No s¨¦ c¨®mo las mujeres no le hemos hecho un monumento. La tienda Biba se convirti¨® en mi Zara de ahora.
Era la primera que vend¨ªa pr¨ºt-¨¤-porter y hasta all¨ª iba gente de todo el mundo a comprar las primeras botas altas que se vend¨ªan para chicas. Las colas eran incre¨ªbles y siempre pasaba algo en ellas. Ir a Biba era una experiencia, era lo m¨¢s?, cuenta. De ah¨ª guarda una chaqueta de lentejuelas a la que afirma haberle dado muchas vidas. ?Tambi¨¦n usaba much¨ªsimo unos polvos color tierra que solo vend¨ªan all¨ª y antes de regresar a Espa?a me compr¨¦ todos los que les quedaban, porque quer¨ªa tener siempre ese tono de piel. Me duraron a?os?.
?El broche de Giorgio Armani me gusta mucho por su aspecto de insecto. El blazer, tambi¨¦n de Armani, lo guardo desde aquella ¨¦poca. Y este retrato que me hizo Newton alegr¨® mi etapa m¨¢s negra¡±.
Ximena Garrigues y Sergio Moya
Era la primera que vend¨ªa pr¨ºt-¨¤-porter y hasta all¨ª iba gente de todo el mundo a comprar las primeras botas altas que se vend¨ªan para chicas. Las colas eran incre¨ªbles y siempre pasaba algo en ellas. Ir a Biba era una experiencia, era lo m¨¢s?, cuenta. De ah¨ª guarda una chaqueta de lentejuelas a la que afirma haberle dado muchas vidas. ?Tambi¨¦n usaba much¨ªsimo unos polvos color tierra que solo vend¨ªan all¨ª y antes de regresar a Espa?a me compr¨¦ todos los que les quedaban, porque quer¨ªa tener siempre ese tono de piel. Me duraron a?os?.
Una vida vinculada al arte. ?Mi padre fue amigo de los artistas y escritores de su tiempo y de ¨¦l guardo sus libros m¨¢s queridos. Hay uno m¨¢s especial, La Espa?a negra de Guti¨¦rrez Solana, que encuadern¨® con un pergamino. Sobre ¨¦l, el autor dibuj¨® la portada. Quiero d¨¢rselo a Manuel Borja (director del Museo Nacional Reina Sof¨ªa) porque a mi padre le hubiera encantado que estuviera en un museo y porque no quiero que se pierda cuando yo ya no est¨¦?, dice. Lo mismo ha hecho con todos los vestidos y complementos que ha ido adquiriendo a lo largo de su vida: ?He ido regalando casi todo sin mirar su valor. Cuando no me pongo algo una temporada lo doy. Al estar siempre de cara al p¨²blico me canso enseguida de la ropa y nunca he llevado lo mismo dos d¨ªas seguidos. Pero hay cosas que s¨ª he querido guardar, como algunos colgantes de corazones que me regalaron en mi juventud o un par de broches y un rosario. Otro de los obsequios que me encantan es este anillo que llevo hoy, del que me han llegado a preguntar si es del artista Anish Kapoor. Me lo regal¨® hace unos d¨ªas mi sobrina?, explica. Y entre sus joyas, esculturas de Barcel¨®, Pello Irazu o figuritas kitsch cedidas por el artista Robert Longo junto a los que se se esconden otros tesoros con historia. ?Esta cajita contiene una crema que le ped¨ª que me trajera de Suiza al fot¨®grafo Jesse Fern¨¢ndez, un personaje hist¨®rico fant¨¢stico. Cuando me la dio, no pude quitarle el envoltorio que hab¨ªa hecho ¨¦l y as¨ª se qued¨® para siempre?, dice mientras r¨ªe.
Joyas para siempre. Gargantilla r¨ªgida de Paco Rabane, pulsera y broche vintage frente a una obra del artista Chema Alvargonz¨¢lez.
Ximena Garrigues y Sergio Moya
Mi familia vivi¨® en Barcelona
. ?Fue una ¨¦poca fascinante donde Joaquim Sunyer me dec¨ªa: ¡°Si¨¦ntate que te voy a pintar¡±; a m¨ª me encantaba, yo era una ni?a buen¨ªsima y me quedaba quieta. Me hizo un retrato excepcional y mi padre lo anim¨® a venderlo en una exposici¨®n porque andaba mal de dinero. Lo convenci¨® dici¨¦ndole que ya me har¨ªa otros, los que ahora cuelgan en mi dormitorio junto a los cuadritos que me regal¨® Louise Bourgeois. Hace dos a?os, en una retrospectiva de Sunyer, vi por primera vez aquel primer retrato que me hizo y que estaba en manos privadas. Efectivamente es una joya, pero me apasionan los m¨ªos?. Mientras paseamos por su loft madrile?o descubrimos otro tesoro.
??Esa foto es de Helmut Newton??, pregunta la fot¨®grafa. ? S¨ª?, dice Soledad, ?recuerdo que en ese momento hab¨ªa muerto la mayor¨ªa de mi familia en pocos meses y todo el mundo me dec¨ªa que estaba fe¨ªsima. Me sentaron en una cena al lado de ¨¦l y me dijo que era preciosa. Pens¨¦: ¡°?Qu¨¦ maravilla que el fot¨®grafo del glamour me vea as¨ª¡±; y le respond¨ª: ¡°Helmut, me has salvado la vida¡±. Me pidi¨® que fumara durante la cena mientras ¨¦l me iba haciendo fotos. A los meses me lleg¨® este retrato a la galer¨ªa. Y es que como bien dijo Picasso: ¡°Yo no busco, encuentro¡±?.
En su dormitorio descansan varias obras de Louise Bourgeois, retratos de ella pintados por Sunyer y su primer capricho: un chaquet¨®n de zorro de Revill¨®n
Ximena Garrigues y Sergio Moya