Txani Rodr¨ªguez: ?Hay monstruos con modales perfectos con los que compartimos ascensor capaces de matar a su mujer?
La escritora vasca escribe en ¡®Los ¨²ltimos rom¨¢nticos¡¯ contra la soledad y el aislamiento.
De una soledad que amenaza con degenerar en aislamiento, y de una ausencia de comunidad que termina en cobard¨ªa, ego¨ªsmo y s¨¢lvese quien pueda, va Los ¨²ltimos rom¨¢nticos (Seix Barral), la ¨²ltima novela de Txani Rodr¨ªguez (Llodio, 1977), que presenta todo lo que le puede pasar en la vida a una mujer, Irune, de 40 a?os, que vive tan sola que cree estar a punto de morir. Puede parecer poco, pero es much¨ªsimo. A menudo un bulto en el cuerpo basta. ¡°El bulto me ocurri¨® a m¨ª¡±, dice Rodr¨ªguez al tel¨¦fono. ¡°Yo soy muy aprensiva, y me pareci¨® que hab¨ªa algo en esa angustia generada por una mis...
De una soledad que amenaza con degenerar en aislamiento, y de una ausencia de comunidad que termina en cobard¨ªa, ego¨ªsmo y s¨¢lvese quien pueda, va Los ¨²ltimos rom¨¢nticos (Seix Barral), la ¨²ltima novela de Txani Rodr¨ªguez (Llodio, 1977), que presenta todo lo que le puede pasar en la vida a una mujer, Irune, de 40 a?os, que vive tan sola que cree estar a punto de morir. Puede parecer poco, pero es much¨ªsimo. A menudo un bulto en el cuerpo basta. ¡°El bulto me ocurri¨® a m¨ª¡±, dice Rodr¨ªguez al tel¨¦fono. ¡°Yo soy muy aprensiva, y me pareci¨® que hab¨ªa algo en esa angustia generada por una misma. Porque a mi protagonista desde el principio le dijeron que no parec¨ªa nada malo, pero ella, al estar tan sola y tan aislada, se vuelca mucho sobre su propio cuerpo, es su compa?¨ªa: se ¡®escucha¡¯ mucho¡±. ?No me importa confesarlo?, resuelve: ?La soledad me da mucho miedo. Es uno de mis grandes miedos, y escribir esta historia es una manera de conjurarlo?.
Es la cuarta novela de Txani Rodr¨ªguez, y la primera en la que aborda un asunto que le toca de cerca: las f¨¢bricas, el obrerismo, la presi¨®n patronal, las huelgas. ¡°Mi padre fue obrero de la f¨¢brica de acero de Llodio. En los a?os 90 se amenaz¨® con cerrar la f¨¢brica. Yo recuerdo, aparte de la angustia que viv¨ªamos en casa porque de aquella no se cambiaba tanto de trabajo como se cambia ahora, al pueblo y a los trabajadores de otras f¨¢bricas volcados en los obreros afectados. Volcados. Eso hoy no se repite. Pero las f¨¢bricas contin¨²an¡±, dice. La raz¨®n, afirma, es el individualismo. ¡°Muchos aplauden ahora el teletrabajo, que tendr¨¢ sus ventajas, pero el teletrabajo en primer lugar nos va a dejar m¨¢s aislados y m¨¢s incapacitados para organizarnos y reivindicar alg¨²n derecho. Eso por un lado. Por el otro, hay muchos trabajadores eventuales, hay muchos trabajadores de empresas temporales; hay, en fin, mucha gente a la que no llegan las organizaciones sindicales. Ser¨ªa importante mirar a las f¨¢bricas y al tejido industrial, y este mensaje es algo que se repite constantemente supongo que para tranquilizar la conciencia de lo que ocurre de verdad: que no se mira, porque se mira muy poco¡±.
Los ¨²ltimos rom¨¢nticos muestra una mirada a la sociedad en un momento en el que los problemas que ahora han aflorado con mucha m¨¢s violencia ya estaban. ¡°La desatenci¨®n a los mayores, el individualismo. Todo eso ya suced¨ªa. Hay much¨ªsima gente contenta y feliz, ?y lo cuenta!, porque ha conocido durante el confinamiento a su vecino de enfrente. Pues vale¡±, dice la autora. ¡°Somos una generaci¨®n bastante satisfecha que hemos mirado poco atr¨¢s, que hemos estado muy convencidos de estar haciendo las cosas bien, o al menos mejor de los que nos precedieron, y ahora nos damos cuenta. Ahora nos damos cuenta de que hemos perdido mucho por el camino, y ni siquiera nos hemos quejado cuando lo hicimos. En la novela se habla de eso: el sentido familiar de las comunidades de vecinos, la solidaridad de los trabajadores¡±.
En la novela, un vecino acosa a Irune y ella deduce que, por no tener muchas razones por las que acosarla, lo que ocurre es que acosa y violenta a todo el mundo. Pero el muro con el que se topa en el edificio es de hormig¨®n, a pesar de que ella denuncia una agresi¨®n machista del violento. Pocas escenas retratan de manera m¨¢s cruda el mirar para otra parte de la gente que, por norma, no se quiere meter en problemas y acaba metida en un problema mayor. ¡°Esos vecinos no quieren meterse en l¨ªos, van a lo suyo. A veces ven c¨®mo se desarrolla el problema hasta que explota, y cuando quieren actuar es tarde. En cuanto al agresor, este tipo de personas est¨¢n en los peri¨®dicos y en las casas. La gente se ha tenido que encerrar ahora con sus maltratadores. Hay muchos monstruos con los que compartimos ascensor que tienen una cara y unos modales perfectos y son perfectamente capaces de matar a su madre y a su mujer¡±.
De vez en cuando, Irune llama a Renfe para no sentirse tan sola. Sabe cu¨¢ndo llamar para que conteste el que tiene que contestar. ¡°Ella se encontr¨® con una voz amable. El amor es m¨¢gico y creo que esa magia provoca historias as¨ª. El otro d¨ªa una compa?era me cont¨® que un amigo suyo hab¨ªa conocido a su mujer en la l¨ªnea de tel¨¦fono de los taxis. Y en fin, yo tambi¨¦n quer¨ªa reivindicar esas relaciones que no son cara a cara, que igual tienes a gente al lado que no te ayuda porque ni se da cuenta de que est¨¢s mal, y a m¨ª muchas personas me han ayudado a trav¨¦s del tel¨¦fono cuando me he sentido mal, cuando me encontraba triste o cuando estaba nerviosa¡±.